martes, 14 de abril de 2015

EVANGELIOS APOCRIFOS-II


El Evangelio de Felipe


Edición por Vladimir Antonov


Traducido del ruso al castellano por Anton Teplyy y Eduardo Jorquera Muñoz


Este  libro  presenta  una  traducción  completa  y competente del Evangelio escrito por el apóstol Felipe, un Discípulo personal de Jesús el Cristo. La traducción lleva los comentarios explicativos.

En el Evangelio, Felipe puso énfasis en el aspecto metodológico del trabajo espiritual.
El libro está dirigido a todos que aspiran a la Perfección.
www.swamicenter.org www.teachings-ofjesus-christ.org

El Evangelio apócrifo1  del Apóstol Felipe, un discípulo personal de Jesús el Cristo, fue encontrado por arqueólogos en 1945 en Egipto. Este Evangelio contiene  información  muy  importante  impartida  a  Felipe por Jesús el Cristo.

Se trata de las técnicas meditativas más altas que llevan a un guerrero espiritual a la Morada de Dios el Padre la que se designa como «la Cámara Nupcial» por Felipe. En el Evangelio artísticamente se entretejen dos líneas de narración: la línea del amor sexual entre las personas y la línea del Amor más alto a Dios; cabe notar que el primero es considerado como el prototipo del segundo.

El Evangelio está escrito en una lengua artística literaria y fue hecho en un estilo de parábola.

El Evangelio no fue conocido por los lectores rusos hasta ahora. Tres ediciones anteriores, que fueron incluidas en las colecciones temáticas, fueron preparadas por los traductores que no entendieron el significado del texto e intentaron simplemente traducirlo «literalmente». Por consiguiente, las traducciones resultaron ser principalmente unas composiciones de palabras ininteligibles, no relacionadas entre sí.
El  trabajo  para  preparar  esta  edición  fue  hecho por el pedido y con la colaboración personal del Autor de este Evangelio. El prototipo de esta edición son las ediciones [2,3]. Los comentarios para el texto del Evangelio están compuestos en letras menudas.


1. Un hebreo engendra a otro hebreo, y tal persona puede ser llamada prosélito. Pero un prosélito no engendra a otro prosélito.

Aquellos Que vinieron de la Verdad son así desde el principio. Y Ellos engendran a otros Hombres de la Verdad. Los últimos sólo tienen que nacer (en Ella).

El prosélito es el que ha aceptado la fe.

Aquellos Que vinieron de la Verdad son Los Que vinieron de la Morada de Dios el Padre. Ellos son capaces de llevar a Sus discípulos a aquella y darlos «nacer» allí.


2. Un esclavo sólo espera ser libre. Él no puede contar con heredar la propiedad de su amo.

Pero el Hijo no sólo es un Hijo, sino también un Condueño de la propiedad del Padre.


El Hijo de Dios el Padre, coesencial a Él, es un Condueño de Su propiedad.

3. Hay aquellos que heredan lo perecedero. Ellos mismos pertenecen a lo perecedero, por eso lo here dan.

Aquellos Que heredan lo Imperecedero Ellos Mismos son imperecederos. Ellos se vuelven los dueños de lo Imperecedero y de lo perecedero.

Las personas de lo perecedero (realmente) no heredan nada. Pues, ¿qué puede heredar un hombre perecedero?

Pero si el que ha salido del cuerpo había heredado la Vida Verdadera, significa que Él no es muerto, sino que vivirá.

El Que ha alcanzado al Padre gracias a sus esfuerzos de auto-perfección, hallará la Verdadera Vida después de la muerte de su cuerpo. Él se vuelve un Condueño con el Padre en lo Celestial y en la Tierra.


4. Un pagano no muere en absoluto, pues nunca ha vivido (verdaderamente). Por eso, no tiene sentido hablar de su muerte.

Pero el que ha aceptado la Verdad empieza a vivir. Y está en el peligro de morir: pues él vive.

Morir, en este contexto, significa desviarse del Camino al Padre. Ésta es la muerte espiritual que únicamente tiene importancia.

5.  Desde el  día  de la  encarnación del  Cristo,  la prosperidad ha llegado, las ciudades han revivido, la muerte se ha marchado.

