El Evangelio cátaro del Pseudo Juan
Revelaciones de Jesús sobre Satanás
1. Yo, Juan, vuestro hermano, que toma parte en
vuestras tribulaciones, a fin de tomarla igualmente en el reino de los cielos,
cuando tenía reclinada mi cabeza sobre el pecho de Nuestro Señor Jesucristo, le
pregunté: Señor, ¿quién es el que te traicionará? Y él me respondió: El que
mete conmigo la mano en el plato. Entonces Satanás entró en él, y buscaba
ocasión de entregarlo.
2. Y yo dije: Señor, antes que Satanás cayese,
¿cuál era su gloria cerca de tu Padre? Y Jesús me contestó: Era
una gloria tamaña, que mandaba en las potestades de los cielos. Yo estaba
sentado junto a mi Padre, y él mandaba a todos los imitadores de mi Padre.
Descendía del cielo al infierno, y subía después desde el infierno hasta el
trono del Padre invisible. Y fue herido de orgullo por la gloria de
quien, como él, dirigía los cielos, y concibió el pensamiento de colocar su
residencia por encima de las nubes de los cielos, y quiso ser semejante al
Altísimo.
3. Y, cuando hubo descendido en el aire, dijo al
ángel del aire: Ábreme las puertas del aire, y el ángel le abrió las puertas
del aire.
4. Y, descendiendo más abajo, se dirigió al ángel
que presidía los cielos, y le ordenó: Ábreme las puertas de los cielos, y el
ángel se las abrió.
5. Y, continuando su camino, encontró toda la faz
de la tierra cubierta por las aguas.
6. Y, descendiendo sobre la tierra, encontró dos
grandes peces extendidos sobre las aguas, y que eran como bueyes uncidos en
pareja para labrar, los cuales, conforme al mandamiento del Padre invisible,
ocupaban toda la tierra, desde la puesta hasta la salida del sol.
7. Y, cuando descendió más todavía, encontró
su ossop, que es el elemento del fuego, y no pudo descender más,
a causa de las llamas ardientes que se lo impedían.
8. Y Satanás retrocedió, y fue hacia el ángel del
aire, y hacia el que preside las aguas, y dijo: Todo esto es mío. Si me
escucháis y me obedecéis, colocaré mi residencia por encima de las nubes, y
seré semejante al Altísimo. Y, quitando las aguas de este firmamento supremo,
reuniré los demás lugares del mar, y no habrá agua sobre la superficie de la
tierra, y reinaré con vosotros por los siglos de los siglos.
9. Y, habiendo hablado así a los ángeles, subió
hacia los otros ángeles, hasta el quinto cielo, y preguntó a cada uno: ¿Cuánto
debes a tu Señor? Y uno contestó: Cien medidas de trigo candeal, Y Satanás
repuso: Toma pluma y tinta y escribe sesenta.
10. E interrogó a otros: Y tú, ¿cuánto debes a tu
Se-ñor? Y uno de ellos, respondió: Cien medidas de aceite. Y Satanás le dijo:
Siéntate, y escribe cincuenta.
11. Y, subiendo hacia todos los cielos, habló así
hasta el quinto cielo, lisonjeando a los ángeles del Padre invisible.
12. Y una voz salió del trono del Padre, y dijo:
¿Qué haces, tú que niegas al Padre, y que seduces a los ángeles? Autor de
pecado, cumple prontamente lo que en el pensamiento has concebido.
13. Entonces el Padre dio órdenes a sus ángeles,
diciéndoles: Tomad sus vestiduras. Y los ángeles despojaron de sus vestiduras,
de sus tronos y de sus coronas, a todos los ángeles que habían escuchado y
obedecido a Satanas.
Capítulo II
Satanás convertido en Demiurgo
1. Y yo, Juan, pregunté al Señor: Cuando Satanás
cayó, ¿a qué sitio fue a habitar?
2. Y el Señor me respondió: Mi Padre
lo desfiguró a causa de su orgullo, y le arrebató su luz prístina, y su faz se
tornó a modo de un hierro enrojecido al fuego, y fue semejante a la del hombre,
y, con un solo latigazo de su cola, arrastró a la tercera parte de los ángeles
de Dios, y fue lanzado lejos de la sede del Altísimo y de la estancia de los
cielos.
3. Y, al descender en el firmamento, no pudo
procurarse ningún reposo, ni para él, ni para los que lo acompañaban.
