UNA HISTORIA RESUMIDA DE
CANARIAS
ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1901-1910
CAPITULO –X
Eduardo Pedro García Rodríguez
1904 Julio 24.
Se inauguro el servicio del
tranvía entre La Laguna
y Tacoronte por primera vez en su historia.
Si se convocara un referéndum en Tacoronte para preguntar si se quiere o
no que vuelva el tranvía dudo que encontráramos un sólo voto en contra. Hay
unanimidad en el municipio sobre este tema. Todo el mundo quiere que vuelva el
tranvía: por razones de movilidad, por razones de medio ambiente, por razones
comerciales y sobre todo por razones históricas.
Las preexistencias que hablan del tranvía en el municipio son muchas. Todo giraba en torno a ese medio de transporte hasta 1956. El centro del municipio sigue llamándose "La estación" porque allí era donde estaba la estación del tranvía. Y el bar más emblemático y conocido sigue llamándose "El Bar Tranvía", por solo poner dos ejemplos de la huella imborrable que dejó en Tacoronte.
¿Por qué pues no aceptarlo? ¿ por qué no replantear el proyecto que ahora existe hasta los Rodeos y asumir que sólo habría que programar dos o tres paradas más? ¿Por qué no incluirlo en los planes del Cabildo aunque sea a medio plazo? ¿ Por qué no analizar su viabilidad y la facilidad que supondría incluir una parada entre Guamasa y los Naranjeros y otra entre el Cantillo y la Estación?
He propuesto al grupo Parlamentario de Coalición Canaria, de conformidad con lo establecido en el artículo 174 y siguientes del Reglamento del Parlamento la siguiente Proposición no de Ley para que la red de tranvías de Tenerife llegue hasta Tacoronte, para su tramitación ante el pleno de la cámara.
El servicio del tranvía entre La Laguna y Tacoronte se inauguró por primera vez en su historia el 24 de julio de 1904, una tarde muy calurosa. La inauguración se realizo con derroche de refrescos y champagne en el desaparecido Hotel Camacho, a cuenta de los empresarios Fichefet, Dr. Allart y Fernando de Maíz.
Según datos publicados por Juan Arencibia, el teniente coronel de Ingenieros Julio Cervera y Baviera fue autor del proyecto del trazado del tranvía.
La línea del tranvía a Tacoronte se suprimió el 14 de diciembre de 1956.
El tranvía fue de tal importancia para Tacoronte que aún su centro urbano se llama “la estación”. Fue un lugar de confluencia entre el Norte y el Sur de la Isla. Dio vida, ilusión, esperanza y desarrollo económico y social al municipio de Tacoronte. Y volvería a darla y se lograría con esta sola medida revitalizar el comercio en el municipio.El Ayuntamiento de Tacoronte solicitó al Cabildo Insular de Tenerife en 2001 que el nuevo tranvía previsto hasta los Rodeos llegue a Tacoronte.
Sabemos que el Cabildo contempla
y ha presentado ya el trazado del tren al Norte de la isla y que está previsto
comenzar estas obras en 2011, con un coste previsible de 900 millones de
euros.Sabemos también que los servicios de un tren y un tranvía son similares
aunque creemos que la gran conurbación urbana de Tenerife, que llega e incluye
a Tacoronte debe tener un tratamiento más urbano en su transporte público,
razón por la cuál presento esta Proposición no de ley.
TEXTO:
Por todo lo anterior, proponemos:
1.- Instar al Gobierno de Canarias al inicio de las gestiones necesarias para la puesta en marcha las acciones necesarias para conseguir que el tranvía llegue de nuevo a Tacoronte, como así ocurría hasta 1956.
2.- Instar al Gobierno de Canarias a entablar conversaciones con el Cabildo de Tenerife para este fin.
1.- Instar al Gobierno de Canarias al inicio de las gestiones necesarias para la puesta en marcha las acciones necesarias para conseguir que el tranvía llegue de nuevo a Tacoronte, como así ocurría hasta 1956.