6. Cuando nosotros éramos hebreos, cada uno tenía sólo madre. Pero desde que nos hemos vuelto cristianos, tenemos ambos: el Padre y la madre.

En la tradición judaica, Dios fue llamado el Padre. Y Jesús propuso a Sus seguidores llamar «Padre» sólo a Dios el Padre, y no al padre terrenal.

Felipe dice que los verdaderos seguidores del Cristo hallaron en aquel momento al Padre Verdadero.

7. Los que siembran en el invierno cosechan en el verano.

El invierno es lo mundano, pero el verano es el otro peón. ¡Que sembremos en el invierno en la Tierra, para que en el verano haya la cosecha!

Por consiguiente, no debemos implorar el invierno de Dios, pues después del invierno sigue el verano.

Si alguien intenta cosechar en el invierno, no cosechará, sino solamente arrancará los brotes.
En las regiones del sur siembran en el invierno, y no en la primavera como se hace en las regiones frías.

La palabra griega eones denota las dimensiones espaciales; entre éstas hay las que se les llaman el infierno, el paraíso y la Morada de Dios el Padre.

En el «invierno», es decir, mientras estemos en la Tierra, debemos trabajar para estar en el «verano» en la abundancia y la beatitud de los eones más altos.

8. El que no actúa así, no cosechará. Es más, no solamente no cosechará, sino también su fuerza en el sábado será débil.

El que no trabaja para perfeccionarse en el transcurso de la encarnación entera, no hallará para sí ningún fruto bueno después de ésta.

Felipe simboliza el período asignado para tal trabajo con las imágenes de un «invierno» y una «semana laboral»; después llega el tiempo del descanso: «verano», «sábado» (sábado es un día de descanso entre los judíos).

9. El Cristo vino a «desempeñar» a algunos: a liberar, a salvar. Él «desempeñó» a los que eran extraños, habiéndoles hecho Suyos.
Y después Él separó del resto a los Suyos, a aquellos que Él desempeñó por Su voluntad.

Él se predestinó a Sí Mismo (para el camino del servicio sacrificial) cuando quiso, y no solamente cuando se reveló a las personas, sino que desde el día de la Creación del Mundo, Él se predestinó a Sí Mismo.

Él fue encarnado, y cuando quiso se retiró. Él ha estado entre los bandidos, y fue capturado como un prisionero. Él se liberó y también salvó a los que tenían fama de los buenos y los malos.

10. La luz y la oscuridad, la vida y la muerte, lo derecho y lo izquierdo son hermanos uno al otro; éstos son inseparables (en las personas mundanas). Por eso, entre ellas los buenos no son buenos, y los malos no son malos, y su vida no es una vida, y su muerte no es una muerte.

Así que, cada uno debe empezar con la separación de todo esto en uno mismo.
Y los que se han desprendido de lo mundano se vuelven íntegros, eternos.


El que ha empezado el Camino espiritual debe separar en sí mismo lo verdadero, eterno y valioso para la vida en los eones más altos de lo falso, que pertenece sólo a este mundo. Después hay que cultivar en sí mismo lo primero y deshacerse de lo segundo.

Los Que han cumplido esto, se vuelven eternos en los eones Divinos.

11. La importancia dada a las cosas mundanas es un gran error. Pues, éstas distraen los pensamientos de Aquel Quien es eterno (y los dirigen) hacia lo que es perecedero. En este caso, incluso el que escuche acerca de Dios no percibe (detrás de esta palabra) lo Eterno, sino que piensa en lo perecedero. Asimismo, detrás de las palabras ‘el Padre’, ‘el Hijo’, ‘el Espíritu Santo’, ‘la Vida’, ‘la Luz’, ‘la Resurrección’ y ‘la Iglesia’, las personas no perciben lo Eterno, sino que piensan en lo perecedero, a menos que ya hayan conocido a lo Eterno (a través de la propia experiencia espiritual personal). A las personas mundanas estas palabras sólo engañan.

Si estas personas visitaren los eones (Divinos), no usarían estas palabras en medio de las preocupaciones mundanas y cosas. Pues, estas nociones se relacionan con los eones (Divinos).

En Rusia muchas personas usan la exclamación «¡Señor!» como una palabrota. Asimismo otras usan en situaciones similares el idioma obsceno ruso mat.

