1959 octubre 19.
Es ejecutado en la cárcel de
Barranco Seco (Gran Canaria) por el
delito de rebelión militar:
Juan García Suárez "El Corredera"
Primera huida
Capitulo - I
Esta triste historia sucedió en la isla de Gran Canaria, más concretamente en la localidad de Telde en el año de 1936.
Juan García Suárez, alias "El Corredera", nació en Telde a principios del siglo
XX, en el seno de una familia muy humilde. Empleado como jornalero desde su
juventud se vinculó a movimientos republicanos de izquierdas, como la Sociedad de Trabajadores
de Telde, y era conocido y querido por su lucha a favor de la clase
obrera.
Juan era un simple hombre de
pueblo sin más riqueza que la de su mujer y la de su hija pequeña. Vivía, en
una misma casa, con su mujer, su hija, su madre y sus hermanas y con el sudor
de su frente los sacaba a todos adelante. Hasta aquí parece el inicio de
un bello cuento pero este bello cuento dejó de serlo cuando tuvo la mala
fortuna de estar en un lugar y una fecha que no le fue nada favorable. ¿La
fecha? el 18 de Julio ¿momento? el Alzamiento militar de unos militares
rebeldes contra la constitución y un gobierno democráticamente
constituido en España.
Tras el Alzamiento fascista de
1936 la Guerra Civil
se extendió por todo el territorio español y Canarias como colonia española no
podía ser menos. Tras el golpe militar "El Corredera" se manifiesta contra el bando rebelde.
Los dos bandos en pugna
comenzaron a movilizar a todos para el ejército les gustase o no la guerra,
fuesen o no de un bando o de otro. Había que "servir a la Patria " pero,
desgraciadamente, en España había dos Patrias en lucha. Así miles de canarios
tuvieron que marchar a la
España Peninsular para intervenir en una guerra que les venía
muy lejos, tenían que desplazarse a miles de kms, a tierras extrañas,
para morir o volver mutilados a sus casas.
La tensión se respiraba en
las calles de Telde el 19 de julio de 1936, segundo día del Levantamiento
militar, la plaza de la iglesia de San Gregorio era motivo de una manfestación
en contra del Golpe de Estado. La indignación de la población era enorme pues
comenzaba una absurda guerra en España donde medio país se enfrentaba al otro
medio, una guerra que dividía a hermanos y a españoles. Por ese motivo, ese
día, en la la plaza de San Gregorio, había transcurrido a base de
manifestaciones a favor de la libertad de gritos y persecuciones.
Ese día tuvieron lugar, en las
calles de Telde, enfrentamientos muy duros entre el populacho y las fuerzas del
órden adeptas al régimen fascista. La guerra estaba teniendo lugar en la España Penisular ,
a 3700 kms de distancia, pero aquí los ánimos estaban muy caldeados. Telde era
el escenario ideal para una masacre, pero ningún arma se disparo salvo
una. Vicente Trujillo Santana un vecino de la localidad, que se
encontraba subido en la azotea de su casa, cayó fulminado por una bala perdida
y esa bala fue la que atrajo la chispa que prendió la hoguera. Entre los
manifestantes, pro-libertad, se encontraba "El Corredera" y
pronto se empezaron a crear historias y bulos en contra suyo.
Juan García
Suárez "El Corredera" - II - Segunda huida
.Había que
buscar a "un chivo expiatorio" y por ello se empezaron a
barajar los nombres de los posibles autores de aquel disparo y entre ellos
aparecía siempre el nombre de Juan por su historial sindicalista y porque había
participado en todo tipo de huelgas y manifestaciones a favor de los obreros
así como el de su mejor amigo Pancho Casimiro Brito, conocido como "Casimiro".
La muerte de aquel hombre levantó una gran polémica en la sociedad de la época
y se practicaron muchas detenciones. De algunos detenidos no se supo más. Los
que consiguieron escapar, asustados, se escondieron en llas montañas y otros
decidieron partir hacia el Nuevo Continente, America.
Vicente Trujillo, alias "El carnicero", llamado así por regentar una carnicería en
Telde, comandaba una cuadrilla de falangistas que durante meses atemorizaba a
la población y era quien tenía que poner "orden" a todos estos
desórdenes pues él era quien "daba
la cara" ante su partido a nivel nacional. "El Corredera",
para evitar ser encarcelado huye y de esta forma su destino ya quedaría
marcado.
Pasa el tiempo y Juan García fue
llamado a filas por el bando rebelde (como tantos jóvenes de su época) pero
rechazó su incorporación, y fue declarado prófugo. Ello le obligó a volver a
huir. No le interesaba luchar por un bando opuesto a sus ideales de libertad.
Pero cuentan que un conocido
(quizá motivado en rencillas familiares) relacionó su vinculación izquierdista
frente a los alzados y puso en su boca frases como que él era contrario al
régimen de Franco y todo se complicó aún más. Ahora ya no era un simple "profugo" que no quería "servir a su Patria" ahora el
"delito" era aún mucho
más grave pues comenzó a ser considerado "antifranquista", "rojo" y había que
darle "un escarmiento
público". Comenzó, así, una gran persecución contra Juan
García Suárez, "El Corredera".
Para poder huir, sin ser capturado, se disfrazó de mujer y se trasladó a la casa de su buen amigo Manuel Moreno Galindo quien le escondió en una cueva de su propiedad. Recordemos que la gran mayoría de canarios heredaron cuevas de sus antepasados los guanches (en este caso los aborigenes de Gran Canaria se les denominaba
Juan García Suárez "El Corredera" - III - Tercera huida
Como sabía que la Guardia Civil
registraría toda la zona le propuso irse del pueblo, en su furgoneta, y
trasladarse al barrio de Guanarteme de Las Palmas (la capital de Gran Canaria).
