Eduardo Pedro García
Rodríguez
Capitulo III-II
Hemos querido dejar en último
lugar el estudio de los primitivos habitantes de la isla de Ghumara por las
especiales características étnicas que muestran notables diferencias con el
resto de los antiguos habitantes del
Archipiélago. Esta particularidad es debido a que no recibió aportes
poblacionales importantes después de la primera arribada manteniéndose
prácticamente pura, exceptuando dos pequeños grupos compuestos de individuos
con ascendencia cromañoides prehistóricos y semitas históricos, el resto
mayoritario de la población lo compone un tipo racial del cual Verneau, dice: <<otro tipo de cráneo corto y
narices anchas y cuya procedencia se ignora, constituía una pequeña minoría de
Canaria y Hierro, y abundaba en la Gomera. Era de pequeña estatura, sepultaba sus
cadáveres en cuevas, y el núcleo principal residía en la Gomera.> > y
a la cual Buenaventura Bonnet, imbuido por su espíritu nacionalista se empeña
en encontrar para la misma un origen europeo,
denominándola raza de Furfooz.
Veamos los planteamientos que sobre los primitivos
gomeros expone Bonnet, << Todavía florecientes las tribus de
Cró-Magnón, vivían al occidente de Europa otras razas, que se distinguían por
ser más o menos braquicéfalas. Estas razas estuvieron representadas por escaso
número de individuos hasta la dispersión los cazadores del reno, en que nuevos
grupos vinieron a repoblar los lugares que éstos dejaron vacantes. Estos nuevos
pobladores no desarrollaron su historia sino en el periodo neolítico.>>
continua más adelante diciendo: <<Una particularidad de esta raza era
la frecuencia de la perforación oleocraniana del húmero, que se encuentra en 25
individuos de ciento a principios del periodo neolítico. Esta perforación que
se interpretó equivocadamente como carácter simio, o por lo menos de
inferioridad, es común en mayor o menor grado en casi todas las razas actuales.
Sin embargo en las dos primeras razas fósiles, la de Canstad y la Cro Magnon , no se ha
observado dicha perforación, lo cual prueba e induce a creer que fue
introducida en Europa por la tercera raza cuaternaria, la de Furfooz>>
<<...Estos hombres
pulimentaban la piedra; vivían en moradas o en cuevas; en estrechas canoas
surcaban los lagos y las costas de los mares; disponían de alimentación:
pescado, carne, leche, frutas de todas clases, la mayor parte de nuestros
cereales y algunas legumbres; poseían animales domésticos, el perro, el buey,
la cabra, la oveja, el cerdo y quizás el caballo; sin dejar de ser cazador y
pescador, es principalmente pastor, y se ensayó en los rudimentos de la
agricultura; tallaba la piedra con admirable perfección, la pulimentó y supo
elaborar una cerámica, si tosca, no desprovista de cierta elegancia.
Con el coral, ámbar y otras
materias, trabajó pendientes, collares y brazaletes de formas muy variadas;
vivía en sociedades bastantes numerosas, organizadas en clases por la división
del trabajo; consideraba a la mujer a cuyo cargo estaban las faenas de la casa
y quizás las del campo; en cuevas naturales entierra a los muertos, cree en la
inmortalidad del alma y en la existencia de otra vida, practica la magia y
rinde culto a los espíritus, apareciendo así las manifestaciones más primitivas
del sentimiento religioso.
De las descripciones
anteriores se ve perfectamente que entre los cráneos estudiados por Verneau en la Gomera y los de la raza
Furfooz, existe una verdadera conformidad. El cráneo es corto en ambas, las
fosas nasales anchas, la estatura pequeña y sepultaban a sus cadáveres en
cuevas naturales. La semejanza es tan notable que no es posible
rechazarla. Del examen verificado por
nosotros en el Museo Municipal de húmeros gomeros auténticos, hemos comprobado
con verdadera sastifacción que también tienen perforada la fosa oleocraniana.
La identidad, es pues, indiscutible.
