1969 agosto 8.
Emeterio Gutiérrez Albelo nació el 17 de
agosto de 1904, aunque él mantuvo en toda ocasión la fecha de 20 de agosto de
1905, en Icod de los Vinos (Tenerife). Su vocación literaria quizá no estuviera
alejada de la actividad periodística de su padre. Se entregó en cuerpo y alma a
la literatura, a la poesía, y a su esmerada transmisión en las principales
revistas de Canarias, desde la década de 1920 hasta su fallecimiento el 6 de
agosto de 1969. Colaboró en el periódico La Comarca, o en el que dirigía su padre Gaceta
de Tenerife, también en Alba, «la revista cubana de Cienfuegos».
Luego vendría la etapa de la revista Hespérides, período en el que
conecta con los poetas del posregionalismo y del modernismo retardatario
insular así como con otros jóvenes escritores: Eduardo Westerdahl, que era el
redactor jefe, Pedro García Cabrera o Domingo Pérez Minik. De las revistas de
la vanguardia insular, es la La
Rosa de los Vientos en la que se siente más
«cómodo» y afín a sus ideólogos, aunque desempeñó más tarde un buen papel en Gaceta
de Arte desde que entró en la redacción al sustituir a José Arozena, hasta
el punto que, recompensado al fin y al cabo, sus dos mejores libros de poemas
verán la luz en las ediciones Gaceta de Arte: Romanticismo y cuenta nueva
en noviembre de 1933 y Enigma del invitado en junio de 1936.
Sus primeras composiciones de cierto interés, con influencias románticas y neomodernistas, datan de 1924, A esto une el joven Gutiérrez Albelo un sentido precoz de la corrección y del pulimiento, a la par que una gran esponjosidad de tendencias y un cierto sentido de la autocrítica.
Ya Agustín Espinosa en Gaceta Literaria de 5 de agosto de 1930 destacó
la claridad que emana del primer libro de Gutiérrez Albelo, Campanario de la Primavera
(1930), la novedad expresiva y el impulso juvenil que la acompañan, pero
también acentúa la voluntad de contemporaneidad del joven poeta. Otros rasgos
que sitúan esta obra en el camino de la renovación expresiva lo constituyen la
fragmentación del discurso, el alejamiento del orden lógico de la frase, las
nominalizaciones, alteraciones semánticas. E. Rodríguez Abad estudia con
detenimiento los tipos de metáforas que aparecen en este primer libro del poeta
icodense. La crítica ha destacado en esta obra procedimientos asociados a la
grueguería de Ramón Gómez de la
Serna. Si Domingo Pérez Minik en su Antología de la poesía
canaria (1952) se refería a la poesía albeliana de antes de 1936 como
notable y rica en el conjunto de su producción, Agustín Espinosa saluda el
carácter personal de la musa de Gutiérrez Albelo en la recensión de Campanario
en El Heraldo de Madrid de 2 de abril de 1931 y la crítica
peninsular se hace eco de su publicación. Juan Barceló Jiménez, ya en 1960,
calificaba Campanario como una muestra del «sabor y las luces de la
poesía del sur», algo que ya había precisado A. Espinosa junto con la
definición de Gutiérrez Albelo como un poeta de tierra, aunque el mar, que sí
aparece en Campanario, «es un mar decorativo, que ilustra la tierra», lo
que lo diferencia de Pedro García Cabrera.
Agustín Espinosa –guía de los vanguardistas canarios y, desde luego, de
Gutiérrez Albelo– define Romanticismo y cuenta nueva como «Un libro en
el que lo subconsciente impone su nueva magia y su mágico signo», un libro,
podría decirse, que en gran medida encaja en los presupuestos bretonianos del
surrealismo. Si atendemos a la cronología del movimiento de A. Breton en
Canarias, habría que ubicar Romanticismo en un surrealismo incipiente
hacia su plenitud en 1934 y desde este año hasta 1936, fecha en que Gutiérrez
Albelo publica Enigma del Invitado, expresión del surrealismo pleno, en
sus variantes revulsiva, onírica y sangrienta. Es un poema constituido por 26
fragmentos, cuyo argumento (para algunos estudiosos) caótico integra el relato
de un desplazamiento circular mediante el cual el protagonista –según piensa
otro sector de la crítica– pasa por las fases de saberse oprimido, liberado,
castigado y vuelto al punto inicial.
