1997.
Guanches del
xvii
Ahora que aún suenan los ecos del
reciente traslado de la Virgen
de Candelaria a La Laguna
de Agüere, así como los polémicos sucesos del Corpus de La Orotava , nos padece
oportuno sacar a colación unos sucesos que confirman el dicho de que la Historia se repite.
Los hechos ocurrieron durante las
festividades del día de Candelaria de 1588. Dice al respecto un documento
recientemente publicado (M. Fariña, 1997), presentado en La Orotava , en diciembre de
ese mismo año, por el guanche Pedro Hernández: "... Todos los años, por el
día de Nuestra Señora de Candelaria se hace procesión de la Casa de Nuestra Señora hasta
la iglesia de San Blas (,..) que la
Imagen sale en sus andas y en procesión de llevarla sobre sus
hombros los Naturales que descienden de los Naturales que eran antes que la
isla se ganase y en contorno y en redondo de la dicha Imagen suelen ir todos
los Naturales porque es fiesta suya, y la Imagen les pareció a ellos mucho tiempo antes que
cristianos ganasen la dicha Isla (...)y estando en este uso antiguo e posesión,
el día de Nuestra Señora deste mes pasado de febrero, continuando los dichos
Naturales su posesión e costumbre, queriéndose hacer la dicha procesión, cuatro
de ellos tomaron las andas de dicha Imagen, yendo los demás junto a ella y la
sacaron desde su altar, trayéndola a la capilla de la dicha iglesia, de donde
se recomenzaba a hacer la procesión. Y ¡rayéndola sobre sus hombros los dichos
Naturales, y estando congregada mucha gente, el dicho Cristóbal Trujillo de la Coba , y Gaspar Yones,
Regidores y otros, con alboroto y escándalo, diciendo el dicho Trujillo que
tenía comisión del Gobernador e que venía en su lugar, e con vara de justicia
en las manos, fueron rempujando a los dichos Naturales y llegando a los que
tenían las dichas andas por fuerza, y sin reverencia de Nuestra Señora se la
quitaron por fuerza, y porque los dichos naturales con modestia y mansedumbre
decían e requerían al dicho Trujillo de la Coba que no les quitase de su posesión e que
aquello les pertenecía por ser Naturales, el dicho Trujillo y los demás les
afrentaron delante de la dicha Imagen llamándoles de bellacos e majaderos e
picaros, y en son de quererlos afrentar les decían que eran unos Guanches de
baja suerte".
A partir de ahí se sucedieron los
pleitos y demandas de justicia por parte de los guanches ante la Real Audiencia ,
reclamando sus derechos. Pero lo que más llama la atención, incluso a mí, que
llevo muchos años en el tema, es la cantidad de guanches —más de un centenar—
con nombres y apellidos castellanos, pero a los que se sigue considerando como
naturales (guanches) a finales del siglo XVI y comienzos delXVll, unidos ante
la justicia en causa común, frente al poder religioso y civil.
Con toda probabilidad, Fray
Alonso de Espinosa hablaría con alguno de ellos para obtener información de
primera mano durante la elaboración de su famosa "Historia de Nuestra
Señora de Candelaria".
Así, con el mencionado documento
fechado en La Orotava
el 31 de diciembre de 1588, compareció Pedro Hernández en nombre de Francisco
Hernández, Juan Fernández, Luis Rodríguez, Francisco González, el capitán Pedro
Rodríguez, Salvador González, Alonso Rodríguez, Juan Rodríguez, Diego Díaz de Vera,
Antón Sánchez, Andrés Hernández, Lázaro Sánchez, Rodrigo Martín y los demás sus
consortes, todos guanches naturales de Candelaria.
Y como, por lo que se ve, el
pleito continuó durante largos años, a este documento le sucedieron los
siguientes:
"En La Laguna , el 2 de febrero de
1601, otorgan poder a Lázaro Sánchez, en representación de Juan Gaspar,
Francisco González, Pedro Delgado, Juan de Torres, Pedro Martín, Bastión
Hernández, Francisco González el Mozo, Pedro Díaz, Amador González, el
bachiller Luis García, Antón García, Diego de Torres, Juan de Torres, Francisco
de Torres, Gaspar Díaz, otro Luis García (...) por nos e por los demás
naturales (guanches)".