...Este derrotero conviene en
un todo con las narraciones históricas. Gomer, fue hijo de Jophet, según la Biblia , progenitor de los
cimerianos que se establecieron en el norte del Ponto Euxino (mar negro),
extendiéndose después por parte de la
Grecia , Italia, Alemania y Francia. Parte de la descendencia
del mismo Gomer se estableció en el país que fue de los gálatas, en la Galacia , región del Asia
Menor, que en tiempos de los emperadores romanos formó parte de la provincia
del Ponto, afirmación que se deduce el hecho de que los pueblos anteriores a
los gálatas en la posesión de aquel territorio se llamaban “Gomares”,
descendientes de Gomer. A éstos alude Ezequiel en su profesía, cuando habla de
los pueblos de Gog, que se reunían contra Israel.
Del Asia Menor, esos pueblos
de espíritu aventurero y expansivo se trasladaron al Africa. De los “Gomares”
del Ponto descienden los “Gomer”, una de las cinco antiquísimas tribus que
poblaron Berbería, sobre todo en las costas del Mediterráneo, desde los
confines de Ceuta hasta el río Muluya, que en otra época dividió la Mauritania Tingitana
de la Cesariense.
De estas regiones, los Gomer
o Gomeros, por etapas sucesivas aportaron a la Canarias , principalmente
a la isla de la Gomera ,
que de ellos es indudable que tomó el nombre, como también, Vélez de la Gomera. ( B. Bonnet,
1925:161-168)>>.
Según Antonio de Lebrija
(Década 2ª. l.4º, cap.3), en África existe un belicoso género de hombres que se
llaman gomeros, y se suelen asoldar para la guerra, que andan a viva quien
venza, y estas mismas cualidades se encuentran en nuestros gomeros.
Ante éste cúmulo de
incertidumbre sobre nuestros ancestros, un sabio francés enamorado de la rica
cultura de nuestros ancestros, vino a poner
un poco de luz y orden en éste cajón de
sastre en que la historiografía oficial
había convertido la historia de Canarias. En su libro publicado en 1890,
premiado por la Academia
de Ciencias de París, Cinco años de estancia en Canarias, el doctor René
Verneau, (1852-1938) acaba su introducción a la obra mencionada con las
siguientes palabras: <<...Quizás este libro interese al lector,
aprendiendo en él lo que han sido son
las islas Afortunadas, demasiado alabadas por unos, demasiado despreciadas por
otros y mal conocidas por casi todos>>.
Creemos que este pensamiento
de Veneau, encierra todo un compendio sobre la realidad social y cultural en
Canarias, ya en el encabezamiento del primer capítulo de su obra nos advierte
que: << Estas no son ni la Atlántida , ni las Górgades, ni las Hespérides, ni
los Campos Elíseos de los griegos.>> Verneau, con toda su carga
científica nos describe la auténtica historia de este nuestro pueblo. Un pueblo
otrora autosuficiente, noble y orgulloso de su patria y portador de unos
valores éticos y humanos superiores, se vio sin transición previa en una
situación donde el hombre es explotado de manera inmisericorde por el hombre
hasta las máximas consecuencias. Verneau desarrolla la micro historia, alejada de
las rimbombantes historias de cartón piedra creadas para sastifácción y
adulación de unos pocos sin historia. La
historia que nos muestra Verneau, es la
real, la de unos canarios embrutecidos por el corrompido poder colonial y sus
fieles cancerberos, la oligarquía y el caciquismo locales, nos muestra un
pueblo plagado de enfermedades, de miserias sin cuento, infectado por los
piojos, las chinches y las pulgas. Las enfermedades de piel y pulmonares son
tan frecuentes que se aprende a mal vivir con ellas como si fuesen un hecho
natural, y donde además la mendicidad es la principal ocupación de los
habitantes de las islas, esta situación de extrema miseria obliga a buscan en
la brujería remedio para sus enfermedades, que una medicina sostenida por y
para los ricos se niega a darles, y un consuelo espiritual que la corrompida
iglesia les niega simplemente porque no pueden pagarlo, esta fue la verdadera
realidad social del pueblo canario-mazigio y no la que edulcorados autores han
pretendido trasmitirnos. Si bien la situación descrita tuvo lugar en un tiempo
pasado no muy lejano, estimamos oportuno recordarlos por dos razones: la
primera, porque en la actualidad continua existiendo en canarias un mayor
índice de pobreza que en tiempos anteriores si comparamos el numero de
habitantes actuales con el de épocas pasadas, segundo porque lamentablemente,
los ciclos históricos en Canarias suelen repetirse más veces de las que
desearíamos.
