RETAZOS DE CULTURA
GUANCHE
Según el Dr. D. Juan
Bethencourt Alfonso en: Historia del Pueblo Guanche
Tomo II, Edición
Anotada por Manuel A. Fariña González.
Es indudable que en
la historiografía canaria existe un antes y un después de la publicación de la
magna obra de D. Juan Bethencourt. La sociedad canaria tiene una deuda de
gratitud contraída con el librero y editor D. Francisco Lemus, quien asumió
el riesgo económico de su publicación.
Recopilación de E. P.
G. R.
16.
RELIGIÓN Y CULTO A LOS MUERTOS:
—Embalsamamiento. Introducían el
bálsamo al cadáver por la boca, narices, recto, etc.; y luego untaban todo el
cuerpo; y luego lo amortajaban con las pieles y lo exponían algunos días al
sol. Pasado un cierto tiempo lo metían en una cueva funeraria y la tapiaban con
piedras secas. Es raro encontrar un cementerio guanche (cueva) que no tenga una
porción de leña, ya de sabina o de brezo, así como tierra colorada (Adeje).
—Antes de embalsamar los
cadáveres, los lavaban con jugo o leche de tabaibilla para que se mirlaran
(Barranco Hondo).
—Hemos encontrado esqueletos con
sustancia negruzca idéntica al bálsamo de los guanches y aún dentro de algunos
cráneos (San Miguel).
—Se conoce había personas que
tenían la industria de preparar el bálsamo y tenían grandes depósitos, como
hemos descubierto en cuevas de Candelaria, Guía y Arona (San Miguel).
—Estoy convencido tenían varios
procedimientos, pues en unos se encuentra el bálsamo adherido y en otros no hay
ni señales. He observado que los mejor conservados no tenían bálsamo, como si
los desecaran y curtieran (San Miguel).
—Dentro de una cueva de Araya se
encontraron dos momias y en la misma cueva el bálsamo de los guanches,
compuesto de mocanes machacados y unto de cerdo (Araya de Candelaria).
—Dicen también tenían tres clases
de bálsamos; siendo el principal para ciertos jefes (Arona).
—Exequias. Las celebraban durante
los 15 días que el cadáver permanecía expuesto al sol después de embalsamado
(Granadilla).
Honras fúnebres. Al cadáver lo
acompañaba toda su familia durante unos días con sus noches, hasta conducirlo a
la cueva; en cuya puerta hacían también cierta ceremonia antes de marcharse.
(Barranco Hondo).
—Al individuo que moría lo
lloraban mucho, acompañando al cadáver durante seis días, pero colocados a
cierta distancia, la familia, amigos y vecinos del muerto. Desde luego
colocaban el cadáver junto a la cueva en que había de ser inhumado, al aire
libre; encendiendo hogueras por las noches en dicho sitio.
El cadáver era colocado boca
arriba, y lo inhumaban al sexto día después de una ceremonia de despedida. La
familia del muerto llevaban la comida para todos los acompañantes durante esos
días (Barranco Hondo).
—Cuando moría alguno, las
familias y vecinos se reunían y lo lloraban mucho (Arona).
—Dicen que cada ocho días sacaban
las momias y las lloraban. ¿Sería que iban cada ocho días a ver si estaba
mirlada y la llorarían hasta que al fin la dejaban cuando la encontraban bien
momificada? (Arafo).
AMORTAJAMIENTO:
—Amortajamiento. Es indudable que
todos los cadáveres guanches eran amortajados, pues aún en las cuevas en que
aparecen sólo esqueletos se encuentran restos de vestidos, cuentas, etc. y
demás adornos que usaban (San Miguel).
Enzurronados. El vestido en vida
no era igual al amortajado, pues los había encontrado el viejo Sierra unos que
se conocían eran amortajados, y estaban enzurronados y puestos de intento de
cierto modo, y otros sorprendidos por la muerte sin haber sido amortajados;
pero que también vio muertos que habían sido amortajados con los vestidos que
usaban en vida (Arona).
—Para coser las pieles empleaban
los guanches cuerdas de tripa. Basta coger un intestino delgado de cabra, etc.,
y limpiarlo detenidamente y por completo, y luego torcerlo para obtenerlos
(Güímar).
—Conducción de cadáveres. Lo
hacían al hombro sobre varales (Granadilla).
