jueves, 11 de septiembre de 2014

ALIMENTOS E IDIOMA

RETAZOS DE CULTURA GUANCHE
Según el Dr. Juan Bethencourt Alfonso, en Historia del Pueblo Guanche
Recopilado por Eduardo P. García Rodríguez





 La comunidad guanche era de economía fundamentalmente ganadera, contaba con la cabra[1], la oveja[2], el cerdo, el perro[3] y el conejo; carnes que comían en fresco, en cecina y salada. Además, aprovechaban los derivados de estos ganados como leche, queso, sebo y manteca de cerdo.

Cazaban palomas, tórtolas, codornices, gaviotas, cuervos, mirlos, pájaros y otras aves, con especialidad los pichones de pardelas, de los cuales aprovechaban su carne y su grasa.

De las abejas salvajes y abejones, que en las islas proliferaban de forma abundante, recolectaban miel.

Consumían gran cantidad de dátiles, higos de leche, madroños, bicácaros, adernos, creses, yoyas o mocanes, piñones, chiburques, moras de zarza y de moralillo, lentejas silvestres y arvejas o chícharos guanches, estas últimas variedades destinadas a potajes o a hacer gofio mezcladas con cebada y trigo salvaje.

Tomaban ajos porros, trufas, ñames, taragontías, zanahorias, cantagallos, raíz de helecho convertida en harina, acelgas, berros y tarambuches[4], que era una especie de nabo. Verduras como la cerraja, cerrajón, apio, cardos, relinchones, hinojo, taferte (tafete), vinagrera y otras muchas, las cuales degustaban con gran placer. Del fruto del mocán (Visnea canariensis) elaboraban una miel transparente y deliciosa.

El hombre prehispánico canario desconocía el arte de la navegación, pero se acercaba al mar para aprovechar sus productos[5]. Capturaba gran cantidad de pescado (viejas[6], salemas, lisas, etc.), que en parte comía en fresco y parte jareaba o salaba. En las rocas y bajíos de la costa recolectaba toda clase de moluscos, parte de los cuales conservaba en salmuera y otros en seco. Entre los más apreciados estaban las lapas (Patella piperata), la almeja canaria u orejon (Haliotis canariensis), mejillones, burgados, el buzo o púrpura (Thais haemastosoma) y patas de cabra; sin hacer desprecio de los pulpos (Octopus vulgaris), erizos y cangrejos. Igualmente, recogían de los charcos de la orilla abundante cantidad de sal[7].

Pescaba el natural de Tenerife con anzuelos hechos de espinas de pescado, de cuernos de cabra y de ramas; arqueándolos y dándoles forma al fuego. De cebo empleaba peces pequeños, mariscos y crustáceos.

Otro de los sistemas de pesca era el de embarbascar, consistente en arrojar raspas de leche de cardón o de tabaiba silvestre en la boca de un caletón o entrante marino, donde había penetrado un cardume de peces y espantarles luego con piedras, para que al ponerse en contacto con la leche de las mencionadas plantas euphórbicas se adormecieran y quedaran ciegos, siendo luego relativamente fácil proceder a su captura con fija, a mano o con cestos. Generalmente los pescadores no entraban en las aguas embarbascadas, porque la acción irritante de la leche sobre las partes genitales les dañaba.

Conocía el fuego y el gofio presidía la mesa, que lo comía amasado con agua, con miel o con leche; ya fuese de trigo, de cebada, de creses, de cosco o vidrio, de barrilla, etc., productos vegetales reducidos a polvo por la molienda después de tostados. Algunas veces se consumían en chafeña o tafeña, es decir, tostadas las semillas pero sin molerlas.

Siguiendo al doctor don Juan Béthencour Afonso[8], podemos decir que todos los isleños canarios hablaban la misma lengua. No existían verdaderos dialectos y la discrepancia entre el habla de unas y otras islas se debe a la deficiencia y errores de los vocabularios, siendo el elemento más constitutivo del habla el berberisco, seguido del celta.

Los guanches utilizaban, además del lenguaje fónico emitido por sus cuerdas vocales, el silbo, que lo articulaban haciendo pasar el aire a través de sus labios y ayudándose, en ocasiones, con los dedos puestos sobre ellos. Este lenguaje fue común en todas las islas, pero su reducto más significativo nos queda en la isla de la Gomera.

También utilizaron, como instrumento propagador de sus sonidos articulados el bucio[9], que producía mayor amplitud de sonido que el silbo.

Según el padre Espinosa, los guanches que él conoció corrían por andenes y despeñaderos que otros no podían pasar andando y cuando una cabra se les escapaba, le daban alcance y la cogían a mano y por pies[10].






[1] La cabra “ara” era de pequeño tamaño, pelo cerdoso de color negro o pardo, cuernos pequeños, derechos y paralelos, la ubre pequeña y recogida.
[2] Se caracterizaba por tener el pelo liso, la denominaban “ haña”.
[3] La existencia del perro, “Cancha”, en la vida del aborigen de Tenerife está debidamente documentada por los restos arqueológicos como acompañante del hombre guanche.
[4] Juan BÉTHENCOUR ALFONSO: op. cit., t. II, p. 235: Se hacían frecuentes regalos los reyes y magnates de uno a otro reino en consonancia con sus gustos. Cuéntase que los mejores madroños del reino de Güímar se los reservaban para el rey Añaterve, los adernos más ricos para el de Abona; las trufas para el de Adeje, los Tarambuches para el de Daute y los higos bicariños para el de Anaga.
[5] Ibídem, p. 455. La pesca y el marisqueo fueron actividades complementarias de la agricultura y ganadería, comprobadas por los restos encontrados en cuevas de habitación, necrópolis y en los concheros de nuestras costas. A unos sesenta metros de la desembocadura del barranco de Sibora, próxima al pueblo de Los Silos, se halla la Baja del Barranco; donde se dirigían a nado los guanches del tagoror de Daute a pescar y recoger mariscos.

[6] Ibídem, t. II. p. 455. De los hígados de las viejas guisados, triturados y amasados con gofio hacían los guanches unas tortas, que asaban en las brasas y consumían con gran exquisitez.
[7] Ibídem., t. II, p. 456. Los guanches explotaban las salinas con personal adiestrado para ello, que disponían todas las operaciones de recolección, salazón y conservación en salmuera de infinidad de productos, para su posterior consumo en épocas de escasez.
[8] Nació en las tierras sureñas de Chasna el 5 de febrero de 1847, sus abuelos eran ricos terratenientes afincados en Vilaflor, con propiedades en la dicha Villa, San Miguel y Arona. Estudió el bachillerato en La Laguna y Medicina y Cirugía en Madrid, obteniendo el título en 1872. A su muerte, ocurrida en 1913, nos legó sus obras manuscritas: Costumbres populares canarias de nacimiento, matrimonio y muerte. Materiales para el folklore Canario y La Historia del Pueblo Guanche.
[9] Ibid., t. I, p. 154. Es el bucio la concha de algunas especies de moluscos gasterópodos que viven en los mares de las islas, siendo el más frecuente el Tritón nodiferum, a los que seccionado el vértice de la espiral para formar boquilla. En manos hábiles resulta un instrumento potente y robusto. Los guanches lo utilizaban para, al igual que el silbo, comunicarse a grandes distancias con el lenguaje buciado.
[10] Fray ALONSO DE ESPINOSA: Del origen y milagros de Nuestra Señora de Candelaria, que apareció en la isla de Tenerife, con la descripción de esta isla, ed. Goya, Tenerife, 1952, p. 32

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