miércoles, 1 de octubre de 2014

MUJERES AFRICANAS SINGULARES -IX




ABENCHARA


Faneque Hernández Bautista

[…] Es efectivamente a finales de agosto cuando Abenchara, que está moribunda, es confiada, como ya hemos adelantado, al Alcaide del Alcázar don Juan de Frías. Su captura debió pues producirse a principios de verano o incluso antes, pues no sabemos el tiempo que pasó encerrada en la torre antes de su embarque.

La entrega de la cautiva tuvo lugar en la ciudad de Córdoba porque allí estaba en aquellos momentos situada la Corte, por su proximidad a la frontera con el Reino de Granada. Desde Córdoba se dirigían las operaciones de guerra contra los nazaríes por lo que los Reyes, cada año, durante los ocho en que allí estuvo instalada la Corte, se  trasladaban al Alcázar de esta ciudad al comienzo de cada campaña militar, tras el parón del invierno. Así es que, nos cuenta Rumeu de Armas (6), Fernando llega a Córdoba a fines de marzo de 1842, e Isabel se retrasa algo, con motivo de estar embarazada,  llegando a fines de abril. Será exactamente a 31 de agosto cuando los Reyes Católicos reciben a  la Reina de Canaria que está muy enferma y la entregan al cuidado del Alcaide del Alcázar, quien, según el autor antes citado, no es el Obispo de Canaria sino otro personaje homónimo, afirmación que compartimos teniendo en cuenta los sólidos argumentos del historiador. A esos argumentos añadimos, en su apoyo, el hecho de que los pagos a este personaje se extendieron durante al menos dos años más, hasta    8 , como se acredita en una partida de las cuentas referida al salario de una nodriza para alimentar a un esclavito del príncipe Juan que está también bajo su custodia, junto a unos lebreles de caza. No parecen éstas tareas muy apropiadas para el Obispo de Canaria, que es a su vez un Capitán General de la conquista de Gran Canaria, sino para el Alcaide de un palacio real.

 En las “Cuentas de la conquista de Gran Canaria” que hizo públicas el profesor Ladero, el tal Juan de Frías justifica los gastos que hizo en medicinas, purgas y jaropes y en el salario de un maestro sanador para atender durante todo el mes de septiembre a la joven canaria que se debatía entre la vida y la muerte.

Durante ese mes viven en el Alcázar, más que conviven,  la reina de Castilla y la reina de Canaria dado que no pudo haber relación entre ellas por la grave situación de salud de esta última. Curiosamente, cuando llegan a Córdoba, ambas se encontraban en avanzado estado de gestación, habiendo nacido sus hijas con una diferencia de tres meses. Primero la infanta María, a fines de junio, quien de mayor llegará a ser Reina de Portugal y, a fines de septiembre, Catalina la canaria. La coexistencia es tan corta porque los Reyes Católicos abandonan Córdoba  un día después del nacimiento de la hija de los Reyes de Gáldar, hecho que no puede ser fortuito. Una nota de Rumeu señala que la Reina Isabel no apareció por Andalucía durante la campaña de    8 , en la que sí participó el Rey Fernando, por lo que hemos de concluir que no volvieron a verse.

La niña canaria nace, con la exactitud de las citadas cuentas, el día  0 de septiembre de   
Así lo atestigua Juan de Frías cuando informa del pago de seis reales a la partera. A partir de entonces se va a producir una pronta recuperación de su madre, como puede deducirse de la necesidad de confeccionarle vestidos nuevos y del pago de los salarios del sanador. Como anécdota curiosa, referimos ciertos gastos habidos, después del parto, en frisa blanca y pardilla para la ropa de cama de la niña y en frisa verde y lienzo para los vestidos y camisas de Abenchara, además de algunos complementos como tocas y zapatas. Por cierto que Bethencourt Alfonso estima que la recién nacida tuvo también nombre guanche, ostentando el mismo de su madre por lo que podríamos llamar, si esto se confirmara, a la infanta canaria como Catalina  o como Abenchara hija.

Pensamos que uno de los motivos de la pronta recuperación de Abenchara y de la prosperidad de su parto, pudo ser la visita no esperada de su marido, el guanarteme Tenesor Semidán, quien, tras acordar su entrega, debió ser recibido por los Reyes en la misma Corte cordobesa donde estaba cautiva y enferma la reina de Canaria.

