1916 mayo 8.
Nació Candido Nicandro González y Borges, nació en la
Villa de La
Orotava. Fue hijo de Don Bernardino González y Hernández
Salgado y Dña. María del Carmen Borges. Fue bautizado en la Parroquia de Ntra. Sra.
de la Concepción
el 12 de junio del mismo año, por el presbítero D. Domingo Brito, con licencia
del Párroco D. José Borges Acosta. Fue su padrino Don Luciano Sánchez, vecino
de La Laguna. Se
le impusieron los nombres de Nicandro Consolación Luciano. Sus abuelos paternos
fueron Don Julián González y Rodríguez y Doña. Josefa Hernández Salgada.
Realizó sus primeros estudios en la escuela instalada en el viejo convento
dominico. Miembro de la
Venerable Hermandad del Calvario. Fue excelente agricultor,
cuyos conocimientos puso en práctica en su finca Los Orovales, en la que tuvo
una quinta de recreo, que "convirtió en un notable jardín botánico
donde se ven árboles y plantas de diferentes países y que ha sido visitado por
nacionales y extranjeros”. Don Tomás Zerolo lo llama "botánico
perseverante". Socio de la sociedad La Esperanza (anteriormente
denominada Falansterio de Taoro y posteriormente Liceo de Taoro) según relación
a 30 de junio de 1860, formando parte en 1887 de la última Junta Directiva de
la mencionada sociedad, y de la nueva que se creó al cambiar la denominación a
Liceo de Taoro al año siguiente.
Promovida por el Circulo Agrícola del Valle de Orotava y con intervención
directa del Liceo el20 de mayo de 1888 se inauguró la "Exposición
Provincial de Horticultura", en los Jardines de los Marqueses de la Quinta Roja, hoy
propiedad del Ayuntamiento de La
Orotava. La elección del lugar para este evento fue un
completo acierto. Al decir de Dulce María Loynaz, que lo visitó en 1952, "un
jardín hermoso, un poco frío acaso, pero bien cuidado y regado por hilos de
agua que aquí equivalen a hilos de oro... donde la rosa era casi la única
flor... Rosas llagadas, rosas centifólias, rosas de Francia, todas las rosas de
la tierra... ". En 1882 y dentro de su recinto, se levantó un
monumento funerario en memoria de Diego de Ponte y Castillo (VIII Marqués de la Quinta Roja), obra del
arquitecto francés Adolph Coquet, fallecido en 1880 y que entró en la leyenda
orotavense, al impulso de la poetisa cubana. En la Presidencia de Honor
de la Exposición
figuraron Benito Pérez Galdós, Ángel Guimerá y Nicolás Estévanez, y de ella fue
Director de las obras Don Nicandro el cual creó una rampa de acceso desde la
plaza de "San Agustín", convirtiéndola en delicioso paseo al crear en
el barranco limítrofe una serie de pequeños lagos, cascadas, etc... El éxito de
la Exposición
fue rotundo. Don Nicandro fue un hombre preocupado por el ornato de su pueblo,
y de ello es prueba el "regalo de muchos árboles de los que hoy
embellecen las plazas y paseos públicos, distinguiéndose las numerosas
araucarias que bordean el paseo de Domínguez Alfonso. Hoy estos gigantescos
árboles constituyen un punto de referencia en el paisaje urbano e La Orotava. Pero en
esta tarea también es de destacar que en 1912 costea con su peculio personal la
decoración del tímpano de la fachada del Ayuntamiento de La Orotava con el escudo
heráldico de La Orotava,
cuya blasón había concedido Alfonso XIII, con las figuras alegóricas de la Justicia, la Agricultura, la Historia y la Enseñanza, decoración
que se realiza bajo la dirección del Arquitecto D. Mariano Estanga. Los nombres
de D. Nicandro y D. Mariano se unen en esta obra, premonitoria de otro trabajo
en común, de mayor calado, objeto de nuestra historia. Pero aún debemos citar
otro ejemplo de su generosidad para con su pueblo. Así contribuyó con su
iniciativa, trabajo y peculio a la adquisición del material de incendios que en
1916 poseía el Ayuntamiento de La
Orotava. Participó en el sostenimiento del primer Colegio de
San Isidro, y posteriormente en la construcción a su exclusiva costa de su gran
obra: el nuevo Colegio del mismo nombre. Falleció en La Orotava, en la casa donde
vivió en la calle León, el día 8 de mayo de 1916, lunes. En el Libro de
defunciones de la Parroquia
de Ntra. Sra. de la
Concepción, Don Inocencio García Feo, escribió este elogio
póstumo: "Esta Villa jamás debe olvidar su nombre. Fue patriota de
corazón y en su testamento, además del edificio para niños que actualmente se
construye en la plaza de Frachi Alfaro, donó al Hospital de esta Villa cinco
mil pesetas. Se le hizo funeral extraordinario por los donativos a ésta de mil
pesetas y haber nombrado al Párroco de la misma miembro del Patronato del
referido Colegio”. Tenía 68 años de edad. Al día siguiente de su
fallecimiento, cuatro concejales del Ayuntamiento de La Orotava (D. Agustín
Hernández, Don Tomás Salazar, D. Casiano García Feo y D. Juan Acosta) dirigen
un escrito al Ayuntamiento, en el que después de exponer la obra de Don
Nicandro constituyendo una fundación para la enseñanza y donar importante
bienes materiales para su funcionamiento, afirman: "Tan espléndido
desprendimiento, fruto solamente de! intenso patriotismo que alentaba en el
corazón del Sr. González y Borges, es digno de la mayores alabanzas y de que e!
