martes, 28 de octubre de 2014

LOS CARBAJALES



Apuntes tomados de Canarias y el Atlántico: Piratería y Ataques Navales
Antonio Rumeo de Armas, 1991, t. I, págs. 207-212. Para este caso interesa las notas a píe de páginas relativas a las familias Carvajal y Bethencourt, entre otras.

Recopilados por Guaire Adarguma para la página web Real Ciudad de Gáldar.

Felipe II había heredado, con sus dominios, el odio concitado de aquellas naciones que, como Francia, tenían intereses antagónicos con los nuestros y estaba dispuesta a hacerlos prevalecer. De esta manera la tregua de Vaucelles estaba tan sólo pendiente de un hilo ya merced del primero que lo quisiera cortar  fué el papa Paulo IV, perteneciente a la noble familia napolitana de los Caraffa, que, no obstante haber sido el campeón de la intransigencia contra el protestantismo, ahora encontraba, en su odio contra los españoles y su dominación en ltalia, compatible tal actitud uniéndose en alianza con Enrique II, protector de aquéllos, y con los mismos turcos, enemigos declarados de la Cristiandad.

La guerra volvió así a encenderse por todas las fronteras de Europa, y las autoridades españolas recibieron orden de declarar rotas las treguas cuando apenas hacía un año que había sido solemnemente proclamado el monarca español y que se habían publicado las paces con Francia.

La ceremonia se había verificado con gran pompa en Las Palmas el domingo 10 de mayo de 1556, en presencia de toda la nobleza y autoridades de la isla y gran concurso de gente, ante quienes hizo la proclamación el gobernador don Rodrigo Manrique de Acuña mientras flameaba el, pendón real don Pedro Cerón, capitán general de la isla; ceremonias y fiestas que se vieron turbadas por el asesinato, cometido días más tarde, del alcalde mayor y capitán coronel de Gáldar y Guía Hernando de Pineda, a que nos volveremos a referir más adelante (1) .

Por su parte, la isla de Tenerife rivalizó con la de Gran Canaria en solemnizar el advenimiento al trono de Felipe II, en tiempos del gobierno de don Juan López de Cepeda. "Pusose el pendon real según nos refiere el historiador Núñez de la Peña en casa de Pedro de Ponte como regidor mas antiguo que vivía en la plaza de San Miguel. ..De ahi lo saco el dicho
Pedro de Ponte acompañado de la Justicia y Regimiento", situándolo en un cadalso levantado en la propia plaza "en un mástil, ya los lados del se puso: el Estandarte Real al derecho y al siniestro la bandera general de la isla". Los reyes de armas Alonso Núñez y Bartolomé Barba, que se adornaban "con cotas de raso carmesí e escudos de armas reales en los pechos"-dicen los documentos de la época-, mostraron al pueblo congregado las cédulas de abdicación de Carlos I y proclamación de Felipe II, y entonces el gobernador Cepeda, adelantándose en el estrado, "e puesto el rostro a la plaza dixo: Oyd, oyd, oyd; Castilla, Castilla, Castilla por el
ynclito rey don Felipe nuestro señor senper augusto", mientras Pedro de Ponte flameaba el pendón real a los cuatro vientos y las compañías de milicias de toda la isla disparaban las salvas de rigor con arcabuces y mosquetes. A renglón seguido los caballeros de la ciudad, vistiendo "libreas de seda", corrieron cañas y entretuvieron a la muchedumbre con-
gregada, y el acto finalizaba con una a espléndida colación en las casas de Pedro de Ponte, quien con su rumbo proverbial obsequió a la nobleza y autoridades "con muchos generos de fruta, de confitura, tortas reales y maçapanes..." (2).

Cuando se iba apagando el brillo de estas fiestas, volvieron a resucitar merced a las noticias recibidas en el Archipiélago, en la primavera de 1556, de haberse firmado las paces entre España y Francia" acontecimiento que fué conmemorado con "faroles y luminarias" y toda clase de festejos populares, en particular "cañas y sortijas" (3).


Así no es de extrañar la decepción que produjo en la población isleña las noticias difundidas en febrero de 1557 de haberse roto las treguas con Francia, que tuvieron inmediata confirmación oficial. La princesa doña Juana, como gobernadora de los Estados de su hermano, comunicó la. infausta nueva a las autoridades del Archipiélago por Real cédula expedida en Valladolid el1 de marzo de 1557, poniéndolas al corriente de cómo el rey de Francia había roto las treguas, violando las fronteras españolas  de Flandes, y conminándolas a llevar a cabo, sin pérdida de tiempo, la publicación del rompimiento y el embargo inmediato de, todos los navíos y bienes de franceses (4).

