APUNTES PARA SU HISTORIA
Capitulo XI-VI
Eduardo Tacoronte Bretillard
D.
Eduardo Tacoronte Bretillard, fue
miembro fundador del primer Ateneo de La Laguna , junto con D. Juan Reyes Vega, D. Adolfo
Cabrera Pinto, D. Mateo Alonso del Castillo, D. Domingo Cabrera Cruz, D. Benito
Pérez Armas, Cedrés Nobrega y otros, y según la tradición, fue uno de los
coautores de la bandera ateneista que se enarboló en el Ateneo lagunero en
1907, como protesta contra el dominio español y contra los desmanes de las
autoridades españolas, que había enviado a Canarias la corona española, las
cuales venían enfurecidas por la reciente pérdida de Cuba, Puerto Rico y
Filipinas, amén de la destrucción de la vieja y caduca flota española en aguas
del Caribe por la flota norteamericana, tal como recoge en un interesante y
documentado articulo el abogado y lider independentista canario D. Antonio
Cubillo Ferreira, el cual por su indudable interés para la historia de Tegueste
reproducimos en su totalidad:
“El
Partido Nacionalista Canario, fue creado en 1924 por un grupo de
verdaderos patriotas Canarios en Cuba, independentistas desde luego, que
establecieron una bandera azul marino con siete estrellas blancas en la forma y
disposición del archipiélago. Para conocer el origen de esta enseña, tenemos
que remontarnos a sus antecedentes en la isla de Tenerife en 1907 e incluso
hasta el pueblo tinerfeño de Tegueste, donde se encuentra la Hacienda de los Laureles.
La Hacienda
de Los Laureles alberga en sus inmediaciones el viejo palacio edificado por el
Barón de Chausseriaut, ciudadano francés nacido en Troye y afincado en
Tenerife; prueba de ello es el escudo heráldico que está aún en una de las
paredes del palacio. Este francés, que fue cónsul de Francia y de Rusia en
Canarias en el siglo XIX, sólo tuvo hijas por lo que la hacienda de Los
Laureles y su hermosa mansión es conocida en el pueblo no por su nombre, sino
como finca y casa de “Tacoronte”,
apellido de los últimos propietarios herederos de la estirpe del Barón, entre ellos,
el más conocido fue Don Eduardo Tacoronte Bretillard.
Este D. Eduardo, era hijo del que fue alcalde de La Laguna , el Doctor D.
Eduardo Tacoronte Hernández, nacido
en San Miguel de Abona el 4.12.1845, quien casó con una de las hijas del señor
cónsul, de apellido Bretillard; D. Eduardo Tacoronte Bretillard, fue miembro
fundador del primer Ateneo de La
Laguna , junto con D. Juan Reyes Vega, D. Adolfo Cabrera
Pinto, D. Mateo Alonso del Castillo, D. Domingo Cabrera Cruz, D. Benito Pérez
Armas, Cedrés Nobrega y otros, y según la tradición, fue uno de los coautores
de la bandera ateneista que se enarboló en el Ateneo lagunero en 1907, como
protesta contra el dominio español y contra los desmanes de las autoridades
españolas, que había enviado a Canarias la corona española, las cuales venían
enfurecidas por la reciente pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, amén de
la destrucción de la vieja y caduca flota española en aguas del Caribe por la
flota norteamericana.
La situación política en aquellos años de principios
del siglo XX en Canarias, estaba enconada contra la metrópoli y en Canarias,
había muchos isleños que eran partidarios de hacer como se había hecho en Cuba
y Filipinas para liberarse del yugo español. La metrópoli había enviado como
Capitán General de Canarias a D. Vicente Martitegui y Pérez Santamaría y como
gobernador civil de Tenerife al Almirante Ulate. La situación se fue
complicando y Madrid pensó, que uno de los culpables del mal ambiente contra la
corona borbónica era el Ateneo lagunero, por lo que decidió tomar cartas en el
asunta para evitar un movimiento separatista. Parece ser, que ante la actitud
rebelde de los ateneistas y el peligro que podía representar que volviese de
América del Sur, el líder independentista y obrerista, Secundino Delgado, que
ya desde Caracas, con su periódico El Guanche, en 1897, había preconizado la
independencia de Canarias, el mando militar envió tropas para atemorizar la
ciudad de Aguere, ya que se habían
gritado consignas antiespañolas, contra los Borbones y contra la metrópolí.