—Sepultureros. Tenían nombrado un
sepulturero y una sepulturera, para enterrar cada sexo al suyo; que les estaba
prohibido comunicar con los demás. Eran mal mirados (Araya).
ENTERRAMIENTOS:
—Túmulos. En la cueva de La Hilandera , en Las
Galletas, Agustín Reyes Trujillo, del Valle de Arona (viejo como de 80 años),
descubrió hace años como un matorral bien hecho, como de 1 metro de alto, dos
de largo y uno de ancho, que tenía dentro el esqueleto de un hombre. Las
piedras estaban colocadas con cuidado y esmero. Este matorral estaba en un
morretito un poco más arriba de la dicha cueva, y como a 1/2 kilómetro del mar
(Las Galletas, Arona; 1907).
—Se han encontrado en Ayesa
sepulturas con lajas espetadas (Arafo).
—Por dentro del Topo, en un beril
del barranco del Medio existen aún los restos de un sepulcro rodeado de lajas
espetadas (Arona).
—Ha sido frecuente, según dice el
pastor que relato, y el dicho Esteban Ramos (lo que quiere decir era también general
en el Sur) encontrarse sepulcros del siguiente modo en las cumbres a la altura
de Vilaflor, una serie de lajas vivas empinadas, como de 1/2 vara a 3 cuartas,
dispuestas como hoy en forma de ataúd, el fondo también de laja; luego encima
restos de varios cadáveres, y encima de ellos otra serie de lajas, y todo
cubierto con tierra, que había de quedar como un cerrito. Aún existe uno, en
medio de un llano, en El Traste, pegado al Pinalito (jurisdicción de Vilaflor).
Esteban Ramos ha encontrado varios en distintos puntos de la cumbre. Otros se
encontraron igual, cerca del mismo punto, junto a La Ladera. Éste estaba junto
a una cueva que se conoce fue habitación guanche (Granadilla, Vilaflor y Sur de
Tenerife).
—Han encontrado túmulos (lajas
espetadas alrededor). Información dada por un viejo pastor (Granadilla).
—A los guanches, cuanto mayor
categoría, los sepultaban en montañas mas elevadas (La Guancha ).
Como en algunas otras partes se
han encontrado en la Cruz
de Itote lajas espetadas alrededor de sepulturas. Otras se han encontrado como
un empedrado como de dos metros de largo y uno de ancho, de piedras grandes, y
debajo un sepulcro con huesos (Barranco Hondo).
—Sarcófagos. Se encontró uno en
El Picacho, de tea, que pudimos reconstruir en parte, y que conservamos en el
Gabinete Científico. Es como una especie de dornajo, que lo cubría una tabla de
una sola pieza. En una cueva tapiada (Barranco Hondo).
CUEVAS
FUNERARIAS:
—Las cuevas sepulcrales de los
guanches unas eran para los jefes y otras para el público; lo mismo que a los
primeros los ponían en lechos distinguidos, sarcófagos, entarimados, etc., y
los otros sobre el suelo. Dicen también tenían tres clases de bálsamos; siendo
el principal para ciertos jefes (Arona).
—En la Media Montaña ,
debajo de Barranco Hondo, descubrimos otra necrópolis con más de 100 cráneos en
una cueva y una seudomo-mia de mujer y de niño, como de 4 ó 5 años.
Estas se encontraban en una gran
grieta próxima a la caverna. La mujer, envuelta en pieles de cabra y de oveja,
tenía por sarcófago una rama de árbol, entre cuyos gajos en diferentes
direcciones la acomodaron perfectamente.
Muchos de los cráneos tenían
huellas de heridas más o menos grandes: había cicatrices horribles que curaron
(Barranco Hondo).
—En una cueva de Igueste de
Candelaria descubrí el año 1885 una necrópolis bastante extraña de nueve
cadáveres. La cueva es pequeña con suelo de basalto ahoyado naturalmente y de
estrecha entrada.
Los cadáveres estaban revueltos,
con los miembros entrelazados al azar, como si precipitadamente los hubieran
arrojado allí de cualquier modo. Algunos tenían las manos contraídas. Los más
tenían collares de cuentas de arcilla al cuello y algunos, además, alrededor de
la cintura.
Todos estaban bajo una cubierta
común de una sustancia negruzca de olor particular que ofrecía los caracteres
del bálsamo guanche, mezclada con tierra desprendida del techo.