Cuando consultamos algún tratado sobre la historia del
pueblo guanche, invariablemente nos encontramos con que, todo lo referente al
periodo histórico pre-colonial, los autores lo encasillan como prehistoria
guanche, entendemos que este vocablo referido a un periodo de nuestro pasado no
es adecuado ya que este término se aplica a aquella parte de la historia del
hombre de la cual se tiene conocimiento mediante los estudios arqueológicos sin
que medien documentos escritos.
Por consiguiente, si tenemos en cuenta que la definición
de prehistoria se aplica a un pasado anterior a la historia escrita (al margen
del tipo de soporte empleado para la escritura), el periodo histórico de
Canarias a que nos referimos debe ser tratado como Protohistoria ya que abundan
los documentos escritos que tratan del mismo, estando escritos-además-en el
soporte más perenne que el hombre ha usado para trasmitir sus mensajes a la
posteridad, dejando reflejados en él sus pensamientos, perpetuar el recuerdo de
hechos acaecidos, las suplicas a sus deidades e incluso sus leyes, este soporte
no es otro que la piedra.
En cuanto al
estado actual de la cuestión sobre nuestro patrimonio arqueológico y
etnográfico, da la impresión de que en torno al mismo se a creado en Canarias
una especie de comisarios culturales que se han autoeregido en los únicos
interpretes del pasado cultural de nuestro pueblo, amparándose en la
“profesionalidad” o “especialidad” que les confiere sus títulos academicos, y
que les sirven para formar círculos blindados donde sólo unos pocos privilegiados
que creyendo estar en posesión de la
verdad absoluta sobre el acontecer histórico, deciden a su antojo que parte de
nuestro pasado puede ser divulgado o no, dándose el caso de que, determinados
medios de comunicación no publican los trabajos que les presentan algunos
estudiosos de nuestra historia sin antes pasarlos por la censura de los
directores ciertos organismos. Por otra parte, es frecuente que cuando estos
profesionales realizan alguna prospección o estudio en los yacimientos
arqueológicos canarios, los resultados obtenidos suelen manejarse entre los
miembros de un círculo muy limitado de especialistas o son publicados en
revistas especializadas extranjeras, o en otras locales también especializadas
y de difusión muy limitada por sus precios elevados, por ello los canarios
de a “pie” nos vemos obligados a ignorar los avances habidos en este campo, a
pesar de que tanto los estudios realizados, como quienes los llevan a cabo, se
sustentan de los presupuestos procedentes de los impuestos que pagamos todos
los canarios. Sería deseable que tanto estos profesionales como los
organismos de que dependen, mantuviesen un contacto más frecuente con la
sociedad a través de los medios de comunicación populares locales, para que los
ciudadanos estemos debidamente informados de los avances llevados a cabo en
esta importante parcela de nuestra cultura.
Cuando se hace referencia al primitivo pueblo canario, se
nos dice-con cierta carga peyorativa. que éste era un pueblo estancado en la era
neolítica, es indudable que quienes así se expresan conocen de manera muy
superficial nuestro pasado. Si bien es verdad que en aquellas islas donde
abundan las cuevas amplias y espaciosas éstas eran preferidas como habitación,
no es menos cierto que las mismas, eran ocupadas por solo un 20% de la población, el resto vivían en
poblados de casas construidas de dobles piedra seca, y con la techumbre
compuestas de trocos y paja o ramas, cubiertas con una torta de barro o bien
con lajas, la mayor parte de las cuevas utilizables eran dedicadas a centros
cultuales y hospitales, pero principalmente para guardar los ganados, principal
fuente económica de la sociedad guanche. Las cuevas situadas en lugares
escarpados de difícil acceso eran
destinadas generalmente para guardar granos,
otras que reunían determinadas características se usaban como
sepulturas. Siendo la sociedad guanche esencialmente ganadera, y que practicaba la trashumancia estacional
desplazando grandes rebaños, como es natural poco interés pusieron en
desarrollar una cultura urbana, aún así, quedan suficientes vestigios
arqueológicos para afirmar que en épocas inmediatamente anteriores a la llegada
de los conquistadores europeos existieron núcleos urbanos estables donde se
desarrolló una cultura humanamente avanzada. Esta cultura en lo material, había
venido sufriendo un franco retroceso debido a la caída del imperio romano. Con
el desplome de éste, se cortaron las comunicaciones con el exterior y islas
quedaron inmersas en el olvido durante más de mil quinientos años, perviviendo
sólo en la memoria de las leyendas y en los poetas clásicos.