Juan García aceptó. Así que, una noche escondió a Juan en uno de los
bidones vacios y lo sacó de Telde. El viaje se efectuó sin contratiempos;
sólamente fue detenido en la "Plazoleta de los Reyes" por la Guardia Civil , sin
ser detectada la presencia de Juan. Una vez en Guanarteme, se pidió asilo para
Juan hasta que pasaran los peligros que lo acechaban. Nadie sabía quién era y
muchos empezaron a llamarle entonces
Acabada la guerra civil,
pidió trabajo en la Fábrica
de Pescados y Salazones de la firma 'Lloret
y Llinares' en la zona portuaria de Las Palmas, dónde permaneció
desde el año 1939 hasta 1947, figurando en la nómina con su nombre y
apellidos. Allí estuvo, sin ser descubierto, más de diez años.
La huida de Juan enfureció a Vicente Trujillo Santana "El Carnicero", uno de los jefecillos de la falange en Telde, pues a Madrid llegaban las noticias de que un "rojo antifranquista y desertor" llevaba años fugado y eso desacreditaba desacreditaba al comité falangista de Telde así que cada noche se acercaba a la casa del "Corredera" donde vivían su mujer y su hija junto a su madre y hermanas para amenazarlas y practicarles torturas de todo tipo, especialmente las sicológicas así como vejaciones y humillaciones.
Este hombre,
un elemento del Régimen, creía que Encarnación, la madre de Juan, sabía dónde
se escondía su hijo, pero ni ella misma lo sabía y le pegaba para obligarla a "cantar" sobre el paradero del "Corredera".
Se cuenta
que, desde la calle, escuchaban los sollozos y los gritos de la familia cuando
el Jefe de Escuadra,a modo de despedida, les daba culetazos en los pies. Las
vecinas, conmovidas por el sufrimiento de la familia, se acercaban a la casa,
una vez que la cuadrilla se había alejado, para llevarles algo de comer pues eran
muy pobres y no había trabajo por culpa de la guerra. Además, la madre de Juan
García apenas probaba bocado porque prefería darselo a sus hijos y nietos.
Juan García
Suárez "El Corredera" - IV - Cuarta huida
Juan, ajeno a todo lo que
ocurría en su pueblo natal, sentía nostalgia porque echaba de menos a su
familia y a su Telde. Cuando supo que la guerra había terminado, se consideró
liberado de todo lo que le habían inculpado cuando salió de Telde.
Cada vez que veía a algun amigo
teldense le paraba para que le diera noticias sobre su familia y el pueblo, y
todos le aconsejaban que no volviera, que se quedara en Guanarteme ya que, por
lo menos ahí tenía un sueldo y un trabajo. Cuando aún trabajaba en 'Lloret y
Llinares', se promulgó un indulto en virtud de un decreto en el que eran
perdonadas todas aquellas personas que no tuvieran sus manos manchadas de
sangre. Pero Juan no se presentó por desconfianza.
Juan
seguía trabajando en la fábrica cuando un día apareció por allí un hombre
vestido de oscuro preguntando por el desaparecido ’’Corredera’’. Nadie lo conocía por el apodo familiar. En la
portería le dijeron a aquel señor misterioso que en la empresa no figuraba
nadie con ese nombre. Esa visita se repitió y Juan se puso nervioso. No tenía
la menor duda de que aún trataban de detenerle así que decidió tomar
precauciones y la ocasión se le presentó cuando en el Muelle Grande, encontró
un moro que estaba dispuesto a cambiarle una pistola Astra automática por una
machorra. De esa forma se hizo con un arma y munición. Llevaba casi siete
años initerrumpidos en la nómina de la Empresa de Salazones de Pescado.
Pasaron los años, estamos ya en
Noviembre de 1947, y creyendo olvidado su "crimen", volvió a Telde a visitar a su familia.
El recibimiento fue sencillo y emotivo. Por fin, Juan estaba en casa. Ningún
miembro de su familia fue capaz de contarle lo que había pasado durante su
ausencia (los maltratos y vejaciones a los que habían sido sometidos toda la
familia del ’Corredera’). Sólo
su hermano Paco le comentó algo.
Allí se enteró que su familia
había sido acosada y torturada durante todo este tiempo, para obligarles a
delatar su paradero. También se enteró de la muerte de su hermana Pino,
de tan solo 19 años a manos de Vicente Trujillo, "El Carnicero". Éste, fuera de sí, fue en busca del sujeto y
lo mató de seis tiros.
Huye de nuevo, pero esta vez ya
con un muerto en su haber, y permaneció un tiempo en la semi-clandestinidad
hasta que volvió a la capital. Juan no intentó buscar trabajo tomando en
consideración a la advertencia que le habían hecho. Solía pasar los días
encerrado en su casa leyendo.
Quinta huida
Algunas noches asistía a los bailes
que se celebraban en las sociedades de ’’Los Picachos’’, ’’El Telde’’ o ’’La
Fraternidad ’’; en otras salía en dirección a bares de
conocidos y amigos de confianza. Nadie le dió importancia a su presencia
en Telde.
Una noche, despues de
asistir a un baile en ’’La Fraternidad ’’,
volvió al albergue donde se hospedaba pero, desgraciadamente, fue visto por un
concejal del Ayuntamiento de Telde que lo denunció a la Policía Municipal.
Al verse acorraladado por la policia sacó su pistola
para defenderse y en el tiroteo cayó uno de los guardias llamado Angel
Fleitas. Juan consiguió escapar.