Como se deshacían al tocarlos,
necesitamos disponer de muchas horas para irlos estudiando en sus
particularidades. Sólo pudimos salvar uno y en regulares condiciones (Igueste
de Candelaria).
—Se han encontrado restos en el
Entando, Pico del Valle, barranco de la Fuente , Perdomo, cueva de Reina en Perdomo
(Arafo).
—En la cueva de la Marrera es tradición de
que vivieron. Esta cueva estaba toda empedrada con lajas; y en ella hemos
encontrado muchos huesos de guanches. También existe otra en el barranco de
Juan Luis, donde se hallaron muchos huesos y cuentas (Güímar).
—La tradición dice que las cuevas
funerarias eran comunes a mujeres y hombres (Granadilla).
—En una cueva que está en el
barranco de La Majada
de La Casita ,
en el Pinar de Las Cocinas, Granadilla, se encontró entre restos guanches una
aguja, del tamaño de las de albarda (11 cm.), al parecer del informante era una
espina de pescado, delgada como una aguja de albarda, pero del medio hacia
adelante mas fina, ligeramente encorvada, teniendo un agujero o culo como las
agujas del día (que se conoce fue hecha) (Granadilla).
—En Chimichi hay una cueva, de
boca estrecha y ancha dentro, enlosada, con muchos huesos y cráneos; debajo
como pinocho en cama.
—Nunca hemos encontrado en estas
grutas (cuevas funerarias) nada parecido a lo que dice en una nota Viera,
tomada del obispo Rochester, respecto a la costumbre de los guanches de poner vasijas
(con leche o manteca) junto a los cadáveres. Sólo tahonas, cuentas, anzuelos,
trozos de bastones.
Por regla general elegían cuevas
de suelo y paredes más impermeables y menos expuestas a la acción de los
agentes exteriores; prefiriendo las de entrada angosta; unas son de fácil
acceso y otras dificilísimo, sin duda por las transformaciones sufridas con el
tiempo.
Hemos hallado cuevas de 4 ó más
metros de altura sobre el suelo, conservando al pie del risco como montones de
piedra a manera de pirámide que sirvieron de escalera. Hay otras, en cambio, a
mitad de riscos profundos en que un estudio geológico del terreno demuestra sin
ningún género de dudas se conservan casi en iguales condiciones respecto a la
altura y configuración, siendo difícil explicarse cómo podían penetrar en
dichas cavernas, donde sin embargo hay restos mortuorios. Después de meditarlo
mucho nos inclinamos a creer que esos riscos estuvieron vestidos de vegetación,
como sabinas, etc., que utilizaban como peldaños.
Aparte de algún majano que a
guisa de escalera hemos hallado dentro de grandes cuevas, para subir a grietas
o naturales covachas contenidas en las mismas cuevas, nada hemos encontrado que
revele la mano del hombre para mejorar o embellecer esas grutas (San Miguel).
—En la cueva de las Posadas en el
barranco de Urchilla, excavada en el centro de un risco de basalto, a 8 varas
del fondo del barranco, se encontraron sobre dos capas de lajas ingeniosamente
dispuestas por pavimento, numerosos restos de esqueletos guanches. No en todas
las cuevas se hallan estas lajas (San Miguel).
—En una cueva del barranco de
orchilla encontré restos de cadáveres guanches tendidos sobre hileras de lajas
(San Miguel).
—En Chimbesque hace años
encontramos en el barranco de Orchilla una cueva de suelo cóncavo con los
esqueletos tendidos de dos cadáveres guanches bajo un techo formado de palos
atravesados, a manera de bóveda, con una capa encima de piedras y tierra, no
sabemos si intencionadamente puesta o si fueron desprendimientos del techo.
Esta inhumación debía ser de
época remota porque gravitaba sobre el techo de madera y del resto de la gruta,
una capa de excrementos de aves de 1 1/2 de espesor (San Miguel).
