En el año
2000 un equipo integrado por técnicos del Cabildo de Tenerife y de la
Universidad de Santiago de Compostela, inician el estudio de las variedades de
castaño en la Isla
de Tenerife, determinando inicialmente que la especie debió ser introducida en
las Islas como cultivo, repitiendo los modelos de la Península Ibérica,
con el doble objetivo de producir fruto y madera.
En Canarias,
las evidencias existentes hablan de la posibilidad de que el castaño se
introdujera primero en las islas de El Hierro y La Gomera, luego en Gran
Canaria y La Palma
y finalmente en Tenerife, siguiendo el orden de colonización y conquista. Así
en las Datas de Tenerife del siglo XVI se recogen algunas citas al castaño,
entre las que destacamos la concesión de tierra otorgada al bachiller Diego de
Funes por el Adelantado D. Alonso Fernández de Lugo el 18 de diciembre de 1517
para plantación de viña, morales y castaños.
Como ejemplares históricos en Tenerife, están el Castaño de
Las Siete Pernadas en Aguamansa y el del Marqués de La Candia en la Orotava. El primero
aún existe, aunque recientemente se ha producido la caída de parte del mismo.
Se trata de un ejemplar de diámetro considerable que puede tener unos 500 años.
D. Leoncio Rodríguez en su libro “Los Árboles Históricos y Tradicionales
de Canarias” dice de este árbol: “También de antiquísimo origen, mide más
de doce metros de circunferencia, y a poca altura del tronco parten siete
grandes gajos, todos de considerable grueso, de los que proviene el nombre de Las
Siete Pernadas, que hoy han quedado reducidas a cinco, pues dos han sido
destrozadas por los vientos. Entre ellas había instalada en otros tiempos una
mesa para cinco personas, a la que se subía por unos escalones de piedra, y en
el cual acostumbraban a merendar los turistas”Es probable que este antiguo
castaño coincida con uno de aquellos que fueron mandados a plantar por el
Adelantado en las primeras décadas del siglo XVI en La Orotava.
El castaño
del Marqués de La Candia
se ubicaba también en La Orotava,
y en sus últimos años de existencia era un ejemplar cuyo tronco estaba hueco en
gran parte y, al igual que el del castaño de Las Siete Pernadas, tenía un
tamaño considerable, con un perímetro superior a 10 m. Una descripción de
este castañero es del médico catalán Mariano Nougues Secall, que lo visitó a
mediados del siglo XIX, y que fue recogida en el año 2003 por Tomas Méndez como
sigue: “Medido a raíz de tierra da 18 varas y dos tercios de
circunferencia. Lo particular es que en el tronco central cayó una castaña, que
ha producido un tronco vertical o nuevo castaño, que extiende por la parte
superior la verdura. En los cinco brazos que tiene el castaño se ha
producido el mismo fenómeno, de suerte que el castaño viejo sirve de cuna y
asiento a otros nuevos que lo visten”. Numerosos viajeros y naturalistas
de renombrado prestigio citaron al castañero en sus visitas a las Islas
Canarias a lo largo de los siglos XVIII y XIX, como Francis Coleman Mag-Gregor,
Verneau, Humboldt, Florence Du Cane, Glas, Von Fritsch, Sabino Berthelot y
otros.
Superficie
de cultivo y distribución altitudinal
En el año
2008, Hernández y colaboradores, publican un estudio de la situación del
cultivo del castaño durante los años 2006 y 2007 en los 31 municipios de la
isla de Tenerife. Encontraron castaños en 28 de los mismos y en forma de masas
de cultivo en 23. En este trabajo se determinó la existencia de una superficie
total para Tenerife de 1374 ha, estando la mayor superficie en el municipio de La Orotova con 280 ha.
Este cultivo se ha venido
desarrollando desde los 400 msnm, aumentando su superficie a medida que
ascendemos en altitud hasta llegar a los 1000 msnm, donde las 647 ha que se
localizan entre estas cotas, conforman el 47 % de la superficie total.