2.- Instar al Gobierno de Canarias a entablar conversaciones con el Cabildo de Tenerife para este fin.
Ya está en el Parlamento, desde el 29 de septiembre. En mi grupo nadie está en contra pero tengo la impresión de que casi todos le tienen miedo a Ricardo Melchior ¿por qué? ¿Vamos a condicionar una cuestión unánime de un municipio solo porque una persona no entienda que algo es bueno para el mismo? Tacoronte es un municipio de casi 25.000 habitantes, no es para tomárselo a broma y espero que no lo hagan. Y forma parte de facto de la gran conurbación urbana de Tenerife. (Dulce Xerach Pérez)
1905 Febrero 23. En La Habana era domingo de
carnaval. Pero más que por las armas blancas y los maleantes, la policía
española estaba preocupada por razones políticas. La última noche, la represión
se había anotado un éxito notable: el asesinato de Manuel García ―el bandolero
más popular de toda la historia de Cuba y, en realidad, un rebelde
anticolonial―, cuando iba a protagonizar un alzamiento independentista. Esta
vez, sin embargo, no era un brote singular y pequeño.
Una
organización popular, el Partido Revolucionario Cubano, había tejido en una
gran conspiración las motivaciones, identidades y rencores de la gente común y
de sectores modestos, a viejos combatientes de la primera revolución
anticolonial y antiesclavista ―la de 1868-1878― junto a un mar de jóvenes
anhelantes, la nueva tropa revolucionaria.
Su base
ideológica era formidable: un nacionalismo popular alimentado de la leyenda
insurreccional “del 68”,
la conversión de la identidad criolla de comunidad isleña en una identidad
política de cubano, la reunión en un solo propósito de una infinidad de
agravios inferidos por la metrópoli y por la terrible opresión social, y de las
demandas diversas de los grupos sociales oprimidos.
José Martí,
máximo líder político del movimiento, firmó en el exilio con otros dos
compañeros la orden del alzamiento nacional para la segunda quincena de
febrero; la fecha del día 24 fue precisada en una reunión presidida por Juan
Gualberto Gómez, su delegado en la isla.
Desde el martes 19, un grupo de
revolucionarios experimentados y de jóvenes de la ciudad de Santiago de Cuba,
al otro lado del país, se había marchado al campo a esperar el día 24 al abrigo
de una sorpresa policíaca. Su jefe, un héroe negro de un solo apellido,
Guillermo Moncada, envió con la orden de alzamiento a todos los pueblos de la
región a dos jóvenes, uno blanco y otro negro, pero los dos con el mismo primer
apellido, como si quisiera simbolizar un hecho decisivo.
Durante el fin de semana, muchos se
movilizaron en Oriente, y al amanecer del 24 comenzaron a operar; ese mismo día
se combatió en varios lugares de la provincia. Los insurrectos lograron
sostenerse en el campo oriental, pero en Occidente los alzamientos iniciales
fracasaron. A pesar de esto, el hecho político-militar se consiguió: Cuba entró
en guerra revolucionaria por su liberación, y en pocos meses una enorme masa
popular se sumó a ella. Dicho en las palabras del Manifiesto del 25 de marzo,
firmado en Montecristi, República Dominicana, por José Martí y Máximo Gómez,
jefe militar de la insurrección: “La Revolución de independencia, iniciada en Yara
después de preparación gloriosa y cruenta, ha entrado en Cuba en un nuevo
período de guerra… para bien de América y del mundo”.
De “guerra
boba” podría llamarse a las primeras seis semanas, con Oriente y el país
suspendidos a la espera de la llegada de los líderes; mientras, el gobierno
colonial trataba de atraer los alzados a la legalidad, con la activa
complicidad del Partido Autonomista. Una política inteligente, pero demasiado
tardía. Los burgueses de Cuba se opusieron a la revolución. El 3 de marzo el
Círculo de Hacendados ―los dueños de los centrales azucareros— publicó una
condena de la insurrección en duros términos.