Los ateneistas laguneros se
vieron obligados, ante la llegada de las tropas enviadas desde la capital, a
arriar aquella enseña del Ateneo de siete estrellas blancas sobre fondo azul
marino y las estrellas colocadas en forma de archipiélago, que habían hecho los
ateneistas laguneros, y desde el balcón y en el momento en que aparecieron los
soldados, se la tiraron a D. Eduardo Tacoronte
Bretillard, quien estaba en la calle frente a la catedral, el cual,
evolviéndola bajo su chaqueta salió corriendo hacia su casa de Tegueste donde la guardó secretamente
durante muchos años. El escritor y político tinerfeño, Don Domingo Cabrera
Cruz, en su libro de recuerdos titulado,” Huellas del tiempo ” editado en
Caracas, dice, de la bandera del Ateneo, ” Ella simbolizaba un grito de
rebeldía, una protesta contra los malos tratos de funcionarios indeseables.
Protesta que ondeaba a los vientos alísios de nuestro cuadrante. El acto de
arriar la bandera fue emocionante, lo presenció una multitud que invadía la
plaza de la Catedral ;
hubo socios que lloraron, pues se trataba de un emblema que enraiza con el alma
canaria. El directivo D. Eduardo Tacoronte
Bretillard, profundamente emocionado, la recogió antes de llegar al suelo y,
apretandola sobre su pecho, se la llevó “.
Estas frases de Don Domingo me confirman lo que
me había contado de pequeño mi abuela paterna, Doña Carmen Nobrega Estrella,
lagunera y esposa de mi abuelo el Profesor de Dibujo del Instituto lagunero, D.
Guillermo Cubillo Aguilar, que lo vió todo cuando era joven pues estuvo allí, y
que me trasmitió este recuerdo que me sirvió para cuando crée la actual bandera
nacional de las Siete Estrellas Verdes en 1964, en Argel, aunque mi abuela no
se acordaba de cómo iban las estrellas en la bandera cuando me lo contó, por lo
que decidí adoptar la forma circular actual sobre la franja azul celeste
central, ya que el azul marino me sonaba a azul falangista y porque además, las
estrellas van en el cielo y no en el mar. Cuando en 1.924, se creó en Cuba el
Partido Nacionalista Canario ( PNC ), alguien les recordó a los isleños en La Habana esta primera enseña
del Ateneo lagunero que se había llevado Don Eduardo Tacoronte a su casa de Tegueste
y entonces, como no tenían otra, la adoptaron como bandera, apareciendo en
primera página en de la revista El Guanche, editada en La Habana por el PNC, como
órgano oficial de los independentistas canarios.
Estos últimos años, algunos políticos
autonomistas y otros enemigos de la independencia quisieron hacer creer a la
gente que esta enseña del Ateneo lagunero había sido diseñada por el prócer
Seundino Delgado, el cual jamás hizo bandera alguna ni tuvo nada que ver con
estos acontecimiento de 1907, ya que se hallaba en aquella época entre
Argentina y Méjico, donde había tenido que exilarse para huir de la persecución
del general Weyler y de las autoridades coloniales españolas, y nunca había
pensado en crear ninguna bandera como todos los que conocemos su trayectória
sabemos.
