1999 mayo 30.
KEBEHI BENCHOMO ASOCIACIÓN SOCIOCULTURAL
BOLETÍN INFORMATIVO
La batalla de Acentejo o
Asentehunt, fue uno de los hechos más gloriosos llevado a cabo en la defensa de
la libertad de la
Patria Canaria , en ella el pueblo Guanche dio pruebas una vez
más de su amor a la Patria
y a la Libertad ,
frente a los invasores extranjeros, quienes a pesar de la enorme superioridad
del armamento y el empleo de caballería, sufrieron una de las derrotas más
estrepitosas de la historia del colonialismo español, en su afán para someter a
otros pueblos para masacrarlos, expoliarlos y esclavizarlos, en nombre de una
supuesta fe cristiana, portando una cruz en una mano y en la otra una espada.
Las fuerzas Guanches, lideradas
por el gran Mencey Kebehi Benchomo, asistido de su hermano Tinguaro,
Achimenchia, y de otros Capitanes de los Menceyatos confederados, hicieron
frente a las tropas invasoras europeas, en el archimenceyato de Acentejo, en un
frente de aproximadamente 6 kilómetros, por lo cual debemos desterrar la idea
tan difundida de que la batalla tuvo lugar solamente en el barranco de San
Antonio, nombre éste impuesto como es natural, después de la conquista, ya que
el nombre Guanche del mismo es el de barranco de Farfan, que algunos autores
traducen como Patria.
El amusnau tinerfeño, D. Juan
Bethencourt Afonso, realizó a finales del siglo pasado un estudio sobre el
lugar en el que se desarrolló la batalla, del que entresacamos unos párrafos
para mejor ilustrar al lector.
«Al saber el Mencey Bencomo la
marcha del ejército invasor, debió preparar su plan de ataque del siguiente
modo: hizo emboscar a los menceyes de Tegueste, Tacáronte y Anaga de manera que
dominaran los caminos de Acentejo y Tacoronte, que de La Laguna partían a la Orotava , con la orden de
dejar el paso franco a los españoles; destacó al príncipe Tiguaro con un cuerpo
de ejército, en el que llevaba 300 hombres escojidos, para que emboscaran por
encima y a lo largo del camino de Santo Domingo en la región de Bubaque, a
partir del borde Norte del Barranco de Acentejo, en el punto de confluencia de
San Cristóbal y del de los Guanches o Acentejo de Abajo, también con orden de
no dejarse ver del enemigo: y el mismo Bencomo se situó con otro cuerpo de
ejército en el Valle de Taoro».
Esta distribución de las tropas
por Bencomo revela desde luego una buena táctica, porque no sólo escalonó sus
fuerzas de manera que estos tres cuerpos de ejércitos pudieran darse la mano y
apoyarse en caso necesario, sino que eligió con gran penetración el lugar más a
propósito para preparar una sorpresa, neutralizando así en lo posible las
ventajas de las armas invasoras.
Si se observa con detenimiento
toda la línea que había de recorrer el ejército español, ningún punto ofrecía
tan buenas condiciones para una emboscada como Bubaque. Tomando el nacimiento
de los caminos de los Guanches y de Acentejo, cortaba la retirada a los
españoles sobre los reinos de Tacoronte, Tegueste y Anaga; y situando las
fuerzas de ataque a los largo y por encima del camino de Santo Domingo, a
partir del mismo barranco de Acentejo, también cortaba la retirada al ejército
expedicionario sobre el reino de Güimar, que más o menos trabajosamente se
puede ganar salvando la cordillera. De manera que los españoles, si no vencían,
o habían de ser precipitados al mar por una ribera que muere en acantilados de
horribles precipicios o se les obligaba replegarse sobre Taoro, donde Bencomo
tenía aparejado un ejército de refresco.