Mientras tanto en Gran Canaria había cesado en el gobierno, por segunda vez, don Rodrigo Manrique de Acuña, un poco antes de cumplirse el trienio de su mando (sin duda a causa de las denuncias formuladas contra su gestión) , siendo sustituí do por el gobernador y juez de residencia licenciado Pedro Mexía, llegado a Canarias en el otoño de 1556 (5) .El 28 de marzo de 1557, en presencia del gobernador Mexía y del capitán general Cerón, fué publicada la guerra, y el 3 de .abril lo hacía en San Cristóbal de La Laguna el licenciado don Juan López de Cepeda (6) .

Don Rodrigo Manrique de Acuña embarcaba meses después, en junio de 1557, tras de ser absuelto en el juicio de residencia, no obstante el encono que puso Mexía en inquirirlo todo, teniéndolo arrestado ocho meses en su domicilio (7) , al dar oídos a las reclamaciones de sus enemigos, en particular los Carvajales de Gáldar , declarados traidores por el gobernador Manrique-en uso de un rigor excesivo-después del ominoso asesinato del alcalde mayor y capitán coronel de las villas de Gáldar y Guía, Hernando de Pineda, perpetrado por Bernardino de Carvajal y Maciot de Bethencourt (8).

La isla de Gran Canaria vío con desconsuelo partir a su bizarro gobernador, cuyo nombre irá siempre vinculado a una de las páginas más gloriosas de la historia insular.

Mientras tanto la guerra seguía su curso, y aunque, en los primeros momentos se temió, por el número extraordinario de navíos franceses que cruzaron sus aguas (9) , la repetición de anteriores ataques, apenas si la calma se interrumpió por la persecución de alguna de las carabelas que circulaban por entre las islas, o alguna sorpresa, como la del puerto de El Confital.

Era entonces gobernador de Gran Canaria don Juan Pacheco de Benavides, militar de profesión, enviado seguramente por Felipe II por reemplazar al licenciado Mexía a causa de la guerra con Francia, cuando éste apenas llevaba año y medio regentando la vara del gobierno

El 2 de julio había hecho su entrada en Las Palmas, después de un viaje inseguro desde Sevilla (11) , cuando al día siguiente se presentó en El Confital un patache francés a la captura de un navío cargado de trigo propiedad de Cabildo eclesiástico.

Inmediatamente se armaron en su persecución dos carabelas que, dándole alcance, lo cañonearon y hundieron, recuperando el navío y cogiendo 11 franceses prisioneros, tras de perecer ahogados otros cuatro (12).

Por aquellos mismos días se tuvo aviso de la isla de la Madera de que la armada francesa, compuesta de 12 galeones y dos pataches, se dirigía sobre las islas; pero tan fatales pronósticos no se cumplieron y terminó de sosegar los ánimos la presencia, una vez más, de la flota de don Alvaro de Bazán.

En efecto, la tercera campaña de don Álvaro se verificó este año de 1558, por orden del rey don Felipe II. Salió de Sanlúcar con cinco naves, llevando como principal objetivo el esperar a la altura del cabo de San Vicente ciertos galeones que regresaban de las Indias, pero con orden terminante de ir en busca de corsarios por las Azores y las Canarias. Don Álvaro de Bazán recorrió el Océano, al frente de su flota, con la mágica eficacia de siempre, porque, al decir del más ilustre de sus biógrafos, "su nombre llegó a inspirar tal temor que era bastante saber que se dirigía hacia San Vicente, las Azores o Canarias para que los enemigos de.saparecieran, a pesar de que la mayor parte de las veces reunían fuerzas muy
superiores a las suyas" (13) .

Ningún otro hecho digno de nota ocurrió en las islas mientras duró aquella sexta guerra de rivalidad entre España y Francia, que, como tantas otras, volvió a decidirse por tierra, merced al poder y fuerza de los ejércitos.

NOTAS A PIE DE PAGINA:
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(1) Fue asesinado por Bernardino de Carvajal y Maciot de Bethencourt, sus enemigos, cuando regresaba de Las Palmas a Gáldar, después de haber asistido, expresamente llamado por el gobernador y el capitán general Cerón a las fiestas de la proclamación.

Sobre esta ceremonia  puede verse un extracto en: A.C.T.: Expediente de la coronación del señor don Felipe Segundo. (Letra P. Leg. 1, núm. 9, doc.1.)

(2) A. C. T.: Expediente de la coronación del señor don Felipe Segundo. (Letra P. leg. 1, núm. 9, doc. 1.) NÚÑEZ DE LA PEÑA extracta en su historia el expediente antes señalado, lo que prueba como en tantos otros extremos que este ilustre cronista tinerfeño obtuvo. la mayor parte de sus  noticias del Archivo del Cabildo de Tenerife.
JUAN NÚNEZ DE LA PEÑA: Conquista y Antigüedades de las  islas de la Gran Canaria,  ms. 3.206 de la B. N., fol. 293 v.

