DOCUMENTOS RELATIVOS A LA COLONIZACIÓN DE CANARIAS
Recopilados por Eduardo Pedro García Rodríguez
ORIGEN DE LA DEVOCIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL PINO EN GRAN
CANARIA: El médico teldense
D. Tomás Arias Marín de Cubas, nos ha trasmitido un documento sumamente
interesante sobre los comienzos de la veneración de nuestra Diosa Chaxiraxi
bajo la advocación cristiana de Virgen del Pino, por considerarlo de interés
para una mejor compresión del tema que hemos venido tratando lo reproducimos a
continuación: “Puesta en obediencia de los Reyes Católicos la isla de Canaria
por el capitán Pedro de Vera en el año de mil cuatrocientos setenta y siete:
puso quien adotrinase y enseñase la fe, en varios lugares y sitios, y en uno
llamado Teror distante tres leguas del Real de Las Palmas, entre Arucas
y Guía que es junto a Galdar, se fabricó iglesia bajo la
advocación de San Matías, y cerca de allí está un grandioso pino que tiene de
alto desde su raíz al pie, hasta su última rama mide cuarenta y dos varas, que
hacen doscientos ocho palmos y de grueso poco más de doce taladradas en la
parte de poniente hacia las faldas de unas sierras y montañas, el tronco o
primer cañón hasta donde se divide en tres gruesas ramas, mide treinta varas,
donde hay ciertas piedras y tierra, y plantados
tres árboles dragos, de una altura de tres varas el más alto y un poco
menos otro y el último de dos varas, y todos ellos situados en una copa de la
muchas que tiene el árbol. Este pino con ser tan grande da sus frutos unas
piñas muy pequeñas; la de mayor tamaño es como un huevo y los menores son del
tamaño de almendras grandes, nunca se abren ni dentro tienen piñones, ni en
Canaria los dan estos árboles aunque otros pinos los dan como en España pero no
se abren; al pie de este árbol, había un zarzal de donde salia unos manantiales
de agua que era recogida en un pozuelo, la llevaban los canarios, para dar de
beber a sus enfermos, y otros tullidos de diferentes achaque venían a lavarse
la parte enferma y verdaderamente sanaban, los españoles preguntaban la causa,
y unos la negaban, y otros decían que allí había luces de noche, y venidos a
estar en aquella tierra de los dragos, la Madre de Dios, con dos luces encendidas y otras
veces que una estrella estaba continuamente en aquel sitio; no se les daba crédito y llamabánlos de perros idolatras; y el cura de la Parroquia de S. Matías
que era portugués, el licenciado, Tristán, por vía de limosna pedía a los
canarios paga por el agua del pozuelo; que la llevaban trayéndole ganado, gofio
y lo que aquellos míseros gentiles tenían, para no faltar a su devoción[1][1], faltando el agua del manantial, quitaron
las lozas del pie del árbol, reconociéndose que el agua viajaba del corazón del
pino y estaba a modo de hueco lleno de finísima y fresca agua, faltó y se secó,
dieron luego en llevar ramas, cáscaras y piñas; para de sus polvos dar a los
enfermos, acreditóse esto más, con ver a los cristianos en este mismo lugar de
los dragos por tres noches continuas repetidas luces, sin saber la causa; de esto se imprimió y hubo impreso; mucho a
cerca de esto, que con el tiempo no se ha podido hallar. Otro libro hubo en
esta catedral que lo dio el capitán Pedro de Vera que lo hubo en Galdar,
manuscrito en latín faltábanles hojas a el principio y fin. Era de los
mallorquines, intitulado el testamento de los hermanos frailes, era de
cuartilla en papel grueso, tampoco se sabe el fin que tuvo, daba razón de todas
las islas y de otra llamada Tilla que así llamaban la madera con que
cubren los techos de la casas los canarios. Continúese la devoción de Nuestra
Señora;
en que se dixo que luego que salió de canaria nuestra Señora de Candelaria[2][2], la vieron en este lugar, todos los años
por el tiempo de su fiesta, y los canarios no se olvidaban de celebrar su
memoria. La catedral mandó que se edificase iglesia y se mudó a ella la
parroquia de San Matías y al pie del árbol se hizo un muro cuadrado de
pared y almenas con su puerta para que no subiesen al árbol: es fama muy común
que la Reina de
los Ángeles dijo por repetidas veces a ciertos devotos suyos que allí se
hiciese iglesia; la primera fue de piedra sola arrimada a el árbol, con imagen
pequeña que llevó un devoto y la que hoy tiene la iglesia es de hechura muy
hermosa y de prefecta obra de escultura que cien años poco más después de la
conquista con otras imágenes se hicieron traer de España; que fueron Señora
Sancta Ana que hoy es Nuestra Señora de la Antigua en la catedral y la imagen de la Concepción de La Laguna que encajonadas
desembarcaron en las isletas de Canaria.