Pero al arribar Antonio Maceo a Cuba, miles se fueron al campo a servir bajo la bandera del gran caudillo popular, y al llegar Martí se firmó en el terreno ―y con su sangre― el carácter de revolución radical, nacional, popular y democrática de la nueva guerra.
Seis meses después, la revolución combatía también en el centro de la isla, se había dado una Constitución y un Gobierno para la República en Armas, y una fuerte columna invasora salía de Oriente a llevar el fuego de la guerra a todo el país, unificar los esfuerzos y la organización militar revolucionaria, e impedir que la metrópoli hiciera la guerra con las rentas de la isla. Realizada en noventa días, la invasión fue una hazaña extraordinaria. El gran ejército de España fue batido en varios combates, enfrentado o burlado, a pesar de todas sus ventajas materiales, y la producción azucarera se desplomó bajo la tea revolucionaria: sólo sumadas las cuatro zafras de 1896-1899 alcanzan el monto de la de 1894.
Pero al arribar Antonio Maceo a Cuba, miles se fueron al campo a servir bajo la bandera del gran caudillo popular, y al llegar Martí se firmó en el terreno ―y con su sangre― el carácter de revolución radical, nacional, popular y democrática de la nueva guerra.
Seis meses después, la revolución combatía también en el centro de la isla, se había dado una Constitución y un Gobierno para la República en Armas, y una fuerte columna invasora salía de Oriente a llevar el fuego de la guerra a todo el país, unificar los esfuerzos y la organización militar revolucionaria, e impedir que la metrópoli hiciera la guerra con las rentas de la isla. Realizada en noventa días, la invasión fue una hazaña extraordinaria. El gran ejército de España fue batido en varios combates, enfrentado o burlado, a pesar de todas sus ventajas materiales, y la producción azucarera se desplomó bajo la tea revolucionaria: sólo sumadas las cuatro zafras de 1896-1899 alcanzan el monto de la de 1894.
El pueblo en
armas formó el Ejército Libertador, la mayor y más fuerte institución creada
hasta entonces por el país, y en una tremenda guerra irregular combatió con éxito
al ejército más grande que haya pasado nunca de Europa a América, un cuarto de
millón de soldados, y a sus auxiliares cubanos. Unos cincuenta mil
combatientes, doscientos cincuenta mil ciudadanos en los territorios rurales
bajo control mambí o en disputa, en un país de quizás 1,9 millones de
habitantes, son las cifras frías de la contienda. Ellas apenas nos asoman al
cuadro vivo de la abnegación, el heroísmo, el sacrificio en masa, los duros
trabajos cotidianos, la disciplina, el hambre, la enfermedad, la sangrienta
represión, la falta de medios, que fueron arrostrados por los que decidieron
llamarse cubanos y cubanas, los ciudadanos de una república en armas que se
alimentaba sobre todo de un ideal.
El último
acto del colonialismo que había comenzado cuatro siglos antes fue horroroso. El
gobierno de España decidió llevar a cabo una política feroz de concentración
forzada de poblaciones, y de asesinatos de prisioneros y civiles. Esa guerra
total prácticamente inventó los campos de concentración, y la población murió
en masa, de inanición y enfermedades. La guerra le costó a Cuba cerca de 400
000 vidas; 85 000 jóvenes de España ―de la leva de los pobres― murieron en
aquella aventura criminal. Pero unos dos mil españoles y canarios combatieron
del lado cubano.
La Revolución del 95 creó la identidad cubana, la
conciencia y los valores políticos fundamentales del país, el Estado nación y
las representaciones que hicieron a Cuba irreductible a toda otra pertenencia.
El país de castas que hasta 15 años atrás tenía esclavitud y racismo legal
avanzó bruscamente hacia la constitución de una etnia nacional, y los no
blancos ganaron una alta estatura moral y el derecho a la ciudadanía plena, con
su participación tan destacada en la insurrección.