(3) Ibid., fol. 293 v.

(4) A, C. T.. : Reales Cédula8, leg. 9, núm. 44. Esta Real cédula se pregonó en La Laguna. el 3 de abril de 1557.

(5) Pedro Mexia debió llegar en septiembre u octubre de 1556, por cuanto constata que en el mes de mayo siguiente llevaba ya ocho meses en la isla. VIERA y CLAVIJO, en la lista de gobernadores de Gran Canaria (tomo IV, pág. 572), lo llama el doctor Francisco Mexia Márquez y Pedrosa, equivocadamente, y prorroga su mando hasta 1559, cuando cesa en realidad el 2 de julio de 1558.

(6) A. S. : Div.1.808 de Castilla. Diligencias hechas en Las Palmas y San Cristóbal de La Laguna sobre rompimientos de treguas con Francia. Tomo 13-14 y 15. A. C. T.: Reales Cédulas, leg. 9, núm. 44.

Por lo que respecta a la isla de Tenerife, ya. había recibido ésta, por conducto particular, noticias del rompimiento, asunto del que se trató en la sesión de su Cabildo de 19 ,de febrero de 1557. y tanto en esta .sesión como en la. del dia. I de abril se tomaron extraordinarias medidas defensivas, reparándose las fortalezas, organizándo guardias y centinelas, etcétera.. (A. C. T. : Libros de Acuerdos. Sesiones de los días indicados.)

(7) A. S.: Diversos de Castilla. Carta de don Pedro Cerón, de 11 de mayo de 1557, denunciando estos hechos. Tomo 13-57.

(8) Este crimen, que tan honda. impresión causó en la isla. de Gran Canaria por los actos que reseñamos, tuvo Como remota causa. la. rivalidad de dos familias de Gáldar : Pinedas y Carvajales. La primera, en el ceguro del valimiento oficial y tiranizando a. sus enemigos por el apoyo que prestaba don Rodrigo Manrique a Hernando de Pineda, y la segunda ofendida contra este último, hasta considerarlo "como mortal enemigo", por sus tropelías y por haber protegido a ciertos "parientes de su mujer” (Maria Díaz de Mota, hija legitima de Gonzalo Díaz de Aguilar) que habían dado muerte alevosa a Miguel Trejo, hijo de Bernardino de Carvajal, y dejado impune el crimen.

(.9) esta rivalidad condujo al trágico episodio que todavía recuerda el lugar denominado cruz de Pineda, junto a la. Montaña de Arucas. Regresaba a caballo Hernando de Pineda, de Las Palmas, tras de asistir a las fiestas de la proclamación de Felipe II, cuando he aquí que, siguiéndole los pasos, trabaron con él pendencia Bernardino de Carvajal y Maciot de Bethencourt, de resultas de la cual cayó para siempre en tierra el alcalde mayor de Gáldar, mientras los supuestos "vengadores" ganaban la salvación con la huida.

Enterado don Rodrigo Manrique de Acuña del desaguisado, se personó el domingo 17 de marzo de 1556 en la villa de Gáldar, y dando por supuesto que Bernardino de Carvajal era el asesino, .'sin guardar orden ni tela. de juicio hizo cierto auto o sentencia, por el cual declaro al dicho Bernardino de Carvajal por traidor ya  todos 1os
 que .de su linaje descendiesen hasta la cuarta generación...y mando que las casas
de su morada fuesen asoladas y puestas por tierra, y puestas en ellas un mármol como
C8BII8 de traidores que hubieran cometido crimen de lesa Majeatatis..." (escrito de denuncia de Ramiro de Guzmán) .

Los Carvajales aprovecharon el juicio de residencia de don Rodrigo Manrique de Acuña para envolverlo en un enojoso  litigio en defensa del ultrajado honor familiar y en reclamación de 1.500 doblas de oro por los daños causados a los hijos de Bernardino con la ruina de su morada.

El pleito lo inició, en septiembre de 1556, Ramiro de Guzmán, como curador de los hijos de Bernardino de Carvajal (Alonso y Francisco de Carvajal, Elvira de MaIueños y :Margarita .Fernández de Carvajal, habidos en su matrimonio con Melchora de San Juan) ; y después de diversas incidencias, con escritos de demanda, réplica y contrarréplica e informaciones testifícales, fue fallado por el licenciado Mexía, según parece desprenderse del proceso, en sentido favorable para ambas partes, quedando don Rodrigo Manrique de Acuña liberado de toda responsabilidad y la familia de Carvajal rehabilitada en su buena fama y prerrogativas nobiliarias.

Por cierto que en todo el proceso se alude con insistencia al hecho de ser Bernardino de Carvajal nieto del Guanarteme de Gáldar don Fernando, como hijo de Margarita Fernández Guanarterre, habido en su matrimonio con Miguel Trejo y Carvajal.