El abogado y escritor Gustavo Socorro, autor
del libro "El Corredera: aquel
fugitivo de leyenda", explica que "se apunta en el sumario del consejo de guerra, tal y como declararon
testigos directos de los hechos, que uno de los tres policías de Telde accedió
al albergue donde decían que estaba Juan García, vio al Corredera y a su amigo
Casimiro, pero dijo a sus compañeros que no había nadie dentro. El guardia
municipal Fleitas debió de dudar porque entró, encontró a los fugitivos y murió
tiroteado".
Esa muerte complicó aún más la
situación de Juan García Suárez. De nuevo, huyó al campo a ocultarse hasta que
detienen en 1949 junto a Francisco Casimiro, a quien se le realiza un consejo
de guerra junto al cabo Peña -el policía que venía acusado de no revelar la
presencia de los fugitivos en la casa- y Rosa Bordón, la propietaria del
pequeño albergue.
"El Corredera"¡¡ Capturado !!
Pero Juan García consigue, nuevamente, huir. Pasaron los años y la gente creyó que huyó a Venezuela, emigrado clandestino como tantos canarios en aquella época.
Con su huida
se acaba de forjar el mito, y su nombre pasa a ser usado tanto por los
perseguidores como por los grupos de resistencia comunista para sus respectivos
fines propagandísticos. Sin embargo, es difícil que pueda considerársele un
luchador antifranquista, sino más bien una víctima del sistema policial del
régimen ganador de la guerra. Esta vez de el caso "El Corredera"
se encargaría, personalmente, una persona dura y sin escrúpulos, el Jefe de la Zona Sur de la Falange.
El Corredera
se mantendrá escondido durante nueve años más. Pero un día cazando con Antonio,
un hermano suyo, en las montañas de Telde fuera de temporada dispara al guarda
jurado Sebastián López González que le había recriminado esa actitud y que
posteriormente había reconocido.
El herido pide
refuerzos en la ciudad a los guardias civiles y policías locales, y vuelven a
por "El Corredera". Se
produce entonces la gran operación que acaba con su captura en la zona de La Culata en mayo de
1958. "El Corredera", herido, fue conducido al Hospital
de San Martín, donde fue internado hasta el día del juicio.
"El Corredera" Juicio militar
El periódico El Día (de Santa Cruz de Tenerife),
decía el 13 de mayo de 1958:
"El Corredera".-
En la tarde de ayer, se encontraba prestando servicio en el lugar conocido como
La Culata , del
término municipal de Telde, el guardajurado de la Sociedad de Cazadores
Sebastián López González y cumpliendo con sus obligaciones hubo de matarle un
perro cazador al llamado Antonio García Suárez, natural y vecino de Telde,
dedicado a la recogida de basura a domicilio. Antonio estaba en unión de su
hermano Juan, más conocido por "El
Corredera", quien como recordará había matado al vecino de Telde
Vicente Trujillo Santana en la madrugada del día 9 de noviembre de 1947 y más
tarde, cuando la policía intentó perseguirlo en el lugar conocido como La Rocha dio muerte al policía
municipal Ángel Fleitas Morales, hiriendo en la misma refriega al sargento de
la policía don Lucas Cáceres Hernández.
El abogado Alfonso Calzada Fiol
fue quien le defendió inutilmente pues ni
la presión social ni tan siquiera la intercesión del papa Juan XXIII,
que escribió a Franco pidiendo clemencia, lograron frenar el castigo, así que
en secreto, en julio de 1959, se produce el consejo de guerra que le condena a
la pena de muerte.
En el juicio militar que se creó
se preguntó si Juan era comunista y que si había pertenecido al partido
comunista. Es bastante curioso, ya que Juan tenía amigos en todos los bandos
(anarquistas, socialistas, falangistas...) Los hermanos de Juan, Antonio y Paco
afirmaron rotundamente que Juan jamás fue comunista.
Se le condenó por varios motivos,
por dos asesinatos, por prófugo de guerra, por deserción... pero
especialmente se le condenó a muerte por rebelión militar al acusarle de haber
intentado atentar, en una emboscada en el túnel de "La Laja ", contra
Francisco Franco en 1936 para impedir que llegara a la bahía de Telde
donde le aguardaba el hidroavión que le llevaría a Marruecos para comenzar el
golpe de Estado. Cualquier acusación era válida con tal de sentenciarlo a
muerte mediante garrote vil.
La sentencia a muerte produjo una
movilización de distintos sectores de la sociedad. Se recogieron miles de
firmas para pedir la conmutación de la pena capital y el obispo de la Diócesis , Don
Pildain, Intervino muy activamente para interceder por él, pero todo fue
inútil. Incluso algunas personalidades afines al régimen, pidieron el indulto,
pero fue en vano y Juan García Suárez "El Corredera" seria condenado a morir en el Garrote Vil en
1959.
La movilización de distintos
sectores de la intelectualidad de izquierda, entre los que se encontraba el
joven abogado Fernando Sagaseta, sería el germen del movimiento "Canarias Libre".
A las tres de la mañana, "El Corredera"
fue conducido a la capilal de la cárcel, quería confesarse con el capellán.
Juan se mostró muy locuaz durante ese periodo de tiempo. La obsesión del Sr.
Obispo , sin embargo, era que confesara. La conversación la llevó el
Monseñor Pildain hacia esos derroteros y, necesariamente, se rozaron
temas delicados y sumamente interesantes. “El Corredera”, casi sin darse cuenta,
estaba haciendo un repaso de su vida.
