Carmen Ruiz Dorta
Parteras que iban de casa en casa
ayudando a “DAR VIDA”, como se decía
entonces.
Y es que eso es lo que hacían:
Ayudar a DAR VIDA, ya que históricamente
las parteras eran vistas como personas que compartían y vivían el nacimiento
con la madre, y su labor iba más allá que asistir al parto exclusivamente, una
partera se convertía en una confidente, asesora, ayudante y compañera de la
madre, sobre todo de las primerizas, en ese difícil trance que es dar a luz Por
ello, a las parteras, también se les ha conocido como madrina y matrona,
comadre y comadrona, términos, todos ellos, que llevan implícitos la función de
acompañar en el trance de la maternidad. También se las ha considerado mujeres
con conocimientos sobresalientes; razón por la cual, en lugares como Francia,
han recibido el nombre de mujeres sabias. Y de esta sabiduría pueden dar fe
miles de mujeres icodenses asistidas por Doña Carmen. Y esa fue la
profesión que ejerció Doña Carmen “carrera” La Partera , durante 71 años
de su vida. Carmen nació el 7 de Abril de 1897, en una casa en la calle
Los Reyes, durante años la calle más industrial de nuestra ciudad, A partir de
los 18 años se inicia en las tareas de partera, práctica que adquirió sin ningún
tipo de estudios ni formación, sólo con los años y su experiencia, sus mejores
aliados, que le acompañarían durante toda su fecunda trayectoria. Fecunda sobre
todo si miramos hacia atrás y nos fijamos en las proles tan numerosas que se
formaban en cada una de las familias de nuestro municipio, en otras
épocas. de forma altruista, ayudó a venir al mundo a miles de niños a lo
largo de sus 71 años de profesión, no importándole nunca la condición social,
política o económica de la familia atendida, aceptando solo pequeños obsequios
alimenticios como pago por su labor. Llevando como únicos utensilios una cesta
y unas tijeras, con las que cortar el cordón umbilical, recorriendo calles, y
caminos, a pié, con la única ayuda de su inseparable bastón, de esta manera
Doña carmen se convirtió, por méritos propios, en un personaje reconocido en el
Icod de aquella época.Doña Carmen siempre estuvo a la altura de las
circunstancias duras que aquella época que le tocó vivir. Durante el momento de
los nacimientos tuvo que afrontar partos de toda índole, como alumbramientos
que venían de cara, de piernas, complicados o simultáneos, e incluso intervenir
en algún caso en que el feto no había sobrevivido al embarazo.Raro era, por
tanto, el entorno familiar en que Doña Carmen la Partera no hubiera traído
al mundo a algún componente. Incluso durante los años 70 del siglo pasado,
cuando las leyes hicieron que las embarazadas tuvieran que acudir a los
hospitales, ella siguió realizando su trabajo. Ya con la llegada de los años
80, fue dejando paulatinamente de ejercer su oficio. Casi todo el mundo tenía
coche ya, o existía el taxi, y las mujeres poco a poco se fueron concienciando
en que para eso estaba el hospital, aunque hasta poco antes de su
fallecimiento, el 7 de abril de 1984, a los 87 años, intervino en sus últimos
partos.
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