Y Dios el Padre, Quien es el Océano Universal de la Conciencia Primordial, se pinta en los íconos como un hombre viejo que se sienta en una nube.

Y es poco probable que muchos «pastores» entiendan «Quién es el Espíritu Santo», que decir sobre los «parroquianos».

Y la mayoría de «los creyentes», así como los ateos, en  tienden la palabra ‘vida’ sólo como una vida en un cuerpo, llorando por los que dejaron sus cuerpos, teniendo lástima de ellos…

12. El único nombre que no se pronuncia en me- dio de lo mundano es el nombre con el cual el Padre condecora al Hijo. Éste es superior a todo. Éste es el Padre. El Hijo no habría recibido este nombre, si no se hubiera convertido en el Padre.

Los Que llevan este nombre lo saben, pero no hablan de esto. Y los que no llevan este nombre no se dan cuenta de la existencia de los Primeros.

Las denominaciones en el mundo fueron engendradas, porque sin éstas es imposible conocer la Verdad.

La Verdad es una sola, pero está presentada aquí por la Multitud2. Esto es para nuestro provecho: para llevarnos a la cognición del Uno a través del amor a la
Multitud.

Las personas que no han conocido personalmente al Padre no son capaces de ver y reconocer al Hijo. Y si el Hijo intenta hablar a ellas de Su coesencialidad con el Padre, tales personas sólo se encolerizan.


13. Los gobernantes terrenales querían engañar a las personas, pues entendieron que las personas tienen la misma procedencia que tienen los verdaderamente dignos. Estos gobernantes cogieron los nombres elevados y dieron éstos a las cosas malas para engañar a las personas así y atarlas a lo malo. Y ahora estos gobernantes terrenales sugieren a las personas apartarse de lo «malo» y pegarse a lo «bueno», a esas personas que tienen relaciones con ellos. Estos gobernantes terrenales quieren convertir a las personas anteriormente libres en los esclavos para siempre.

14. Hay fuerzas que dan (el poder) al hombre, sin desear salvarlo. Lo hacen (para someterlo).

El hombre, deseando salvarse, ejecutaba los sacrificios. Pero si el hombre es razonable, (entiende claramente que) los sacrificios no son necesarios y que los animales no deben ser ofrecidos a los «dioses». De hecho, los que ofrecieron los animales como un sacrificio eran similares a estos animales (por el nivel de su desarrollo).

Cuando un sacrificio fue ejecutado, (los animales fueron ofrecidos a los «dioses»). Aunque ellos fueron ofrecidos vivos, pero luego murieron.

No obstante, cuando uno ofrece a sí mismo a Dios, siendo muerto, (verdaderamente) vivirá.

Aquí, el último párrafo merece ser comentado.

El hecho es que el hombre no es un cuerpo. Él es una conciencia, un alma. Por eso, no es correcto decir que el hombre está muerto, si su cuerpo se ha muerto. Es el cuerpo que se murió, pero el hombre no.

También podemos hablar de la muerte del hombre (como un alma, es decir, sobre la muerte espiritual) en el sentido que Jesús dio a estas palabras, diciendo: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos» (Mateo 8:22; Lucas 9:60).

Pero en esta parte de Su Evangelio, Felipe sobreentendió otra «muerte», la muerte del «yo» inferior individual del hombre, lo que implica la realización del «Yo» Superior, es decir, la Unión de la conciencia desarrollada con el Creador. Tal persona logra la Vida Eterna en la Morada del Creador en la Unión con Él.

15. Antes del advenimiento del Cristo, no había alimento Celestial. Era como en el paraíso en el tiempo de Adán: había muchos árboles, la comida para los animales, pero no había trigo, la comida para los hombres. Y los hombres se alimentaban como los animales.
Pero cuando viene el Cristo —el Hombre Perfecto— Él trae el alimento del Cielo para que las personas se sustenten de la comida humana.

Las personas sin conocimiento verdadero sobre su predestinación  y  el  Camino  vivan  una  vida  comparable con la de los animales. Pero Dios, a través del Cristo, les da la comida espiritual propia para ellos.