"En Garachico, el 19 de
marzo de 1601, Juan de Mena el Viejo y Juan de Mena el Mozo, Martín de Mena,
Diego de Mena y Pedro de Mena, Melchor Asencio, Antonio Esíévez, Juan de
Betancort y Pablo de Betancort, Miguel González, Baltasar Asencio, todos
naturales (guanches) y vecinos de las bandas de Daute, otorgan poder a Juan
Marrero, natural y vecino de Candelaria ".
"En Candelaria, el 18 de
marzo de 1601, Pedro Hernández, Fernando Pérez, Juan Pestaño, Marcos González,
Casoar Pérez y Luis Hernández naturales (guanches), otorgan ooder a Juan
Marrero, guanche, para que los representé ante la Real Audiencia de
Canaria. En un documento aparte, carta de poder a Juan Marrero concedida por
los naturales-de Candelaria, el capitán Juan Albertos, Leonardo Rodríguez, luán
Cabrera Real, Juan López de la
Fortaleza , para que prosiguiera el pleito en curso".
"En Buenavista, el 18 de
marzo de 1601, Felipe Martín y Sitan Delgado el Viejo, Luis Martín y Luis de
Ibaute, Melchor Ideóme, Diego Jácome, Gaspar González del Valle, Antón Maríín,
Antón Pérez, Leandro Martín, Nicoloso Martín, Lorenzo Hernández, Pedro Martín
Betancorí, Manuel Martín, Amador Hernández, Juan Rodríguez del Valle, Luis
Martín y Pedro Martín (hermanos), Sebastián Hernández, Baltasar Guerra, Gaspar
Díaz, Bastían González, Domingo Hernández, Baltasar Díaz y Esteban Martín,
naturales (guanches) y vecinos del Beneficio de Daute, dan poder a Juan
Murrero, natural de Candelaria ".
"En la Orotava , el 21 de marzo de
1601, Juan de Rivero, Cristóbal de Palanzuelos, Juan de la Sierra , Agustín Hernández y
Juan Hernández,, Domingo Rodríguez, Alonso Pérez, hijo de Inés Pérez, Martín
González, vecinos de Güimar, y naturales de la isla de Tenerife, otorgan poder
a Juan Marrero... ",
A esta larga nómina de guanches
podemos añadir algunos más, reseñados en otros documentos de la época. En la
probanza de nobleza de la familia Armas-Negrín de Tenerife se presentan como
testigos en La Laguna ,
Buenavista y S, Pedro de Daute (Garachico), en 1568: Juan Luis, natural de
Tenerife, Juan de Regla, también guanche, Marcos Rodríguez, igualmente guanche;
los guanches de 100 años Hernando Delgado y Rodrigo Hernández, Pedro González,
también guanche..,
Y en los protocolos de Sancho de
Urtarte, entre 1573 y 1583, referidos al Valle de Güimar, aparecen los
siguientes guanches: Juan Fernández Hidalgo, hijo del mencey don Fernando de
Anaga, Miguel de Güimar, Hernando de Baute, antiguo hidalgo de Naga, casado con
doña Ana, hija del mencey de Abona; Andrés de Güimar , casado con doña María,
hija del mencey de Adeje, apellidado también Llerena y gran defensor de sus
hermanos guanches ante los Reyes de España; don Juan de Tegueste, pariente del
mencey y abuelo de Francisco Hernández, mayordomo de la ermita del Socorro en
1588. Todos estos notables guanches vivían en Candelaria. A su vez, en Chacaica
(Güimar), entre otros vivía el guanche Mateo de las Casas, junto a varios
indígenas de Gran Canaria.
Una prueba más de la integración
de los naturales en la nueva sociedad es que por aquellas fechas casi todos los
alcaldes de Candelaria y del Valle de Güimar eran guanches, como hace constar
Urtarte respecto a Martín Rodríguez, Marcos González y Antón Hernández.