Posteriormente a principios de octubre, después  de recibir con toda probabilidad el bautismo en el magno escenario de la Mezquita de Córdoba y de  ver  a su hija recién nacida, emprendería el viaje de vuelta, no sin antes haber sellado una capitulación casi incondicional, con muy pocos derechos; entre ellos, los de ostentar la propiedad del valle de Guayedra, “donde estaba el espíritu de sus antepasados”, y  el de garantizar protección  para  las libertades y costumbres de los canarios; y muy gravosos deberes, como los de aceptar la sumisión a los Reyes Católicos, cristianarse, contribuir sin armas a la pacificación de Gran Canaria y combatir junto a los españoles en las campañas de  conquista de las islas de La Palma y Tenerife…

Abenchara

Abenchara (De *a-b-ănăšar, n. vb. m. sing. lit. ‘gran desgarro o separación’.)
1. f. GC. desus. Antr. Hija de Chanbeneguer, casada con Thenezort (Fernando Guanarteme). En el verano de 1482, fue capturada por las tropas al mando Pedro de Vera y trasladada hasta la corte hispana establecida por entonces en Córdoba, ciudad a la que llegó enferma y en avanzado estado de gestación. Expr. t.: Abenehara, Abenauara, Abenechara.
Fuentes
§ «Assimismo la dicha Doña Margarita FERNÁNDEZ GUANARTEME, fue hija de Doña Anna CHANVENEGUER, la qual también se bautizó en [Gran] Canaria después de conquistada la Isla, quien dizen murió de parto de la dicha Doña Margarita. / Los nombres de los dichos Don Fernando [Guanarteme] y Doña Anna su mujer, según la lengua canaria, son los siguientes: a Don Fernando le llamaron en el idioma canario TENESOR SEMIDAN, y a Doña Anna, su esposa, ABENCHARA CHANVENEGUER» [Suárez de Quintana (ca. 1753: 45r) 2006: 192].
§ «Thenesor, último Rey de Gáldar, y luego de toda la isla á la muerte del Rey de Telde Bentagache (4) dejó de su matrimonio con Abenehara á la infanta Guayarmina, que tomó, como es sabido, el nombre de Margarita (5), y en se-//gundas nupcias con Maria Vizcaina, natural de la Gran-Canaria, familia que tuvo grandes repartimientos de tierras y aguas en la Orotava» [Millares Torres 1893, t. II, lib. IV, IX (Organización política. Grupo oriental): 180-181].
N. B. En la edición de 1881, la cita, que figura en la página 292 de ese primer volumen, había apuntado ciertos matices en dos de los antropónimos: «[...] á la muerte del Rey de Telde Ben-tag-ache (4), dejó de su matrimonio con Abenehara á la infanta Guan-ar-mina [...]». 
§ «Estracto de la declaración del cronista Don Juan Núñez de la Peña [1681]. / Dice=Que la noticia que tenía de la ascendencia y descendencia de Constansa Fernández Guanarteme, mujer que fue primero de Pedro Viscaíno y en segundas nupcias de Pedro Magdaleno, ambos conquistadores de Tenerife y ella hermana de Don Fernando Guanarteme, Rey que fue de la Isla de Canaria, es la siguiente: Que él conocía por primer ascendiente hasta la dicha Constanza de este modo: / Tabohor Cersemdam Guanarteme / Rey señor que fue de toda la Isla de Gran Canaria y fue su hijo y sucesor / Guanarche Semidan Guanarteme / el que tuvo por hijo y sucesor a / Tagotrer Semidan Guanarteme / el que tuvo por hijos / 1º / Guaiesen Semidan Guanarteme hijo mayor muerto antes de la Conquista Canaria, el que da por hija a Mestteguera que bautisada se llamó Dª Catalina Semidán de Guzmán y casó en Gáldar con Hernando Pérez de Guzmán de la casa de los Condes de Alcaudete. / 2º / Soronte Semidán ó Theneborte ó Tenesor Semidán Guanarteme que bautisado se llamó Don Fernando Guanarteme y tuvo una hija en su primera mujer llamada Juana a cuya hija en el bautismo se le puso Margarita y casó con Miguel de Trejo Carvajal» [Rodríguez Moure 1922: 58].
§ «a) Isla de Gran Canaria / Abenauara, h[embra]. / Abenchara, h[embra]. / Dan los genealogistas estas dos variantes como nombre de la mujer de Fernando Guanarteme el Viejo» [Álvarez Delgado 1956: 381].
§ «La sobresaliente fémina fue hecha prisionera por el ejército conquistador, mandado por el capitán Pedro de Vera, en el verano de 1482, siendo trasladada inmediatamente a la corte para ser presentada a los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel, residentes a la sazón en la ciudad de Córdoba, por causa de las operaciones promovidas contra el reino moro de Granada» [Rumeu de Armas 1983: 41].