16.  Los  gobernantes  terrenales  pensaron  que  lo que ellos habían hecho, lo habían hecho por su propio poder y voluntad. Pero en realidad es el Espíritu Santo Quien en secreto hacía todo a través de ellos, hacía como Él Mismo lo consideraba apropiado.
Pero también el verdadero conocimiento, que existía desde el principio, Ellos siembran por todas partes. Y muchas personas ven este conocimiento, pero sólo unos pocos se acuerdan de éste al tiempo de la cosecha.


El Espíritu Santo dirige los actos de las personas de ser necesario. Pero ellos normalmente no lo sospechan.

En particular, Él —a través de las personas viciosas— crea para los otros dificultades, en forma de las tentaciones, las seducciones, tales como, por ejemplo, las doctrinas falsas. Pero esto se hace a causa del desarrollo intelectual de  las  personas  encarnadas.  Pues,  ellos  fueron  enviados aquí para aprender y no solo para vivir.

El significado de nuestras vidas en la Tierra consiste en nuestra auto-perfección que debe marchar en las tres direcciones principales: intelectual, ética y psicoenergética. Y nuestro Maestro es Dios.

Los estudiantes aplicados, al haber terminando esta Escuela, están invitados por el Padre, si son dignos de esto, a Su Morada para unirse con Él allí para siempre.
Los estudiantes desaprovechados permanecen para siempre como «los repetidores», los esclavos de este mundo.

El tiempo de la «cosecha» es el «fin del mundo»: la Es- cuela deroga, los estudiantes dignos se trasladan a la Morada del Padre, enriqueciéndolo con Ellos Mismos; y el destino del resto es la «oscuridad exterior»: la destrucción, la muerte de las almas.
Un comentario especial cabe hacer acerca del uso del pronombre ‘Ellos’ con respecto al Espíritu Santo en este fragmento. Éste no es un error: el Espíritu Santo en realidad es un conjunto de ex personas que lograron en su desarrollo el derecho de estar en los eones Superiores.

17. Algunos decían que María concibió del Espíritu Santo. Ellos están en un error. Ellos no entienden lo que dicen. ¿Cuándo sucedía que una mujer concibe de otra mujer?
Al mismo tiempo, María es la castidad que no fue profanada con la violencia.

Ella es una gran tentación para los judíos, para los que predican y para los que escuchan sus predicas.
Su castidad, que no fue profanada con la violencia, es pura. Son los poderosos que fueron profanados (a través de sus fantasías).

El Señor (Jesús el Cristo) no habría dicho: «Mi Padre Que está en el Cielo», si no hubiera tenido otro padre. Él simplemente había dicho: «Mi padre».

En griego, en que fue escrito el Evangelio, el Espíritu Santo es el del género femenino. Esto fue la razón de la ironía de Felipe al principio del fragmento.



18. El Señor dijo a los discípulos: «Entren en la Casa del Padre. Y no cojan nada en la Casa del Padre y no lleven nada afuera».

La última frase es un chiste de Jesús. Pues, en «la Casa del Padre» —en el eon más alto— no hay objetos materia- les que pueden ser llevados afuera como en una casa de un padre terrenal.

Entrar en la Morada del Padre Celestial y establecerse allí para siempre es la Meta de la evolución de cada uno.


19. Jesús es un nombre humano. Cristo es un título. Por eso, el nombre Jesús no tiene análogos en otros idiomas; simplemente a Él Le nombraron Jesús.

Cristo en siríaco suena como el Mesías; pero Cristo es una palabra griega. Todos otros idiomas también tienen esta palabra según su propia pronunciación.

Nazareo significa «El Que vino de la Verdad».

Cristo no es el apellido de Jesús, como piensan muchos creyentes en Rusia. Cristo es Él Que había alcanzado antes la Morada del Padre, se había vuelto Su Parte y después  se  presentó  en  la  Tierra  como  un  Maestro  Divino, manteniendo Su coesencialidad con el Padre.

Cristo, Mesías, Avatar son simplemente expresiones diferentes de varios idiomas del mismo fenómeno.

Sólo existió un Jesús el Cristo, pero había muchos Cristos durante toda la historia de la humanidad. Jesús fue el único y el primer Cristo sólo para aquellas personas con quienes Él se comunicaba directamente durante Su vida terrenal.

