Eduardo Pedro García Rodríguez
Los medios de comunicación “occidentales” nos vienen
abrumando con una campaña como es habitual en ellos perfectamente orquestada
desde la cúspide del sistema imperial-capitalista depredador mediante la cual
trata de captar las simpatías del público hacia sus desmanes, convirtiendo a
las victimas en verdugos y viceversa.
Esta suele ser una táctica habitual en los regímenes
dictatoriales o que están en posición de ejercer la fuerza frente a tros más
débiles, el “cambiar las tornas” ha sido un recurso empleado por quienes actúan
desde la ilegalidad, recordemos que en la guerra civil de los españoles los
fascistas rebeldes de la “cruzada nacional”
usaron de las leyes republicanas, atribuyendo sus propios crímenes a los
vencidos.
Hoy los medios de comunicación del denominado mundo
occidental, gigantesca máquina alienadora de cerebros y voluntades al servicio
de la pretendida globalización nos trasmiten a diario el mensaje de que el
todopoderoso imperialismo es victima de unas cuantas decenas de famélicos
pescadores somalíes a los que acusa de sus propios crímenes tildándolos de piratas.
Al margen de las connotaciones románticas que suele despertar en nosotros el
tema de la piratería, echemos una ojeada retrospectiva a esta rentable
actividad cuando es administrada, dirigida o tolerada abierta o
subrepticiamente por los estados de cada momento histórico.
La piratería es tan antigua como las rutas marítimas
comerciales y ha sido practicada por diversos pueblos. En la antigüedad clásica
europea, los tirrenos y los tracianos eran conocidos como piratas. La isla de
Lemnos resistió largamente a la influencia griega y permaneció como refugio
para los piratas tracianos. En el siglo I a.e.a., existían estados piratas a lo
largo de la costa de Anatolia, los cuales perturbaban el comercio del imperio romano.
En un viaje a lo largo del Mar Egeo en el año 75
a.e.a., el emperador romano Julio Cesar fue secuestrado por los piratas
sicilianos que lo mantuvieron prisionero en la isla de Pharmacusa. Julio Cesar
Mantuvo una actitud de superioridad mientras estuvo cautivo. Cuando los piratas
decidieron pedir una recompensa de veinte talentos de oro, se dice que Cesar
insistió en que valía por lo menos cincuenta talentos, y los piratas entonces
subieron el precio. Luego de que el rescate fue pagado, Cesar reunió una flota,
persiguió y capturo a los piratas y los puso en prisión. El Senado romano
invirtió a Pompeyo con los poderes para lidiar con la piratería en el año 67
a.e.a., y Pompeyo, después de tres meses de guerra naval consiguió suprimir la
amenaza.
En el año 264 los Godos llegaron a Galatia y a Capadocia,
y los piratas góticos arribaron en Creta y Chipre. En el proceso los godos
tomaron enormes botines y se llevaron miles de personas en cautiverio.
A comienzos del año 258 d.e.a., la flota gótica
arrasó con los pueblos de las costas del Mar Negro y del Mar de Mármara. La
costa egea sufrió ataques similares unos pocos años después.
Los bien conocidos y escurridizos piratas de la
Europa medieval eran los vikingos, guerreros y habitantes de Escandinavia.
Atacaban las costas, los ríos y las ciudades de todo el oeste europeo hasta
Seville. Los vikingos incluso atacaron costas del norte de África y de Italia.
También asolaron toda la costa del Mar Báltico, subiendo por los ríos de Europa
del Este hasta el mar negro y Persia.
En el siglo III, e.a., los ataques de los piratas a
Olympos (ciudad de Anatolia) y la llevaron empobrecimiento. Entre algunos de
los piratas más famosos estaban los Ilírios, que vivían al oeste de la
península balcánica. En constante acecho en el mar Adriático, los Ilírios
causaron muchos conflictos con la república romana. No fue sino hasta el 68
a.e.a., que los romanos finalmente conquistaron Iliria y la convirtieron en
provincia, terminando con su amenaza.