Esta disposición de las tropas
por el Mencey de Orotava nunca ha sido puesta en duda. Si la emboscada hubiera
tenido lugar en el camino de San Juan -admitiendo en hipótesis que por allí
cruzaba el barranco de Acentejo el camino del mismo nombre- los españoles
habrían fácilmente ganado el camino de los Guanches y por lo tanto cualquiera
de los tres menceyatos antes indicados.
Por otra parte, hay que atender a
las condiciones topográficas de Bubaque. Lo agrio del terreno; lo tortuoso del
camino, en el cual cada pequeño grupo de soldados en la extensión de más de una
milla dejaban de ver a los que iban delante y detrás: los numerosos matorrales
y barranquillos como los de Chibana, Marta, Pascuala y otros: lo desigual y
accidentado de aquellos contornos, unido al monte bajo de tabaiba, jara y
zarzales, se prestaba mejor que otro campo al género de guerrear de los
Guanches, libres y desembarazados en sus movimientos rápidos para una lucha
cuerpo a cuerpo.
En nuestro concepto, éste fue el
sitio elegido por Bencomo para sorprender al ejército español; sorpresa que
hasta en la manera de ponerla en ejecución revela la mayor astucia.
Sólo nos resta añadir que después de tres o cuatro horas de
combate los españoles dejaron en el campo de batalla más de mil seicientos
hombres muertos, siendo ésta la mayor derrota infringida al ejército español.
KEBEHI BENCHOMO
Una de las figuras más
importantes en los días tristes de la conquista de Canarias, fue sin duda
alguna, la del Mencey de Taoro y jefe de los confederados para hacer frente a
la invasión española, Kebehi Benchomo, denominado por los propios españoles
como el Rey Grande de Taoro.
Fue este hombre capaz,
inteligente y gran estratega, lo que demostró no sólo en la planificación de la
batalla de Acentejo, también en otros encuentros mantenidos con los
conquistadores, de los cuales los cronistas de la época dejaron pocas o nulas
reseñas por haberles sido contrarios los resultados, no obstante la Tamusni (la tradición oral)
ha conservado la memoria de las batallas libradas con los invasores españoles,
así como otras sostenidas con otros menceyatos, especialmente con el de Güimar,
combates de La Negrita ,
Chaharte, Chivisaya, y la reñida batalla de Guenifante, en las proximidades de
Pasacola, siendo totalmente derrotados los Güimareros, muriendo en esta batalla
el gigante Emotio, el cual fue enterrado en Guadamoxete. En este enfrentamiento
el Menceyato de Güimar, perdió su independencia pasando ha ser un
archimenceyato de Taoro, Kebehi Benchomo haciendo gala de la generosidad que
siempre le caracterizó, permitió que el ex Mencey Añaterve continuase como
régulo del Menceyato, gesto este que posteriormente habría de costarle muy
caro, pues la alianza de este Mencey con las tropas españolas fue determinante
en la conquista de la isla.
La estirpe de Benchomo ha
superado los avatares de los siglos, la persecución, el odio y el desprecio de
los vencedores, legándonos una pléyade de hombres, y mujeres, que a pesar del
recelo mantenido por los conquistadores, colonizadores y sus decendientes,
hacia esta raza de gigantes, supieron aprovechar las contradicciones de la
nueva sociedad impuesta. Logrando situarse entre los estamentos de influencia
social, económica, religiosa y política, donde han permanecido arraigados con
sus ancestros como ejemplo de lo dicho anteriormente expongo algunas breves
notas sobre algunos de los descendientes del gran Benchomo.
Benytomo, hijo de Benchomo,
confundido frecuentemente con su padre, este mencey, fue posiblemente el que
firmó las paces del Realejo, forzado por las presiones de los Villanos, y las
enfermedades y penurias que sufría el pueblo Guanche, como consecuencia del
envenenamiento de las fuentes y manantiales por parte de los invasores. Al serle
impuesto el bautismo tomó el nombre de Cristóbal Hernández de Taoro, estaba
casado con Hañuaga, de la que tuvo tres hijos Deriman, quien obstentó el mismo
nombre y apellidos de su padre, pero que fue más conocido como Cristóbal
Bencomo, Ramagua, quien casó con Antón Güimarés, decendiente directo de
Añaterve, y Collarampa. A esta le fue impuesto el nombre de María Hernández, y
contrajo matrimonio con el conquistador Canario, Juan Doramas, antecesor de los
actuales Gramas.
