lunes, 2 de marzo de 2015

FLORENCIO LORENZO PÉREZ BAUTISTA

 

 


UN MEDICO OROTAVENSE, EL PRIMER CANARIO EN LOGRAR EL TITULO DE DOCTOR EN MEDICINA Y CIRUJIA, EN LA FALCUTAD DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA.

Nació en La Villa de La Orotava el 7 de noviembre de 1929, en la Villa Arriba, es el segundo hijo de Lorenzo Pérez Díaz (1899- 1983) Coronel Honorífico de Infantería, Gran Cruz y Placa de la Orden de San Hermenegildo, oriundo de La Palma, y de Isabel Bautista Hernández (1904-1986) ama de casa, natural de la Villa de La Orotava. Fruto del matrimonio nacieron: María Rosa, la mayor, fallecida (29-11-1927/22-11-2009), esposa de Néstor Rocío Ramos, fallecido en Septiembre de 2011; Florencio (07-11-1929); Mª Isabel (16-08-1931), y Francisco Javier (10-07-1946). Sus dos hermanos menores residen actualmente en La Orotava.


Florencio Lorenzo Pérez Bautista en su infancia y juventud vivió entre La Orotava – Las Palmas de Gran Canaria y entre Sidi Ifni y La Orotava. Estudió de joven el bachillerato del inolvidable colegio de segunda enseñanza “Farraís”, ubicado en La Casa de Los Balcones en la Calle de San Francisco. Amante de la lectura, afición que cultivaba con verdadera pasión.

De hecho, reconoce que, a los diecisiete años, y antes de marcharse a la península a estudiar, se había leído ya las obras completas de Salgari, Dumas, Sabatini, Víctor Hugo, Stevenson y otros muchos autores.  En fin  se consideró un amante de la Medicina y la Literatura.

Con solo 17 años, superado el examen de grado para entrar a la universidad, decidió estudiar medicina en Santiago de Compostela, no regresando más al domicilio de mis padres después de unos largos diez años en tierra peninsular, debido a la travesía hasta Cádiz, en su viaje con destino a Santiago.

El pequeño barco de movía mucho en todas las direcciones, era como una cáscara de nuez tirada al mar, de tal manera que el mareo y los vómitos eran constantes .La travesía de Canarias a Cádiz eran de varios días y noches. Se movía sin parar de un lado a otro, en los cuatro días de navegación. Un verdadero calvario, encerrado en el camarote, echado en la litera y tratando de no moverse.

Una de su frecuente visita al La Villa de La Orotava, fue precisamente a la boda de mi hermana Isabel celebrada en el desaparecido Colegio Salesiano de Santa Cruz de Tenerife, cuando mis padres residían en la capital.

Por motivo de los permanentes cambios de destino de mi padre, militar profesional, desde muy pequeño hubo de acostumbrarse a los sucesivos traslados de centros de estudios, así como a relacionarse en cada nueva ocasión con distintos compañeros. Era algo estresante el cambio continuo de colegio. En Las Palmas, estuvo en el Colegio Viera y Clavijo y, también, en un centro próximo a la iglesia de San José, dirigido por el Sr. Ramos, un maestro que aplicaba como nadie la máxima de «La letra con sangre entra»”.

Mi familia se instaló en la Villa de La Orotava de manera estable durante varios años. Aquí, inició sus estudios de bachillerato en el recordado centro de segunda enseñanza colegio Farrais, donde cursó hasta el sexto año de bachillerato ininterrumpidamente.
Pero mi familia se vio obligada a realizar un nuevo traslado, en esta ocasión a Sidi Ifni, y por un periodo de un año. Le pidió a mi padre quedarse en La Orotava para concluir sus estudios de bachillerato en Farraís, pero mi padre le contestó que se estaban realizando las gestiones pertinentes para que los catedráticos de la Universidad de La Laguna se desplazaran a Sidi Ifni en un avión militar para examinar a los cinco hijos de militares. Tras superar el séptimo año de bachillerato, los cinco estudiantes pudieron realizar el Examen de Estado.

De vuelta a la Villa de La Orotava donde pasó unos días antes de partir rumbo a Santiago de Compostela, ciudad donde inició los estudios de Medicina en el año 1948.
Decidió estudiar medicina con la oposición de mi padre que quería que fuese militar. En Sidi Ifni, había dos alféreces de milicias que eran médicos en el batallón de Infantería.
La influencia recibida del recordado médico de La Orotava  don Domingo González, un gran médico de familia, sobre todo de la menesterosa, que vivía en la esquina de la calle Castaño (actualmente lleva su nombre) y la calle Salazar, donde también tenía su consulta, se inclinó totalmente por la medicina.

Pero sobre todo lo que decidió que mi hermano estudiara medicina y no la carrera de militar, era por la vida que nuestro padre había llevado, cambios de domicilios, ausencias, y a nuestra madre le había costado estos cambios y ausencias, muchas lágrimas.

Iniciando los estudios en el curso 1948-1949 en la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela, escogiendo esta histórica universidad por su prestigio, porque allí estudiaban varios jóvenes de La Orotava entre ellos Modesto Torrents y Saturio Fuentes Guerra ambos en la facultad de Farmacia, así como los hermanos Sosa Tolosa en Medicina y en general, porque en ella se concentraban numerosos canarios.

