martes, 15 de abril de 2014

CRIMENES DE LESA HUMANIDAD COMETIDOS EN CANARIAS







CAPITULO XVI

Chaurero n Eguerew


INVASIÓN, SAQUEO Y OCUPACIÓN DE LA ISLA CHINECH (TENERIFE) XI


Los Once Menceyes de Chinech (Tenerife) en los años de la invasión española III

BENTOR[1]



Bentor -Ventor, Bentorey, uno de los últimos menceyes que se enfrentó con las armas a la invasión de Chinech (Tenerife) Debió nacer sobre el 1463 y murió en  1496, cuando decidió que su Espíritu Libre viajara al seno de Magek para encontrarse con los de sus ancestros, suicidándose ritualmente arrojándose al vacío desde el Risco de Tigaiga en el lugar conocido como El Lance.
Este, se negó a rendirse ante las tropas invasoras castellanas, pese a que los tabores guanches estaban enfermos de la “modorra” y la sangría que la batalla de Eguerew (La Laguna) había representado para los guerreros, como recoge la declaración de los testigos aportada en la información de Margarita Guanarteme (hija de Thenesor Semidan-Fernando Guarteme) (1526), que indica como en dicha acción: "mataron al Rey Grande que se llamaba el Rey Venitomo de Taoro, y don Alonso de Lugo envió a Fernando Guanarteme  para que se viera con el rey Ventor, hijo de Venitomo, para requerirle se diese volviendo con la respuesta que el nuevo rey no se quería dar…"
Guanarteme el pusilamine y converso iba al frente de quienes llevaban clavada en una pica la cabeza de Kebehi Benchomo. La repuesta de Bentor a la embajada de Lugo fue renviarle aquella cabeza a Alonso de Lugo, diciéndole: decid a vuestro general que donde está el cuerpo ponga la cabeza y  que cada cual supiese guardar la suya.
Con su pérdida física, se perdió uno de los grandes defensores de la Matria Canaria, pero no puede morir jamás quien de esclavo se libera.
Posiblemente estuvo casado con una hermana del Mencey de Abona, sabemos que tuvo un hijo y una hija, el primero cuyo nombre exacto ignoramos,  (pero que seguramente se trata de Derimán, quien fue conocido como Cristóbal Hernández de Tahoro o Tahodio) fue vendido como esclavo por Lugo en dos ocasiones, la segunda llamada  Ana Gutiérrez, casó con Juan de Mena  y tuvieron los hijos siguientes: Pedro de Mena; fue alguacil del campo de la isla, el 3 de febrero de 1555, en que testificó en informaciones que hizo Hernando del Hoyo, casado con Polonia de Lugo, quienes tuvieron a Ana Bentor de Mena, quien el 28 de  junio de 1589, revocó poder que tenía dado a favor de María Sarmiento, otorgando uno nuevo a favor de Andrés de Armas, vecino de la isla del Hierro, para hacerle valer los derechos que pretendía corresponderles de la herencia de su abuela materna. Juan de Mena y Sebastián de Mena, éste último caso con Leonor de Ayllón, y tuvieron a: Antón de Mena Benchorhe; Ana Vélez; Pedro de Mena, quien caso con María de los Olivos; Juan de Mena (el viejo) que casó con Melchora Verde; Sebastián de Mena enlazó con Margarita Hernández, de este matrimonio nacieron: Simón de Mena; María Sebastiana de Mena y Gaspar de Mena. De Juan de Mena (el viejo) y Melchora Verde procrearon a: Juan de Mena Betancort (el mozo), quien casó en la parroquia de San Marcos de Icod, el 14 de octubre de 1604 con Francisca de Carminatis, hija de unos mercaderes milaneses establecidos en Tenerife; Martín de Mena que casó con Isabel Martínez, y tuvieron una hija, María de Mena que casó con Pedro Alonso Berganciano (guanche), en su testamento fechado en 1665 declara haber tenido once hijos, cuatro varones y siete hembras; Melchora Verde, contrajo matrimonio en la Parroquia de Santa Úrsula de Adeje, el 6 de julio de 1619 con Hernán García del Castillo. Mateo De Bentancort; Águeda de Munguía quien casó con Pedro García del Castillo. Diego de Mena, que otorga escritura en Vilaflor en 1674.