El racismo retrocedió ante la comunión regada
con sangre. Una masa inmensa de mujeres se hicieron ciudadanas y compartieron
los trabajos y los riesgos junto a los hombres. El ejército, el gobierno, las
leyes, fueron a escala de la isla, y el territorio fue organizado por la
revolución; la gente peleó, compartió y murió lejos de su localidad, y el
regionalismo perdió importancia.
Al nacer, la
cultura nacional quedó marcada por el radicalismo, el patriotismo popular y la
entrega masiva a la revolución, de manera que la burguesía de Cuba nunca pudo
controlarla a fondo. El pueblo nuevo de la isla practicó la creatividad, la
cooperación para mil tareas a partir de compartir un proyecto trascendente,
formas democráticas de comportamiento y justicia distributiva, y en el ejercicio
terrible de la guerra y los sacrificios ganó en autoconfianza y en capacidades.
La Revolución
del 95 constituyó la gesta nacional cubana, y sus consecuencias están vigentes
todavía.
El 24 de
febrero de 1895 comenzó el siglo XX cubano. “Alcanzaremos toda la justicia”, le
dijo en aquellos días Martí a Juan Gualberto Gómez, que era un activista social
negro, hijo de esclavos, periodista e intelectual de vasta cultura.
Martí fue el primer americano que asumió la
modernidad y la criticó a la vez, desde una concepción basada en el
anticolonialismo; fue uno de los padres de la ciencia política, además de ser
un extraordinario ensayista, orador y periodista, y de revolucionar la poesía
de lengua española. El proyecto martiano era, al mismo tiempo, la política factible
y necesaria para lograr la independencia, y una propuesta de liberación y
cambios sociales y humanos para Cuba y la América nuestra, tan superior al mundo en que se
lanzó que todavía puede servirnos de guía.
A diferencia del “siglo corto” europeo que
analizó Eric Hobsbawn, en Cuba el siglo XX ha sido muy largo, y muy cargado de
acontecimientos y procesos de cambios. En realidad, esa dinámica extraordinaria
me lleva a afirmar que el siglo XX cubano no ha terminado todavía. Porque la
libertad y la justicia fueron planteadas al inicio de tal modo y con tanta
hondura que la independencia tenía que tornarse liberación nacional, y la
justicia social, socialismo. Desde entonces estamos batallando por lograr
ambos, completarlos y profundizarlos.
Creo que el
destino de los pueblos que fueron colonias y neocolonias es esa batalla, y no
la evolución modernizante y civilizatoria que reproduce una y otra vez la
dominación y la subordinación. (Fernando
Martínez Heredia en: La
Ventana).
1904 octubre 31.
La historia del Sur de Tenerife está plagada de desidias y
abandono, pero además de catástrofes naturales, como el temporal acaecido el 31
de octubre de 1904 en el denominado Valle de Santiago, a partir de 1916
Santiago del Teide (Tenerife), y según lo describe en la prensa de
comienzo de noviembre debió ser de los que no se espera ver nunca más.
El día amaneció cargado de nubes, lluvioso, y fue al hacer
la noche cuando arreció la lluvia, los relámpagos, los truenos y la
incertidumbre. “Así continuó poco más o menos hasta la media noche, en cuya
hora la tempestad furiosamente desencadenada, mugía con fiereza sobre el pueblo
y sus alrededores. En esos instantes, ya la tranquilidad había alcanzado
alarmantes proporciones: los vecinos se asomaban a las puertas pidiendo socorro;
las mujeres a gritos y con lamentos que partían el alma, suplicaban auxilio. La
lluvia entre tanto caía cada vez con más fuerza; el ruido atronador de los
barrancos ensordecía e infundía pavor aún al menos pusilánime.