Lo
que piadosamente se tiene es que aquella
piedras y tierra donde estaban plantados los dragos, debía estar el
cuerpo de algún varón santo que en la isla muriese de los que trajeron a esta
Señora o antes, desde Barcelona o Marruecos, y en haber tierra se colige ser
así y en los efectos de sanar los enfermos con el agua del árbol, hojas y
frutos y en que el lugar fue visitado de esta soberana princesa dejando sus
santísimas plantas señaladas en una de aquellas pizarras como es público por
toda la isla[3][3].
Un
señor obispo hizo subir a un mozo portugués porque no hallaba quien osase en
tanta eminencia arriesgase la vida[4][4], y dejó puesta una pequeña cruz en lo
alto del árbol por mandato del obispo y vio lo que ya otros tenían dicho; los
pies señalados de huellas de personas clara y distintamente uno más que otro,
arrojó hojas de los dragos que son muy semejantes a las de los lirios casi sin
diferencia abriéndolas por su parte de el tronco en dos mitades, se veía en
cada parte señalada la imagen de nuestra señora con un niño en los brazos muy prefecta diose fe de esto que se halló
instrumento[5][5] y de algunos milagros que aquí se han
obrado con la devoción de las piñas de éste árbol; el cual con la antigüedad y
la mucha inclinación que cada día iba teniendo y estando casi hueco de alto a
bajo por donde destilaba el agua se vino al suelo en día sereno y quieto día de
pascua de resurrección a la noche por la noche año de 1684, a dos de abril, el
día antes viéndole muy inclinado dio lugar a que le quitase la campana de la
parroquia que pendía de una rama cortada de las más bajas; causó a todos los
devotos mucho desconsuelo porque acompañaba su sombra la plaza del lugar y
desde el pie del barranco, esta ira, pintada su forma para que haya quedado su
memoria; y también el árbol drago por ser particular y no haberlo en el orbe
sino en cinco islas de estas de Canaria, y en las de Madera y Puerto Príncipe
de Indias traen cierta goma de drago
blanquizca y el árbol es desemejante en mucho a este de las islas; tambien se pondrá
otra estampa de las cruces halladas en el laurel de la isla de La Palma ; que son en esta
forma.
Otro
milagro se continúa hasta el día de este año de 1687. En Canaria en la iglesia
de Nuestra Señora del Pino, un pedazo del drago que está parte del extremo de
sus hojas, se puso en la cornisa de un remate de un pilar donde está cada día brotando nuevas
hojas que todos las vemos y es público el milagro continuado; hubo tres dragos,
el uno hace mucho tiempo que se secó, el otro, se partió por medio como
consecuencia de un
huracán
habrá cosa de un año poco más o menos, antes que se cayese el pino, el tercero,
pudo haber vivido muchos años si no se hubiera caído el pino por la flaqueza
que tuvo en el pie, como consecuencia del agua que destilaba desde arriba por
el interior de su tronco hueco. Las piedras que estaban arriba (en el santuario
de la copa del pino) desaparecieron recogidas por los vecinos, el que escondió
la que tenía señaladas las plantas de la Virgen padece hoy muchos trabajos y aflicciones, este
vecino la dio a ciertos navegantes de Indias que halla han padecido graves
calamidades.[6][6]>>(Tomas Arias Marín de Cubas,
op.cit.)
Continua
D. Tomás describiéndonos las fuentes sagradas de aguas medicinales utilizadas
por los canarios, no olvidémos que D. Tomás era médico, y por tanto interesado
en los efectos curativos de éstas fuentes, razón por la que se tomó tanto
interés por las mismas:
<<Cerca
de este sitio está una fuente de agua agria que vienen a llevarla para diversos
enfermos que dicen se hallan bien con ella aunque a las mujeres no les es de
tanto provecho, mezclada con vino hace purgar a los hidrópicos las
superfluidades, es provechosa a los que padecen temblor, convulsiones de
nervios, epilepsia o mal de ojo corazón, gota artrítica y dolores fríos, y en
sufocación de útero mezclada con miel, y para hipocondríacos ir a aquel sitio a
usar de ella aprovecha mucho, y vienen de otras islas a esta a beberla, fuera
bueno si la usaran para baños por ser desecante alvuminosa más que sulfúreas para
estómagos que padecen vómitos, ansias que son especie de convulsión, y los que
escupen sangre y que frecuentemente la tienen de espaldas, y las que padecen
los meses largos,[7][7] y a las que sin causa manifiesta,
frecuentemente mal paren, y a los que demasiadamente tienen sudores, y tumores
de piernas y varices si a tiempo oportuno se bañaran en ellas.