—En el barranco del Busio, risco
de Tosca, en San Miguel, (se encontraron restos de dos adultos y dos niños, ver
apartado de Enterramientos). El espesor del techo de barro que cogía toda la
cueva tendrá como una mano, de barro gredoso, que no hay en la cueva ni en los
contornos. Esta cueva está como a 18 varas del suelo y como a otras 18 de la
vera. La cueva es de picón negro o arenisco, como el de las tuneras; que sólo
podría mojarse con aguas y viento del poniente, que no es ordinario; la boca
tendrá como 1/2 vara de diámetro en todos los sentidos, y de alta, dentro como
1 1/2 vara. Sobre el lecho de ramas había otro de lana de oveja y de cabra
(pero no se sabe si fue intencional o desprendida de las pieles, sin embargo no
se ha encontrado piel de oveja). Junto al cadáver de la que se presume mujer
con el niño encima, a su izquierda estaba otra calaverita de otro niño y por la
derecha como el cadáver que suponen de un hombre (un matrimonio), de modo que
ella estaba al medio de la cueva y los demás a los lados, como queda dicho, con
las cabezas para el fondo. Dicen que no fueron éstos amortajados, no estaban
enzurronados, sino que los restos de pieles indican eran sus vestidos (de modo
fue que se dejaron morir allí). Junto a la puerta se encontraron 5 lajas de
barranco, vivas, de un lajial que está cerca de aquel punto, como de 2 a 3 cuartas
que tapaban la puerta, cogida con barro (unas delante de otras dos, y otras dos
para una grieta que quedaba de las dos lajas anteriores). Dice que uno por
dentro podía taparse como estaba. Junto a la puerta había un leño de tajinaste,
como de una vara, del grueso de una muñeca, ¿como tranca!, pues como las lajas
no llegaban por completo arriba, se conoce fue atravesado a la puerta para que
descansaran las lajas sobre el leño (San Miguel).
—En barranco del Busio, risco de
Tosca, en San Miguel (por Victoriano Trujillo, de Vilaflor), se encontró como
medio niño, de unos cinco o seis meses de nacido que tenía en la espalda como
un moñito como hoy le recogen a los chiquillos la ropa por detrás. Estaba el
niño acostado sobre el pecho de la madre, de arriba abajo (según presume el
informante). La madre estaba estirada sobre la faz del suelo con los pies a la
puerta, y teniendo encima un techo de barro amasado, y encima se conoce
pusieron otro lecho de escobones y granadilla toda la cueva, que tendrá de
fondo, partiendo de la puerta, como 21/2 varas e igual de ancho; la puerta mira
al poniente (San Miguel).
—Se encontró una muy notable en
una cueva del barranco del Agua (Ifonche), debajo de Chimoche, con restos de
más de cien cadáveres, por el número de cráneos que contaron (Ifonche; Adeje.
Noticias de pastores de confianza).
—En el Roque y en las Cuevas de
Los Cochinos, en la Fuente
de La Piedra ,
en la Cañada
del Hoyo de Ucanca. Tendrá la cueva de fondo como 3 ó 3 1/2 varas, mirando la
puerta (que son dos, una inferior, de diámetro como de 3 cuartas, redonda,
junto al suelo estaba tapada con un lajón de tosca (como de las huertas de
papas, que se conoce la subieron del pie del risco, donde las hay por
naturaleza), sin barro; y otra, también redonda como de 1/2 vara de diámetro,
encima de la boca tapada (miraban para el poniente); de ancho tiene como 4
varas (de N. a S.) y de alta, por lo más que era junto a la puerta, como un
hombre; y el suelo sigue adentro en rampa o ladera). El suelo de la cueva, que
es toda como risco, de tosca, era natural. En el Roque y en las Cuevas de Los
Cochinos, en la Fuente
de La Piedra ,
en la Cañada
del Hoyo de Ucanca. Detrás de la puerta encontró (el informante) atravesada una
momia, enzurronada, entera y completa, boca abajo, con los brazos estirados y
manos (debajo del zurrón entre las piernas; y dobladas por las rodillas, con
los pies al alto, pero que pudo ser por la configuración del suelo, pues la
cueva hace en el centro como un hoyo desvanecido). Esta momia tenía la cabeza y
cuello libre de zurrón, de cabello negro, con algunas canas, largo como un
jeme, muy finito y como ondeado (sólo tenía el cabello de un lado), suelto; al
cuello una gargantilla de cuentas de un sólo hilo, sencillas y todas delgadas,
con una rayita al medio; ocupando el rosario todo el cuello, por detrás y
delante, atado atrás; pero había de quedarle de modo que le llegaría a medio
pecho. Las cuentas estaban ensartadas por una correa de cuero de cabra, como
hoy las hacen (se conoce las pelaban, las ponían de remojo y las torcían
después). Desde el cuello a los pies estaba enzurronada, como una mortaja, con
un moño amarrado debajo de los pies, y concluía en el cuello como dos cabos que
vinieran de la espalda para terminar en un lazo delante del pecho. (En las piernas
se le ven costuras por fuera a lo largo. La mortaja tiene ya el color como de
chocolate).