Los actuales autonomistas canarios en su día
quisieron sacar esta bandera ateneista de protesta, para contrarrestar la
actual bandera nacional la
Tricolor de las Siete Estrellas Verdes que es la bandera del
MPAIAC y de la independencia, pero sus esfuerzos fueron vanos porque la
triocolor de las Siete Estrellas Verdes, bandera del MPAIAC, significa lucha,
sacrificio, honor, dignidad e independencia y nuestro pueblo no conoce otra
enseña que esta y la ha adoptado ya como bandera nacional. Como es lógico, los
autonomistas y los enemigos de la independencia siempre están haciendo
maniobras para crear confusiones sin cuento sobre la bandera y aparecen los
llamados expertos que opinan sobre unos antecedentes fantasmagóricos de la
bandera llegando incluso alguno a decir que los colores vienen de la enseña del
conquistador de Tenerife Fernández de Lugo y otros disparates más como que una
señora de Gran Canaria recortó unos papelitos a tres colores para lanzarlos en Teror en la procesión de la virgen del
Pino.
Todavía saldrán más especialistas que se
inventarán otras historias ya que nuestra bandera tiene muchos enemigos por lo
que representa.
Por suerte, y volviendo a la historia, el destino
ha querido que la gran mansión del patrimonio histórico y artístico de Tegueste con parte de lo que fue la
gran hacienda y la casa de la servidumbre, como es la finca y casa de “Tacoronte”, cayera en manos de un
teguestero que después de comprar la quinta ha llevado a cabo unas rigurosas
restauraciones en sus edificaciones conservando esta joya de la arquitectura
tradicional canaria, como una reliquia por la que siente respeto y admiración y
a la que le da el valor que se merece, para conservar el recuerdo del sitios
donde se reunían en secreto los ateneistas de 1907, en el Menceyato de Tegueste, huyendo de las miradas de los
esbirros de la metrópoli.
Peor suerte corrió la parte baja de esta
hacienda, colindante al casco urbano de la Villa de Tegueste,
que perdió una gran parte del suelo agrícola y una importantísima arboleda,
llegando incluso a desaparecer árboles endémicos de la flora autóctona de la
isla de Tenerife, como son los dragos milenarios, para que se edificara lo que
hoy se llama Urbanización La
Placeta. Se corre también el peligro, debido a la política
municipal, que se pierda el famoso Camino de los Laures, uno de los más
hermosos caminos de la isla que remonta a tiempos de los Guanches, camino que
atravesó un día corriendo, Don Eduardo Tacoronte
Bretillard, para esconder la primera bandera enseña del Ateneo lagunero, que
años después aún conservaba escondida en un viejo arcón, temiendo siempre que
viniera la policía o el ejército en busca de aquella primera enseña de los
ateneistas laguneros y que en 1924 adoptó en Cuba, como bandera, el primer
partido independentista denominado el PNC.
Este partido estaba luchando desde Cuba por la
independencia de Canarias. Muerto el prócer Secundino Delgado el 4 de mayo de
1.912, en Tenerife, tras larga enfermedad, la metrópoli pensó que se había
acabado la lucha por la independencia y para contentar a la burguesía canaria,
en julio de ese mismo año, otorgó la ley de Cabildos y facilitó la ley de
Puertos Francos de 1.852 para que la incipiente burguesía canaria no pensase en
la independencia como habían hecho las burguesías de las antiguas colonias
americanas. Pero los pueblos son tercos en defensa de sus libertades y viejos
compañeros de Secundino Delgado y otros que habían combatido en Cuba contra los
españoles, formaron el 30 de enero de 1.924, el Partido Nacionalista Canario,
el PNC, cuyo primer presidente fue José Cabrera Diaz.
José Guerra Zerpa, otro de los fundadores, fue
compañero de Secundino y coeditor del periódico ” El Guanche “, en Caracas en
1.897. Posteriormente y ya en una segunda época de la revista del PNC,” El
Guanche “, fue su responsable, Luís Felipe Gomes Wangüemert, junto con José
Miguel Pérez, fundador éste del Partido Comunista Cubano y también del Partido
Comunista en Tenerife que fundó con el tinerfeño Hostilio Rodríguez de la Sierra y Melo, hijo del abogado y político asesinado por los
franquistas, D. Luís Rodríguez Figueroa.