Cuando amaneció, la aflicción del vecindario fue aún
mayor. Entonces se pudieron apreciar los enormes daños que había causado el
temporal: los campos han quedado completamente arrasados, pues las aguas no
solo arrastraron consigo la tierra y los frutos, sino que arrancaron de cuajo
los árboles; los caminos obstruidos y, por consiguiente, intransitables y, en
el pago de Tamaimo, hubo necesidad de derribar varias casas para desviar las
aguas que amenazaban inundar al pueblo.
Los
ancianos del lugar recuerdan que solo en el año 1834 hubo otro temporal
parecido al de ahora.”
1905.
Fallece
en Madrid (España) Carmen G. del Castillo. Nacida en La Orotava (Tenerife),
escribió poesías llenas de agilidad y de gracia como “Mi ventana” y
otros como “Hoy”y “Soneto”. Colaboró también en “La revista
de Canarias” y fue esposa del también poeta insular, Fernández Neda. (Marcos Brito, 2011).
1905.
Nace
en Santa Cruz de Tenerife Arturo
Santana. Siendo adolescente y al emigrar sus padres a Cuba se establece en el
Puerto de La Luz
con unos familiares. Sus primeras patadas las dio en los arenales de Guanarteme
y en el “teso del Porteño” se forjó como un magnífico defensa
del equipo vivero Santa Catalina,
con el que se proclamó campeón de Canarias en 1924 formando junto a Padrón "el sueco", Espino "el jardinero",
Oramas y otros que fueron las
primeras figuras del fútbol canario. Pasó luego al Real Club Victoria
donde fue un defensa de garantía.
Alto,
fuerte, rápido, preciso, marcaba la distancia para hacer el quite limpio y
elegante, entregando suavemente. Tuvo destacadas actuaciones frente a potentes
rivales que nos visitaron así como en los campeonatos insulares y regionales.
Formó ala con Lalo frente al Budapest y ante el Victoria de Lisboa; tambien formó en
el Victoria contra el Celta de Vigo, formando pareja con Jorge; contra la
selección chilena, hizo pareja con Saturnino Frias. En todos estos partidos
tuvo de portero a Correa. Contra el Europa de Barcelona formo pareja con
Frias, pero jugó de portero Agustín Suárez. Durante estos aos, siempre la defensa
albinegra estaba formada por Arturo y otro.
Tuvo
destacada actuación en los partidos contra los eternos rivales del Marino
cuando se homenajeó a Padrón por su internacionalidad.
Formó
en el Victoria contra el Valladolid y el Español de Barcelona en la Copa de España de
1930, siendo muy elogiado su juego como medio centro en Sarriá. Ese
año actuó en el Campo España frente al Alavés, que traía la famosa defensa del equipo nacional, Ciriaco‑Quincoces ante el que el
Victoria presentó un dueto defensivo de gran categoría, Arturo y Calafate, que
fue muy elogiado por los iternacionales españoles. Ese año fichó por el Oviedo
junto con Alamo,
pero jugaron pocos partidos y regresaron a la isla donde alternó el juego con
el arbitraje.
Arturo
tomó parte en numerosas ocasiones como seleccionado por Las Palmas frente a
Tenerife; abandonó el fútbol allá por el año 1932 y ejercíó como árbitro
colegiado, siendo muy apreciado por sus conocimientos e imparcialidad, lo
que le llevó a ser designado para dirigir importantes lances entre equipos
locales y foráneos.
Retirado
del fútbol se hace guardia de asalto .Es detenido cuando estalla el movimiento
del 18 de julio de 1936 y confinado en el campo de concentración de La Isleta donde
enfermó y falleció en el Hospital de San Martín, en un incidente nunca
aclarado en 1937.
Los
viejos aficionados, le recuerdan por su nobleza y seguridad. (Javier Domínguez
García, 1996)
1905.