Este
aislamiento forzó a los isleños a valerse solamente de los medios materiales
que el entorno natural les ofrecía. Es bien sabido, que las islas carecen de
metales factibles de ser manufacturados artesanalmente, aunque es evidente que
los mismos ya manufacturados se conocieron y fueron utilizados en las islas
como queda patente por las obras de ingeniería llevadas a cabo y de las cuales
el cronista de la conquista de Gran Canaria
Antonio Sedeño nos da las siguientes noticias: <<...Tenían muchas acequias de agua y con grande
admiración tienen una gran peña viva agujerada por espacio de un cuarto de
legua que atraviesa un gran cerro por donde condujeron parte de buena cantidad
de agua por aprovechar con el riego buenas tierras; que llaman la Vega , y el principio nace de
unos barrancos muy hondos y la subieron por unos acueductos haciendo calzadas
por donde llaman Tejeda...>>. (Es
posible que un acueducto similar al descrito por Antonio Cedeño y que se
encuentra en el barranco de infierno en Adeje,
Tenerife, sea obra de la época.)
Como hemos dicho,
los guanches desarrollaron una cultura material basadas en los elementos que
podían obtener de su entorno; y estos eran la piedra, el barro, los huesos y
las materias vegetales, por ello cuando los europeos de la baja edad media
iniciaron la conquista de las islas encontraron en ellas una cultura material
que estaba en plena decadencia, no así en los aspectos espirituales y morales
en los que eran muy superiores a los portados por los conquistadores (extremo
éste ampliamente documentado por los propios cronistas de la conquista.) Por
otra parte, cabe preguntarse si los pueblos que se adaptan al entorno en que
habitan, como los antiguos griegos, o los que construyeron Petra; antiguos
iberos; egipcios de las primeras dinastías; los actuales pueblos esteparios;
los primitivos norteamericanos Inuits y
Lapones, ¿deberíamos darles el calificativo de neolíticos por el hecho de no
desarrollar sus vidas en sociedades urbanamente organizadas?
LOS TENIKES GRABADOS DE CANARIAS
Durante el siglo
XIX un sector ilustrado de la sociedad canaria y algunos europeos, se ocuparon
ampliamente en los temas referentes a la cultura aborigen, muchos de ellos
motivados por un sentimiento romántico se esforzaron en destacar la figura del
<<buen salvaje>>, otros, entre los que cabe destacar al doctor don
Juan Bethencourt Alfonso, don Agustín Millares Torres Sabin Berthelot, René Verneau y Webb, entre otros muchos,
estos, optaron por realizar un trabajo
de investigación científica cuyos resultados una vez publicados han servido de
fuente a innumerables investigadores
posteriores, excepto la magna obra del doctor Bethencourt Historia del
Pueblo Guanche, la cual aunque era
citada con frecuencia por los autores, sufrió un inconcebible “olvido” por
parte de los editores y organismos públicos durante casi un siglo. El esfuerzo
intelectual de don Manuel A. Fariña González y el económico y editorial de don
Francisco Lemus, consiguieron sacar a la luz esta joya de la historiografía
canaria en 1991.
Uno de los investigadores que más atención
dedico a los grabados rupestres en las islas fue el doctor Bethencourt Alfonso,
en la obra mencionada nos ofrece un amplio estudio, destacando los de la isla
del Hierro sobre los cuales aporta unas traducciones realizadas por el eminente
especialista Mr.Campbell. En dicho trabajo el doctor Bethencourt partiendo de
estas traducciones sostiene la tesis de la ascendencia Íbera-turdetana de los
primitivos canarios, entroncándolos lingüísticamente con los vascos, y expone
la analogía de algunas palabras con el japonés y el celta, extendiéndolo a la
lengua libíca-bereber y celta-bereber e incluso fenicio, egipcio, y romana,
vestigios lingüísticos de las múltiples
culturas que pasaron o se asentaron en nuestro Archipiélago. Los petroglifos de
Tenerife no son mencionados por el doctor Bethencourt, posiblemente por
desconocimiento de los mismos o porque no les dio la importancia que atribuyó a
los de La Palma ,
Gran Canaria y Hierro. En todo caso, centró su atención en los letreros de la
imagen de la Diosa
Chaxiraxi (La
Virgen de la
Candelaria ), haciendo traducir por el mencionado Mr. Campbell
las letras que esta tiene grabadas, el resultado de la misma da una procedencia
Etrusca a la imagen (naturalmente se entiende que se refiere a la primitiva)
según dicho autor. Por otra parte, no deja de ser interesante el contenido de
uno de los sesenta paneles cuyas
traducciones aporta el doctor Bthencourt, el número cuatro perteneciente a la
isla del Hierro que traduce como: Machisala Bimaku al /Machisala Bimaku
poder <<Machisala el rey (o gobernador) de bimbachos>>, en este
panel se recoge además el nombre más antiguo de un gobernador de la isla y
aporta el gentilicio “Bimbache”.En una de las tabletas figura un personaje
llamado Machi como rey de Tano,
(Tanu-Tenu=Teno) probablemente en Tenerife.