20. El Cristo tiene en Él Mismo lo humano y lo angélico, y tiene algo aún más misterioso, y tiene el Padre.

En el Evangelio de Juan se mencionan las palabras de Jesús donde Él se Le comparó con una vid: su tronco está sobre la superficie de la Tierra, pero la raíz está en la Morada del Padre. Permaneciendo con la Conciencia por todas partes, Él puede de una manera cierta hablar a las personas de los eones más altos y representar al Padre en el mundo material.


21. Los que dicen que el Señor murió primera- mente y luego resucitó están en un error. Pues, Él resucitó primero y luego murió (Su cuerpo).

Si alguien ha logrado la Resurrección, Él no morirá. Pues, Dios es vivo y siempre estará vivo.



La verdadera Resurrección es la Resurrección en los eones más altos, y no en el mundo de la materia. Jesús lo logró hace mucho tiempo y vino a la Tierra como una Parte de Dios el Padre.

El  Que ha transitado el  Camino hacia la  Unión con Dios el Padre, ha logrado la verdadera Inmortalidad. Al morir, dejando Su cuerpo, Él en seguida resucita en el eon del Padre en la Unión con Él.

Pero Jesús «resucitaba» para las personas encarnadas incluso en este mundo, materializando cada vez un nuevo cuerpo. Él lo pudo hacer con Su Poder Divino.

22. No esconden algo muy valioso en un recipiente grande, pero a menudo los tesoros incalculables ponen en un recipiente que vale un asarion. Lo mismo, con el alma: siendo un gran tesoro, está puesta en un cuerpo desdeñable.

Los ateos, así como la mayoría de los que se llaman cristianos, creen que el hombre es un cuerpo.

Pero en realidad es un alma, una conciencia. Y el cuerpo  es  simplemente  su  recipiente  temporal,  que  se  le ha dado para pasar un curso consecutivo del aprendizaje en la Escuela situada en el mundo material.

Los estados encarnados de las personas son normal- mente partes más cortas de sus vidas, comparando con los estados no encarnados.

Pero el desarrollo del hombre sucede sólo en un estado encarnado. Por esta razón, se necesitan encarnaciones, por esta razón, Dios crea los mundos materiales.

El punto es que el cuerpo es una «fábrica» para la transformación de la energía. En el cuerpo la energía extracta, en primer lugar, de la comida ordinaria, puede ser transformada en la energía de la conciencia, del alma. Gracias a esto, los procesos del crecimiento cualitativo y cuantitativo de la conciencia pueden tener lugar.


23. Existen las personas que tienen miedo a resucitar desnudas. Esto es porque ellos desean resucitar en la carne. Ellos no entienden que aquellos que llevan la carne justamente están desnudos (delante de los espíritus y Dios).

Pero aquellos que se desnudan (de la carne) para ser desnudos (es decir, almas «desnudas»), ya no están desnudos.

Ni carne ni sangre pueden entrar en la Morada de Dios.

Así, ¿qué es lo que no entrará? Es en lo que estamos envueltos.

¿Y qué es lo que entrará? Es lo que pertenece a Jesús y a Su Sangre en nosotros.

Por eso, Él decía: «El que no comerá Mi Carne y no beberá Mi Sangre no tendrá en él mismo la vida (verdadera)».
¿Qué es Su Carne? Es el Logos. Y Su Sangre es el Espíritu Santo. El que ha recibido Esto tiene el alimento, la bebida y la veste verdaderos. Y yo no estoy conforme si alguien dice que precisamente Esta Carne no resucitará.

Así que, las personas se enredaron. Si tú dices que la Carne no resucitará, dime, para respetarte por tu razón, ¿qué resucitará entonces?

Más bien, di que el Espíritu es esta Carne y también la Luz es esta Carne. Y el Logos también es esta Carne. Así, todo lo que has mencionado es esta Carne. Y hay que resucitar exactamente en esta Carne, pues todo está en Ella.


En este fragmento, Felipe usa «juego de palabras», típico para el Evangelio, como un medio para estimular el trabajo de la mente del lector.

Este fragmento empieza con el tema del miedo a resucitar desnudo. Felipe ridiculiza tal vergüenza. Pues la vergüenza de la desnudez de mi cuerpo no es una ley ética objetivamente significante, sino simplemente una norma moral de ciertos grupos de personas encarnadas en la Tierra. Tales «normas de conducta» no existen en los eones más altos.