Ya en la
posguerra, transcurren ocho años hasta la aparición de un nuevo libro, aunque
ya en 1941 publica en alguna revista. Muchas cosas cambian en España en este
intervalo de tiempo. También en el poeta. En 1944 aparece su cuarto libro,
titulado Cristo de Tacoronte. Como explica Joaquín Artiles, esta obra
significa un cambio de estética, una concesión a la poesía de la España ganadora, frente a
la dolorida de los poetas vencidos en la contienda.
Es un libro de
sorprendente religiosidad, de arrepentimiento y conversión en el que se aúnan
el sentimiento profundo de la naturaleza y un hondo instinto de salvación. Sobre
él hablaron en su momento Félix Casanova de Ayala, y más tarde José Antonio
Pérez Regalado.
Gutiérrez Albelo publica otras dos obras más de tema exclusivamente religioso: Los
Milagros (1951) y Apuntes para una vida de Cristo (1969). Otros dos
libros completan la relación de lo que publicó en vida: Los blancos pies en
tierra (1951), colección de «sonetos de la Novia Poesía» con el
que obtuvo el premio regional de poesía "Tomás Morales", de la Asociación de la Prensa de Las Palmas. Geocanción
de España (1964) es un poemario descriptivo con el que nos invita a hacer
una «Viaje por la piel de la
Patria».
Finalmente, a todos los títulos anteriores hay que sumar cinco obras póstumas: Antología
poética (1969), Poesía última (1970), El rincón de la amistad
(1971), Tenerife y el mar (1973) y Las alas del tiempo
(1974).
Gutiérrez
Albelo se interesó durante toda su vida por escritores nacionales como
extranjeros; también le atrajo la pintura de los vanguardistas (Spies, Ángeles
Santos, Maruja Mallo, Juan Ismael.., sin olvidar su amistad con Óscar
Domínguez), Las Influencias musicales son también notables en su obra, pues es
sabido su gusto por los compositores barrocos y sobre todo por Wagner.
Colaboró en innúmeras revistas literarias y de arte desde 1935 (Isla)
hasta fechas cercanas a su fallecimiento, el 6 de agosto de 1969. Fue redactor
de Gaceta de Arte (1932-1936) y de Mensaje, (1945-1946), y
fundador y director hasta su muerte de la revista Gánigo (1953-1969).
Domingo Pérez Minik nos ha dejado una definición completa del quehacer poético
y del perfil humano, contradictorio, de E. Gutiérrez Albelo: « Ni la poesía, ni
la vida, ni la trascendente actitud de Emeterio Gutierrez Albelo son fáciles de
exponer, explicar y entender. Fue un poeta hecho y derecho, a veces malparado,
en otras ocasiones de pobre manera comprendido, con su conversión a cuestas.
Sólo se comprometía con su propia independencia, puesta a prueba en cualquier
instante de modo muy bélico».
Significación y alcance de la
obra de Emeterio Gutiérrez Albelo
Emeterio Gutiérrez Albelo es expresión de la conciencia crítica de la cultura
en las décadas de 1920 y 1930, así como de la cohesión generacional que A.
Sánchez Robayna ha observado en los escritores de las vanguardias en Canarias.
A partir de 1936 se puede rastrear en el poeta una línea de continuidad de los
hallazgos expresivos de su etapa vanguardista que convive con formas y
contenidos formales de cada momento histórico: el soneto, la religiosidad, la
mirada alegre aunque ya no joven, etc.
En Campanario muestra el crepúsculo como herencia romántica, la mirada
del campo y de la ciudad a la luz de las estrellas o del alumbrado eléctrico.
Junto a esto, está presente la mirada del mundo natural. La crítica ha señalado
la influencia de Juan Ramón Jiménez, aunque hay otras: Antonio Machado, León
Felipe y el grupo del 27, o las revistas insulares La Rosa de los Vientos
o Cartones (1930).
En Romanticismo, el contraste entre clasicismo y romanticismo queda
expreso en la fijación de los objetos inanimados. Además de las parodias
religiosas, dos temas literarios aparecen íntimamente unidos: el del
cinematógrafo y el de la mujer.
La crítica y la parodia a la
religión ascienden de intensidad en su obra más importante, Enigma del
Invitado. En los fragmentos 6, 7 y 23 puede observarse ese doble
procedimiento alusivo a Cristo, a los apóstoles, etc., típico del surrealismo.