nombre de su merecido autor se recuerde siempre con inmensa gratitud por los
extraordinarios beneficios que obra tan generosa reporta a La Orotava y a esta comarca
tinerfeña, que en la cultura general de sus hijos y en su instrucción agrícola,
particularmente, debe basar su futuro engrandecimiento". Hacen
las citas de otras obras suyas y añaden: "Pero con ser tan apreciables
y valiosos éstos rasgos del elevado patriotismo y generosos sentimientos…
En 1914 Don Nicandro González y Borges inició la construcción del actual
Colegio San Isidro y sintiéndose morir, para garantizar la finalización del
edificio, creó mediante escritura otorgada el día 1 de mayo de 1916 la Fundación San Isidro
Labrador, a la cual dotó con una gran parte de los bienes que constituían su
patrimonio. Fallecido el fundador, ocho días más tarde, comenzó su actividad la
recién constituida Fundación, concluyendo las obras del Colegio e iniciando una
labor docente que se ha perpetuado a lo largo de los años, bajo la regencia de
los Hnos. de las Escuelas Cristianas y de los Padres Salesianos. Fue Don
Nicandro un prohombre orotavense de enorme generosidad y una gran visión
educativa.
En síntesis don Nicandro González Borges, nació en la Villa de la Orotava, en 1846, hijo de
Don Bernardino González y Hernández Salgado, y de Doña María del Carmen Borges,
fue su padre Regidor de la
Orotava, en 1834 y 1836, uno de los más característicos
villeros del siglo XIX, presidente del "Falansterio de Taoro";
poseedor de una importante fortuna, de quien la memoria popular conserva rico
anecdotario. Estudió nuestro biografiado en la escuela regentada por el emérito,
el maestro Don Cayetano Puentes, instalada en el ex-convento de Santo Domingo,
en la calle del Agua; edificio de ilustre historia, y en el que el siglo
anterior habían estudiado, bajo la dirección dominica, entre otros: Don José y
Don Agustín Bethencourt Castro y Molina, Don Francisco, Don Estanislao, y Don
José de Lugo y Molina, Don Juan Antonio de Urtusaústegui, Don José de Viera y
Clavijo, Don Bernardo, Don Tomás y Don Domingo de Iriarte, todos entre los más
notables hijos de Canarias. Don Nicandro tuvo siempre dos primordiales
inquietudes: el perfeccionamiento y mejora de la agricultura; y la enseñanza,
ideal forma de aumentar la riqueza, y suprimir, nivelando las desigualdades. La Orotava es centro de una
comarca privilegiada, famosa por su riqueza agrícola, fruto de la dedicación y
laboriosidad de sus gentes, a la par de contar con las condiciones naturales
ideales. Don Nicandro, excelente labrador hacendado, hizo de su finca "Los
Orovales", en el Puerto de la
Cruz, propiedad modélica, por la disposición de sus cultivos,
en los que utilizó formas innovadoras, que aumentaron notablemente su
rendimiento, e hicieron de ella un vergel admirable. Figuró, en 1888, entre los
activos organizadores de la "Exposición Provincial de Horticultura"
celebrada en los jardines de la Marquesa de la Quinta Roja, en la
plaza de la Alameda
de la Orotava,
y de la que se habló en todo el Archipiélago; trabajó mucho diseñando paseos y
varias glorietas, que luego desmontadas, fueron destinadas a los jardines del
hotel Taoro. A fines del siglo XIX, la situación de la enseñanza en la Orotava era crítica, posee
sólo cinco escuelas diurnas y tres nocturnas, que dan escolaridad, apenas, al
treinta por ciento de la población teórica en edad escolar, panorama triste,
pero comparativamente mejor que el del resto de la Provincia. En el
terreno de la educación privada, funcionaba desde 1884, en el antiguo convento
franciscano, un colegio regentado por las Hijas de la Caridad, que funcionaba de
