En
1496, Alonso Fernández de Lugo, concedió al Duque de Medina Sidonia, una
propiedad de unas 7 leguas "en cuadro", en la Isla de Tenerife,
surcada por los ríos Abona y de los Abades. A principios del siglo XVI, el
mismo duque adquirió tierras de caña de azúcar y susceptibles de ser plantadas,
a mas de ingenios, en La
Orotava y Daute, regadas por aguas del Río Grande del Taoro y
los ríos y Aguas de Adexe y en Gran Canaria cañaverales de caña dulce, en
Tirajana y Telde, debidamente regados. No tardó en deshacerse de estas
propiedades, consevando la
de Abona. El 3º duque sacó el agua de los ríos, poniendo
regadío y construyendo ingenio. Estaba en producción a la muerte del duque, en
1507. Debido a las vicisitudes que la rodearon, se olvidó la finca, que fue
recordada al sucesor por el colono tinerfeño Bartolomé Cabrera. Arruinada la
obra del predecesor y ocupada, tras recuperarla se iniciaron otra vez las
obras. Muerto el duque sin rematar los trabajos, el Cabildo intento
apropiársela, sin conseguirlo. Al no encontrar comprador, se continuaron,
sucediéndose los errores de unos administradores ineptos. Vendida en subasta a
la muerte del tercero de los duques.
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