De hecho, Dios, así como los espíritus, no tienen sexo, pues el sexo es peculiar para la carne. Una conciencia de cualquier nivel de desarrollo es la energía que existe en unos u otros eones.
Las Conciencias individuales en la Morada del Creador permanecen en el estado de la disolución mutua, formando la Integridad. Sin embargo, Ellas pueden separarse de nuevo formando las Individualidades con el propósito de cumplir una cierta tarea en la Creación.

Los espíritus mantienen su individualidad, así como la apariencia y las inclinaciones habituales a ellos en sus últimas encarnaciones. Pero también pueden transformarse en un simple cuajarón de energía y también asumir apariencia ajena durante algún tiempo al conversar con las personas encarnadas.

Dios y los espíritus oyen no sólo las palabras pronunciadas por nosotros, sino también nuestros pensamientos, incluso los más «secretos».

Ellos también ven todo lo que existe en el mundo de la materia, y lo ven en detalle. No solamente la ropa, debajo de la cual escondemos nuestros cuerpos, sino incluso los intestinos de nuestros cuerpos están absolutamente abiertos a la mirada de cualquier ser no encarnado.

Sin embargo, las personas encarnadas normalmente no lo saben, no lo notan, y si aun supieran y lo notaran, a pesar de esto, no tendrían la oportunidad para esconder su desnudez. Nosotros estamos desnudos delante del Océano entero de la Conciencia universal no encarnada y delante de muchas conciencias individuales. Estamos a la vista de todos. Ellos nos examinan, admirando o compadeciendo, respetando o burlándose, amando u odiando, desprecian- do, saboreando de antemano nuestros sufrimientos futuros… Pero nosotros no lo sabemos, y si aun lo supiéramos, no hay lugar adonde irse, donde esconderse.
Luego Felipe pasa a examinar lo que Jesús alegórica- mente llamó Su Carne y Sangre.
Jesús-«Vid», encarnándose en un cuerpo, «se estiró» a Él Mismo, como una conciencia, desde el eon del Padre al mundo de la materia. Y Él explicaba a los discípulos que para ellos el Camino al Padre consiste en transformarse en «Vides» similares, pero ellos tienen que crecer en la dirección opuesta —comparado con Jesús— no del Padre a la materia, sino de la materia al Padre.

El que alcanza con sus «raíces» a la Morada del Padre y se une allí con Él en los abrazos de Amor, llega a ser con tiempo un Cristo.

Para transitar este Camino, uno tiene que «comer» este «alimento» que le dan de los eones del Espíritu Santo y del Padre. Esto es el «alimento» del conocimiento Divino. Y el Logos (es decir, Él Que habla) es Él Que trae este conocimiento.

El que nace en los eones más altos durante la vida en un cuerpo material y cría allí su «Carne» Divina, es un verdadero  seguidor  del  Cristo  y  un  verdadero  cristiano, que está volviéndose un Cristo. Después de la muerte del cuerpo, Él en verdad resucita. Él ha alcanzado la Inmortalidad y con seguridad no morirá aun al «fin del mundo».

24. En este mundo, por sus vestidos las personas son determinadas en la sociedad.

Pero en el Reino de los Cielos, los vestidos de los escogidos tienen Aquellos Que se han vestido del Flujo y del Fuego y Que se han limpiado.


El Flujo es el movimiento de la Conciencia del Espíritu Santo, el movimiento que se asocia, para los que han penetrado en Sus eones, con la inmersión en un río cósmico de la Conciencia Divina Viviente. Dos variantes de esta meditación se llaman Latihan y Pranava (ver más detalle en [1]). Esto es el bautismo verdadero con el Espíritu Santo. Como vemos, este concepto no corresponde a lo que se entiende por el bautismo en algunas sectas.


El Espíritu Santo penetra con Él Mismo todos los estratos de la Creación multidimensional. La Manifestación del Espíritu Santo sobre la superficie de la Tierra puede aso- ciarse con un Flujo. Su Manifestación dentro del planeta Felipe la designa como la Luz. Su Otra Manifestación es el Fuego. Y la Luz Perfecta es Dios el Padre en Su Morada, 

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