"El Corredera" Condenado a Garrote Vil
En una Guía Histórico Cultural de Telde (edición impresa de 1996), se escribió un hermoso y verdadero articulo sobre la vida de éste personaje. "COMO SE FORJÓ UN MITO: JUAN GARCÍA SUÁREZ, ALIAS “EL CORREDERA”, por Antonio María González Padrón. Revista número 8, correspondiente a 1996, en sus páginas, 56-59 y 60:
-“Yo he sido un desgraciado en
esta vida. Casi no tuve tiempo de jugar. Empecé a trabajar a los 12 años, y la
verdad es que no he sido tan malo como algunos creen. En todos los sitios,
donde trabajé, me decían que mi conducta era buena. Desde que era un niño, tuve
que ayudar a mantener a mi madre y a mis hermanos, que eran pequeños. ¡No se
preocupe, Sr. Obispo, porque yo me podría confesar en una Plaza Pública!. La
falta más grave que cometí fue matar a aquel hombre, pero él molestó mucho a mi
familia. A pesar de todo, yo le hubiera disparado si antes no viene hacia mi
con un cuchillo en la mano. Me cerró el paso y no tuve más remedio que
defenderme. Del otro pobre, me da mucha pena, porque era un buen hombre y no
había hecho daño a nadie. Yo a todos ¡les pido perdón! y ¡también! Perdono a
todos, hasta el guarda jurado que fue un buen amigo y que estoy seguro que no
quiso dispararme. Lo que pasó, es que se puso nervioso porque sabía que yo
tenía una pistola y no supe lo que hacía.
Juan había terminado el tema de su vida, y sin pensarlo, había hecho una confesión grandiosa, humana y eterna. Estaba inspirado en la caridad, en la unión entre todos, en el amor a sus semejantes. Los presentes estabamos conociendo de cerca de un gran hombre. Unos lloraron; otros, sollozaron y los demás miraban emocionados al “Corredera”.
Pasaba el tiempo y Alfonso Gómez Serrano, el Capellán dela Cárcel , insinuó a Juan que
quería hablar a solas con él. Después de comunicarselo al Obispo, salieron
todos de la capilla y se fueron a la sala donde estaba el Juez, el Jefe de la Guardia Civil , el
Secretario de la Causa ,
el Director de la Prisión
(en funciones), que era el administrador D, Ramón López Moya, y otros
funcionarios.
Juan había terminado el tema de su vida, y sin pensarlo, había hecho una confesión grandiosa, humana y eterna. Estaba inspirado en la caridad, en la unión entre todos, en el amor a sus semejantes. Los presentes estabamos conociendo de cerca de un gran hombre. Unos lloraron; otros, sollozaron y los demás miraban emocionados al “Corredera”.
Pasaba el tiempo y Alfonso Gómez Serrano, el Capellán de
Quedaron solos Juan y el Capellán, y aquel accedió a confesarse, aunque dijo que ya lo había hecho. Realmente, aquella conversación íntima duró mucho tiempo y desde el pasillo se podía observar que los dos estaban, simplemente dialogando.
Mientras esto ocurría, se oyó el motor de un coche que se acercaba a la puerta principal de la prisión. Alguien dijo: “hombre, ¡que alegría si vinieran a decirnos que se ha concedido el indulto! ¡la juerga que ibamos a organizar sobre la marcha!". El automóvil aparcó y se comprobó que era la ambulancia municipal. De ella bajó un hombre con uniforme azul. En su interior traía un sencillo ataúd, pintado de color marrón oscuro.
Terminada la confesión, el Capellán se dirigió al Obispo:
- ¿Podemos rezar el rosario?.
- Mejor sea durante
- Me parece muy bien.
Se decidió, pues, rezar el rosario, a cuyo acto asistieron casi todos los que estaban en la sala.
Mientras esto ocurría, fueron llamados dos funcionarios para que se acercaran a la ambulancia y ayudaran a bajar el ataúd.
La caja fue introducida en el recinto y llevada al lugar opuesto al que había elegido el verdugo, Bernardo Sánchez Bascullana, para instalar el garrote.
No había acabado aún el Rosario, cuando entró el Sargento de
- ¡Por favor!, distraigan al hermano de Juan, porque el verdugo tiene que pasar para preparar el aparato.
- No se preocupe, que pase rápido y vaya más allá.
El Sargento de
Durante el transcurso de
El Obispo seguía hablando, mientras sus lagrimas corrían por sus mejillas.
- Y tu, ¡querido amigo!, también has sabido perdonar a todos tus enemigos y tener un corazón muy grande y la suerte de conocer tu hora, de estar muy pronto junto a tu madre. ¡Ojalá, pudiéramos tener todos esa dicha!.
Terminada
-
Me han considerado dirigente de masas y, sin embargo,
lo único que he sido es un desgraciado.
Juan García Suárez, estaba de pié en la antesala. Eran más o menos las 6 de la mañana. El Juez Massanet, avisó que a Antonio, para que pasara a despedirse de su hermano Juan. Entró, y Juan captó enseguida lo que ocurría.
Juan García Suárez, estaba de pié en la antesala. Eran más o menos las 6 de la mañana. El Juez Massanet, avisó que a Antonio, para que pasara a despedirse de su hermano Juan. Entró, y Juan captó enseguida lo que ocurría.
-
- Antonio, portate bien, no te olvides de todos los encargos, no bebas y cuida de la familia. Sabes que la pelota de goma, que me sirvió para que entrara en juego la mano mala, se la das a “Kimbo”, el boxeador, que fue el que me la regaló. La otra pelota, D. Conrado, se la doy al funcionario que usted sabe. De las jaulas que tengo, una se la das a tía Lola; y busca un calandria para la otra y se lo traes a D. Conrado, que siempre se portó muy bien conmigo.
Y así continuó repartiendo sus escasos bienes, pero de un valor sentimental incalculable.