No cabe duda de que este planteamiento entra en
contradicción con las afirmaciones de algunos cronistas coetáneos de la
conquista de las islas por los europeos, quienes sostienen que los guanches
desconocían la navegación, si esto era así ¿cómo se comunicaban entre islas?.
El
Ingeniero Cremonés al servicio de Felipe II, Leonardo Torriani en su
<<Descripción de las Islas Canarias>>, refiriéndose a los
habitantes de Gran Canaria recoge lo siguiente: <<...También hacían barcos del árbol
drago, que cavaban entero, y después le ponían lastre de piedra, y navegaban
con remos y con vela de palma alrededor de las costas de la isla; y también
tenían por costumbre pasar a Tenerife y a Fuerteventura y robar...>>. Esta afirmación de Torriani,
confirma que los guanches practicaban la navegación entre las islas aunque, de
manera rudimentaria debido a la pérdida por desgaste y oxidación natural
durante centurias de las herramientas metálicas que en su día usaron, las
cuales no pudieron ser repuestas por depender del exterior el suministro de las
mismas, lo que produjo el natural retroceso en las técnicas de ingeniería
naval.
El insigne naturalista e historiador de
Canarias, Sabin Berthelot- cónsul de Francia en las islas- en su obra Antigüedades
canarias, nos ofrece un interesantísimo estudio epigráfico y
lingüístico sobre los grabados rupestres
de las islas. La parte de este trabajo dedicado a la isla del Hierro fue
desarrollado con los materiales que le facilitó directamente el sacerdote
herreño don Aquilino Padrón, el primer “explorador” con curiosidad científica de “los letreros”
del Hierro, quien aprovechando unas vacaciones en su isla natal en 1870 se
interesó por los grabados e hizo los primeros dibujos de los mismos que posteriormente cedió para su estudio a
Sabin Berthelot.
GRABADO
RUPESTRE-3
El
estudio esta ampliamente documentado por lo que me permito recomendarlo a
aquellos lectores que estén interesados en el tema, la edición que manejo es la de “Goya Ediciones”, Santa
Cruz 1980. Berthelot, sostiene el planteamiento de que: <<...una lengua puede
extinguirse en un lugar y ser reemplazada por otra; entonces el lingüista
exclusivo ve el nacimiento de una
raza>>. Es
lo que a pasado en las Canarias. Los descendientes de los guanches adoptaron
todos el español, creyéndose que no existía más hasta el momento en que
Berthelot demostró que ellos forman parte en realidad del fondo de la población
de todo el archipiélago. Más adelante continua: <<...o bien es la lengua de los
conquistadores la que reemplaza a la de los pueblos conquistados; pero en este
último caso, según los recuerdos tradicionales, las inscripciones lapidarias y
los documentos históricos, las huellas del antiguo lenguaje se reconocen
siempre en la extrañeza de ciertas expresiones, en las denominaciones
topográficas y en los nombres propios que se trasmiten a los descendientes.
Esta fue la suerte que corrió la lengua del antiguo pueblo de
Canarias.>>. Por lo expuesto, queda claro
que las bases de la antigua lengua de los canarios sigue vigente en gran parte,
en los modismos y giros empleados por los castellanohablantes de nuestros
pueblos y en la extensa toponimia (yo personalmente llevo más de dos mil
quinientos topónimos recogidos hasta la fecha) en los nombres y apellidos de
origen guanche que aún susciten en nuestras islas, pero, sobre todo, en los
innumerables paneles con grabados rupestres alfabetiformes que existen en todas
las islas, los cuales los especialistas-salvo algunas excepciones- no han
sabido o no han querido traducir. Confiamos y deseamos, que de las nuevas generaciones
de canarios surjan algunos capaces de emprender la noble tarea de sacar a la
luz el riquísimo legado escrito que nos han dejado nuestros ancestros, y con
ello reafirmar una identidad que continuamente pretenden usurparnos.
