No bajar la guardia en ningún momento
Por Maima Mahamud Nayem, miembra de la Unión Nacional de
Mujeres Saharauis
La mujer saharaui se prepara para vivir en paz, pero como mujer, aún le
quedan muchas conquistas por consolidar y otras por conseguir. Con los inicios de la revolución, la mujer saharaui tuvo que cumplir con éxito las tareas que le fueron encomendadas en aquellas difíciles condiciones. Se le exigió, por ejemplo, encargarse de la educación de los niños, de la organización de las posiciones de retaguardia -absolutamente desprotegidas en aquel entonces-, de la administración, etc. A pesar de no contar con ninguna experiencia en esos ámbitos, supo llevarlas a cabo con éxito.
Como mujer saharaui veo con recelo nuestro
futuro, porque esta paz tan anhelada puede que también sea la causa de que
veamos desmoronarse tantas conquistas de los tiempos de la revolución. La
historia ha demostrado que en los tiempos de lucha las mujeres siempre han
ocupado un lugar al lado de los hombres, pero cuando llega el final, los
hombres ocupan los puestos más importantes en todos los ámbitos y las mujeres
quedan marginadas total o parcialmente, a veces sin sus derechos más
elementales.
Quiero ilustrarlo con dos ejemplos: el caso de
Domitila, boliviana, luchadora contra la explotación de los mineros, que pasó
más calamidades y fue más explotada que cualquier hombre; o el de las mujeres
españolas en la época franquista, que lucharon por la democracia compartiendo
esta lucha con los hombres; en los dos casos, cuando se logró el objetivo, los
puestos de trabajo más importantes fueron ocupados por los hombres. Las mujeres
tuvieron que empezar, entonces, una nueva lucha.
Nuestras mujeres tienen conciencia de su derecho
a la paz y a la libertad, pero no tienen conciencia de sus propios derechos
como mujeres: el derecho en el seno de la familia, el derecho al trabajo, sus
derechos con sus esposos...
La paz para las mujeres saharauis no puede
significar estar descansando en sus casas, sin luchar por ningún objetivo
concreto. La mayoría piensa que la paz conllevará todas las tranquilidades, que
llegará el momento del descanso para siempre. Pensar así es un grave error, ya
que las actuales conquistas son sólo el primer paso de los muchos que hay que
dar en el futuro. Ésta es una buena base para empezar, pero si la perdemos se
desmoronarán todos nuestros sueños sobre la democracia e igualdad de derechos.
Quiero alertar a nuestras mujeres para que no
bajen la guardia en ningún momento, ya que la verdadera lucha sólo acaba de
empezar, la lucha para que la mujer ocupe el lugar que le corresponde en un
Sáhara libre, sin ser discriminada ni marginada.
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