No obstante la crítica actual mantiene posiciones y matices críticos sobre éste
y otros aspectos de la obra de Gutiérrez Albelo.
iObra de
Emeterio Gutiérrez Albelo
Su primera obra fue La fuente de Juvencio (1925), que nunca llegó a publicarse.
En 1930 publica su primer trabajo Campanario
de Primavera. Años más tardes, y sufriendo un giro rotundo su obra,
escribe dos obras más que constituyen las dos máximas expresiones del
surrealismo poético canario: Romanticismo
y cuenta nueva (1933) y Enigma
del invitado (1936).
Tras
un noviazgo de unos pocos años contrajo matrimonio con Donatila Atienza Fumero
el 15 de agosto de 1936, con la que tuvo tres hijas: Ana Rosa, Mercedes y
Carmen Paz.
Transcurren
ocho años hasta una nueva publicación de Gutiérrez Albelo, sufriendo su obra un
cambio hacia lo religioso, publicando tres obras que hacen referencia a este
tema: Cristo
de Tacoronte, 1944, Los Milagros,
1951, Apuntes para una vida de Cristo, 1969.
En
ese periodo de tiempo, y hasta su muerte, escribe dos títulos más que completan
su obra publicada en vida del escritor: Los blancos pies en tierra,
1951. (Premio Regional de poesía Tomás Morales de la Asociación de la Prensa de Las Palmas) y
Geocanción
de España, 1964.
A lo largo de su vida, colaboró en la prensa de Canarias y en revistas de toda España y América. Fue redactor de Gaceta de Arte (1932-1936) y de Mensaje (1945-1946), y creó y dirigió hasta su muerte la revista Gánigo (1953-1969).
El 8 de agosto de 1969 muere en Santa Cruz de Tenerife, pero sus restos reposan en el cementerio de su pueblo natal, Icod de los Vinos.
Tras la muerte del escritor se publicaron cinco obras más:
Antología poética, 1969, Poesía última, 1970, El rincón de la amistad, 1971, Tenerife y el mar, 1973, Las alas del tiempo, 1974.
Obras más destacadas
Obras más destacadas
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Obras de Emeterio Gutiérrez
Albelo:
Campanario de la Primavera, Santa Cruz
de Tenerife, Ediciones de Hespérides, 1930; Romanticismo y cuenta nueva,
Santa Cruz de Tenerife, Ediciones de Gaceta de Arte, Circulo de Bellas Artes
Tenerife, 1933; Enigma del invitado, Isla de Tenerife, Gaceta de Arte, 1936;
Cristo de Tacoronte. Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Instituto de Estudios Canarios.Colección Retama, vol. 1 1ª ed. 1944; 2ª ed.
1947; Los Blancos pies en Tierra. Isla de Tenerife 1951; Los Milagros, Aula
de Cultura de Tenerife, núm. 1. 1951.
[Les Pieds blancs á Terre (Fragments). Recrétion poétique due á Henri de
Lescoët. Profils poétiques des Pay Latins. Paris. Nice 1960]; Geocanción de
España. Editora Nacional, Madrid, 1964; Poemas. Papeles de Son
Armadans, Mallorca, 1965; Apuntes para una vida de Cristo. Editora Nacional.
Colección "Poesía"; E. Gutiérrez Albelo. Versos escogidos
(1922-1969), Miguel Melián García (ed.), Tenerife, Ayuntamiento de Icod,
1995; Emeterio Gutiérrez Albelo. Las alas del tiempo, Santa Cruz de Tenerife,
1974.
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Bibliografía:
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Álvarez Cruz. Cien años de un periodista, Manuela y Olga Álvarez (eds.),
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Tenerife), 8, 15, 22 y 29 de octubre, 5, 12 y 19 de noviembre, 10, 17 y
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1960; CASTELLS, I: «Un chaleco de fantasía, (1930-1936): La poesía de Emeterio
Gutiérrez Albelo, Las Palmas de Gran Canaria, Ediciones del Cabildo de
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Gutiérrez Albelo y la vanguardia canaria, Santa Cruz de Tenerife, Caja
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Tenerife, 22 de febrero de 1934; ESPINOSA, A: «Campanarios de la
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7. GUTIÉRREZ ALBELO, Emeterio (Icod, Tenerife, 1904-
Santa cruz de Tenerife, 1969)
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