Empezó a sacar todo de sus bolsillos y le dijo a Antonio: “para que veas que tu hermano se acuerda de ti: toma la fosforera, la pipa, y el pañuelo y la chaqueta…y mirando para sus pies, añadió: quítate esos zapatos, yo te doy estos que están nuevos; es una pena que sólo sirva para una caja de muerto”.
Seguidamente, y tras seguir inmóvil con su mirada, los pasos de Antonio que ya tenía que marchar, el cual no miró hacia atrás, Juan procedió con los agradecimientos a todos los allí presentes, incluido su abogado.
- Antonio, portate bien, no te olvides de todos los encargos, no bebas y cuida de la familia. Sabes que la pelota de goma, que me sirvió para que entrara en juego la mano mala, se la das a “Kimbo”, el boxeador, que fue el que me la regaló. La otra pelota, D. Conrado, se la doy al funcionario que usted sabe. De las jaulas que tengo, una se la das a tía Lola; y busca un calandria para la otra y se lo traes a D. Conrado, que siempre se portó muy bien conmigo.
Y así continuó repartiendo sus escasos bienes, pero de un valor sentimental incalculable.
Empezó a sacar todo de sus bolsillos y le dijo a Antonio: “para que veas que tu hermano se acuerda de ti: toma la fosforera, la pipa, y el pañuelo y la chaqueta…y mirando para sus pies, añadió: quítate esos zapatos, yo te doy estos que están nuevos; es una pena que sólo sirva para una caja de muerto”.
Seguidamente, y tras seguir inmóvil con su mirada, los pasos de Antonio que ya tenía que marchar, el cual no miró hacia atrás, Juan procedió con los agradecimientos a todos los allí presentes, incluido su abogado.
-
-
“El Corredera”, salió de la capilla y
se dirigió por el pasillo de las oficinas hacia el Cuerpo de la Guardia Civil y, al
llegar a éste, saludó con la mano a los guardias que se encontraban allí.
Algunos profundamente apenados, se escondían para no cruzarse con la
mirada sonriente de Juan. Mientras, el Sargento Juanito, lloraba amargamente
detrás de una puerta y no tuvo fuerzas para asomarse y despedir a su paisano y
amigo.
-
Al llegar a la esquina de pasillo, se detuvo el cortejo y alguien dijo:
- Faltan las esposas!.
Al llegar a la esquina de pasillo, se detuvo el cortejo y alguien dijo:
- Faltan las esposas!.
-
- Sí, manifestó Juan, pónganme las esposas porque yo he leído que cuando a uno le aprietan el cuello, se echa manos para impedirlo.
- Sí, manifestó Juan, pónganme las esposas porque yo he leído que cuando a uno le aprietan el cuello, se echa manos para impedirlo.
-
Un funcionario procedió a colocárselas.
Un funcionario procedió a colocárselas.
-
El verdugo aún no había terminado de preparar el aparato. Aunque segundos después, tuvo que pasar, con la mirada baja, junto a su víctima, portando el maletín que contenía el terrible garrote
El verdugo aún no había terminado de preparar el aparato. Aunque segundos después, tuvo que pasar, con la mirada baja, junto a su víctima, portando el maletín que contenía el terrible garrote
-
Llegados al patíbulo, Juan García se hallaba de pié, erguido, con el pecho hacia fuera, y la constante sonrisa en sus labios. Cuando se acercaban al lugar de la ejecución, el funcionario Antonio Caro, se desmayó, mientras los demás, lentamente, siguieron el camino.
Llegados al patíbulo, Juan García se hallaba de pié, erguido, con el pecho hacia fuera, y la constante sonrisa en sus labios. Cuando se acercaban al lugar de la ejecución, el funcionario Antonio Caro, se desmayó, mientras los demás, lentamente, siguieron el camino.
-
Poco después, se invitó a Juan para que tomara asiento en la banqueta, y él, volviéndose para el capellán, dijo:
- ¡Un momento, aún falta una cosa!. ¡Yo he perdonado a todos y he pedido perdón!. ¡Me falta perdonar al que me aprieta! Y dirigió su mirada hacer Bernardo, el verdugo de Sevilla.
Poco después, se invitó a Juan para que tomara asiento en la banqueta, y él, volviéndose para el capellán, dijo:
- ¡Un momento, aún falta una cosa!. ¡Yo he perdonado a todos y he pedido perdón!. ¡Me falta perdonar al que me aprieta! Y dirigió su mirada hacer Bernardo, el verdugo de Sevilla.
-
Se sentó en la banqueta y colocó su cabeza junto al palo. El verdugo trató de colocar el collarín alrededor de la garganta y al comprobar que no encajaba dijo: Traiganme un par de mantas, para que sirvan de calzo.
Se sentó en la banqueta y colocó su cabeza junto al palo. El verdugo trató de colocar el collarín alrededor de la garganta y al comprobar que no encajaba dijo: Traiganme un par de mantas, para que sirvan de calzo.
-
Juan García “El Corredera”, había inclinado su cabeza. Su corazón continuó latiendo unos diez minutos más. Su rostro quedó totalmente amoratado. Poco a poco y una vez certificada su defunción por el Dr. Rosas Surich, se procedió a quitarlo del poste y colocarlo en el suelo, donde su cadáver fue envuelto en mantas.
El médico militar, como pensando en voz alta, dijo:
Juan García “El Corredera”, había inclinado su cabeza. Su corazón continuó latiendo unos diez minutos más. Su rostro quedó totalmente amoratado. Poco a poco y una vez certificada su defunción por el Dr. Rosas Surich, se procedió a quitarlo del poste y colocarlo en el suelo, donde su cadáver fue envuelto en mantas.
El médico militar, como pensando en voz alta, dijo:
-
- ¡Coño!, vine convencido de asistir a la ejecución de un asesino y he visto
morir a un gran hombre.
