En el verano de 1992 (¡sí, el mismo de la Exposición Universal
en Sevilla¡) se hacía en Tenerife un supuesto descubrimiento fundamental para
su historia: la Piedra Zanata.
Se convocó de modo urgente a los periodistas, quienes vieron cómo una piedra
con forma de pez y unas leves inscripciones era escoltada por personal de seguridad. Normal, aquella piedra se
presentaba como la prueba definitiva de que los habitantes prehistóricos de la Isla eran bereberes. La pieza
aparecía como la piedra angular que daba fe de nuestra africanidad. Ya podíamos
dormir tranquilos. Sin duda, conocer el origen de cada pueblo y cada cultura
resulta de sumo interés cultural e histórico. Es así sea cual sea ese origen,
pero por alguna razón, la que de la noche a la mañana se convirtió en famosa
Piedra Zanata, nos hacía africanos de un modo definitivo. Portadas de
periódicos, la televisión y las emisoras de radio recogían la noticia del descubrimiento
dado que el modo de presentar el objeto, con toda la parafernalia, seguridad y
emoción que los políticos pudieron concitar, no podía dejar lugar a las dudas.
Corrieron ríos de tinta. Éramos bereberes (...). Dos años más tarde de la
presentación por todo lo alto del símbolo de nuestra africanidad, la Dirección General
de Patrimonio Histórico del Gobierno de Canarias abría un expediente
informativo al objeto de aclarar cuál era el origen y la autenticidad de la Piedra Zanata.
Después, una cortina de tiempo y olvido la envolvió. Lo que fue un símbolo de
nuestra africanidad pareció convertirse en alegoría de cómo algunos eran
capaces de manejar a su antojo la
Historia sin pruebas suficientes que refutaran tesis alguna.
El día 11 involucran en el asunto a Rafael Muñoz,
catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de La Laguna. Muñoz se
moja y, a la postre, será la única víctima de esta historia mientras los demás
intentan olvidarse o, simplemente, abandonan a su suerte a González Antón. Entretanto,
en el insigne departamento de -Prehistoria de la Universidad lagunera
se ríen del "hallazgo", aunque sólo en privado. No tienen valor para
hacer un desmentido público. Después de conocer la opinión del profesor Muñoz,
González Antón se contradice varias veces por escrito. Que si el
"hallazgo" fue un trabajo de campo, que si le llevaron la piedra, que
si... Y, después de presentada en sociedad, se decide buscar un yacimiento para
la piedra alargada, dado que Mime no sabía dónde fue encontrada. Lo sitúa cerca
de la Montaña
de las Flores, en el municipio de El Tanque. Y González Antón convierte en
arqueólogo a Mime, ya que se le pagan 115.000 pesetas por ayudar en trabajos de
prospección en yacimientos arqueológicos.
La Dirección General de Patrimonio le da unos pocos millones para que excave
pero, en noviembre de 1994, Víctor Caro, instructor del expediente informativo
abierto sobre el caso zanata, constata que los datos de la solicitud de
autorización para excavar de González Antón no coinciden con los de la memoria
de conclusiones, realizada por González Antón y sus colaboradores, que fue
presentada en octubre de 1994. Entonces, el director del Museo Arqueológico
situó el yacimiento a una altitud de 1.370-1.375 metros y en las coordenadas
UTM 032775 y 313180. Error gravísimo.
Y el material recogido en este supuesto yacimiento
es el siguiente, según documento firmado por Rafael González Antón: un
fragmento de madera agujereado en un extremo (su adscripción aborigen es más
que dudosa). Tres fragmentos amorfos de cerámica. Dos fragmentos de cerámica
que pertenecen al mismo recipiente y conforman un cuarto de vasija, y dos
fragmentos que pertenecen al mismo recipiente y conforman un borde convergente.
Es la excavación "más pobre" realizada
nunca en la historia de la
Arqueología canaria, según los expertos consultados.
Demanda contra González Antón
En el expediente instruido por la Dirección General
de Patrimonio también se recoge la denuncia administrativa presentada por la Asociación Tinerfeña
de Amigos de la Naturaleza
(ATAN) contra Rafael González Antón y Antonio Gorrín, por incumplir la ley de
Patrimonio en relación a hallazgos casuales. Según ATAN, con la actitud
demostrada por los responsables de los Museos Arqueológico o Etnográfico, en
aquel entonces, se estaba fomentando el expolio de bienes patrimoniales.
Esta denuncia no fue tenida en cuenta, por lo que
los abogados de ATAN han presentado una demanda contra González Antón en los
tribunales. En estos momentos, y después de que el director del Museo
presentara su contestación correspondiente a dicha demanda, se está en el
periodo de 30 días hábiles disponibles para la tramitación de las pruebas que
se recojan.
Una vez acabado este periodo, se abrirá el trámite
de las conclusiones, o valoración de dichas pruebas y habrá que esperar, a
partir de que se culmine este cuarto trámite, a que el juez dicte sentencia, lo
que se podría prolongar un año más o menos.
En el expediente informativo también se incluyen
los análisis de tierras solicitados por el instructor de Patrimonio. En las
conclusiones obtenidas, se constata que el material que se encontraba
depositado sobre la piedra zanata coincide con las características de la tierra
de la Montaña
del Agua.
González Antón situó el yacimiento en una colada
volcánica cerca de un lugar donde se ha encontrado cerámica de origen
supuestamente púnico, es decir, que su localización, al parecer, fue
premeditada. Entre tanto despropósito, se han escrito, y publicado, dos libros
sobre la polémica piedra zanata. (ATAN)
Publicado por Maria Gómez Díaz. Agosto de 2014.
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