Otras
más fuentes de esta agua luminosa, más o menos fuerte se hallan; en el barranco
que llaman de Guadalupe, están junto a unas higueras de canarios dos fuentes
admirables una cerca de otra (deben ser las que dice Pomponio Mela) arrojan dos
buenos arrojos cada una del grueso de un brazo y más de agua muy clara y
trasparente, una tiene el sabor tan agrio que imita el zumo de las Limas o al
agrio de las sidras. La otra su vecina es dulcísima sobre manera de excelente
agua y juzgándose como la primera se abtuvieron de probarla, el lugar ofrece
además la posibilidad de refrescarse, especialmente durante el mes de agosto
con buenos higos de aquellas higueras que son muy antiguas.
El
agua que mana de esta fuente que es agria, las que he visto que serán cuatro o
cinco en esta isla, mana de diverso modo que las demás dulces porque es
hirviendo, a modo de una olla o caldero, con mucho fuego lleno de agua, y
alguna produce alrededor un salitre muy blanco o leve y esponjoso, que resulta
al gusto muy acre. Críanse de esta agua
en el barranco de Cazares y en el Ganeguin muchos juncos marinos que
dice Plinio en estas islas es papiro; tiene en sí otros manantiales que no han
tenido ocasión de descubrirlos por ser la isla abundante de buenas aguas como
hemos dicho en otra parte. (Tomas Arias
Marín de Cubas, [1684] 1993)
Durante
más de un siglo, los canarios continuaron practicado sus ritos en el Santuario
del Pino sin que los curas católicos se injiriesen en exceso en los mismos
excepto para esquilmar a los canarios a cambio de hacer la vista gorda ante las
continuadas prácticas religiosas ancestrales, hasta que un obispo de carácter
poco tolerante-posiblemente Cristóbal de la Cámara y Murga- decidiese cristianizar el
santuario del Pino Santo de Aterure, mandando a implantar una cruz
cristiana en el mismo[8][8].
Como
es habitual en la iglesia católica, al sincretizar los lugares de culto y
cristianizar las imágenes “paganas” rodean este hecho con infantiles leyendas que
la piedad de los fieles les induce a aceptar ciegamente, aún en aquellos con
cierta preparación intelectual. La conversión de la Diosa Tanit o Chaxiraxi
no se libró de este proceso culturizador y desposeedor de la propia identidad
del verdadero culto de que era objeto.
Una
de las leyendas menos fundadas pero sostenida por determinados sectores poco
informados, atribuye la “aparición” de la Virgen del Pino nada menos que al Obispo Juan de
Frías, sevillano, quien a su condición de Obispo cristiano unía la de
sanguinario mercenario, este “santo varón” durante la conquista de Canaria,
cortó más cabezas de canarios que el propio Juan Rejón, no en vano el
historiador Rumeu de Armas, dice de él que fue “el primer conquistador de
Canaria”. Es difícil de creer que la
Diosa cristiana o no se apareciese a un individuo de tal
calaña, el cual dirigió personalmente a las tropas mercenarias en varios
ataques contra los canarios y además gustaba de portar personalmente el denominado
pendón de la conquista durante los combates, aunque es posible que éste hubiera
visitado el lugar.
Otra
leyenda con más visos de aproximarse a la realidad histórica, nos la transmite
el prebendado del siglo XVIII, Fernando Hernández Zumbado en los siguientes
términos: <<Nuestros padres nos han dicho que, dirigidos por un
resplandor maravilloso, la encontraron (a la Virgen ) en la eminencia de un pino, rodeada de
tres hermosos dragos, de cuyas ramas se formaba una especie de nicho; que una
lápida tersa le servía de peana y que del tronco de aquel árbol nacía una
fuente perenne de aguas medicinales (finales del siglo XV).>>
La
primera reseña escrita en castellano en torno a Nuestra Señora de Teror
(del Pino) no aparece hasta 1634.
