domingo, 7 de junio de 2015

ARCHIVO PERSONAL DE EDUARDO PEDRO GARCÍA RODRÍGUEZ-XLIX



1999 abril 29.

LA MADRE PATRIA

ESTOY convaleciente de una reciente enfermedad que, afortunadamente, no revistió gravedad, pero la fiebre y la falta de costumbre me descolocaron un tanto.

Y en esos días de ponerte nuevamente a punto, en que no tienes ganas de nada, que combinas lectura con radio o con tele —las ganas de diálogo también eran pocas—, oí una entrevista a un personaje suramericano, no recuerdo si político, artista o qué. Y pese a haberlo oído a otros personajes en otras ocasiones, me llamó la atención el cariño, el respeto y el énfasis que ponía al hablar de «la madre patria» al referirse a España.

Por el contrario, en un periódico local aparecía un escrito de un «nacionalista canario» destilando odio, resentimiento, separatismo, desprecio, hacia los «explotadores de la metrópoli».

Parece como si hasta ahora aquí no hayamos vivido canarios, amantes de su tierra, sus gentes y sus costumbres, sino pobres esclavos, incapaces de pensar, alienados por el gobierno tiránico de la «p... España» (como tristemente podemos ver en tantas pintadas en la Isla), sometidos bajo la bota del «godo» (pintada muy común en los contenedores de basura), y que sólo ahora ha emergido el «canario salvador» de su patria guanche, el arzallus canario.

¡Y hay que ver, madre, las paridas que se escriben! ¡Hasta tenemos petróleo en Fuerteventura!

Y no acierto a explicarme cómo por parte de quien corresponda —por mucha libertad de Prensa que se quiera— no se ha centrado a esta nueva ola y dado su tirón de orejas (quizá ¡o mal de males! por temor a perder posibles votos o que te tachen de «anticanario»).

Y es que lo que no es de recibo es ir envenenando las mentes, en especial de la gente ingenua, de la gente joven o del resentido. Es un delito fomentar el odio, el racismo, la xenofobia. Y me da el aroma que el amor a la patria guanche se queda en amor a conseguir un poder, una poltrona y la correspondiente chupadera.

Todos los escritos van en la misma línea destructiva, aquí nada se ha hecho por Canarias, sólo chupar, desangrar, explotar. Y mira por dónde, quieren incorporarme a los magrebíes (a quienes respeto), y colocarme una chilaba. Honestamente, creo que no se -le está dando la importancia que tiene.

En una orquestada campaña se viene fomentando el malestar principalmente entre nuestros parados —en su mayoría jóvenes— en contra del godo y del foráneo que les está quitando el puesto de trabajo, cuando lo que hay que decir a nuestros jóvenes es que o se dejan de ir de boncho un día sí y al otro también, y se dedican a tomar ejemplo de «nuestras» jóvenes (que vienen pisando que agüita) o no se extrañen que quien está mejor preparado les pise el puesto.

Y esto hay que decirlo, aunque duela, aunque no sea popular. Como también hay que denunciar esta orquestada campaña, ya que de forma totalmente suicida se está jugando con el pan de miles de canarios y españoles.

Nuestra primerísima fuente económica es el turismo y estamos permitiendo que un grupúsculo fanático pueda llevar al traste la labor de decenas de años de trabajo.
No soy un canario vendido, amo mi tierra como el primero, la cordialidad de mis paisanos, su cocina, sus caldos, sus cantos, sus paisajes, el trabajo de cada uno de nosotros. Soy y me siento canario y a mucha honra de serlo. Y me siento y soy español y amo a la «madre patria».

Y prefiero construir comunidad antes que fomentar separatismo, fomentar la solidaridad y no la tiranía, trabajar por un mundo mejor y no ser sembrador de discordias, evitar el critiqueo prefiriendo aportar soluciones, quedar en el anonimato antes de perseguir el personalismo.

Y que el día de mañana, en lugar de una lápida en la que diga «aquí yace un gran personaje», me contentaría con que alguien pensase «fue una buena persona y amaba a su tierra».»

S. Domingo en: E Día 29 de abril de 1999.
(Archivo personal de Eduardo García Rodríguez)


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