En  el  juicio  de  residencia  que  siguió  a  don  Alonso  Fernández de Lugo  en 1508 el  entonces  gobernador  de Gran Canaria Lope  de Sosa,   denunció  su  conducta  para  con  un  hijo  del  rey  Bentor.  De  este proceso  sólo  conocemos  el  pliego  de descargos  que  presentó  el  procurador  del  Adelantado  y  el  interrogatorio  de  sus  testigos.  En  uno de  los particulares  de  aquel documento  se dice:  «No enpece al dicho mi  parte  lo  que  algunos  testigos quisieron  decir que aviendo vendido un  hijo  del Rey Ventor  a  una  su hermana  e  rescibido  el  precio  dél, después  lo  avía  tornado  a  vender  a  Diego  de  Llanos,  vecino  de  la Palma.  Porque  los  dichos  testigos  son  solos  e  singulares,  deponen de  oidas  e  vanas  crehencias  e  no  dan  razones  de  sus  dichos;  los más  de  ellos  son  guanches,  henemigos  capitales  del  dicho mi  parte, porque  los mató  a  ellos  e  a  sus padres  e  hijos  e  los  captivó  e  tomó sus  haziendas  e  la  tierra  e no  es de  creer ni  presumir  que  ellos  dixesen  verdad  en  cosa  que  tocase  al  dicho  señor  Adelantado.  en  especial  que  ellos  andan  en  la  sierra  alçados  e  nunca  vienen  a  oir misa  e  con  juramento  ni  sin  él  no  son  personas  a  quienes  se deva de  creher  cosa  alguna  e  los  unos  son  intérpretes  de  los  otros  e  los otros  de  los  otros  e  ellos  son  los  que  an movido  los  pleitos  al dicho mi  parte  en  la  residencia  por  la  dicha  henemiga.  E bien  pudo  vender  al  hijo  del  dicho  Rey  Ventor,  aunque  lo  oviese  vendido  a  su hermana,  pues  no  le  fue  pagado  cosa  alguna  del  precio  dél.  E  si algo  le dieron  sería  de  lo  suyo  del  dicho mi  parte  e  de sus mismos ganados,  sobre  lo  qual  se trató  pleito  en  residencia  en  la  isla  de  la Palma  e  está  pendiente  que  en  su  tiempo  e  lugar  se  averiguará  e provará  como hera y  es del  dicho mi parte  e  le pertenescía  ...  D.

Y en el interrogatorio de los testigos del propio Fernández de Lugo, ninguno de ellos  contesta a  la pregunta  que se le hacía:  iten si ovieron  noticia  de un  guanche  que  se llamava  hijo  del  Rey Ventor  e  si saben que sobre el captiverio  e  libertad dese dicho guanche ovo e  se trató  contra  el  dicho  señor  Adelantado  en  la  isla  de  la  Palma  en abdiencia  de  residencia” (A. Rumeu de Armas)
Uno de los trabajos mejor documentados en torno a la familia del Mencey Bentor se lo debemos al investigador Leopoldo de la Rosa Olivera, a quien seguiremos en los siguientes párrafos:
[…] Esto  es  lo  que  sabemos,  porque  no  ha  llegado  hasta  nosotros  el proceso  completo.  Es, no  obstante,  sospechoso  el silencio  de  los  propios  testigos  del Adelantado  a  la  pregunta  que  acabamos de copiar; parece  claro  que  la  hija  de  Bentor  creyó  pagar  la  libertad  de  su hermano  en  ganados  y  que Lugo,  alegaba  que  los  que  eran de guanches  de  los bandos  de guerra  le pertenecían.  Tampoco  tenemos  otra noticia  del  citado  hijo  de Bentor;  ignoramos  si quedó  en  La  Palma como  esclavo  de  Diego  de  Llanos  o  pudo  regresar  a  Tenerife.  Lo único  cierto  es  que  el  hijo  y  sucesor  de Benitomo  había  dejado  dos hijos,  por  lo menos.