El mazigio Agustín de
Hipona (354 – 430) nos relata la historia de un dialogo que Alejandro Magno
mantuvo con un pirata capturado. “¿Cómo osas molestar al mar?”, interpeló
Alejandro al pirata. A lo cual, este respondió, “¿Cómo osas tú molestar al
mundo entero?. Yo tengo un barco pequeño, por eso me llamas ladrón. Tú tienes
toda una flota, por eso te llaman emperador”.
La piratería moderna en Europa toma auge a partir del
siglo XV auspiciada por el inmenso tráfico de materias primas, oro, plata y
esclavos extraídos de los pueblos invadidos y saqueados de África y América,
los principales piratas eran de origen inglés, español, portugués, francés y
holandés.
Más tarde surge como nuevo pirata la figura del
corsario inglés, unas clases social que igual que las españolas y portuguesas
eran sui géneris, especializada en el robo marítimo, en el saqueo de ciudades,
puertos y mercancías, en los casos de España y Portugal, la iglesia católica no
fue ajena a estas actividades. Los corsarios disfrutaban de lo que se llama patente
de corso, es decir, “licencia para robar y saquear” con la autoridad
explícita del rey u otro gobernante. Esta patente era privilegio de Inglaterra,
España y Francia, que tenían a sus corsarios institucionalizados y cuya
actividad se convierte en lícita en tiempos de guerra o conflictos, y de la que
las coronas y gobiernos participan de los beneficios económicos de las
depredaciones. De esta manera, los piratas clásicos se van haciendo corsarios,
que es una postura más cómoda, pues actúan siempre dentro de un orden
legitimado y bajo la protección de la ley, siendo los antecesores de las
actuales compañías de seguridad privada, mercenarios o soldados de fortuna.
En 1992 los países miembros de la Unión Europea y
otras 168 naciones firmaron la Convención de Basilea, sobre el control de
movimientos transfronterizos de desechos peligrosos y su almacenamiento. El
convenio prohíbe el comercio de basura entre los países signatarios, así como
también a los países que no hayan firmado el acuerdo, a menos que haya sido
negociado un acuerdo bilateral. También prohíbe el envío de desechos peligrosos
a zonas de guerra.
[...] Desde 1996, y tras el desastre de la
intervención internacional en Somalia, el país está sumido en un caos
intratable, un país de pastores y de guerras tribales herencia de la
colonización europea que ahora se libran con armamento pesado vendido por las
mafias internacionales y, la crueldad añadida por la injerencia de las naciones
extranjeras. En cuanto el Gobierno desapareció, misteriosos buques europeos
comenzaron a aparecer frente a las costas de Somalia, tirando barriles en el
océano. La población costera comenzó a caer enferma. Inicialmente, los
habitantes de los pueblos costeros tuvieron erupciones cutáneas extrañas,
náuseas y nacieron bebés deformados.
El Tsunami de 2005 arrastra toda la masa de residuos
radiactivos y metales pesados tierra adentro, envenenando las cosechas y
provocando miles de casos de envenenamiento por radiación y mas de 300 muertos
como consecuencia de las mismas. Y por supuesto, un nuevo clavo en el ataúd
somalí [..]
El enviado de la ONU a Somalia Ahmedou Ould-Abdallah
declaró a Johann Hari, un periodista británico independiente que “alguien está
vertiendo material nuclear aquí.
También plomo, cadmio y mercurio, todo lo que te
puedas imaginar”. La fuente de los residuos son hospitales y empresas europeas,
que ceden sus residuos a la camorra para que se deshaga de ellos a bajo coste,
que mejor que en Somalia, antigua colonia italiana y británica país sin ley,
donde la impunidad que necesitan está garantizada por los esfuerzos de las
tropas de la ONU y su inestimable trabajo para derribar el país en los 90.”
Nick Nuttall, portavoz del UNEP, declaró a la cadena
árabe Al-Yazira que cuando los envases fueron rotos y abiertos por la fuerza de
las olas, los contenedores expusieron a la luz una “actividad espantosa” que se
había estado llevando a cabo por más de una década.
