Sabor (sabar o sabur)
y tagoror (ta-gurur-t) son dos de las palabras más
conocidas de la lengua que hablaban los antiguos isleños, el amazighe
insular. Con ellas, canarios y guanches se referían a sendos órganos
colectivos de decisión, que recibían su nombre del lugar donde se llevaban
a cabo las deliberaciones.
Desde un punto de vista etimológico, observaremos
coincidencias semánticas en el lexema de ambos vocablos. El de tagoror,
[G•R], hace referencia a un ‘cercado’ o al ‘patio de una casa donde se guarda
el ganado’. Es, por tanto, el mismo origen que el de la palabra goro,
usada en nuestras Islas para denominar al ‘cercado circular de piedras
destinado a guardar el ganado menor’.
Asimismo, la raíz de sabor,
[Š•B•R], nos remite a un tipo de ‘cercado o seto de piedras que rodea una
propiedad’ (Reyes García 2004).
El sabor
Tenían lugares públicos fuera de los
pueblos, donde hacían sus desafíos, que era un compás cercado de pared de
piedra, y hecha una plaza alta, donde pudiesen ser vistos. La orden que tenían,
queriendo salir al desafío, era pedir licencia a los doce consejeros de la
guerra, que llamaban gayres y había seis en
Telde y otros seis en Gáldar (con cada guanarteme, seis); a este consejo
llamaban Sabor [Abreu Galindo (ca. 1590, II, 2) 1977:
151].
En cada bando de Gran Canaria existían dos
órganos colegiados. El primero, de carácter civil, estaba formado por el
guanarteme, el faycán y seis representantes de la nobleza. Su función era la de
asesorar al jefe sobre cuestiones relacionadas con el gobierno y la justicia,
además de ser el encargado de sancionar la elección del nuevo guanarteme. La
palabra que los antiguos canarios usaban para referirse a este consejo no ha
llegado hasta nuestros días.
Sí lo ha hecho la que utilizaban para denominar a
la otra institución colegiada presente en la Isla, el sabor.
Era éste un órgano de tipo militar, integrado por los guaires, que «puede
que fuese convocado solo en casos de crisis o en actos festivos»
[Navarro y Del Arco (1987) 1996: 38]. Sus funciones estaban
relacionadas con la defensa del territorio, los pastos y el ganado. Además, el sabor
arbitraba los juegos de fuerza y habilidad practicados entre los guerreros
canarios.
El tagoror
El tagoror era el órgano
colegiado presente en los diferentes menceyatos de Tenerife. Estaba compuesto
mayoritariamente por ancianos, parientes del rey o achimenceyes, y otra gente
de prestigio reconocido.
En las fuentes suele describirse como un círculo
de piedras, situado en alguna llanura cerca de la casa del mencey. Sobre la
piedra más alta estaría sentado el jefe, mientras que el resto de los
consejeros se colocarían, según su rango, más cerca o más lejos de él.
Las tareas del tagoror eran
similares a las del órgano colegiado de carácter civil presente en Gran
Canaria, comprendiendo la designación y el asesoramiento del mencey, al tiempo
que actuaba de tribunal de justicia. Era, por lo tanto, sustancialmente
diferente del sabor, aunque a menudo se los haya presentado
como equivalentes.
El fenómeno del tagoror era algo
más cotidiano y extendido entre los guanches. Además de ser el lugar donde el
mencey llevaba a cabo sus asambleas, hay testimonios que nos indican su uso
como lugar de reunión entre los antiguos isleños de Tenerife. Así lo afirma
fray Alonso de Espinosa en su Historia de Nuestra Señora de Candelaria:
[...] este tagoror acostumbraban todos a
tener delante de sus casas, mayor o menor, según la calidad y posibilidad de la
persona, donde se juntaban a sus conversaciones. Y era costumbre que, cuando
algún huésped venía, no entraban en casa, sino sentábase en el Tagoror sin
hablar palabra, y cuando allí le veían salía el señor de la posada y entrábalo
en ella (Espinosa (1594: 34v) 1980: 54).
Algunas de estas prácticas se mantuvieron hasta
hace relativamente poco, hasta que los ladrillos y el asfalto acabaron
sepultando lo que en su día fue algo más que un corral de piedras.
Fuentes, bibliografía y textos complementarios |
ABREU GALINDO, Juan de. (d. 1676) 1977. Historia
de la Conquista de las siete Islas de Canaria. Ed. crítica con
Introducción, Notas e índice por Alejandro Cioranescu. S/C Tenerife: Goya.
CASTELLANO GIL, José M. (1995) 2002. Historia
de Canarias para jóvenes. Tenerife: Cabildo, CCPC.
ESPINOSA, Alonso de. (1594) 1980. Historia
de Nuestra Señora de Candelaria. Introducción de Alejandro Cioranescu.
S/C Tenerife: Goya.
NAVARRO MEDEROS, Juan Francisco, y Mª del
Carmen del Arco Aguilar. (1987) 1996. Los aborígenes. Tenerife:
CCPC. (Historia Popular de Canarias, 1).
REYES GARCÍA, Ignacio. 2004. Diccionario
etimológico de insulismos amazighes. S/C Tenerife: Foro de
Investigaciones Sociales.
|
Autor:
Néstor Bogajo
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