Antes  de  seguir  adelante  interesa  señalar  la  lógica  inseguridad en la  escritura  de nombres  indígenas  por  los  castellanos.  Por  lo  que  se refiere  a Bentor, que así se le llama  en la  información  de doña Margarita  Fernández  Guanarteme, de  1526;  en  la  citada  residencia  que tomó  al  primer  Adelantado  Lope  de  Sosa,  se  escribe  Ventor,  como también  en  algunas  datas,  mientras  en  otras  se  le  dice  Bentore  o Bentorey

La  lectura  de  dos  documentos  de  tiempo  conocidos,  concretamente  uno  de  revocación  de poder  y  otro  de otorgamiento  de  uno  nuevo por  una Ana  Bentor  de Mena,  de 28  de junio  de  1589 lo  nos  ha  hecho prestar  atención  al uso,  casi  un  siglo  después  de  finalizada  la  conquista,  del  nombre  Bentor  como  apellido.  A  la  amabilidad  del  doctor  Alejandro  Cioranescu  debemos  el  conocimiento  de  otro  documento,  un  poder  para  pleitos,  otorgado  siete  años  antes,  el  6  de marzo de  1582,  por  un  primo  hermano  de  la  anterior,  que  se  firmaba  Antón de Mena Benchorhe. Ana Bentor  de Mena declara en la  segunda de  las  citadas  escrituras,  que  era hija  de Pedro  de Mena  y  Polonia de Lugo  y  Antón  de Mena  Benchorhe,  a  su  vez,  en  el  mencionado poder,  dice que su padre, ya  fallecido, había  sido Sebastián de Mena.

La  coincidencia  expuesta  nos  condujo  a  buscar  el  testamento  de la abuela  común de los antes citados, Ana Gutiérrez, casada con Martín  de Mena,  que  lo  había  otorgado  en La Laguna,  ante el  escribano Alonso  Gutiérrez,  el  18 de  abril  de  1522. Desgraciadamente  el  documento  se conserva  en mal  estado y  aún  le faltan  trozos  del papel  en que  fue  escrito.

Pero aun  así consta  claramente del mismo que  estaba  casada  con Martín  de Mena;  que  dejaba  tres  hijos  de  su  matrimonio  Pedro, Juan  y  Bastián;  que  debía  a  su  tía  “doña  Mencía”  dos  reales  y cinco  a  un  sobrino  suyo,  cuyo  nombre  no  podemos  conocer  porque falta el  trozo  del papel  en  que  estaba  escrito y  que nombra  albaceas a  su marido  y  a  Gaspar  Fernández.

El uso  de Bentor  y Benchorhe por  dos nietos  de Ana  Gutiérrez no puede  ser  más  significativo.  En  una  época  en  que  raramente  se usaba más de un  apellido;  el  llamarse Ana Bentor  de nombre de pila como  su  abuela;  el  anteponer  el  Bentor  al  Mena;  el  uso  por  su primo  hermano  de otra  forma,  posiblemente más cercana  a  la  de  la pronunciación  indígena, Benchorhe,  no  puede  tener  otra  explicación sino  la  de  que  conocían  y  se  sentían  orgullosos  de  su  ascendencia guanche,  sin que parezca  dudoso de que lo usaban por  que procedían del  rey Bentor, y  que no  cabe lo  fueran por  otra  línea que por  la de la  citada  abuela  paterna  de ambos

Ha de tenerse  en cuenta  que  aún en  aquel momento,  fines del siglo xvi, se sentía  en  la vida  isleña  la diferencia  entre  los  que  descendían  de conquistadores  o  pobladores  europeos  y  aquellos  por  cuya  sangre corrían  glóbulos  de  la  raza  sometida,  a  los  que  despreciaban  más  o menos  abiertamente,  como  lo  prueba  el  escándalo  que  se  produjo, dentro  de  la  iglesia  de Candelaria,  el  2  de  febrero  de  1587,  cuando dos  regidores  de  la  isla  insultaron  a  descendientes  de  “naturales”, llamándolos,  entre otras expresiones despectivas,  “guanches  de baxa suerte”. Esta  circunstancia  refuerza  nuestro  argumento  sobre  los  sentimientos  de  los  nietos de Ana  Gutiérrez.

Y  volvamos  a  su  testamento,  dejando  de momento  el  referir  lo que  fuera  de  sus  hijos,  para  detenernos  en  la  cita  que  hace  de  su tía  doña Mencía. La  única persona  de la que tenemos noticia que por aquella  época  viviera  en  Tenerife  conocida  por  “doña Mentía”  era una  indígena,  hermana  del  rey  de  Abona,  como  hemos  dicho  en nuestro  anterior  trabajo.  Ello  no  solamente  confirma  la  clase  de  familia  a  la que pertenecía  Ana  Gutiérrez,  sino  también  nos  hace pensar en la probabilidad  de que Bentor  hubiese  estado  casado  con otra hermana  del  citado  mencey  de Abona.  Por  otra  parte,  como  hemos dicho, Ana  Gutiérrez  tenía  un  sobrino,  al que  confiesa  le debía  cierta cantidad  y  hemos de  pensar  que  pudiera  tratarse  de un   pariente  de Bentor.