“Somalia está siendo utilizada como vertedero para
desechos peligrosos desde comienzos de los años 90, y continuó con la guerra
civil desatada en ese país”, y continua:
“La basura es de muy diversas clases. Hay desechos radioactivos de
uranio, la basura principal, y metales pesados como cadmio y mercurio. También
hay basura industrial, desechos de hospital, basuras de sustancias químicas y
lo que se desee nombrar”.
Cientos de barcos de pesca arrastreros y buques
factorías entre ellos muchos españoles expolian sin complejos las ricas
reservas de marisco y atún que viven bajo las aguas de Somalia. Según
observadores extranjeros, por el calado y número de los barcos, estiman que,
desde mediados de los 90, 300 millones de dólares anuales de langosta, atún y
langostinos son robados de las aguas somalíes, libres de las restricciones que
las demás naciones imponen para la conservación de su fauna.
El saqueo es tal que para el año 2005 los pescadores
locales no pueden obtener su tradicionalmente abundante fuente de alimentación,
mermada de por sí debido a los vertidos de la ponzoña europea. Es en este
momento cuando nacen los “Piratas” de Somalia. [...]
¿Esperamos que los somalíes hambrientos permanezcan
pasivamente en sus playas, remando entre montañas de basura nuclear, y observen pasivamente cómo les arrebatan sus
peces para comerlos en restaurantes de Londres, París, Madrid o Roma?
Es en este contexto en el que han aparecido los
corsarios del siglo XXI. La retención de embarcaciones en las aguas
territoriales somalíes —que es donde ocurren la mayor parte de las retenciones—
es, en su esencia, una pobre manera de autoorganización y defensa de lo que
legalmente pertenece a Somalia, y un particular intento de responder a un mundo
occidental que, mientras ha dado la espalda al pueblo somalí, ha dejado que sus
más oscuras fuerzas se aprovechen de la situación en el país más caótico del
planeta.
No se actúa contra esos crímenes. Pero cuando algunos
pescadores respondieron interrumpiendo el tránsito por el corredor marítimo del
20% del suministro de petróleo del mundo, comenzaron a alzarse voces
capitalistas sobre esta “maldad”. Si realmente quieren ocuparse de la
piratería, necesitan extirpar la raíz que la causa -sus crímenes-, antes de
enviar a las armadas a despejar la ruta de “criminales somalíes”.
No puedo nada más que sentir simpatía por estas
organizaciones de pescadores-piratas que han decidido plantar cara al saqueo
internacional y hacerse dueños de sus propias aguas ante quienes les han
expoliado y contaminado. A quienes les tratan como esclavos prescindibles.
Son gente armada a bordo de lanchas que persiguen y
exigen reparaciones económicas a empresas que pescan, circulan, y contaminan en
sus aguas sin ofrecer nada a cambio, fuera de toda ley internacional o local y
que practican el colonialismo más salvaje. Los piratas son solo la oposición
natural a las hienas europeas y la mafia que contamina sus aguas.
Los pescadores-piratas
en realidad actúan más como aduaneros y guardacostas, exigiendo el pago de las
tasas correspondientes a los barcos circulen por sus aguas o pescan en sus
caladeros. Una vez realizado el pago ese barco nunca vuelve a ser abordado ni
molestado.
No es desde luego de extrañar visto los antecedentes
modernos, de cien años de colonialismo, indignidad y fechorías cometidas por la
“civilizada cultura occidental” contra el pueblo somalí.
“No nos consideramos criminales”, le dijo el líder
pirata Sugule Ali en una entrevista telefónica al New York Times ,
“consideramos criminales a los que pescan ilegalmente y arrojan sus
desperdicios en nuestros mares. Véannos como una guardia costera creada
para poner alto a la pesca ilegal y a
las descargas en nuestras aguas… No nos consideramos bandidos del mar.
Consideramos que los bandidos del mar [son] quienes pescan ilegalmente y
descargan basura, y portamos armas pero en nuestros mares”.
A finales del año pasado se agudizaron las posiciones
de los países depredadores y de todos aquellos influenciados por el
imperialismo yankee se consideraron afectados por el aumento de los casos de
buques retenidos en el estratégico corredor naval de África oriental.