4. Y rogó al Padre, diciendo: Ten
compasión de mí, y te lo devolveré todo.
5. Y el Padre tuvo compasión de él, y le concedió
reposo, así como a los que lo acompañaban, por espacio de siete días.
6. Y Satanás se instaló en el firmamento, e
imperó en el ángel del aire, y en el ángel del agua. Y éstos levantaron la
tierra, la cual apareció arriba, y el ángel que dominaba sobre las aguas
recibió una corona. Y con la mitad de ella hizo la luz de la luna, y la luz de
las estrellas, y con las piedras hizo todas las milicias de las estrellas.
7. Y tomó en seguida a los ángeles por ministros
suyos, según el orden establecido en la mansión del Altísimo, y creó el
trueno, la lluvia, el granizo y la nieve.
8. Y envió a la tierra a los ángeles, sus
ministros. Y mandó a la tierra que produjese todos los volátiles, y todos los
reptiles, y los árboles, y las hierbas. Y mandó al mar que produjese los peces
y los pájaros del cielo.
9. Y, reflexionando entre sí, quiso hacer al
hombre a su imagen, y ordenó al ángel del tercer cielo que entrase en un cuerpo
de barro.
10. Y, tomando una porción de este cuerpo, hizo
otro cuerpo en forma de mujer, y ordenó al ángel del segundo cielo que entrase
en el cuerpo de la mujer.
11. Y los ángeles lloraban, al verse
revestidos de una forma mortal y diferente de la que siempre les había correspondido.
12. Mas él los mandó ejecutar la obra
camal en sus cuerpos de barro, sin que ellos comprendiesen que cometían un
pecado.
13. Y el autor del mal pensó en formar el
Paraíso, e introdujo en él al primer hombre.
14. Y plantó un árbol en medio del Paraíso, y
ocultó así su pensamiento, para que los hombres no conociesen su engaño.
15. Y se aproximó a ellos, y les dijo: Comed de
todo fruto que esté en el Paraíso, mas no comáis del fruto del árbol del bien y
del mal.
16. Y el diablo entró en el cuerpo de la
serpiente perversa, y sedujo al ángel que tenía forma de mujer, y en su
hermano repercutió la concupiscencia del pecado, y cometió su concupiscencia
con Eva en el canto de la serpiente.
17. Y he aquí por qué se llaman hijos del
diablo e hijos de la serpiente a los que cometen la concupiscencia del diablo,
su padre, hasta la consumación de los siglos.
18. Y, sin tardanza, el diablo inoculó al
ángel que estaba en Adán su veneno y su concupiscencia, que engendraron el
hijo de la serpiente y el hijo del demonio, hasta la consumación de los siglos.
Capítulo III
Explicación del pecado original y de la
redención cristiana
1. Y en seguida, yo, Juan, interrogué al Señor,
diciendo: ¿Cómo los hombres afirman que Adán y Eva fueron creados por la mano
de Dios, y que, puestos en el Paraíso para observar los preceptos, se vieron
entregados a la muerte?
2. Y el Señor me respondió: Escucha, Juan, bien
amado de mi Padre. Los hombres ignorantes dicen también en la prevaricación que
mi Padre había fabricado cuerpos. Empero ha creado, por el Espíritu Santo,
todas las virtudes de los cielos y los santos, a causa de la prevaricación, se
encontraron en posesión de cuerpos de barro, y he aquí por qué se vieron
entregados a la muerte.
3. Y de nuevo, yo, Juan, interrogué al Señor,
diciendo: ¿Cómo el hombre comienza a existir en espíritu en un cuerpo carnal?
4. Y el Señor me respondió: Ángeles
caídos del cielo pasan a los cuerpos de las mujeres, y reciben la carne de la
concupiscencia de la carne. Porque el espíritu nace del espíritu, y la carne de
la carne, y así es como se consuma el reinado de Satanás en este mundo y en
todas las naciones.
5. Y me dijo: Mi Padre le ha permitido reinar
siete días, que son siete siglos.
6. Y otra vez pregunté al Señor: ¿Cuándo advendrá
ese tiempo?
7. Y él me contestó: El diablo, que ha caído de
la gloria del Padre, y que ha querido levantar y realzar su propia gloria,
envió a sus ángeles, irradiantes de fuego, a los hombres, desde Adán hasta
Enoch, su ministro.
8. Y elevó a Enoch por encima del firmamento, y
le mostró su divinidad, y le dio pluma y tinta, para que escribiese sesenta y
siete libros, y le ordenó que los trajese a la tierra, y los diese en legado a
sus hijos.