Pero el error que habían cometido estos patriotas
era pensar liberar Canarias desde el continente americano cuando Canarias está
en Africa y no en América. Además, África aún no se había despertado del largo
letargo colonial, cosa que iba a suceder después de la segunda Guerra Mundial,
a partir de 1946.
En 1962, cuando tuve que exiliarme de Canarias
por cuestiones políticas, escribí una carta desde París a la Habana , al Sr. Gomez
Wangüemert, canario de origen palmero, cuya dirección me había sido facilitada
por un pariente suyo palmero que tenía una imprenta en La Laguna , la Imprenta Wangüemert.
Al interesarme por la historia del PNC me dijo que en efecto, los patriotas que
habían fundado el PNC luchaban por la independencia de Canarias pero que al
cabo de los años se dieron cuenta que Canarias no estaba en América sino en
África y viendo las dificultades de la lucha poco a poco el PNC se fue
diluyendo hasta desaparecer. Cuando le dije que yo me iba para Argelia, que
acababa de independizarse me dijo que ese era el camino a seguir, pues Canarias
es un territorio africano y solo podía liberarse dentro del contexto africano.
Que él ya no estaba para salir de Cuba, donde había adquirido la nacionalidad
cubana y un hijo suyo había muerto en el asalto a Palacio, en el año 1956
cuando Fidel Castro luchaba contra Batista y que me deseaba buena suerte.
También me dijo que durante la dictadura de Machado en Cuba y posteriormente
durante otros gobiernos cubanos y debido a las presiones españolas, los militantes
del PNC tuvieron que llevar su actividad política a través del Ateneo Canario
en La Habana ,
quien también se transformó posteriormente en un centro de la oposición contra
el dictador Batista y con el tiempo y la distancia, este primer partido independentista
canario se extinguió en Cuba.
Posteriormente ví a Gomez Wangüemert en 1975, en
Moscú en el Congreso Mundial de la
Paz y me felicitó por haber seguido sus consejos de luchar en
África por la independencia de nuestra tierra y dentro de la OUA. Poco tiempo después
falleció en Cuba este último fundador del PNC, partido independentista canario,
que nunca quiso saber nada de autonomías, ni de federalismo con España, ni nada
que no fuera la independencia, como habían logrado los cubanos y las otras colonias
de España en América en el siglo XIX.” (Antonio Cubillo Ferreira, 2011).
En
el Cementerio de Añazu
(Santa Cruz) de Tenerife de San Rafael y San Roque, que aunque es
fiel reflejo de la historia del siglo pasado de Santa Cruz de Tenerife,
mantiene sus puertas cerradas al público, reposan los restos de D. Eduardo Tacoronte Bretillard,
nacido en San Miguel de Abona el 4-12-1845.
Eduardo
Tacoronte Aguilar
21-03-2011
En
el año 2011 el Ayuntamiento de Tegueste
da el nombre de una calle del municipio a Eduardo Tacoronte.
Este
prócer vecino de Tegueste, destacado
ciudadano, tuvo una actuación destscada en la vida de la comunidad, haciendo
posible que en la actualidad el municipio cuente con algunas de sus
infraestructuras más importantes
El
Ayuntamiento de Tegueste en
reconocimiento a su labor ha
dado el nombre de una calle en el municipio a Eduardo Tacoronte Aguilar, vecino de la Villa y quién, a través de la venta de unos
terrenos, posibilitó la construcción de algunas de las infraestructuras más
destacadas con las que cuenta el municipio en la actualidad como son la ciudad
deportiva Los Laureles y el Instituto de Enseñanza Secundaria de Tegueste.