Hemos  de  confesar  que  las conclusiones  a  que  llegamos  no pasan de meras deducciones,  sin prueba  plena,  pero  también  consideramos que  los  datos  conocidos permiten  llegar a  ellas,  fundamentalmente,  a que  la  que  en  el  bautismo  se  llamó  Ana  Gutiérrez  es más  que  probable  que  fuera  una  hija  del  rey Bentor,  la que  intentó  liberar  a  su hermano  u  otra.

Nos  preguntamos  el porqué  de  haber  tomado  tal nombre  y  apellido  y  no  podemos  por  menos  de pensar  en  otra  Ana  Gutiérrez,  hija del  conquistador  y  regidor  de Tenerife Guillén  Castellano,  el  que  se distinguió por  su  independencia  de  criterio  y  que,  es sabido, conocía el  habla  indígena  aun  cuando  no  supiera  escribir  Cabe  en  lo  posible  que Guillén  interviniese  en  favor  de  los  hijos  de  Bentor,  cuyo gesto  no  podía  por  menos  de  reconocer  como  digno  y  que  su  hija fuese  la  madrina  de  bautismo  de  la  que  llegaría  a  ser  esposa  de Martín  de Mena.

Como dijimos,  la mujer  de Martín  de Mena  designó albaceas a  su marido y  a Gaspar Fernández. Este último es conocido  corno uno  de los  guanches  que  mayores  repartimientos  obtuvo  de  don  Alonso  de Lugo,  con  seguridad  en  pago  a  su  eficaz  colaboración  durante  la conquista,  lo  que  no  es  incompatible  con  que  también  fuese  luego protector  y  amigo  de Ana  Gutiérrez.  Esta, a  su vez, había  sido nombrada  dos  años antes albacea testamentaria por  otra  Indígena,  Francisca  de Tacoronte,  la  viuda  del  conquistador  Gonzalo  del  Castillo.

Como  luego  diremos,  Gonzalo  del  Castillo  y  Martín  de  Mena  realizaban  negocios  en  común,  que más  tarde  continuarian  los  hijos  del uno y el otro. Las esposas de ambos  de una misma  raza y quién sabe si hasta unidas por parentesco, debían  tener estrecha amistad. Mucho en  común  las  unía:  para  ambas  había  tenido  que  serle  difícil  la adaptación  a  modos  de  ser  y  de  pensar  tan  distintos  a  los  en  que habían  nacido;  hasta  la  alimentación;  ambas  habían  pertenecido  a familias  de  los  bandos  de  guerra,  que  sufrieron  las  consecuencias de  la  derrota,  bien  conocidas,  y  las  dos,  como  fácilmente puede  deducirse, murieron  en  plena  juventud.

Por  esta  época  Martín  estaba  casado  con  Teresa  Gómez,  de  la que  hay  noticia  que  no  le  quedaron  hijos.  A  su  fallecimiento,  en fecha  que  ignoramos, contrajo  segundo matrimonio  con Ana  Gutiérrez, la  que,  como  hemos  dicho,  otorgó  testamento,  muy  posiblemente poco  antes  de morir,  el  18 de  abril  de 1522.

Martín  tuvo  también  una  hija  natural, María  de Mena,  a  la  que hizo  donación de unas  tierras  en Adeje,  el 5 de  julio  de 1548, ante el escribano  Juan  del  Castillo  la
Que Martín de Mena  había  obtenido  del  primer  Adelantado  en  repartimiento  un  solar  en  La  Laguna,  el  24  de  septiembre  de  1517 y  adquirió  terrenos  en Abona  y Adeje  y  una  participación  en  una  fuente en Vilaflor.[…] (Leopoldo de la Rosa Olivera, 1977).



[1] Bentor. Citado en: J. de Bethencourt, Datas de Tenerife IV amn. 9, Antonio Rumeu de Armas, Cipriano de Arribas y Sánchez, Leopoldo de la Rosa Olivera. (MMM)

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