LOS PETROGLIFOS DE CHINECH (TENERIFE)
La existencia de
grabados rupestres en Tenerife estaba prácticamente descartada hasta el año
1982 (un Catedratico de la
Universidad de La
Laguna , hoy destacado investigador de los petroglifos
canarios, afirmaba en una publicación impresa en Sevilla que en Tenerife no
existían grabados rupestres, cuando se le
recuerda este hecho responde que fue “pecado de juventud”.)
1991 fue el año en
que se publicó el primer tomo de la obra del doctor Bethencourt Alfonso, este
libro supuso para un gran sector de la sociedad canaria poder saciar la sed de
conocimientos sobre el pasado isleño. La lectura de la mencionada obra impulso
a un buen número de jóvenes y no tan jóvenes, así como a diversas asociaciones
culturales, a patear los campos y barrancos en busca de los restos materiales
de nuestros antepasados, con la misma ansiedad que un inclusero adoptado o no,
busca a su madre biológica. Como resultado de esta búsqueda comenzaron a
aflorar hallazgos arqueológicos de notable importancia y de los cuales la
prensa se hizo eco en algunas ocasiones, esto despertó los celos de los
especialistas de varias instituciones oficiales
quienes arremetieron contra los estudiosos de nuestra identidad, a
través de orquestadas campañas de prensa dirigidas a mantener el estatus de
privilegios y prebendas que venían
disfrutando. La reacción del mencionado colectivo acusando de saqueadores y
destructores de los yacimientos a quienes de verdad se preocupaban –y siguen
preocupándose - por los mismos, fue como mínimo lamentable.
Esta postura por parte de un colectivo habituado a una
situación cómoda de trabajo en confortables despachos y que no fue capaz de
encajar el hecho de que el patrimonio arqueológico canario es superior al que
propugnaban, y al cual no se le estaba prestando-ni se le presta- la atención
debida, posiblemente por que quienes dirigen estos organismos, tienen asumido
que el patrimonio canario se compone solamente de Conventos, Iglesias y los
Palacetes de una oligarquía otrora poderosa.
Es indudable que, la presión social de
aquellos momentos obligó a estos especialistas a dejar sus despachos y dedicar
una parte mayor de su tiempo a los trabajos de campo gracias a los cuales se
llevaron a cabo algunas prospecciones y estudios en varios yacimientos
arqueológicos muchos de los cuales hacía ya tiempo que estaban localizados y
catalogados.
Quizás los primeros yacimientos de
petroglifos de los que tuvo conocimiento el publico, fueron los de Hoya Fría
(barranco del muerto), y los de Aripe (Guia de Isora), éste último, resultó
prácticamente destruido por obras que llevó a cabo el ayuntamiento para una
conducción de aguas lo que motivo cierta polémica en la prensa local por
aquellas fechas. En cuanto al panel de barranco del muerto ya era conocido por
los catedráticos M.C. Jiménez y A. Tejera, quienes lo dieron a conocer en el V
congreso de Historia Canarioamericana en 1982, aunque se concretaron solo en dos barcos desechando
el resto del panel, posteriormente, el conservador del Museo Arqueológico y
Etnográfico de Tenerife don José Juan Jiménez González da a conocer un
detallado trabajo sobre el yacimiento en el número 3 de la revista Investigaciones
Arqueológicas, que edita la Dirección General de Patrimonio Histórico. El interés
que suscitó el mencionado yacimiento movió al Gobierno Autónomo a promover
expediente de declaración del lugar como zona arqueológica-bien de interés
cultural, lo que comunica al Cabildo Insular de Tenerife en oficio de fecha 23 de marzo de 1992, a pesar de que el
cabildo entiende que el mencionado decreto creaba un conflicto de competencias
sobre la materia ya que las mismas les fueron traspasadas a los cabildos
insulares por decreto del 12 de abril de 1988, no obstante el cabildo de
Tenerife decide continuar con el expediente y lo comunica al Ayuntamiento de
Santa Cruz con fecha el 6 de junio de 1996. A pesar
de haber sido declarado el yacimiento zona arqueológica-bien-de interés
cultural, los paneles ya casi han desaparecidos debido al empuje de las máquinas de las constructoras sin que, al parecer, nadie haya
puesto remedio a este atentado perpetrado contra la cultura canaria y
universal.
