EL HUFFINGTON POST | Miguel
Ángel Criado
Publicado: 03/06/2013 21:15
CEST Actualizado: 04/06/2013 23:57 CEST
Europa sí acaba en
los Pirineos, al menos genéticamente. Los españoles (y los portugueses) somos
los que más genes compartimos con los norteafricanos. Hasta el 20% del genoma
de los ibéricos procede de ancestros compartidos con marroquíes, saharauis o
tunecinos. La mezcla, sin embargo, no se remonta al tiempo del Califato de
Córdoba, es mucho más reciente.
Un grupo de
investigadores estadounidenses y españoles ha querido explicar por qué las
poblaciones del sur de Europa presentan una mayor diversidad genética que el
resto de los europeos. La ciencia ha venido planteando tres posibles causas.
La preferida de los
científicos, al menos hasta los últimos avances en genética de poblaciones,
tenía que ver con el clima. La última gran glaciación arrinconó a los antiguos
europeos en las zonas más al sur del continente, donde la climatología era
menos severa. A medida que los hielos se retiraron desde su máxima extensión,
hace unos 20.000 años, se inició la reconquista del norte. Pero sólo por parte
de algunos, de ahí la diferenciación genética entre norteños y sureños.
Otra teoría, apoyada
en varios estudios genéticos, arqueológicos e históricos, señala al avance de
la agricultura desde el Próximo Oriente como principal origen de la diversidad
genética europea. Con los granos y las técnicas de cultivo, habrían llegado los
genes de los agricultores asiáticos.
A pesar de la
cercanía geográfica, el flujo desde África apenas ha sido tomado en cuenta como
explicación hasta ahora. En parte, ese desinterés se debía a que las bases de
datos genéticos existentes cubrían bien a la población subsahariana. Con el
Sáhara de por medio, se descartaba que allí estuviera la causa. Sin embargo, la
disponibilidad de recientes datos genéticos de poblaciones norteafricanas ha
dado un vuelco al baile de teorías.
“La
mayor diversidad de la población del sur de Europa está producida al menos en
parte por una reciente emigración norteafricana”, dice David Comas, del Instituto
de Biología Evolutiva (IBE) de la Universitat Pompeu
Fabra de Barcelona y el CSIC y coautor del estudio publicado en PNAS.
Comas y sus colegas,
que destacan que las tres posibilidades no son mutuamente excluyentes, usaron
la frecuencia de alelos (formas alternativas que puede tener un gen) y
haplotipos (series de alelos) para rastrear el flujo histórico de genes de
2.099 personas de 37 poblaciones diferentes tanto africanas como europeas,
además de judías y qataríes.
Comprobaron que entre
un 4% y un 20% del genoma de los españoles es compartido con los
norteafricanos. “La cifra del 20% sólo se da en Canarias, para el resto del
país oscila entre el 10% y 12%”, explica Comas. Sólo los vascos de la muestra
no presentan ese influjo norteafricano.
Los investigadores
comprobaron que a medida que nos alejamos de la Península ibérica la
presencia de alelos y haplotipos compartidos con los magrebíes va disminuyendo
hasta prácticamente desaparecer en el norte de Europa. En los países europeos
del sur más orientales, los genes del Magreb son reemplazados por los del
Mashreq (Egipto, la península Arábiga...).
ANCESTROS COMUNES
El análisis de los
haplotipos idénticos heredados permitió a los investigadores una regresión
hasta el origen de nuestra diferencia con los demás europeos. Espacialmente,
los españoles comparten ancestros comunes recientes con los bereberes
tunecinos, poblaciones del sur del actual Marruecos y del Sáhara Occidental.
El flujo de genes se
produjo hace 300 años cuando se podria esperar que hubiera sido hace 1.300, con
la llegada de los árabes en 711. Pero entonces no se mezclaron. Fue tras la
expulsión de los moriscos, en 1609, con el decreto de Felipe III. Descendientes
de los musulmanes españoles obligados a convertirse al cristianismo por los
Reyes Católicos 100 años antes, miles de ellos vivían en comunidades aisladas
de las cristianas. Comas plantea la hipótesis de que habría sido entonces
cuando muchos de ellos, antes que ser expulsados de su país, se habrían
mezclado con los cristianos.
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