Cristóbal Bencomo, estudió en
Sevilla, la carrera de vocero, (abogado) dedicándose a la defensa de sus
compatriotas en los tribunales, de los abusos y atropellos que continuaban
siendo víctimas por parte de los conquistadores y colonos. Escribió una
historia de la conquista, de cuya obra se editaron tres ejemplares manuscritos
lamentablemente perdidos, nuestro personaje testó en la Orotava , ante el escribano
Grimón, en 1553.
Por razones de espacio, nos vemos
obligados a dar un salto en el tiempo, para tratar de la figura de un ilustre
Canario, llamado D. Cristóbal Bencomo, sus padres fueron, D. Francisco Bencomo,
y Dña. Bárbara Rodríguez de Fleitas, vecinos de la Calle del Agua, en La Laguna.
D. Cristóbal, nace en La Laguna , el 30 de Agosto de
1758, estudió Filosofía y Teología en el convento de San Miguel (La Laguna ). El rey Carlos IV,
le nombró en 1793 maestro de Filosofía y Política, anteriormente en 1790, había
sido maestro de Latinidad del Príncipe de Asturias, con la dignidad de Chantre
de Plasencia.
En 1815 se le confiere por Fernando
VII, honores de miembro del consejo y cámara, y la Gran Cruz de Carlos III,
en 1817 fue presentado y preconizado Arzobispo de Heráclea.
En 1818 fue nombrado por el
monarca Inquisidor General, situación que posiblemente aprovechó para debilitar
aún más esta vergonzosa institución cristiana, según se desprende de escritos
de la época. D. Cristóbal Bencomo, impulsó la creación del Obispado de Tenerife
(Diósesis Nivariense), y la fundación de la Universidad de San
Fernando, (La Laguna ).
Muerto en Sevilla el 15 de Abril de 1832. Fue sepultado
provisionalmente en aquella ciudad, y trasladados sus restos mortales a
Tenerife, en 1837, siendo inhumados en la Catedral de La Laguna.
D. Santiago Bencomo, hermano del
anterior fue Obispo electo de Astorga, y D. Pedro Bencomo, también hermano de
los anteriores obstentó las dignidades de primer Deán de Tenerife y primer
Rector de la Universidad
de San Fernando, entre otras.
En la actualidad los decendientes
de Kebehi Benchomo, son innumerables estando situados en todas las Islas, pero
especialmente en las de la
Gomera y Tenerife, ocupando cargos relavantes en política, y
en educación y sanidad, destacando también en profesiones liberales y en el
Mundo de la economía, pero aún así cuando oigo mencionar el apellido Bencomo,
no puedo menos que recordar unas estrofas del poema del precursor D. Secundino
Delgado, «MI PATRIA» que dicen: ...«¿Es que la sangre de aquellos/ en la de
éstos se extinguió/ y el amor a tí con ellos?/ ¿No vendrán nuevos destellos?/
¿La dignidad se perdió?»
E.P.G.R.
El Capitán de los de Taoro,
(Chimenchia), viendo que los españoles iban de huida y que los suyos hacían
carnicería en ellos, sentóse sobre una piedra muy de propósito. No tardó mucho
que el rey de Taoro no viniese con el resto de su gente a darle favor, y como
halló sentado a su hermano con tanto reposo sobre la piedra, díjole
reprendiéndole: «¿Qué haces ahí tan descuidado, andando tu gente a la melena
con sus enemigos? Respondió el hermano con mucho peso, yo he hecho mi oficio de
Capitán en vencer y dar orden para ello; hagan ahora los carniceros el suyo,
prosigiendo la victoria que les he dado.