Por este motivo,
En su fundamento recoge el acuerdo plenario, “la vinculación de la familia Tacoronte a Tegueste es muy destacada, no sólo por tener en el municipio una de las casas, o vivienda noble, más destacadas desde el punto de vista de nuestro patrimonio, sino también por los lazos familiares y sus vinculaciones con distintas acciones a favor del desarrollo de nuestro pueblo. Desde la madre de don Eduardo, doña Elena, a su hermana Olga, que tanta vinculación tuvo a la comunidad de las Asuncionistas, presentes desde hace muchos años en nuestro municipio, y don Alejandro, sacerdote que emprendió igualmente una importante serie de acciones humanitarias, sobre todo con los más necesitados”.
En 1963, Eduardo Tacoronte
Aguilar, coronel de Artillería del Estado Mayor, residente en el Camino de Los
Laureles, en la casona conocida como Casa de los Tacoronte, antigua residencia
del cónsul francés Chasserieu, dona al Ayuntamiento parte de sus terrenos para
el ensanche del Camino de Los Laureles:
(…) como propietario de
los terrenos denominados Las Placeta, no tengo inconveniente en ceder la
extensión necesaria para el mencionado ensanche, sin compensación económica
alguna por mi parte.
Si nos remontamos más en el tiempo, los antepasados de Eduardo Tacoronte han tenido un papel muy destacado en la historia no sólo en Tegueste, sino también en el pueblo canario, y en particular con algunas de sus señas de identidad. Como ejemplo, hay que nombrar al padre del homenajeado, Eduardo Tacoronte Bretillard, a quién se atribuye la tradición y la historia de haber guardado y preservado la primera enseña o bandera canaria, que se izó públicamente desde el mástil del Ateneo de
Eduardo
Tacoronte Aguilar nació en el año
1913 y falleció en Madrid (España) el 15 de agosto de 2002, a los 89 años de
edad.
Francisco Viera Galván,
vecino del Borgoñón
“De entre los miembros de la Corporación , Francisco
Viera Galván, ocupó un puesto de primera línea en el conflicto entablado con el
dueño de la hacienda de Carriazo. Figura predominante entre los vecinos –ocupó
cargos de regidor y de perito repartidor de las contribuciones, fue candidato a
juez de paz, costeó los gastos de la vidriera de la puerta de la sala del
recién construido ayuntamiento, siempre
aparece ligado a la zona del Borgoñón, donde reside. Sus propiedades, de cierta
consideración si atendemos a su condición de vecino y a la distribución de la
propiedad de la tierra, la gran mayoría en manos de hacendados absentistas, se
situaban todas en las inmediaciones del Borgoñón: en el Valle del Cuervo, en
Santo Domingo y en El Infierno. (María Jesús Luís Yanes/Juan Elesmí de León
Santana)
Tomás Martel Colombo
Dueño de la finca
denominada Carriazo, por el agua del barranco del Borgoñón. La hacienda no
lindaba con el barranco pero era la primera propiedad que atravesaba un
tomadero situado mucho más abajo de la fuente, en el lado Oeste del barranco,
que desde tiempo inmemorial, recogía el agua de lluvia que a través de canales
utilizaban varios vecinos para el riego de las viñas en invierno. El agua de la
fuente que sobraba del abasto publico corría por el centro del barranco hasta
llenar las charcas que se situaban tanto por debajo como por arriba del
tomadero, siendo las más cómodas las primeras por estar más cerca del Socorro.
En 1859 Tomás Martel
Colombo construyó una atarjea desde la fuente hasta su propiedad por la parte
superior del tomadero, sustrayendo las aguas que debían pasar a los charcos, y
llevándolas después a su estanque con tubos de lata. Este fue el inicio del
conflicto entre los vecinos y el Ayuntamiento con el propietario de la hacienda
de Carriazo, sucediéndose durante una década las multas, comisiones de
inspección y destrucción de obras hechas por Martel quien, según el
ayuntamiento, pretendía regar en todas las estaciones, de modo que
cuando no entraba agua por el tomadero debido a la falta de lluvia, se
aprovisionaba directamente del curso del barranco a través de atajadizos de
piedra. (María Jesús Luís Yanes/Juan Elesmí de León Santana)
Tal como recoge el
periodista e investigador lagunero Domingo Barbuzano, fueron varias las
propiedades de Amaro Rodríguez Felipe más conocido como el corsario Amaro Pargo
ubicadas en el municipio de Tegueste.[1]
“El alcalde de Tegueste, José Manuel Molina, ha
informado a través de un convenio urbanístico para recuperar para la Villa la hacienda del
corsario Amaro Pargo, conocida en la actualidad como La Miravala , para luego
darle un uso social, cultural y museístico dedicado al citado propietario, que
fue también conocido como Amaro Rodríguez Felipe, afamado capitán de navío y
comerciante.