- ¡Coño!, vine convencido de asistir a la ejecución de un asesino y he visto
morir a un gran hombre.
-
En ese momento se recibió una orden para que no fuera enterrado en Telde, como había sido su voluntad, la que con esto, no se respetó, ni tampoco en Cementerio de Las Palmas, sino en el Cementerio de Tafira, y esa orden no partió del Ejercito.
En ese momento se recibió una orden para que no fuera enterrado en Telde, como había sido su voluntad, la que con esto, no se respetó, ni tampoco en Cementerio de Las Palmas, sino en el Cementerio de Tafira, y esa orden no partió del Ejercito.
-
Llegados al Cementerio, pasado unos minutos, llegó un coche de matricula E.T. con el Juez acompañado del secretario.
Llegados al Cementerio, pasado unos minutos, llegó un coche de matricula E.T. con el Juez acompañado del secretario.
-
- ¿Qué pasa?, preguntó Massanet.
- ¿Qué pasa?, preguntó Massanet.
-
- Por lo visto no hay nicho disponible y lo quieren enterrar en una fosa común.
- Háblate con el sepulturero y dile que busque un nicho como sea y lo pagamos a medias tú y yo. Ten en cuenta que no puede figurar a mi nombre.
Pedro, el sepulturero de Tafira, contestó que no quedaban nichos porque todavía no se habían terminado los nuevos.
- Por lo visto no hay nicho disponible y lo quieren enterrar en una fosa común.
- Háblate con el sepulturero y dile que busque un nicho como sea y lo pagamos a medias tú y yo. Ten en cuenta que no puede figurar a mi nombre.
Pedro, el sepulturero de Tafira, contestó que no quedaban nichos porque todavía no se habían terminado los nuevos.
-
En la pequeña oficina, examinó Pedro el libro registro y dijo: “aquí hay uno vacío, y como no lo han pagado, está libre”.
En la pequeña oficina, examinó Pedro el libro registro y dijo: “aquí hay uno vacío, y como no lo han pagado, está libre”.
"Juan
García fue víctima de un odio feroz que emanaba de aquel triste periodo"
Raúl
Gorroño, S/C de Tfe.
Han pasado ya cincuenta años desde la ejecución a
garrote vil de Juan García Suárez, alias "El Corredera", un vecino de
Telde que se convirtió en un símbolo de la lucha antifranquista en Canarias
tras verse involucrado en una manifestación contra los alzados que se saldó con
la muerte de una persona en su pueblo, además de negarse a alistarse en el
ejército de Franco. Fue declarado prófugo y huyó a los montes de su Isla para
no ser capturado.
Gustavo Socorro, abogado canario que se entusiasmó
con lo que fue descubriendo sobre este personaje, es el autor del libro
"El Corredera, aquel fugitivo de leyenda" (1999), obra que ha sido
llevada a la pantalla en formato documental. El filme, que se espera estrenar
como muy tarde en Navidades en una cadena de televisión nacional, tras
dieciocho meses de rodaje, trata de reconstruir en noventa minutos cómo fue la
vida de aquella persona durante la guerra civil española y la postguerra,
periodo en el que una considerable parte de la población estaba desprotegida
ante los abusos de los vencedores.
Un centenar de "actores" han intervenido en las recreaciones
dramáticas de época de este docudrama, producido por Atlasley, cuyo papel
protagonista recayó en el actor canario Fernando Abreu, que personifica a
"El Corredera". Los escenarios para exteriores están localizados en
Gran Canaria y Tenerife, aunque algunas pasajes han sido rodados en Madrid,
Sevilla, Barcelona y Londres; al igual que algunos decorados que han sido
reproducidos, como el Hospital de San Martín.
El tema principal de la banda sonora de la película, que ha contado con un
presupuesto de casi 300.000 euros, ha sido compuesto por el propio Gustavo
Socorro, e interpretado por Nuria Fergó.
¿Qué
le ha entusiasmado de esta persona y de su desgraciado acontecer? ¿Qué le ha
llevado a escribir un libro y a realizar un documental sobre él?
Adentrarme en las profundidades de un auténtico
océano de leyendas y procurar ir construyendo dato a dato, documento a
documento, testimonio a testimonio, la auténtica realidad de uno de los iconos
más representativos de la lucha antifranquista no sólo en Canarias sino incluso
en España.
¿Cuál
fue el motivo de que lo condenaran?
Algunos apuntan a
un exceso de confianza de su abogado ante los militares, e incluso lo califican
de ingenuidad; otros van más allá y en mi libro "El Corredera, aquel
fugitivo de leyenda" apuntan incluso a la inadecuada designación del
abogado, quien para algunos juristas no hizo la defensa que requerían aquellas
circunstancias.
¿Es una víctima más
del entorno que originó el franquismo en las Islas?
El auténtico verdugo de Juan García no residía en el
Palacio de El Pardo. El verdugo fáctico fue un conocido prohombre del Régimen
en Gran Canaria tanto por acción como, especialmente, por omisión no haciendo
aquello que estuvo en sus manos para salvar la vida de Juan.
Este
documental está basado en el libro que escribió sobre El Corredera, ¿cuáles son
los principales dificultades que ha encontrado al adaptarlo al cine?
La complejidad de una producción de estas características
(localizaciones de rodaje, cuidada ambientación de época, trabajar con un
amplio equipo humano y técnico, etc.) conlleva una tarea de coordinación muy
exhaustiva. Por otro lado, el aspecto económico no es menos importante en una
producción independiente de elevado coste e igualmente ha sido una difícil
tarea adaptar un libro tan detallado en 90 minutos de metraje sin perder el
rigor del relato pero imprimiendo a la película un lenguaje audiovisual ágil.