A raíz de la misión del científico Profesor Gruvel, la
administración francesa decidió la creación en la Bahía del Galgo en el
continente de un puesto militar y de una estación de pesca provistos de
aparatos para destilación del agua del mar. Así es como nació la villa de
Port-Etienne, que tendría más tarde fuertes repercusiones políticas y
económicas y contribuiría a instaurar el clima favorable a contactos más
continuos y fecundos entre mauritanos y canarios. El impulso económico vino de
la mano de la instalación allí de industrias, para salar y secar el pescado,
dedicadas a la exportación, proceso que culminaría con la creación, en 1921, de la "Societé
Industrielle de la Grande
Peche". Esta Sociedad disponía de una flotilla cuyos
cuadros, a excepción de algunos directivos franceses, estaban constituidos por
patrones y marinos canarios, con los cuales se tuvo la prudencia de mezclar
indígenas para proceder así a la formación profesional.
1905. Se funda el Ateneo de Eguerew (La Laguna). Importante centro
de discusión cultural y política, si bien en un principio fue bastante
elitista, a finales del siglo XX y principios del XXI fue democratizando sus
actividades y abriéndose más ha la sociedad.
1905. Nace en Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma) Agustín
Van-Baumberghem Yanes. Titulo de Licenciado en Medicina y Cirugía en Facultad
de Medicina de la Universidad
de Madrid (España) en 1931.
1905. En Achubuna (San Miguel de
Abona), nace Dña. María Rodríguez Sierra “La Planchadora.” Cada
día, alegraba con sus puntos cubanos las vidas de sus hijos, nietas y vecinos.
Esta mujer luchadora nació en 1905 en su infancia transcurrió entre Tenerife y
Cuba• puesto que siendo una mocita viajó con sus padres y D. José Tavío a esta
isla caribeña. Allá aprendió a realizar la labor de planchadora. Sobre los años
20 regresó a tierras canarias, instalándose tras su matrimonio en la Calle Garañaña,
donde actualmente se conoce como el Patio de María la Planchadora.
Fruto de su matrimonio con D.
José Estévez González nacieron tres hijos: Ignacio, Juana y Ángela (nuestra
vecina Lita). Su marido se dedicaba a las tareas del campo, haciendo paredes,
plantando papas... Nuestro personaje se dedicó a planchar, lavar, teñir y
almidonar las ropas de los vecinos pudientes, incluso le mandaban ropa de Añazu
(Santa Cruz) y Granadilla. Con el paso del tiempo llegó a encargarse del cuidado
de los paños, manteles, etc., de la Iglesia. Cobraba quince pesetas, o bien trataba
un trueque cambiando su servicio por papas, calabazas o cualquier víveres.
Para planchar utilizaba las
planchas de hierro que calentaban con serrín en un bidón, dándole fuego hasta
que se hiciera brazas y poniendo después las planchas. También utilizaba el
carbón que traía de Vilaflor, y con el adelanto de los tiempos utilizaba la
cocinilla de mecha o el infernillo.
Antes del planchado debía lavar
la ropa; llenaba su baño de zin y con su ruedo en la cabeza y las dificultades
del camino se dirigia hacia El Chorro.
En este lugar había un salón
grande donde el agua, que procedía de una tajea, se recogía en un tanquillo.
Una vez allí, el agua se repartía en pilas de lavar que estaban en los
laterales, el agua sucia pasaba a otro tanque (este lugar es un recuerdo
entrañable pero
el progreso hizo que
desapareciera). Una vez tenía la ropa lavada la ponía a secar en las paredes y
al llegar a su casa..., de nuevo a planchar.
En aquellos tiempos, cuando
moría alguna persona las ropas de los deudos debían de teñirse de negro ya que
no había dinero para comprarse estos
atuendos de luto.
Entonces, Da María compraba las
pastillas de teñir en la tienda de Dña. Celestina, ponía el agua a hervir y con
su ajerbo comenzaba a teñir el agua, después introducía la ropa y con un palo y
paciencia comenzaba a darle vueltas a la ropa, y la miraba, y otra vuelta, y
otro vistazo..., y así hasta que la ropa quedara teñida uniformemente.