Es de destacar que el
corsario lagunero tuvo muchas propiedades, pero las casas que más valoró fueron
la de la calle San Agustín, en La
Laguna , donde vivió, y esta de Tegueste, por la que sintió especial predilección, ya que estaba
cerca de donde cosechaba la uva de la que obtenía el aguardiente para venderlo
en La Habana y
por un oratorio que tenía la vivienda adornado con elementos de su tesoro.
La casa La Miravala disponía de
bodega, cocina, oratorio, casa del mayordomo, lagar, destilería con calderas
para aguardiente, portada almenada con cruz en lo alto, dos cisternas y un
horno.
Es de destacar que tuvo dos
casas más en la zona de El Agua de Dios y contó con tributos de dinero de hasta
977 reales por propiedades en El Socorro.
La vinculación de Amaro
Pargo con El Socorro fue grande, y por ello el alcalde, José Manuel Molina,
considera que es justo honrar su memoria, recuperando su casa para que los
vecinos desarrollen actividades culturales y se pueda recordar al corsario con
un pequeño museo con objetos de tan entrañable personaje, que fue declarado
noble por la Corte.
Es de destacar que en 1743
se ejecutaban obras en la ermita de El Socorro, dirigidas por fray José Suárez,
y que, una vez terminadas, dieron lugar, el 27 de septiembre de 1744, al
traslado de la imagen de la
Virgen de El Socorro desde el oratorio de la casa La Miravala al citado
templo. Durante el acto ocurrió un prodigio, ya que la imagen fue escoltada por
todas las palomas que había en la vivienda, posándose al final en el techo de
la iglesia.
Aunque se desconoce la
vinculación que pudo tener con la iglesia de El Socorro, no deja de ser
significativo que en 1995, cuando se procedía a lijar la puerta del templo para
pintarla, aparecieran varias anotaciones, entre las que sobresalió el nombre de
Amaro Pargo.
El oratorio de la casa La Miravala contó con dos
cálices de plata con sus paternas, una imagen de lienzo de la Virgen de El Rosario,
vinagreras de plata con sus platillos y campanillas también de plata, candelero
de plata, misales (romanos y de Santo Domingo), piedra de altar, casullas con
albas, frontales con sus manteles, colgadura de brocatel, atriles, toallas,
evangelistas de plata, crucifijos, un Lignum Crucis, láminas y colgaduras.
El corsario exportó buenos
vinos, procedentes de sus viñas de vidueño y malvasía que tuvo en El Socorro, y
aguardiente. Ello se demuestra con la herencia que dejó de bodegas y más de 100
pipas, toneles y cascos para dicha finalidad. En 1731 envió a La Guaira cuatro pipas y 105
frascos de vino y tres pipas y 128 frascos de aguardiente, que dejaron en el
puerto venezolano los capitanes Amaro Machado de Vera y Pedro Ignacio de
Olivera.
Al morir, entre muchísimas
disposiciones testamentarias, dejo 61 fanegas de trigo y una viña de Tegueste, que llaman de Manrique, y la
de El Calvario para la congregación de Santo Domingo.
Es de destacar que en su día
vecinos de Tegueste denunciaron que
la histórica casa La Miravala ,
estaba siendo desvalijada, ya que ha perdido elementos de su arquitectura y
cantería. Los teguesteros no quieren que la casa termine en ruinas, como la que
dicho personaje tuvo en El Rosario.” (Domingo Barbuzano, 2011)
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