La destrucción de yacimientos con paneles de grabados ha
venido siendo tan sistemática que, induce a pensar en si estos actos de
vandalismo no estarán dirigidos por ocultos intereses, pues, además de los
mencionados han sido dañados o destruidos paneles en Chijafe; Arona; Fañabe;
Santa Úrsula; Adeje; Geneto; Los Baldíos; Gonzalianez, etc., y conjuntos
arqueológicos “protegidos”como
Guargacho, los Goros, en la
Punta de La
Rasca , el templo guanche de los Rodeos, Cañada de Los
Ovejeros, Pirámide de Icod, etc., todos ellos en la isla de Chinet.
La toma de
conciencia por parte de la sociedad del inestimable valor arqueológico e
histórico de los petroglifos de Tenerife, quizás se lo debamos al profesor don
Rafael Oropesa Hernández, quien en Diciembre de 1991 denunció a través de los
medios de comunicación la destrucción que de las piedras con grabados rupestres
que se venia haciendo en Los Baldíos con motivos de unas obras de ensanche de
la carretera, estos grabados que, en la zona son innumerables, habían sido
descubiertos por el señor Oropesa y puesto en conocimiento de los organismos
competentes en junio de 1986 y hasta aquel momento (1991), no se había tomado ninguna medida para la protección de los mismos, por el contrario
las obras emprendidas por el Cabildo los estaban haciendo desaparecer al
derribar los muros de las huertas lindantes con la carretera y ser reutilizadas
las piedras en la reconstrucción de las paredes. A raíz de esta nueva polémica
que tubo un amplio reflejo en la prensa, fueron recuperadas una importante
cantidad de piedras con glifos y depositadas en el Museo Arqueológico de
Tenerife, actualmente algunas de ellas están expuestas al público en una sala
de reciente inauguración donde pueden ser admiradas por los estudiosos de
nuestro pasado ancestral.
Uno de los hallazgos arqueológicos que más impactó en la
opinión pública canaria durante la última década del pasado siglo, fue sin duda
alguna el de la piedra zanata, zenete o zenetu, incluso superior al que motivó
la polémica sobre las Bazinas o Pirámides Canarias.
El hallazgo del objeto en cuestión suscitó una clara división
de posturas en la sociedad Canaria, en un bando estaban quienes apostaban por
la autenticidad de la piedra, y en otro, los que cuestionaban la misma, entre
estos últimos se encontraban determinados estamentos de la Universidad de La Laguna y representantes de
un determinado partido político que no destaca precisamente por su defensa de
la identidad canaria.
Quizás la victima inocente de la
polémica desatada en torno a la piedra Zanata fue un extraordinario canario de
corazón, y traductor de los signos grabados en la piedra, el catedrático de estudio Árabes e Islámicos de la Universidad de La Laguna don Rafael Muñoz
Jiménez, quien como consecuencia de su participación el tema de la piedra
Zanata, el cual se limitó a la traducción de los signos en ella grabados como
hemos dicho, y a la publicación posteriormente de un libro sobre su trabajo.
Éste investigador se vio atacado por algunos de sus colegas y por algunos de
los políticos de turno, con tal virulencia que como consecuencia enfermó de tal
gravedad que jamás logró recuperarse totalmente, por lo cual podríamos aplicar
en este caso aquello de que <<Entre todos le matamos y el sólo se
murió>>. En una de mis visitas durante su enfermedad me manifestó que
sólo le acongojaba dos cuestiones, la primera, el futuros de sus alumnos en la Universidad , y la
segunda el no poder dar fin a la traducción de los grabados de la isla del
Hierro, estos pensamientos en un hombre que
estaba en la puerta de la muerte, nos da una idea de la grandeza del
espíritu que animaba el pequeño cuerpo de aquel gran ser humano.