9. Y Enoch obedeció a Satanás punto por punto y,
llegado a la tierra, comenzó a instruir a sus hijos en la manera como debían
hacerse los sacrificios, y a enseñarles misterios injustos, y ocultaba así a
los hombres el reino de los cielos.
10. Y el diablo le decía: Cree en mí,
porque soy tu Dios, y no hay otro Dios que yo.
11. He aquí por qué mi Padre me ha
enviado a este mundo, a fin de que haga conocer a los hombres los perversos
designios del diablo.
12. Y, cuando el diablo supo que había bajado del
cielo al mundo, envió a un ángel, y tomó tres lenguas, y las dio, para
crucificarme, a Moisés, y yo las conservo aún.-13. Entonces Moisés anunció a
Dios a su pueblo. Y Dios le mandó dar la ley a los hijos de Israel, y lo condujo
por entre la mar desecada.
14. Y, cuando mi Padre pensó en enviarme
al mundo, envió, antes que a mí, a su ángel, llamado María, para que yo fuese
recibido en su seno.
15. Y, descendiendo, entré en ella por el oído, y
por el oído salí.
16. Y, cuando Satanás, el príncipe de este
mundo, supo que yo había descendido a él, para buscar y para salvar a los
que habían perecido, envió al ángel Elías el profeta, para que, con el nombre
de Juan el Bautista, bautizase con agua.
17. Y Elías interrogó al príncipe de este mundo,
diciendo: ¿Cómo podré reconocer que estoy bautizado? Y el Señor repuso: Aquel
sobre quien veas descender al Espíritu en forma de paloma, y permanecer sobre
él, es el que bautiza en el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, y
tú podrás perderlo y salvarlo.
18. Y yo Juan, de nuevo interrogué al Señor,
diciendo: ¿Puede un hombre salvarse por el bautismo de Juan y sin tu bautismo?
19. Y el Señor me respondió: Nadie puede ver el
reino de los cielos, si yo no lo bautizo para la remisión de los pecados por el
bautismo del agua, porque yo soy el pan de vida, que ha descendido del séptimo
cielo, y los que coman mi carne, y beban mi sangre, serán llamados hijos de
Dios.
Capítulo IV
Exaltación de la castidad y repudiación
del matrimonio
1. E interrogué al Señor, y le dije: ¿Qué es
comer tu carne, y beber tu sangre?
2. Y el Señor me dijo: Antes que el diablo, con
todo su ejército, fuese precipitado lejos de la gloria del Padre, todos
ellos rogaban a Dios, dirigiéndole sus plegarias, y diciéndole: Padre nuestro,
que estás en los cielos. Y así ocurría que todos sus cánticos subían hasta el
trono del Padre. Mas, cuando hubieron caído, no pudieron ya nunca glorificar a
Dios con esa plegaria.
3. Y pregunté al Señor: ¿Cómo sucede que todos reciben
el bautismo de Juan, pero que no todos reciben tu bautismo?
4. Y el Señor me contestó: Porque sus obras son
malas, y porque no llegan todos a la luz. Los discípulos de Juan se casan,
pero los míos no se casan, y son como los ángeles en el cielo.
5. Y yo dije: Si es pecado casarse, no le
conviene al hombre contraer matrimonio.
6. Y el Señor replicó: Sólo pueden comprender esa
palabra aquellos a quienes ha sido dado comprenderla. Porque hay eunucos que
han salido tales del vientre de sus madres. Y hay eunucos a quienes han hecho
tales los hombres. Y hay eunucos que se han castrado a sí mismos a causa del
reino de Dios. El que quiera comprenderlo, compréndalo.
Capítulo V
El juicio final
1. E interrogué al Señor acerca del juicio,
diciéndole: ¿Cuál será el signo de tu llegada?
2. Y él repuso: Cuando se haya integrado
definitivamente el número de los justos que deben ser coronados, Satanás será
libertado de su prisión, y, lleno de cólera, hará la guerra a los justos, los
cuales lanzarán grandes gritos hacia el Señor, y éste ordenará al ángel que
haga sonar la trompeta.
3. Y la voz del ángel, al hacer sonar la
trompeta, se dejará oír desde el cielo hasta los infiernos.