El
que este santuario natural escapara durante tanto tiempo al férreo control de
la iglesia católica, se explica por el hecho de que al ser la zona bastante
fría y desapacible, era poco atractiva para los europeos, siendo los habitantes
de los alrededores básicamente canarios los cuales debido precisamente a este
aislamiento pudieron continuar practicando sus antiguos ritos, como hemos
dicho, sin más molestias que la de los párrocos de San Matías, hasta que el
mencionado Obispo Cristóbal de la
Cámara y Murga, tomó cartas en el tema del santuario debido a
la importante afluencia de fieles que asistían al mismo, los cuales debían ser
debidamente canalizados hacía unas prácticas más profundas del cristianismo,
creándose la leyenda de la “aparición” de la Virgen a este Obispo.
Esta
leyenda está ampliamente recogida en diversos autores, entre ellos: Francisco
López de Ulloa (1646), Juan Núñez de la
Peña (1676), Fray José de Sosa (1678), y el tantas veces
citado Tomás Arias Marín de Cubas (1687) Fray Diego Henríquez (1714).
En
abril de 1684 se hace una investigación sobre el suceso de la “aparición” por
el cura de Teror Juan Rodríguez Quintana, en la cual como era de esperar
se aceptó la tradición cristiana de los colonizadores.
Como
la iglesia católica gusta de mantener sus tradiciones como base de su sustento,
en 1693, se investiga otra vez los supuestos hechos a instancia de Bartolomé
Sánchez Ortega y, ante el escribano Lucas de Bethencourt Cabrera, varios
testigos declaran que la imagen fue traída de España por el capitán Juan Pérez
de Villanueva y su mujer María Sánchez de Ortega. Aún posteriormente, se
volverá sobre el tema sin añadir nada nuevo.
Tras
la caída del pino, la piedra, con grabados podomorfos que había servido de
peana a la imagen de la Virgen ,
es buscada afanosamente, no aparece por parte alguna.
Se
le atribuye al vecino Fernando Pérez Quevedo, que aprovechando la confusión que
se produjo con la caída del pino, consiguió hacerse con ella y llevarla a Las
Palmas de Gran Canaria; y que más tarde fue embarcada en el navío de Baltasar
Padilla, el cual se hundió en la travesía hacia España.
A
la “Santa Inquisición” le preocupaba el hecho de que el culto rendido a la
imagen del pino no era todo lo ortodoxo que la iglesia católica acostumbraba.
Hay constancia documental de que en 1788, el Tribunal de la Inquisición en
Canarias dirigió a la Suprema
de Sevilla una extensa exposición en la que detallaba cual era el complicado
ceremonial seguido cada vez que la
Virgen salía de su santuario y bajaba a la ciudad para
implorar remedio contra el hambre, epidemia o la falta de lluvias, Así se
manifestaban: “El pueblo ignorante que ve todo este aparato, cree que el
remedio a todas las necesidades es la
Virgen del Pino, que puede más que Dios, y
que no trayéndola, no hay remedio para su miseria; y si el Cabildo tarda en
determinar la venida, después que se pide, claman contra los canónigos”.
Como se puede deducir, a pesar de la aparente cristianización del pueblo
canario, éste deposita su confianza celestial en la Diosa y no en el Dios
cristiano. Ya siglos antes, el Obispo Cámara y Murga, en las Sinodales de 1629,
en la constitución 31 prohíbe que, se hagan votos de dejar sin mamar a los
niños, o sin comer o beber a los animales, en fiestas de algunos
santos, hasta después de las procesiones. Como se puede deducir, hasta esas
fechas los canarios continuaban practicado su ancestral manera de rogar a las
divinidades, en este caso, está latente el rito de la petición de lluvias.
Esta
resistencia popular a abandonar el culto a la Diosa-Madre , se
mantiene en la sensibilidad espiritual del pueblo canario actual, ello lo
podemos constatar en las múltiples romerías que dedicadas a nuestras vírgenes
tienen lugar en los diferentes pueblos de las islas durante todo el año, además
de las frecuentes manifestaciones públicas mediante los medios de comunicación
con que frecuentemente los ciudadanos exponen su malestar o desacuerdo con las
directrices que la iglesia colonial católica trata de continuar dirigiendo la
vida espiritual de los canarios.
(Eduardo Pedro García Rodríguez)
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