En Santiago aprobó todas las asignaturas de su primer curso de Medicina, conoció a Jesús, un hermano de Manuel Fraga Iribarne, que estudió la especialidad de Urología en Estados Unidos y a quien le unió una gran amistad. Sin embargo, “harto de tanta lluvia ”, al siguiente año decidió marcharse a la universidad más antigua de España de la ciudad de Salamanca, ciudad universitaria más arcaica de España, fundada en el año 1254 por el rey Alfonso X “El Sabio”. “Ésta tenía tanta fama o más que la de Santiago”.
Debido a su negativa de regresar a Canarias para no tener que padecer la dura travesía en barco, y dado su afán por aprender y formarse, durante el verano, en Salamanca, cursaba por libre algunas asignaturas del siguiente curso, así lo hizo cada año y fue aprobando, de tal modo que finalizó la carrera un año antes de lo previsto.

Recuerda que en aquellos años las asignaturas de Toco-Ginecología y Ginecología se estudiaban una por año, pues bien en un año, en Junio aprobó Toco-Ginecología y en septiembre aprobó, con notable Ginecología, siendo una sorpresa muy grande para el resto de sus compañeros.

Siendo aún estudiante de Medicina, realizaba prácticas en los hospitales para completar su formación. Además de colaborar en Toco- Ginecología, hacía de ayudante de campo y de instrumentista de Cirugía General. Lo apuntaba todo, paso por paso, en su libreta, inclusive hasta la descripción de las suturas. Antes de acabar la carrera, ya operaba de apendicitis y practicaba cesáreas”.

Acabó su carrera de medicina en la Universidad de Salamanca en 1954, el mismo año en que se conmemoraba el VII Centenario de su fundación. En su orla figura la mención expresa del VII, acontecimiento espectacular donde estuvieron presentes todos los rectores de las universidades del mundo.

Finalizada su carrera trabajo como médico residente en dos clínicas concertadas de Salamanca: en la Obra Sindical Dieciocho de Julio y en el Sanatorio Población.
Pasó temporadas en Madrid alternándola con su ejercicio en Salamanca, para perfeccionarse en la clínica de La Maternidad, de la calle O´Donnell, colaborando con el profesor don José Botella y Llusiá. Conoció y enlazó amistad con el doctor Caballero Gordo, ginecólogo, especializándose en Esterilidad matrimonial.

Realiza un curso monográfico de Doctorado, “que obligaba a la selección de un número determinado de asignaturas y a la realización de un examen oral”. Esta nueva andadura acabaría por convertirlo en Doctor en Medicina y Cirugía en 1968, a la vez que abriría una novedosa senda profesional en su trayectoria de profundo compromiso médico con el valor testimonial de la literatura.

A esta trascendental actividad académica, las asignaturas que le sorprendieron fue la de Historia de la Medicina.

Impartida por el doctor don Luis Sánchez Granjel, miembro de número de la Real Academia Nacional de Medicina, personaje más importante de la Historia de la Medicina en España, discípulo predilecto del doctor don Pedro Laín Entralgo, actualmente ex-catedrático de Historia de la Medicina y Catedrático Emérito. Ha dirigido cientos de tesinas y de tesis, y publicado innumerables libros. Él confiaba muchísimo, como fuente del saber, en la Literatura.

El Doctor Sánchez Granjel ha acaparado todos los premios civiles y académicos posibles: Hombre de Castilla y León, Medalla de Oro de la Ciudad de Salamanca, Hijo Adoptivo de la Ciudad de Salamanca, entre otros. 

En Marzo de 2003, mi hermano asistió a en Madrid  a la toma de posesión del Doctor Sánchez Granjel como miembro de la Real Academia Nacional de Medicina y para ocupar la vacante del Doctor Don Pedro Laín Entralgo.

El doctor Sánchez Granjel comenta de mi hermano Lorenzo Pérez Bautista, que  en sus años en Salamanca, fue unos de los mejores colaboradores del Departamento de Historia de la Medicina que fundé y dirigí hasta mi jubilación como catedrático de Historia de la Medicina. Hoy me es muy grato recordarlo al escribir esta reseña para su publicación de su biografía que se proyecta realizar por el Colegio de Médicos de Las Palmas, y de nuevo le agradezco lo que supuso su colaboración de años para la cátedra salmantina.

Mi hermano, trabajó como profesor adjunto de la cátedra de Historia de la Medicina durante dieciséis años en la Universidad de Salamanca. 

La realización del doctorado le introduce definitivamente en la faceta literaria, la Historia de la Medicina le entusiasmó. Lo que aparentemente parecía una “maría”, es decir, una asignatura sin mayor trascendencia, se convirtió en una disciplina fundamental en su vida.

En la  conmemoración de su VII Centenario, se concedió autorización a la Universidad de Salamanca para que se pudieran desarrollar y leer allí tesis doctorales. Hasta entonces sólo se leían en Madrid.


En el año 1963, ingresó como profesor auxiliar de 

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