¿Qué
quiere reflejar de este personaje, por qué lo ha recuperado del ostracismo?
La triste historia de sus días y el convulso
contexto sociopolítico en el que se desenvuelve el personaje. La historia de
Juan García es reflejo de la vivida por muchas familias españolas durante una
Guerra y una larga posguerra que enfrentó y dividió a todo un país.
¿Se
ha autocensurado en algún aspecto en su trabajo escrito y en la película sobre
El Corredera?
No, en ningún caso. La independencia en mis trabajos
es fundamental y ése fue el motivo por el que se dilató la publicación de mi
libro: negarme a omitir, a indicación de ciertas editoriales
"insensibles", determinados nombres y apellidos de prohombres del
franquismo que, en mayor o menor medida, tuvieron un papel activo en la condena
y ejecución de Juan García.
¿Qué
supuso la existencia de este personaje ejecutado de forma tan brutal. Una
leyenda, un símbolo de resistencia ante el franquismo, o una víctima del odio
entre seres humanos?
Sin duda un compendio de esas tres repuestas. Su
perfil legendario y algo difuso todavía hoy perdura en una buena parte de la
población española. El símbolo "soñado" de ese héroe que muchos han
querido ver en su figura ha sido bienvenido por otros tantos como ese referente
que precisa la defensa de algunos posicionamientos ideológicos. Finalmente lo
que resulta más evidente es que, en buena parte, Juan fue víctima de un odio
feroz e inclemente que emanaba de aquel triste período.
¿Cuál es el mensaje
que quiere transmitir con este documental y su libro?
Un claro alegato contra la pena de muerte, acercando
al público en general, desde el rigor y evitando mitificaciones innecesarias,
el drama personal de este sencillo hombre.
¿Qué
ha sido lo más desagradable y lo más agradable de este trabajo?
Adentrarse en ese oscuro túnel de tinieblas que
aquellos años de represión significaron para una buena parte de la población
española escuchando de viva voz los desgarradores testimonios de sus víctimas.
Al mismo tiempo encontrarme en no pocas ocasiones con la intolerancia, los
intentos de censura por silenciar una realidad convencidos de que no nos
pertenece. Lo más agradable ha sido alcanzar el objetivo personal marcado, que
era hacer un trabajo objetivo y documentado con más ánimo de cerrar que de
abrir viejas heridas y, especialmente, por encima de todo, la satisfacción que
supone el reconocimiento a mi trabajo por parte de los miles de lectores que
tienen mi libro.
¿Hasta
qué punto ha sido utilizado por unos y por otros "El Corredera".
¿Hasta dónde se ha manipulado su historia?
Hasta el
extremo en algunos de los casos de desdibujar su figura con desacierto
procurando convertirlo en un perfil semejante al del "Che Guevara".
La figura de Juan García no ha de reivindicarse, en modo alguno, como moneda de
cambio entre vencedores y vencidos. Su recuerdo, su memoria, su sufrimiento y
la injusta condena que padeció debe ser un inequívoco punto de cohesión entre
los demócratas. Juan García fue un hombre de su época. Desde muy joven se
afilió a la Sociedad
de Trabajadores de Telde y participó activamente en movimientos obreros e
incluso llegó a colaborar en acciones del partido comunista. Por el contrario,
"El Corredera" posee más aristas. Este seudónimo va acompañado
inequívocamente de historias jamás vividas y de sueños jamás alcanzados. De ahí
Juan el hombre, Corredera la leyenda.
¿Cuáles
son las principales novedades que aporta con respecto a lo que se ha dicho
hasta ahora?
En el libro, tal vez por mi condición de abogado,
hago un detallado estudio del Consejo de Guerra llevado a cabo contra Juan
García, se aportan documentos y fotografías inéditas hasta ese momento y más de
medio centenar de relevantes testimonios orales; de ahí su importancia. El
documental, además de estar basado en el libro, aporta los testimonios, entre
otros, del célebre hispanista británico Paul Preston, el fundador del sindicato
CCOO Marcelino Camacho o el escritor Alberto Vázquez Figueroa.
¿Qué opina la familia
de "El Corredera" de sus iniciativas?
Apoyaron desde un primer momento el hecho de que se
hiciera justicia social con Juan García. Además, el testimonio personal de uno
de sus hermanos, Francisco García, fue muy importante para descubrir aspectos
personales y familiares de Juan y de su entorno completamente desconocidos
hasta el momento de la publicación del libro.
¿Qué significa "El Corredera"?
Esperanza, tal como expresa la letra de la canción
que compuse para la banda sonora de la película documental, interpretada por
Nuria Fergó, que comienza diciendo "arrancaste de mi llanto una esperanza".
Más de 50 años del asesinato de Juan García Suárez,
Exactamente en el año 2011, familiares y amigos quisieron proponer al
ayuntamiento de Telde, lugar de nacimiento de "El Corredera",
levantarle un monumento en su honor. Inexplicablemente el grupo de gobierno
compuesto por PSC y Nueva Canarias hicieron oídos sordos a dicha petición.
El 11 de Febrero de 2011, se
publicaba el siguiente artículo en el EL
PERIODICO LA VOZ DE TELDE:
Los Familiares de los Fusilados
en San Lorenzo han iniciado una campaña contra la actitud del grupo de gobierno
en Telde (Nueva Canarias y PSC) ante la indiferencia a las “miles” de peticiones para apoyar la
ubicación de un busto-homenaje a Juan García “El Corredera”.