RESPUESTA DE BENCHOMO A LUGO
EN AGÜERE.
... En lo que se trata de
amistad, ningún hombre que no fuese provocado de otro e irritado la habría de
huir ni rehusar, pues es bien común; y que esta la admitiría él de voluntad, si
se fuesen de su tierra y que le dejasen en paz, sirviéndose de lo que en ella
hubiese y le agradase. Y que en cuanto a ser cristianos, ellos no sabían que
cosa era Cristiandad, ni entendían esta religión, que se verían en ello y se
informarían, y así con más acuerdo darían respuesta.
Mas que a lo que decían de
sujetarse al rey de España, que no estaban de ese parecer, porque nunca había
reconocido sujeción a otro hombre como él.
Espinosa pags. 96, 99 y 100.
Las fuerzas expedicionarias que
intervinieron en la batalla de Acentejo, estaban compuesta por 1500 peones, y
100 caballos, estas reclutadas en España; en las Islas dominadas se reclutaron
400 peones y 40 caballos, dando por tanto la suma de 2040 hombres, además de
los marineros de la escudra de Lope de Archieta (Antonio Romeu de Armas. La
conquista de Tenerife). Quedaron en el campo de batalla más de 1700 españoles.
MI PATRIA
Secundino Delgado
Si el Sol que primero vi
fue el de mi Patria, en Nivaria
¿qué quiere España de mí?
Yo olvidar donde nací, por la madrasta arbitraria?
¿Quien, que en las Afortunadas,
por su fortuna naciera,
viéndolas pobres, diezmadas,
de otro pueblo esclavizadas,
su libertad no quisiera?
Yo, que mi Patria venero,
yo que venero su historia,
desde los cantos de Hornero,
¡antes que a España, prefiero
de mis Guanches la memoria!
Cuando mis montes paseo, y sus campiñas contemplo,
me parece que los veo, y se aumenta en mí el deseo de imitar
su digno ejemplo.
¡Noble Raza! Si caiste
ante tus conquistadores,
ante la historia subiste;
que hasta en la muerte supiste
despreciar los invasores.
¡Ay mi Guanche! yo te admiro
cual fanático a su Dios;
cual tú, yo también suspiro
por aquel suelo querido
que inmortalizó tu adiós.
La injusticia se cebó contra tu altiva inocencia
y ni el crimen reprobó
¡Horda odiosa y sin conciencia
que la
Patria nos robó!
¡Dichoso tú! Con la muerte
por no soportar vil yugo,
fin deparaste a tu suerte.
Sucumbiste ante el más fuerte
sin pactar con tu verdugo
Siendo tu hermano, poseo
tu misma sangre en las venas
triste cual tú, esclava veo
mi Patria, y tarde preveo
desaparecer sus cadenas
Y siendo tú, Patria mía,
de aquellos bravos la madre,
¿son tus hijos los del día?
Siendo esclava todavía,
¿no hay quien tu yugo taladre?
¿Es que la sangre de aquellos
en la de estos se extinguió
y el amor a tí con ellos?
¿No vendrán nuevos destellos?
¿La dignidad se perdió?
Ten esperanza en la vida mientras llora tu orfandad
entre cadenas sumida,
¡Ten valor madre querida,
que el progreso es libertad!
Y si hasta hoy no miraron tus hijos tu humillación
y ¡madre! a otra llamaron
no es que de tí se olvidaron:
¡fue la infame coacción!
¿Es mi mente que me engaña,
o es del progreso el ensanche?...
yo siento la misma saña
contra la invasora España
que abrigó en su pecho el Guanche.
HERMOGENES AFONSO DE LA CRUZ
¡HUPALUPA!
¡Estás en nosotros a través de este Sol que nos abraza!
La edición de este boletín está patrocinado por Canarias
Informa
(Archivo personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)
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