(Proceso contra don Rodrigo Marque de .Acuña, publicado en la revista "El Museo Canario", 10 (1944), 59-60; 11 (1944), 71-78, y 12 (1944), 53-63. La copia de dicho proceso se conserva en la aoZBCCión MiZzares del M. C., tomo II, y, no sabemos si total o parcialmente, fué publicado con anterioridad en la revista del mismo nombre : XIV (1903), 102-109, pues carecemos de información completa sobre el particular.)

(9) A. S. : Diversos de Castilla. Carta de don Pedro Cerón, de 30 de agosto de 1557. Tomo 13-57.

(10) El licenciado Mexia era hijo de Francisco Márquez (a su vez hijo de Marcos Márquez, caballero hijodalgo de la villa de Vi1lacastin, y de Antonia García de Arévalo natural de El Espinar) y de su legitima mujer Beatriz de Pedraza Mexia (a su vez hija de Miguel Sanz de Pedraza y de Beatriz Velázquez  Mexia).

Los historiadores canarios lo confunden con su hermano, el doctor Francisco Mexia Márquez y Pedraza, colegial del Colegio mayor de San Clemente de Bolonia, doctor en Leyes por la misma Universidad, que vino a Canarias en 1567 como segundo, .Juez de Indias de Tenerife.

Este jurista casó en Las Palmas con Marina Inglés del Castillo Jaraquemada (hija de Juan Inglés del Castillo y de su legitima mujer Catalina Jaraquemada), naciendo de este matrimonio, entre otros hijos, Francisco Mexia Márquez y Castillo, canónigo de la Santa Iglesia catedral de Canarias y consultor del Santo Oficio de la ,Inquisición. y Beatriz Mexia Márquez y Castillo, que se unió en matrimonio con don Diego Ruiz de Vergara y Castillo.

El doctor Francisco Mexia desempeñó más adelante otros importantes cargos en Indias, tales como los de oidor y visitador de la Real Audiencia de Santo Domingo y el de gobernador de Cartagena de Indias. Cuando regresaba a la metrópoli, en fecha ignorada posterior a 1575-, tuvo la desgracia de cruzarse en ruta con un navío corsario inglés y pereció combatiendo heroicamente.

(FRANCISCO FERNÁNDEZ BETHENCOURT: Nobiliario y blasón de Canaria8, tomo II. S. c. de Tenerife, 1878, págs. 18 y 48-51; TOMÁS MARIN y CUBAS: Historia de la conquista de las Siete Islas de Canaria (manuscrito de 1687, propiedad de don .Juan del Castillo Westerling, fol. 130) ; CASTJLLO RUIZ DE VERGARA, págs. 200 y 241.)

(11) .Juan Pacheco de Benavides pertenecía a la ilustre casa de los condes de Santisteban del Puerto. Fueron sus padres Francisco de Benavides, señor de Benavides y tercer conde de Santisteban, y doña. Maria Carrillo de Córdova, hija del primer conde de Alcaudete; y sus abuelos, Mendo Rodrigue de Benavides, segundo conde y
capitán general del reino de .Jaén, y .Juana. Pacheco, hija del primer conde de Medellín.

Antes de su arribo a Canarias había casado dos veces: la primera con Maria de Aranda (hija de micer Gil de Bocanegra y de Beatriz Pacheco) y la segunda con Mencia de Avalos (sobrina de Gaspar de Avalos, arzobispo de Granada).

Una vez en Las Palmas, contrajo tercer matrimonio con .Jerónima Cibo de Sopranis. de cuyo enlace nacieron Francisco y Felipe de Benavides Pacheco y Fabiana y Clara de Benavides.

Véase: Archivo y Biblioteca de Za. Casa de Medinaceli. series de sus principales documentos, tomo I, Madrid, 1915, pág. 169, documento CXL, titulado: "Información de servicios de algunos condes de Santisteban".

Por su parte, Jerónima Cibo de Sopranis era hija de Felipe Cibo de Sopranis, originario de Génova y regidor de Gran Canaria, y de su legitima esposa Clara Inglés del Castillo (hija ésta, a su vez, de .Juan Inglés del Castillo y de su primera mujer Isabel Górnez de Alcalá).

(12) A. S : Diversos de Castilla. Carta del gobernador de Gran Canaria al secretario Juan Vázquez, de 4 de agosto de 1558. Tomo 13-32.

(13) ANGEL ALTOLAGUIRRE y DUVALE: Don Álvaro de Bazán, primer Marqués de Santa Cruz. Madrid, 1888, pág. 20.

Don Álvaro de Bazán todavía visitó por cuarta vez el Archipiélago en 1582, en que arribó a San Sebastián de La Gomera, de paso para las Azores, con objeto de combatir con la escuadra francesa de Philippe Strozzi, que apoyaba al prior de Crato. don Antonio.


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