Desde su página en Facebook,la Asociación de
Familiares intenta movilizar a miles de personas en la isla para que se
reconozca la fígura de Juan García. Esta es la convocatoria de la Asociación :
Desde su página en Facebook,
UNA PROPUESTA POR
MANDAR TOD@S A
nuevacanariastelde@gmail.com, buzon@psoetelde.org
EN
MEMORIA DE JUAN GARCÍA “EL CORREDERA” SU HISTORIA PARA QUIEN NO LA
CONOZCA:
La historia de este hombre hay que buscarla en la trayectoria, la capacidad de un pueblo para la lucha contra el imperialismo y el fascismo, en la inquebrantable resistencia de aquel hombre y la de esa generación de luchadores, que se hunde en las tinieblas de la historia de estos pueblos que hoy conformamos la realidad de España, hasta desembocar en la desmesurada resistencia de 1936-1975 contra la dictadura emanada de la rebelión militar del 18 de julio.
La historia de este hombre hay que buscarla en la trayectoria, la capacidad de un pueblo para la lucha contra el imperialismo y el fascismo, en la inquebrantable resistencia de aquel hombre y la de esa generación de luchadores, que se hunde en las tinieblas de la historia de estos pueblos que hoy conformamos la realidad de España, hasta desembocar en la desmesurada resistencia de 1936-1975 contra la dictadura emanada de la rebelión militar del 18 de julio.
Pudieron precipitarnos por los riscos de estas islas; pudieron disolvernos y expatriarnos en la antigüedad, derrotaron a nuestros guerreros en las cumbres de estas tierras y sometieron a nuestros pueblos. Nos sentaron en los potros del tormento y conocimos las dentelladas de los perros de los capitanes llegados desde la cristiana Castilla. Nos arrebataron nuestra cultura y nos impusieron extrañas lenguas y religiones; roturaron nuestros campos, poblaron nuestras cumbres y nuestros valles con gentes venidas desde lejanos pueblos.
Arrojaron nuestros cuerpos a las simas de Jinámar, a los pozos de Arucas, a las profundidades de
Trajeron tropas y aviones de Alemania, de Marruecos y de Italia, con los que bombardearon las ciudades, ultrajaron a nuestras mujeres y asesinaron a aquellos, sus mismos pueblos, con los que conformamos, aunque no fuese por nuestra voluntad, una sola nación.
Derrotaron, ejecutaron y encarcelaron a los
fieles defensores de las ciudades que no se sometieron a los generales
facciosos. Pusieron largo cerco, con hambre y plomo, a la capital de la República , que fue
proclamada en democráticas elecciones. Pasearon por nuestras más humildes aldeas,
henchidos de orgullo, sus odiados uniformes y sus pistolas.
En su larga borrachera de poder nos impusieron sus ceremonias; con la complicidad de los políticos que se dejaron comprar nos impusieron un rey, designado por el mismo general golpista que envió al garrote vil a El Corredera, y una constitución: un cuento de hadas, con electrodomésticos incluidos, con el que pretendieron comprar nuestra memoria de pueblo y nuestra fidelidad ala
Constitución de 1931, arrojada ésta ya a los basurales del
olvido, el único régimen auténticamente democrático que tuvo España- en lo que
fracasaron, porque el nivel de conciencia de un pueblo no se mide tanto por el
número de cosas que posee como por el nivel de su compromiso revolucionario y
de su decencia.
Nos impusieron, contra la voluntad de ocho millones de españoles, el Pacto del Atlántico, que maldita la cosa que resuelve cuando el hambre se ceba con los pueblos que se ven en la necesidad de huir para no ser masacrados, con las mismas armas que nosotros les vendemos, en sus disputas por el petróleo y el coltan, o cuando el sátrapa de Marruecos, con la complicidad de nuestro Gobierno y dela Corona ,
invade las tierras del pueblo saharaui.
En su larga borrachera de poder nos impusieron sus ceremonias; con la complicidad de los políticos que se dejaron comprar nos impusieron un rey, designado por el mismo general golpista que envió al garrote vil a El Corredera, y una constitución: un cuento de hadas, con electrodomésticos incluidos, con el que pretendieron comprar nuestra memoria de pueblo y nuestra fidelidad a
Nos impusieron, contra la voluntad de ocho millones de españoles, el Pacto del Atlántico, que maldita la cosa que resuelve cuando el hambre se ceba con los pueblos que se ven en la necesidad de huir para no ser masacrados, con las mismas armas que nosotros les vendemos, en sus disputas por el petróleo y el coltan, o cuando el sátrapa de Marruecos, con la complicidad de nuestro Gobierno y de
Pero en tanto en estas tierras, que fueron cuna de valerosos guerreros, de poetas y de rebeldes trabajadores portuarios, tierra de pintores y de esforzados labradores, aliente el ejemplo y el espíritu de rebeldía de Juan García, de Fernando Egéa, y de Eduardo Suárez, siempre subsistirá un espacio para la esperanza: ayer contra los caciques del plátano, por una escuela y una sanidad digna, por la universidad para nuestros hijos y nuestros nietos, y mañana por aquello que se propongan nuestros pueblos, siempre haciéndonos acreedores al ejemplo y el tesón en la lucha de Pasionaria, de Fernando Sagaseta, de <> y de todos los luchadores que nos han precedido, ya sea en Asturias o en los tomateros del Sur de esta isla.
Porque no damos por bueno este final de película de Walt Disney. No habrá otra reconciliación nacional ni otra ley de
Honor y gloria a los héroes y a la inquebrantable lucha de los pueblos.
Por la dignidad, por el socialismo, por la paz entre los pueblos y por
Ejecutado en la cárcel de Barranco Seco (Gran Canaria) el 19 de octubre de 1959 por el delito de rebelión militar.
(Juan García Súarez)
(Tomado de: http://historiascanarias.blogspot.com.es/2010/09/juan-garcia-suarez-el-corredera-vii.html)
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