Los pies los tenía, con la punta
del izquierdo sobre la punta del derecho, con los dos dedos gruesos (pulgares)
atados por una correa ancha. La cabeza, como los pies, forzados por la
disposición del suelo.
Sobre ésta, estirada y boca
arriba, cabeza con cabeza, estaba otra momia, que se deshizo al bajarla, y
enzurronada como la anterior (gargantilla con las mismas cuentas que la otra),
era igual a la anterior y más deteriorada.
Junto a estas momias y hacia el
fondo de la cueva estaban atravesados dos palos; como de 3 a 4 varas, uno de
sabina como un muslo de grueso, y otro de pino con su corcha aún, y muy sano,
un poco más delgado que el de sabina; estirado el de pino, que estaba en el
fondo sobre el suelo, y el anterior, por una cabeza en una rajadura de la pared
de la cueva y a la otra cabeza, una piedra, para que no se corriera, quedando
este andamio como una cuarta mas alta que la momia superior ya descrita. Los
palos, paralelos, distaban entre sí como media vara y tendieron después sobre
los palos un suelo de lajas de toscas (que están al pie del Roque). Encima
había los restos de 8 cadáveres, con todas las calaveras sanas y todas al lado
del N. o del Teide, y los pies todos juntos al lado opuesto. Se conoce que unos
se pusieron sobre otros. El superior que era el mayor estaba boca arriba como
acostado en esta forma. Se conoce era hombre pues las manos las tenía por fuera
del íleon a los muslos. Éste tenía una gargantilla, de un solo hilo, que las
cuentas también le cogía todo el pescuezo alrededor, pero más pequeño de
extensión que el de la momia (menos cuentas). Las cuentas de éste eran todas
largas de 1 a 3 centímetros, pero ninguna delgada como la de la mujer. Las
cuentas largas (que parece era distintivo del hombre) tienen una o dos rayitas
como adorno. Tenía este cadáver los pies juntos y atados los dedos gordos
(pulgares), pero sin montar una punta sobre otro.
De los 8 cadáveres se encontraron
correspondiendo a las calaveras, pies como de 12 a 15 años, de niño o de mujer;
y un brazo, que por la mano muy pequeña, bonita y bien conservada parece de
mujer, y la mano derecha, como una pulsera atada a la muñeca, hecha de un hilo,
dando dos vueltas a la muñeca, hecha con cuentas pequeñitas, de la forma y un
poquito mayor que un grano de trigo, engastadas en una correa de tripa, torcida
y muy fina (Ucanca).
—En la Cueva de Los Guanches se han
encontrado restos de un crecido número de cadáveres; y según tradición fue
panteón de los guanches. También afirman que allí se encerraron muchos para
dejarse morir de hambre, desesperados por la mala suerte con que combatían
(Icod).
MOMIFICACIÓN:
—Dentro de una cueva de Araya se
encontraron dos momias habrá unos 15 ó 20 años; y en la misma cueva el bálsamo
de los guanches (Araya de Candelaria).
—Hace años se encontraron en la
cueva de la Gambuesa ,
en la ladera del mismo nombre, un guanche mirlado y tendido boca arriba sobre
una tabla de sabina. El que lo halló me dice que la tabla era más larga que el
cadáver y que estaba arrimada a un lado (Igueste de Candelaria).
—Otazo, de Candelaria, encontró
como para el año 60 (1860), cuatro momias y otras dos que sacaron otros, en una
cueva en las Goteras, de Candelaria. Todas seis estaban en la misma cueva,
debajo de un sejo que tenía la cueva, unas sobre otras, unas con los pies sobre
la cabeza de la que tenían debajo, (5).
Había de hombres y de mujeres.