forma modélica; pero para varones, tras el cierre del Colegio de Taoro, de
corta vida, duró de 1895 a 1902; no existía ninguna institución, y era este
importantísimo problema para las clases rectoras de la Villa. Don Juan
Stirling, distinguido irlandés, residente en la Orotava, sabedor de que
los Hermanos de la
Doctrina Cristiana, muchos establecidos en Irlanda, tras su
expulsión de Francia, podían fundar en la Orotava, dirigió, el 26 de Diciembre de 1906,
carta a su Alcalde Don Nicolás de Ponte, ofreciéndose corno mediador en el
asunto. La voluntad de traerlos fue unánime, y allanadas las dificultades, se
instalaron provisionalmente en una casa de la calle de la Hoya, que fue de Don Pedro
Pascasio Perdigón, donde el 7 de Enero de 1909, abrieron su colegio los
Hermanos de la
Doctrina Cristiana, muy ayudados por el nuevo alcalde Don
Tomás Salazar y Cólogan. Todo el Valle de la Orotava apreció la enseñanza de los Hermanos de la Salle; y el Dr. Don Tomás
Zerolo, haciéndose eco de la voluntad popular, inició gestiones para crear una
gran casa escuela, nuevo edificio capaz de albergar a internos y externos, con
aulas y dependencias aptas, aireadas y modernas, en las que se imparta la
primera y segunda enseñanza, donde se prepara adecuadamente a los jóvenes para
entrar en la Universidad,
en las Escuelas Técnicas Superiores, Academias Militares, etc. Y, Don Nicandro,
Último amigo y deudo del Dr. Zerolo, será su primero y más importante
colaborador, y luego de fallecido aquel, quien haga suyo y realice, tan
importante y filantrópico proyecto. Legó el solar para su construcción, además
de una importantísima suma en efectivo, que se agregó a otras conseguidas por
suscripción popular; y por su testamento de 1 de mayo de 1916, ante Don José
Romero de Castro, Notario de Orotava, dejó la Finca de la Viña de los Frailes, contigua al colegio,
mas una importante riqueza en aguas, propiedades y dinero en metálico,
para la terminación de las obras, dejando depósitos y rentas que garantizaran
su funcionamiento. Para la representación y administración del legado instituyó
una Junta Patronal, compuesta de cinco miembros, a la cual concede el fundador
completa libertad para determinar la clase y grado de enseñanza en el nuevo
colegio. La finalidad es la educación de los jóvenes inspirada en los
principios de la
Religión Cristiana, y la enseñanza de la agricultura, en el
orden práctico. Bajo el patrocinio y advocación de San Isidro Labrador, patrón
de los agricultores y de la
Villa de la
Orotava. En 1912, y también por su generosidad, se construyó
el tímpano que adorna la fachada principal del Ayuntamiento, diseñado por el
arquitecto Don Mariano Estanga, representando el escudo heráldico de la Orotava, entre la
agricultura y la enseñanza. Falleció este prócer a las doce horas del 8 de mayo
de 1916. Y en palabras del doctor Don Inocencio García Feo, Arcipreste y
párroco de la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción: "esta
Villa jamás debe olvidar su nombre. Fue patriota de corazón y en su testamento,
además del edificio del colegio, para niños que actualmente se construye, en la Plaza de Franchi Alfaro,
donó al Hospital de esta Villa, una importante suma. Se le hizo un
extraordinario funeral, merecido además por el magnífico donativo a la
parroquia y por haber nombrado al, párroco de la misma miembro del patronato
del referido colegio".
En consideración a sus muchos trabajos en pro de la cultura y de los
pobres. El Ayuntamiento, eco de la voluntad popular, dio su nombre a la
calle donde se encuentra el instituto por él fundado. (Publicado por: Bruno
Juan Álvarez Abreu)
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