4. Entonces el sol se oscurecerá, y la luna no
dará ya su luz, y las estrellas caerán, y los cuatro vientos de las cuatro
esquinas del mundo serán libertados de sus prisiones, y harán temblar la tierra
y el mar y las montañas y las colinas.
5. Y, muy pronto, el cielo se estremecerá, y los
astros quedarán privados de luz, y así continuarán las cosas hasta la hora de
cuarta.
6. Entonces aparecerá el signo del Hijo del hombre,
y todos los santos ángeles con él. Y establecerá su sede en las nubes, y en
ella se acomodará majestuosamente con los doce apóstoles, unidos sobre los doce
asientos de su gloria.
7. Y se abrirán los libros, y se juzgará la
tierra entera a base de la fe que él predicó.
8. Y el Hijo del hombre enviará a sus ángeles,
los cuales congregarán a sus elegidos de los cuatro puntos del horizonte, y los
atraerán a sí desde las cumbres de los cielos hasta su extremidad.
9. Y el Hijo del hombre reunirá también a todos
los malos demonios, para que lo lleven a todas las naciones ante él, y les
dirá: Venid, vosotros los que exclamabais: Comamos y bebamos, y recibiremos
nuestra recompensa en este mundo.
10. Y, en seguida, todos los pueblos, llenos de
espanto, se presentarán ante el tribunal.
11. Y los libros de la vida serán abiertos, y
todas las gentes manifestarán su impiedad.
12. Y los justos serán glorificados, y sus buenas
obras recibirán honra suprema. Habrá recompensas para los que hayan observado
los preceptos evangélicos, y la indignación del Señor, la tribulación y la
angustia se apoderarán de los que hayan cometido injusticias.
13. Y el Hijo del hombre pondrá a los elegidos en
medio de los pecadores, y les dirá: Venid, benditos de mí Padre, a tomar
posesión del reino que se os ha preparado desde la formación del mundo. Y dirá
a los pecadores: Alejaos de mí, malditos, e id al fuego eterno, que está
preparado para el diablo y para sus ángeles. Y los pecadores serán arrojados al
infierno, conforme a la orden del Padre invisible.
14. Entonces los espíritus saldrán de las
prisiones de los que no ven, y entonces también mi voz será oída, y no habrá
más que un rebaño y un pastor.
15. Y surgirá de las regiones inferiores de la
tierra una oscuridad temerosa, que es el fuego de las mansiones infernales, y
que consumirá todas las cosas, hasta el aire del firmamento. Y el Señor estará
en todo el espacio que media entre el firmamento y las regiones inferiores de
la tierra.
16. Y, si un hombre de treinta años tomara una piedra,
y la tirase abajo, no llegaría al fondo en menos de tres años: tan enorme es la
profundidad del lago del fuego en que habitarán los pecadores.
17. Y Satanás será aprisionado con todo su
ejército, y será arrojado al lago del fuego.
18. Y el Hijo de Dios marchará con sus elegidos
por encima del firmamento, y sujetará al diablo con fuertes cadenas que nunca
podrán ser rotas.
19. Y los pecadores, desolados y anegados en
llanto, exclamarán: Tráganos, tierra. Muerte, destrúyenos.
20. Y los justos brillarán como el sol, en el
reino de su Padre.
21. Y el Hijo los conducirá ante el Padre
invisible, diciendo: Heme aquí, y he aquí a los hijos que Dios me ha dado. El
mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido en la verdad, porque tú me has
enviado.
22. Y el Padre responderá a su Hijo, diciendo:
Hijo mío bien amado, siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus pies a tus
enemigos, que te han negado, y que han dicho: Somos dioses, y no hay otros
dioses que nosotros. Ellos han matado a tus profetas, y han perseguido a tus
justos, y tú los has lanzado a las tinieblas exteriores. Y allí serán los
lloros y el crujir de dientes.
23. Y entonces el Hijo de Dios se sentará a la
diestra de su Padre, y éste mandará en sus ángeles, y él mandará en sus justos.
Y los colocará en los coros de los ángeles, a fin de vestirlos con inmortales
vestidos, y les ceñirá coronas que no se marchitarán nunca, y les dará,
asientos inmutables, y Dios permanecerá en medio de todos ellos. Y no tendrán
hambre, ni sed, y el sol no los abrasará, ni sentirán ningún calor. Y Dios
enjugará toda lágrima de sus ojos, y el Hijo reinará con su Padre santo, y su
reino no tendrá fin en los siglos de los siglos.
(Fin del Evangelio cátaro del Pseudo Juan)
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