Todas envueltas en pieles, más o menos trozos, liados como en papel de cigarro,
si bien la orilla de la última piel estaba cosida, pero no las otras. Las
sueltas tenían trincas
Esquema de momia encontrada en La Cañada del Hoyo de Ucanca,
(Cuad.° L.).
de correas en distintas partes y
también la más superficial. El sobrante de las pieles por los pies y cabezas lo
cogían con correas a manera de moño.
El pelo de una hembra era rubio.
Había dos de varones, con la naturaleza (pene) grande (Candelaria).
—En la cueva de la Hoya de Juan Luis a la que
nos referimos más adelante, estaban colocados los cadáveres alrededor de la
cueva, juntos a las paredes, de la siguiente forma: arrimados a las paredes de
la gruta levantaron como unos poyos como de 1/2 metro de altura, de piedra
seca, pero bien construidos. Tenían de largo cerca de dos metros y de ancho
como unos 60 centímetros. La superficie superior estaba enlosada con lajas y
los bordes libres, es decir, 3 de los cuatro superiores, sobresalían de la
superficie como dos decímetros por piedras sólidas y artísticamente colocadas.
Dentro colocaban los cadáveres; uno en cada poyo (Güímar).
—En la cueva de la Hoya de Juan Luis, en la Ladera (Güímar), se
encontraron 30 cadáveres guanches. Estos cadáveres tenían las señales de haber
sido abierto el vientre, por donde le habían extraído las entrañas. En el
interior de la cavidad abdominal les pusieron flores de yerba de risco, de
negrilla o trovisquilla o coronilla y otras que no pudieron apreciarse. Es
probable que abierta la cavidad ventral y extraídas las entrañas, dividían el
diafragma para sacar por esta abertura, sin abrir el tórax al exterior, las
visceras del pecho. El examen detenido de algunas momias hacen presumir lo que
acabamos de decir. Ignoramos aún hoy qué hacían de la masa encefálica, si la
dejaban o no. (Güímar).
—He oído a algunos que las momias
guanches de hembras llevaban las manos por fuera de los íleon, como los
varones, y no sobre el bajo vientre. Las personas que me lo han dicho son
campesinos (Güímar).
—En el barranco de Amara se
encontraron cuevas con momias guanches echadas una en el suelo y otras sobre
pequeñas paredes. En la Fajana
o los Salones, cerca de Guasa, donde vivía el rey de More-que, se encontraron
una necrópolis con muchísimas momias enzurronadas (Arona).
—Momia del Museo de D. Ramón
Gómez (Puerto de La Cruz ).
Existe la momia de un infante de pocos meses, momificado, fue encontrado entre
dos momias de adultos, cerca de la cumbre o mejor las Cañadas (¿Chasna?).
—Momia. Se encontró una guancha
momificada cubierta por siete pieles, la más externa con pelos y las demás
curtidas.
Tenía guantes, mientras no los
tenía otra momia de hombre que estaba a su lado (¿Chasna?).
—En una cueva tapiada a piedra y
barro en el barranco de Gorda se encontraron tres momias guanches perfectamente
conservadas, que destruyeron el el acto.
Estaban tendidas de espaldas
sobre un pavimento de lajas.
—En el risco Bermejo de la
montaña de Chinama se encontraron otras dos en buen estado.
—Se han encontrado restos
guanches en varias cuevas del indicado barranco de Gorda, en el de Orchilla, en
la cueva del Llano del Camello, en la cueva de Los Guanches, en el Saltadero
del Hunchón, en el Lomo de Évora, en el risco de La Sabina , en el barranco de
Las Monjas, en el barranquillo del Tagoro del Rey, en la morra de las
Ma-jaditas, en la cueva del Llano de León, en el barranco del Charcón, en
Anajuana, en la Chapa
del Asno, en el vallito de Afife, en barranco de la Barca , en la cueva del Llano
del Guanche y en Las Montañitas.
La experiencia y los antecedentes
que tenemos nos demuestran que la isla era casi un cementerio por las numerosas
necrópolis encontradas. No parece se cuidaban mucho de vivir o no, muy alejados
de esos sitios.
