El pasado día 25 de Julio de 1797, celebran algunos la derrota de una Escuadra inglesa en
No voy a entrar en detalles del relato de los hechos que, ya digo, pueden encontrar en
Las consecuencias de aquella victoria, no necesitan mucho espacio para ser explicadas y menos comprendidas: Metimos la pata (Nuestros antepasados) Pues sí, creo que fue una torpeza no haber dejado entrar a los ingleses para que ocuparan las isla/ s. ¿Qué porqué? Pues porque seguramente,
En cuanto a las celebraciones de aquellos acontecimientos, que como se desprende de lo anteriormente dicho, yo considero funestos, hay que destacar un hecho de suma importancia que, por lo demás es igual a cualquier otra celebración de su tipo, donde los “soldaditos y los capitostes del poder burgués”, se reparten honores y palmaditas en la espalda mutuamente, dejando de lado a los verdaderos protagonistas de las efemérides en cuestión.
Lo primero que he de decir, es que, vistas las actuaciones de franca cobardía o de tener que luchar porque se veían envueltos en la refriega sin pretenderlo, de muchos representantes del poder, a la sazón mandos militares, de santos varones de la burguesía y la nobleza criolla y española, cuando las ominosas siluetas de los buques ingleses aparecieron por Anaga, no sé cómo se atreven todavía a celebrar nada sin que se les caiga la cara de vergüenza, y a hacer gala de los honores adquiridos ilícitamente en el desarrollo de aquellos hechos.
Por un lado están los que se apropian de aquel suceso para inflarse de gases intestinales y exacerbar la “supuesta españolidad de las islas y el fervor patriótico” de sus gentes, cuando la realidad es que, sabiendo desde siempre que los que vienen de fuera vienen a robar/ saquear (Antes y ahora se llama comerciar o negocios e incluso evangelización…) y nunca a traer, y ante las manifiestas pruebas de cobardía y deserción de los que debían dirigirlos, al Pueblo no le quedó más remedio que apechugar con lo que se le venía encima; Ayudado por los soldados y mandos bajos provenientes del pueblo llano, y los pocos mandos de superior graduación, honorables (Es decir que cumplieron con su deber profesional) que no desertaron, en sucesivas jornadas plantaron cara a
Intentan vender la imagen de que las gentes de esta isla actuaron por supuesto patriotismo, cuando la realidad es que, y ellos pueden atestiguarlo de primera mano, aquí siempre se ha recibido de igual manera a todos los invasores, salvo en la etapa posterior al S. XV, en que son bien recibidos por los mayores expoliadores que ha dado
Es la avidez de apropiarse de fama y honores ajenos por la incapacidad propia para adquirirlos, la que hace que se creen discursos políticos a partir de “hechos fabricados a medida” y vendidos como la “historia oficial”, tan absurdos y burdos en muchos casos, que más que risa y escarnio, a veces no solo dan pena en el fondo, sino es que son penosos en sí mismos. Podría dar ejemplos como aquellas majaderías de Numancia, Viriato (Que por cierto, sería portugués y no español) Guzmán el Bueno, El Cid, o aquello de que los ”aquellos indomables Guanches tras
Los de cierta edad los tuvieron
que memorizar y recitarlos como “buenos loritos” y el resto habrá oído hablar algo
del tema, así que para que insistir.
La realidad, es que la “dirigencia” está siempre presta (La mano extendida) para pedir y exigir más y recibir honores y prebendas que no le corresponden, previa exposición manipulada y exagerada de hechos y méritos, pero poco dispuesta a mojarse de verdad; Eso no ha cambiado mucho a lo largo de miles de años, así que vayamos al motivo de esto, los ausentes de las celebraciones. El Pueblo; No el Pueblo como receptor y público de charlas y verborrea político- institucional, o los “actores que representan a la soldadesca”, sino como el autor principal de unos acontecimientos históricos.
Hora es ya de que se relaten las cosas como realmente sucedieron, diciendo las cosas con la crudeza y la objetiva verdad histórica, de que el Pueblo, mayoritariamente armado con rozaderas, palos y todo lo que buenamente pudo encontrar, no solo se aprestó a defender sus intereses (España estaba y está muy lejos), sino que consiguió vencer a aquellos que hubieran saqueado sus escasas pertenencias, tierras y ganados, no el de la nobleza criolla y colonial a quienes hubieran tratado “con la cortesía propia entre ladrones”, sino hasta sus vidas, y no los intereses coloniales de unos reinos y territorios conquistados a punta de espada, que tardarían todavía algunos siglos en constituir un Estado único.
Hágase Justicia y cuéntense los hechos tal como fueron. Y de paso que se aclare de una vez lo del brazo de Nelsón. En una embarcación que está recibiendo fuego de cañón y fusilería de todos lados, ¿Cómo se sabe que una esquirla de metralla procedente de un disparo del “Tigre” le dio en el brazo u hombro? Es más, ¿Ha sido refutada ya la teoría de la bala de mosquete francés? ¿Es que nadie se ha dado cuenta que hacer responsable al “Tigre” de la derrota de Nelson frente a Santa Cruz, lo que en realidad hace es quitarle el protagonismo a quienes de verdad frustraron todos los intentos de desembarco, en inferioridad de condiciones y armas, etc.? Es un intento de arrebatarle el protagonismo de días de heroísmo popular al Pueblo de Tenerife, para dárselo a quienes dieron muestras de cobardía, torpeza y “poco entusiasmo”, por no decir más. Es quitárselo al Pueblo para dárselo a las armas españolas.
Por muy terrible, efectiva, devastadora o lo que sea que pueda ser un arma, deberían saber a estas alturas del “western”, que no son nada por sí mismas, ni buenas ni malas ni nada; Son meros objetos inanimados que necesitan que una persona las empuñe o manipule para que puedan realizar el cometido para el que fueron diseñadas y fabricadas. Luego son las personas que empuñan o manejan las armas las que importan y son protagonistas de los hechos y acontecimientos históricos.
Darle méritos “al Tigre” como supuesto artífice de la, para nosotros funesta victoria sobre Nelson, es quitárselo al Pueblo Canario, quien fue el que se desangró, aguanto el miedo, la angustia y el dolor, quien tuvo que aguantar a pie firme los embates de las acometidas inglesas, sabedor de que quienes sufrirían de verdad serían ellos y los suyos; Sus familias, amigos y convecinos, y de que, (En el caso de enrolados en las milicias y regimientos españoles) pagarían con su vida y haciendas (Si la tuviesen) el menor atisbo de fatiga o vacilación. Todo esto mientras sus jefes y mandos naturales hacían gala de “nerviosismo, incompetencia o poca predisposición” e incluso, algunos huyeron a uña de caballo descaradamente o no se presentaron en el frente como era su deber y pese a ser requerida su presencia, siendo conscientes “en ese preciso momento”, que ellos no estaban hechos para la milicia. Todo esto, repito, cuando tanto la iglesia como el cacicato burgués, además de que se respetarían sus vidas y las de los suyos, repondrían prontamente sus pérdidas, los unos exprimiendo el rebaño de su feligresía y todos exprimiendo más al sufrido Pueblo y lloriqueándole a
Para concluir, cambiando un poco el refrán, al Pueblo lo que es del Pueblo, y al César lo que es del César (A las listas del INEM o una humilde y anónima tumba familiar, como él prefiriera)
Desde la antigua Fortaleza de Anaga, Rukaden Ait Anaga.
Agosto de 2014.
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