§ «Pues bien, en el Alcázar Nuevo, los Reyes Católicos recibieron y agasajaron en la cálida jornada del 31 de agosto de 1482 a la reina de Gran Canaria, vestida con traje castellano y sumida en un mar de confusiones, sobresaltos y angustias. / [...] / Es de advertir que la reina de Canaria se encontraba por aquellas fechas gravemente enferma, acaso por los padecimientos del largo e incómodo viaje, y que a esta dolorosa circunstancia se venían a unir las zozobras y angustias de un avanzado embarazo. / Después de superar cuatro semanas de extrema gravedad, en que estuvo a punto de muerte, la soberana aborigen dio a luz una niña el 30 de septiembre de 1482, recuperando lentamente la salud y las fuerzas físicas» [Rumeu de Armas 1983: 42].
§ «La identificación de la reina de Canaria resulta de momento imposible. Ignoramos, en primer término, si Fernando Guanarteme tuvo una, dos o varias esposas. Por otra parte, ningún historiador primitivo nos puntualiza el nombre o las denominaciones de las compañeras. / En pleno siglo XVIII –con muy escaso valor, por tanto– el cronista Núñez de la Peña la bautiza como Juana, mientras el genealogista Suárez de Quintana la denomina: en la gentilidad Abenechara Chaveneguer y, una vez cristianada, Ana Chaveneguer20» [Rumeu de Armas 1983: 47].
N. B. La nota 20 precisa: «José Rodríguez Moure : Tenesor Semidán o don Fernando Guanarteme. La Laguna, 1922, p. 58. Se trata de la declaración del cronista Núñez de la Peña en la Información de nobleza practicada por don Juan de Anchieta Cabrera (La Orotava, 1681) ante el escribano Luis García de Estrada».
§ «Esta infanta [Guayarmina] era hija de Tenesor Semidan, Guanarteme de Gáldar a la muerte de su tío Guayasen “El Bueno”, primero en calidad de regente de su sobrina-prima Masequera, al parecer única Guayarmina de la soberanía isleña, en su minoría de edad, y como titular en los tiempos de la conquista, y de Abenchara, conocida por unos como Ana y por otros como Juana» [Lobo 2011: 47].
§ «No obstante una vez terminada la conquista y separada ya definitivamente de su marido [Fernando Guanarteme], fue de nuevo capturada por Pedro de Vera y vendida como esclava en Jerez de la Frontera donde pudo estar ocho años esclavizada hasta que su sobrino Juan de Guzmán logró su liberación» [Hernández Bautista 2012: 123].
Lexemas
B b
Morfema expresivo.
b || pref. invar. Prefijo expresivo nominal (quizá también verbal) que indica intensidad, reforza­miento o adición de un matiz peyorativo o negativo.
N·Š·R — Cf. [N·S·R], [S·R]
Desatar, desligar, separar violentamente, arrancar a la fuerza. 2. Desenganchar, descolgar. 3. Arañar, rascar, raspar.
(Y) əšər || p. us. vb. ac. y cual.
Hecho de desatar, desgarrar o arañar.
(Y) aăšar (ă), pl. iăšarăn || n. vb. m.
Cosa o parte desatada (soltada o separada) violentamente.
(Y) əešər, pl. iešərăn || adj. vb. m.
Léxico complementario
N·S·R — Cf. [N·Š·R], [S·R]
Ser o estar desgarrado, desgarrarse. 2. Agrietarse, ser o estar agrietada (la piel).
(H) enser || vb. n. ac. y r.
Hecho de estar desgarrado o agrietado.
(H) ănasar, pl. inesâren || n. vb. m.
Desatar violentamente, arrancar a la fuerza. 2. Ser o estar desgarrado. 3. Ser o estar arañado.
(WE) ənər; (Y) əšər || vb. ac.
Hecho de desatar, desgarrar o arañar.
(WE) anăar (ă), pl. inăarăn || n. vb. m.
Cosa o parte desatada violentamente.
(WE) ăneər (ə), pl. ineərăn || adj. vb. m.
Deshacerse, desatarse. 2. Deslizarse (malla), deshilacharse, rasgarse. 3. Salirse (de una funda, de un estuche, de agujero), desmangar (herra­mienta). 4. Adelgazar, ser o estar delgado.
(Kb) nser, ennser || vb. ac.
Disminuir, decrecer. 2. Desgajarse, desprenderse. 3. Devenir menos intenso.
(Kb) nnusru || vb.
S·R — Cf. [N·S·R], [N·Š·R], [S·R·(T)]
Deshacer (algo que ha sido hecho). 2. Anular (palabra, decisión, acuerdo, etc.), abolir, derogar. 3. Anular (fiesta, servicio de transporte, mercado, etc.). 4. Ser o estar aplazado hasta un fecha indeterminada.
(WE, Y) əsə, aor.; isă, perf. simple; isâ, perf. intens.; issa, imperf. intens. || vb. ac.
Acción de deshacer. 2. Anulación, abolición. 3. Suspensión, aplazamiento.
(WE, Y) ese (ă), (Y) esa (ăse), pl. iseăn; || n. vb. m.
Trozo de cuerda vieja (traba, ligadura) de fibras de palma.
(Y) eer (ă), pl. ierăn || n. vb. concr. m.
Deshacer, desatar.
(Ntf) serri, usri, sri || vb. ac.
Acción de deshacer.
(Ntf) asrai || n. vb. m. sing.
S·R·(T) — Cf. [S·R]
Agrietar, partir, rajar (fibras de palmera doûm).
(Y) suət || vb. ac.
Dr. Ignacio Reyes García
Publicado 22nd April 2013 por Diccionario Ínsuloamaziq



No hay comentarios:

Publicar un comentario