A medida que su hija Lita crecía
Dña. María le ponía alguna tarea, tal es el caso de que ella era la encargada
de llevar la ropa planchada a la casa del vecino en cuestión, cogía su brazo
derecho y bien estirado su madre le colocaba un pantalón, y con la otra mano
llevaba en una percha una chaqueta; y Lita bien derecha y con cuidado de no
arrugar nada se dirigía a realizar el encargo. Además de su dedicación a la
lavandería, nuestra vecina dedicaba su tiempo a cultivar preciosas flores,
cuidar pájaros, hacer mojos tan famosos que hasta la península fueron llevados.
Esta mujer con sangre canaria y
alma cubana nunca olvidó la isla que la vio crecer, de ahí que al suspirar
siempre la tuviera presente, alabando: “–Ay, Cuba bella, tus hijos lloran!.”
Del mismo modo, nunca dejó de deleitar con puntos cubanos; así, a sus nietas
les enseñaba alguno que otro, y
como tenía tan buen humor dejaba caer más de uno “picante”: “Allá arriba en
aquel morro hay un perro que come queso con un cigarro en el culo apuntándote
los besos”. Cuando su nieta se lo contaba, Dña. María “escandalizada” no podía
creer que una niña pudiera decir esos cantos, y entre risas y veras le contaba
otro.
La dedicación de nuestra vecina
duró unos 40- 50 años, a principio de los 80 colgó su oficio de planchadora,
pero su buen humor, su amabilidad, gratitud y generosidad permanecieron en
ella. Fue una mujer luchadora, nada le pertenecía, todo lo que tenía
lo daba, cuando algún vecino se
ponía enfermo ahí estaba ella acompañándole hasta su último momento. En sus
últimos años tenía un fiel amigo que le acompañaba dónde quiera que iba, el
“Yoli”, un perro pequinez que se convirtió en su compañero inseparable de
aventuras; hasta en su último paseo por el pueblo hacia el cementerio la
acompañó. Y es que Dña. María conquistaba
el corazón de todo aquel que la conocía, no es de extrañar que su perro no
quisiera separarse de ella, del mismo modo que su recuerdo permanecerá en la
memoria de tanto sanmiguelero que por cualquier razón
cruzó su camino por la vida de
nuestra amiga, Dña. María.
“En la Habana nací yo y en Cuba
nació mi hermano ahora sí que estamos bien
yo habanera y tú cubano.( Marta
Elena Díaz Reyes,2006)
1905. Viene a este mundo en Benahuare Juan Fernández y Fernández.
Fue un gran médico que ejerció en E1 Paso y su fama se extendió por todo el
Valle y fuera de e1. Ejerció en la primera mitad del pasado siglo XX. Su
memoria sigue presente en las gentes mayores, por su trato caballeroso y
afable, dentro de su particular seriedad.
Fue director del Centro Secundario
de Higiene de Los Llanos y poseía uno de las mejores instalaciones radiológicas
de la Isla. Muchos
médicos de Tedote (Santa Cruz de La
Palma), enviaban a sus enfermos a E1 Paso, para algunos
estudios radiográficos delicados, ya que tenían gran confianza en la
eficacia y competencia de don Juan. Se jubiló y falleció en la Ciudad de E1 Paso.
1905.
Para Santa Cruz de Tenerife el médico David Marine estudió
la relación por zonas con distinta presencia de yodo y la frecuencia de bocio.
Experimentó con animales y al cabo de 10 años administró yodo a los pacientes
con buenos resultados. Más tarde sugirió que debían añadirse compuestos que
contenían yodo a la sal de mesa y a la provisión de agua en las ciudades del
interior en las que el terreno fuera pobre en yodo. Esto despertó una fuerte
oposición y se necesitaron otros 10 años para conseguir que fuese aceptada de
un modo general la yodación del agua y la sal yodada. Una vez que los
suplementos de yodo se convirtieron en una rutina, el bocio simple perdió importancia
como enfermedad.
El asunto de la fluoración del agua fue mucho más polémico.