Como parte de la respuesta dada en este sentido, en
diciembre del pasado año fue aprobado en el Consejo de Seguridad de la ONU
(algunos de cuyos miembros entre ellos España pueden tener muchos motivos
ocultos para proteger indirectamente a sus flotas pesqueras ilegales en aguas
somalíes) la Resolución 1851, que autorizaba operaciones internacionales
terrestres contra los pescadores-piratas. En consonancia con esto, sectores
afines con la política norteamericana, como los que escriben en Small War
Journal, expresan que: “El mejor camino para frenar a los piratas somalíes no
es a través de convoy marítimos o el bloqueo (…) sino a través de la detención
y ocupación de las bases en las villas de pescadores a todo lo largo de la
costa norte de Somalia” (Anderson, G.: “A multilateral solution to Somali
piracy”, 16-03-09, p. 1, tomado del sitio www.smallwarjournal.com.)
Las diversas reuniones del Grupo Internacional de
Contacto para Somalia (ICGS, por su sigla en inglés) en Nueva York, Londres, El
Cairo y Roma continúan intensificando la demonización de los pescadores
somalíes e impulsan otras acciones punitivas, sin una sola mención a las
violaciones de la pesca ilegal y la descarga tóxica de buques con bandera de
aquellos mismos países que se sientan en los foros del ICGS y de la ONU para
juzgar a la piratería. En la reunión anti-piratería del ICGS en El Cairo, el 30
de mayo de 2009, Egipto e Italia fueron los países que más insistieron en pedir
un castigo severo a los piratas-pescadores somalíes. Mientras estos países ICGS
se reunían en Roma (10 de junio de 2009), la comunidad local de la ciudad
costera somalí de Las Khorey retuvo a una gabarra italiana y a dos barcos
rastreadores egipcios abarrotados de peces capturados ilegalmente en aguas
somalíes, que a la vez remolcaban dos enormes tanques sospechosos de contener
basura tóxica o nuclear. La comunidad de Las Khorey invitó a los expertos
internacionales a que vinieran a investigar estos casos, pero hasta ahora no
hubo respuesta a la invitación.
El balance de estos últimos meses ha demostrado que
el aumento de la presencia foránea en la región, a través del consorcio
multinacional de empresas de mercenarios Maritime Security Patrol Area, no ha
sido proporcional a la disminución de los retenidos por los pescadores-piratas
somalíes.
La flota pesquera española cuenta con un amplio
historial de pesca ilegal en los caladeros de otros países, recordemos que
antes de su integración en la Comunidad Económica Europea sus barcos eran
frecuentemente apresados por faenar ilegalmente en aguas francesas,
portuguesas, inglesas, marroquíes e incluso canadienses.
El último barco de la flota pesquera española
retenido por faenar ilegalmente en aguas somalí es el atunero vasco Alakrana,
con 36 tripulantes de los cuales solamente 16 son españoles, los demás
posiblemente sean de origen africano, los cuales son contratados por un salario
muy inferior al de los españoles.
Como es habitual las informaciones emanadas de la
fuentes oficiales y oficialistas españolas suelen estar enmascaradas o
tervigersadas ocultando la verdad.
Según las declaraciones del pasado 22 de abril de la
parlamentaria vizcaína y representante de PSE-EE en la Comisión de Agricultura
y Pesca del Parlamento Vasco, Idoia Mendía, quien ha afirmado que existe una
prohibición expresa del Gobierno Español desde 2006 de pescar en aguas somalíes
e incluso, que no existe ningún acuerdo bilateral entre España y Somalia por el
que se pueda faenar en la zona, pues España ya no tiene potestad de firmar
acuerdos bilaterales en materia de pesca, ya que ello es competencia de la
Unión Europea.
Pero claro esta, ante la actitud defensiva de los
“piratas” somalíes que se han atrevido a “atacar” barcos corsarios españoles,
que se quiten los corsarios de la especulación urbanística y financiera, que se
callen los filibusteros de las finanzas de los partidos políticos, que se
ahoguen en el Mar Atlántico los bandoleros coloniales. Ya es hora de conocer a
los verdaderos piratas...
Noviembre de 2009.
Fuentes consultadas:
Los “piratas” somalíes
En:www,lascosasclaras.com/2009/11/01/los
piratas-samalies/
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