No deja de ser extraño que en
muchas de esas cuevas se encuentran objetos que al parecer no tiene explicación
su presencia como por ejemplo molinos, anzuelos, agujas, etc., a no ser que
todos los objetos de uso del muerto los inhumaran con el cadáver. Se explica
que se encuentren bastones o dardos de tea, sabina, brezo, leña blanca, etc.,
vasijas de distintas formas, las cuentas que servían de adorno por
conservárselas puestas, etc., pero utensilios de otra índole... no lo
comprendemos. Sólo que cuevas de viviendas se convirtieran en funerarias cuando
la conquista, por necesidad (Granadilla).
—En la misma cueva del barranco
del Agua, encontró el pastor de Ifonche (Sr. Francisco, hombre veraz y
observador, al que aludo arriba) varias momias, pero una se conservaba
perfectamente, allá para el año 47 (1847) en que la descubrió.
Dentro de la cueva el sepulcro
estaba formado de lajas espetadas de canto en el suelo, del que sobresalían
como una tercia, figurando como un ataúd, y teniendo por pavimento una capa de
lajas bien dispuestas. Dentro se encontraba tendida una momia envuelta en siete
zaleas, cubierta de ramas de ajafo. Las coyunturas, a raíz de la piel del
cadáver las tenía embadurnadas con bálsamo negro, en las rodillas, codos, etc.
El cabello suelto y de un color tirando a rubio.
Muchas debieron estar dispuestas
como éstas pero estaban destrozadas, así como las lajas que formaban los
cajones etc.
(Ifonche; Adeje).
—En el barranco de Abapio, Adeje,
se encontraron hace pocos años algunas momias (Adeje).
—En los riscos de Teño se
encontraron hace unos 25 años, un guanche vestido de hombre, a lo bolero. Éste
estaba embalsamado; y para esto le habían hecho una incisión en el vientre, que
partiendo cerca de la línea alba, sobre el empeine se dirigía debajo del arca
derecha; por donde le sacaron sin duda las entrañas, le embalsamaron y después
cosieron la herida. También tenía quitado lo alto del cráneo, como un agujero;
y el pelo negro alrededor como un cerquillo. Esa herida de la cabeza estaba al
descubierto. Este guanche tenía los cueros, unos sobre otros (porque tantos
cueros se cosían cuanto más distinguidos eran), (Teño).
—En el valle de Ucanca se
encontraron dos momias, macho y hembra, que no habían sido amortajados. El
vestido de él era o iba del cuello a la corva, bolero, hecho de piel de oveja,
con el pelo para afuera, de color merino la oveja (azul y parduzca).
Por la parte superior como de
este camisón, era cerrada, ciñendo al cuello con una costura o hilván a modo de
albardero, con correa fina, abierta por delante como una camisa hasta más
arriba de la cintura, con sus ojales y correa para atarse (una correa) sola,
como \m justillo', debajo de los brazos, estaba abierto como hasta medio pecho
por cada lado y sin ojales, y esta manguita no pasaba del codo. A la cintura
llevaba una faja de dos vueltas de cuero de cabra, ancha como una mano, con los
pelos para dentro, y el revés para fuera, muy bien curtidas, blanquitas
(colocaban los cueros de oveja para afuera y los de cabra para adentro). A lo
largo de los lados del camisón, a partir come de una mano, debajo del sobaco,
bajaba una costura por cada lado.
El borde inferior estaba también
con un rehilado alrededor. Éste era o tenía una barba muy larga y bien poblada
y rubia, pelo rubio y cortado como de una mano de largo.
El guanche que ahora encontró (el
mismo informante anterior) boca arriba y está pintado, tiene el pelo negro como
azabache, laso y muy corto como al rape; y unos cuantos pelos claros y negros
en la barba.
El vestido de la mujer era de
cuero de cabra, con los pelos para adentro, llegándole a media pantorrilla; con
mangas hasta cerca de la muñeca; y también tenía algo amarrado a la cintura.
(Ucanca).