Y como el tiempo acaba dando la razón a quien la tiene, me
sirvió de gran sastifacción el haber escuchado a una de las personas implicada
en los ataques dirigidos al Sr. Muñoz, decir públicamente en una
conferencia-coloquio que tuvo lugar en el “Centro de la Cultura Popular
Canaria”, que en cuanto a la piedra Zanata <<se había cambiado el Chip>>,
admitiendo ante la concurrencia la autenticidad de la piedra. Esperamos que en
un futuro próximo nos sorprenda con otro cambio de “Chip” en cuanto a
las Bazinas o Pirámides de Canarias.
MANIFESTACIONES RUPESTRES EN CHINECH
(TENERIFE)
Las
manifestaciones rupestres en Tenerife han supuesto una sorpresa para la
ciencia no solo por la abundancia de
yacimientos en toda la isla, también por lo variado de su temática. La zona más
rica en paneles con grabados abarca desde Anaga hasta Teno, siendo más escasos
en la banda norte donde hasta el presente han sido pocos los yacimientos
localizados, quizas uno de los yacimientos más interesante sea el de Santa
Úrsula, localizados por componentes de la Asociación Kebehi
Benchomo. Las zonas que posen un mayor número de paneles son: Santa Cruz
(Anaga, Los Campitos, Barranco de Santos, Hoya Fría, Taco, El Sobradillo), El
Rosario (Llano del Moro, Montaña Bimargen, Jagua, El Tablero, Machado, Radazul,
etc.). Candelaria (Polígono industrial, Araya, Igueste,). Güimar (Polígono
industrial, Mal País, Montaña Blanca, etc.) Arico, (Guasiegre,). San Miguel (Cambados, El Cabuquero, Roque de la Aldea , La Centinela ,). Granadilla
(Ifara). Arona, el Roque, La
Abejera , Chijafe, Mal Paso, Los Goros, Roque Bisechi, Valle
de San Lorenzo, etc.). Adeje, Fañabé, Tijoco bajo,) Guía de Isora, Aripe). El
Tanque, Cañadas de los Ovejeros, Masca,). Santa Úrsula, (La Quinta ,) La Matanza , (La Vica ). La Laguna , (Gracia, La Verdellada , Los
Genetos, Los Baldíos, Barranco de
Chamarta, Barranco de la
Carnicería , San Lázaro, San Diego, Laderas de Gonzalianes,
Jardina, Punta del Hidalgo,) Tegueste, (El Bucio) éstos son algunos de los
lugares con paneles de grabados rupestres, existen otros muchos los cuales
dejamos en el tintero por no hacer demasiado tediosa la lista de los mismos.
Los soportes
donde se encuentran las manifestaciones rupestres de la isla son
fundamentalmente pétreos y suelen estar ubicados en emplazamientos elevados,
desde donde puede contemplarse grandes extensiones del terreno y generalmente
dotados de cierto aislamiento y segregación espacial, algunos suelen estar
situados en montañas, roques y pitones, otros se localizan en las proximidades
de fuentes de agua, barrancos, manaderos e incluso en las orillas de las playas. Los grupos de
petroglifos situados en la proximidades de fuentes de agua suelen estar
formados por figuras pisiformes siendo
estas en algunos casos de grandes proporciones (Araya de Candelaria), y
habitualmente están acompañadas de cazoletas y canalillos y de algunos signos
alfabetiformes realizados con la técnica de abrasión. En general los grabados
suelen estar realizados con diferentes
técnicas dependiendo en muchos casos de la dureza que presente el
soporte pétreo. Hasta el momento se conocen estaciones de grabados practicados
con técnica incisa fina y gruesa, de piqueteado, de abrasión y rayado, los que a su vez se
subdividen en varias formas. En cuanto a la temática de las inscripciones es
bastante amplia, predominando las esquemáticas-geométricas, figurativas y
alfabéticas, hasta el momento no se conocen pinturas rupestres en Tenerife.
Un tema que sería
interesante de estudio es el de la manifiesta similitud de los grabados
rupestres de Canarias con otros localizados en el continente y en la costa
atlántica de la
Península Ibérica (Galicia y Portugal), además de otros
similares localizados en lugares tan distantes como Irlanda, Brasil, Argentina,
Chile, Colombia, Venezuela, Cuba, México y algunos estados de Norteamérica.
Estoy seguro de que un estudio serio sobre la correspondencia de nuestros
grabados (especialmente los de tipo alfabetiformes y figurativos), con otros
existentes en los países mencionados nos depararía más de una sorpresa.
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