Por encima de 1,000 m, vuelve a
disminuir la presencia del castaño de manera progresiva, hasta los 1800 msnm
donde desaparece de manera definitiva en el municipio sureño de Granadilla.
Tanto en las vertientes sur y norte, la existencia de castañeros por debajo de
los 400 msnm es un hecho aislado, dándose tan solo de manera puntual en el
municipio de La Laguna.
El castañero
se distribuye en el sur de la isla a mayores altitudes que en la vertiente
norte ya que los requerimientos pluviométricos y de humedad necesarios no se
dan a las mismas altitudes. En la vertiente norte la acción de los alisios
favorece la aparición de formaciones vegetales naturales muy importantes como
el "monteverde” que requiere elevadas condiciones pluviométricas y de
humedad, que son también óptimas para el desarrollo de este cultivo. En cambio
la vertiente sur, salvo en casos puntuales no se beneficia del efecto del
alisio, y presenta condiciones climatológicas y pluviométricas más duras que la
vertiente norte, lo que explica que el cultivo del castañero se haya
desarrollado principalmente a mayores altitudes.
De forma general, en Tenerife se pueden distinguir tres franjas. Una primera de menor altitud, donde los castaños se encuentran a menor densidad, más dispersos y asociados con cultivo de huerta y árboles frutales. Una segunda franja, donde la densidad impide la penetración de la luz, y por tanto el cultivo de otras especies asociadas, y por último la franja más alta, donde se encuentra el castaño asociado principalmente al fayal-brezal, y en algunos casos con el monte de pinar. En muchas zonas el castaño se ha naturalizado, es decir, ha empezado a formar parte de un bosque espeso, donde el fayal-brezal y la laurisilva se están regenerando y no se pueden considerar, en este caso, como árboles cultivados.
Notas de Prensa
José Zoilo Hernández, gerente de la Asociación Insular de Desarrollo Rural de la isla de Tenerife (Aider TF) y autor principal del libro "El castañero de Tenerife"
Estuvimos durante
un año realizando el trabajo de campo y seis meses para analizar los datos.
Para realizarlo, inicialmente se tomó como apoyo la cartografía de la Isla para organizar las
prospecciones, recorrer distintos municipios y delimitar tanto las manchas de
castañeros como las de individuos aislados, con la finalidad de describir sus
características agronómicas y ecológicas. El objetivo de este estudio fue
localizar con precisión los castañeros de Tenerife, aplicar políticas de
gestión agraria de ámbito local para su recuperación y conservación.
En
Tenerife existen 1.374 hectáreas de superficie dedicada a este cultivo y un
mínimo de 2.567 ejemplares aislados, repartidos en 28 municipios. La
distribución del castañero varía en función de la altitud. Casi toda la
producción se concentra en el Norte, contabilizando unas 1.100 hectáreas,
abarcando desde El Rosario a Buenavista del Norte, con mayor protagonismo en el
Valle de La Orotava
y la comarca de Acentejo. Mientras tanto, Arafo es el municipio del Sur donde
más se concentra este cultivo.
Un dato
preocupante que se desprende del estudio es que el 48% de las superficies de
castañeros se encuentran con escasas posibilidades de recuperación, fruto del
abandono prolongado del cultivo, por lo que a día de hoy, tan solo queda el 28%
de la superficie en condiciones óptimas para continuar la producción de
castañas.
Los pasos
para la recuperación, se centran en mantener el cultivo y potenciar el injerto
con variedades tradicionales en las zonas altas, reconducir la situación hasta
el aprovechamiento del fruto en las zonas intermedias y de difícil
recuperación, así como abordar su mantenimiento desde el punto de vista
paisajístico propio del turismo de ocio y naturaleza.
La base de este cultivo en la Isla es muy buena. Aunque
casi la mitad de la superficie está en abandono, el resto que son 700 hectáreas
suponen una extensión enorme para cultivar castañas, que ahora mismo ni
siquiera se está aprovechando.
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