A principios del siglo XX los odontólogos se dieron cuenta de que la población
de ciertas zonas de EE.UU. tendían a mostrar dientes oscuros. Esta
particularidad fue estudiada hasta hallar un contenido de compuestos de flúor
superior al promedio en el agua natural bebida en aquellas regiones. Cuando el
contenido de flúor era superior al promedio, la población mostraba un índice
infrecuentemente bajo de caries dental. La caries representa un enorme gasto en
cuidados dentales y en el de otras muchas enfermedades que agrava.
Los investigadores obtuvieron apoyo económico para el
estudio a amplia escala de la conveniencia de la fluoración del agua. Hallaron
que una proporción de flúor de 1: 1.000.000 con un costo estimado de 5 a 10 centavos por persona y
año, no llegaba a manchar los dientes y sin embargo producía un efecto
beneficioso en la prevención de la caries. Adoptaron como medida dicha
proporción para probar los efectos de la fluoración en las reservas de agua de
la comunidad. La presencia de flúor asegura la incorporación de pequeñas
cantidades de este elemento a la estructura dental e impide el ataque de las
bacterias. Mediante una pequeña inversión se puede reducir la caries en al
menos dos tercios ahorrando dolor y miles de millones de gasto. Las
organizaciones odontológicas y médicas, el Servicio de Salud Pública y las
agencias estatales sanitarias recomiendan la fluoración de los suministros
públicos de agua, y, sin embargo, en el terreno político la fluoración ha
perdido la mayoría de las batallas. Cerca de 2.000 comunidades, con un total de
37 millones de personas, habían fluorado el agua al iniciarse la década de
1960, pero ha continuado existiendo mucha oposición. Un grupo llamado Comité
Nacional Contra la
Fluoración ha impulsado a una comunidad tras otra a votar
contra la fluoración, e incluso a rechazarla en algunos lugares donde había
sido adoptada. Se han usado los argumentos principales con el máximo efecto por
los oponentes al sistema. Uno es que los compuestos de flúor son venenosos. ¡Lo
son, en efecto, pero no en las dosis utilizadas para la fluoración! El otro es
que la fluoración constituye una medicación obligatoria, lo cual infringe la
libertad individual. Tal vez sea así, pero es un asunto discutible si el
individuo en cualquier sociedad puede tener la libertad de exponer a los demás
miembros a una enfermedad prevenible. Si la medicación obligatoria es algo
pernicioso, entonces tenemos un problema no solamente con la fluoración, sino
también con la cloración, la yodación e, igualmente con todas las formas de
inoculación, lo cual incluye la vacunación contra la viruela. (M.Gar.net)
1905.
Anuario de la
Provincia de Canarias para 1905 por Carmelo Z. Zumbado. Recoge: Guía (Gran Canaria): Ciudad con
Ayuntamiento de 5257 habitantes, situada al Norte de la isla y a 37 kilómetros de Las
Palmas.
Es cabeza de Partido Judicial, y comprende 8 juzgados municipales:
Agaete, Artenara, Gáldar, Guía, Mogán, Moya, San Nicolás y Tejeda.
Son muy fértiles sus vegas, que producen plátanos, caña de azúcar,
patatas, tomates, cereales y legumbres, y que crían buen ganado. Tiene máquina
azucarera y se elabora el célebre queso de flor.
Está en la carretera del norte y tiene estación Telegráfica
limitada y Administración de correos que expide y recibe valores declarados.
Por diligencias se comunica diariamente con Las Palmas, Gáldar y Agaete.
Es residencia de la plana mayor del Regimiento de Infantería de
Guía.
Su Iglesia parroquial dedicada a
Nta. Sra. De la asunción es buena, y sus imágenes son de las mejores de Luján
Pérez. Sus fiestas mayores son las de su patrona y la de San Roque, 15 y 16 de
agosto, con feria de ganado. Es patria del célebre escultor Luján Pèrez.” (En: Sergio Aguiar
Castellano).
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