—En el Roque y en las Cuevas de
Los Cochinos, en la Fuente
de La Piedra ,
en la Cañada
del Hoyo de Ucanca. Detrás de la puerta encontró (el informante) atravesada una
momia, enzurronada, entera y completa, boca abajo, con los brazos estirados y
manos debajo del zurrón entre las piernas; y dobladas por las rodillas, con los
pies al alto, pero que pudo ser por la configuración del suelo, pues la cueva
hace en el centro como un hoyo desvanecido. Esta momia tenía la cabeza y cuello
libre de zurrón, de cabello negro, con algunas canas, largo como un jeme, muy
finito y como ondeado (sólo tenía el cabello de un lado), suelto; al cuello una
gargantilla de cuentas de un sólo hilo, sencillas y todas delgadas, con una
rayita al medio; ocupando el rosario todo el cuello, por detrás y delante,
atado atrás; pero había de quedarle de modo que le llegaría a medio pecho. Las
cuentas estaban ensartadas por una correa de cuero de cabra, como hoy las hacen
(se conoce las pelaban, las ponían de remojo y las torcían después). Desde el
cuello a los pies estaba enzurronada, como una mortaja, con un moño amarrado
debajo de los pies, y concluía en el cuello como dos cabos que vinieran de la
espalda para terminar en un lazo delante del pecho. (En las piernas se le ven
costuras por fuera a lo largo. La mortaja tiene ya el color como de chocolate).
Los pies los tenía, con la punta
del izquierdo sobre la punta del derecho, con los dos dedos gruesos atados por
una correa ancha. La cabeza, como los pies, forzados por la disposición del
suelo.
Sobre ésta, estirada y boca
arriba, cabeza con cabeza, estaba otra momia, que se deshizo al bajarla, y
enzurronada como la anterior (gargantilla con las mismas cuentas que la otra),
era igual a la anterior y más deteriorada.
Junto a estas momias y hacia el
fondo de la cueva estaban atravesados dos palos; como de 3 a 4 varas, uno de
sabina como un muslo de grueso, y otro de pino con su corcha aún, y muy sano,
un poco más delgado que el de sabina; estirado el de pino, que estaba en el
fondo sobre el suelo, y el anterior, por una cabeza en una rajadura de la pared
de la cueva y a la otra cabeza, una piedra, para que no se corriera, quedando
este andamio como una cuarta más alta que la momia superior ya descrita. Los
palos, paralelos, distaban entre sí como media vara y tendieron después sobre
los palos un suelo de lajas de toscas (que están al pie del Roque). Encima
había los restos de 8 cadáveres, con todas las calaveras sanas y todas al lado
del N. o del Teide, y los pies todos juntos al lado opuesto. Se conoce que unos
se pusieron sobre otros. El superior que era el mayor estaba boca arriba como
acostado en esta forma (Vid. Dibujo, pág. 486). Se conoce era hombre pues las
manos las tenía por fuera del íleon a los muslos. Éste tenía una gargantilla,
de un solo hilo, que las cuentas también le cogía todo el pescuezo alrededor,
pero más pequeño de extensión que el de la momia (menos cuentas). Las cuentas
de éste eran todas largas de 1 a 3 centímetros, pero ninguna delgada como la de
la mujer. Las cuentas largas (que parece era distintivo del hombre) tienen una
o dos rayitas como adorno. Tenía este cadáver los pies juntos y atados los
dedos gordos, (pulgares) pero sin montar una punta sobre otro. De los 8 cadáveres
se encontraron correspondiendo a las calaveras, pies como de 12 a 15 años, de
niño o de mujer; y un brazo, que por la mano muy pequeña, bonita y bien
conservada parece de mujer, y la mano derecha, como una pulsera atada a la
muñeca, hecha de un hilo, dando dos vueltas a la muñeca, hecha con cuentas
pequeñitas, de la forma y un poquito mayor que un grano de trigo, engastadas en
una correa de tripa, torcida y muy fina (Ucanca).
—No ha mucho tiempo se han
encontrado momias en el Roque de la mar de Las Palmas (Punta del Hidalgo).
—Hace muy pocos años que en los
Roques de Anaga se encontró una momia Gabriel Cruz, que tenía una gorra puesta
(Taganana).
—Descripción de una momia guanche
expuesta al público en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, realizada por
Bethencourt Alfonso y que puede corresponder a 1908, (6).
«Momia guanche. Tendido; manos
por bajo de la parte externa de los ilíacos, con las manos tendidas sobre la
parte anterior externa de los muslos. Dedos gordos (pulgares) de los pies
unidos por una correa. Parece momificado por desecación. Color de la piel
amarillento. La cabeza como tumbada sobre el hombro derecho. Brazos tendidos y
unidos al cuerpo siguiendo las formas de éste. Tobillos unidos (el derecho más
arriba que el izquierdo); rodillas unidas, pero la izquierda más arriba que la
derecha; pene al parecer muy grande».
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