Asimismo, tienen igual naturaleza el maestre de campo de las milicias del
Valle, Antón Albertos yjít capitán Francisco Rodríguez Izquierdo.
Lo más interesante de estos
documentos es que nos muestran explícitamente, con nombres y apellidos, a_un
sector de la población guanche que ya se había integrados en la nueva sociedad
pero que aún conservaba parte de sus costumbres y su identidad íntegra. No así
la gran mayoría, totalmente asimilada y desnaturalizada, que desde la conquista
se había mezclado con los europeos y residía en los principales núcleos de
población (La Laguna ,
La Orotava ,
Los Realejos, Icod, Garachico...) ejerciendo, en gran parte, de sirvientes o
semiesclavos, salvo algunos privilegiados.
Tampoco debemos olvidarnos de los
cientos que nunca se integraron (los alzados), y que conocí varón su lengua y
costumbres refugiándose en LJS enrubies y lugares recónditos de la isla,
resistiendo como etnia hasta mediados del siglo XVIIL Otro dato interesante que
podemos extraer de estos documentos es que al comparecer en Garachico y
Buenavista, en 1601, guanches vecinos de esas localidades, solidarizándose con
sus hermanos del Sin en el lamentable pleito sobre la Virgen de Candelaria, nos
están indicando que aún por esas fechas continuaban con la tradición de
celebrar los festejos del día de la
Virgen , aunque ya traspasado del 15 de agosto al 2 de
febrero, unidos en fervor popular. Como lo hacían sus antepasados, que dejaban
guerras y rencillas y se hermanaban durante las fiestas del Beñesmer.
Pues bien, a la vista de esta
extensa relación de guanches —quizás sea la primera voz que se nomina más de un
centenar— viviendo en distintas localidades de Tenerife a finales del siglo XVI
y comienzos de! XVII, pensamos, una ve/ más, en la imperiosa necesidad que
tiene nuestro pueblo de ir saliendo de las tinieblas históricas a las que se le
ha sometido secularmente. Aquellos que esgrimen el tema de los apellidos para
asegurar que aquí sólo quedaron cuatro guanches y que todos descendemos de los
conquistadores y colonos tienen en esto una prueba palpable y fehaciente de que
la realidad es otra. Los tres apellidos que más se repiten en los guanches que
aparecen en los documentos antes mencionados: González (el más abundante),
Rodríguez y Hernández, que representan el 33% del total, son los mismos que
prevalecen en la población tinerfeña actual, como podemos comprobar tomando
como referencia los censos de Santa Cruz y La Laguna. En concreto, el
apellido González lo lleva aproximadamente el 5% de los tinerfeños, mientras
que en Las Palmas el más frecuente es Santana, que representa al 3,5% de la
población, y sin embargo allí los González ocupan el quinto lugar, con el 2,5%.
Curiosamente, entre lodos los
González, Rodríguez, Hernández, García, Pérez, Martín, Díaz, Betancort,
Delgado, etcétera de los guanches anteriormente citados aparece un único
apellido autóctono: Ibaute o Baute. No obstante, a éste habría que sumarle
todos los Bencomo, Tacoronte, Guanche, etcétera, que también son frecuentes en
nuestra isla.
Como reflexión final, me atrevo a
sugerirles a mis paisanos que sean portadores de todos esos apellidos, y otros
muchos que no se citan aquí, y que su familia lleve muchas generaciones
afincada en Tenerife, que empiecen a pensar en la alta posibilidad que tienen
de ser descendientes de guanches, máxime si tenemos en cuenta que tras la
conquista la población autóctona, que quedó en abrumadora mayoría, como ya se
está empezando a demostrar, fue bautizada y les cambiaron sus nombres
originales de Acaimo, Bentor, Guanchifira, Tinguaro, etcétera por Pedro
González, Marcos Rodríguez, Agustín Hernández o Fernando Pérez. La verdad, más
tarde o más temprano, siempre sale a relucir, por mucho que algunos se empeñen
en ocultarla.
Francisco García-Talavera Casaña
en: www.elcanario.net
(Archivo personal de Eduardo
Pedro García Rodríguez)
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