EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE
CANARIAS
ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1901-1910
CAPITULO –I
Eduardo García Rodríguez
1901. Secundino Delgado (considerado el primer impulsor del
independentismo canario en la era moderna) y José Cabrera fundan el primer
partido proletario y netamente canario, Partido Popular Autonomista en Añazu n
Chinech (Santa Cruz de Tenerife). Funda en Tampa, Florida, el Periódico “El
Esclavo”. “Al producirce la sublevación de 1895 Secundino Delgado se traslada a
Cuba donde conspira contra el gobierno español. Al ser descubierto por la
autoridades coloniales huye del país volviendo a Canarias, en nuestra islas es
igualmente perseguido por la autoridades coloniales, logrando embarcar para
Venezuela, allí funda en colaboración con el patriota José E. Guerra Zerpa la
revista El Guanche. Años despus retorna a Canarias donde desarrolla una ingente
labor de concienciación patriótica, perseguido por el capitán general en
funciones de vi-rey, el genocida del pueblo cubano y represor del canario
Valeriano Weyler, es preso y remitido a España donde es encarcelado, durante su
estancia en la prisión española escribió su autobiografía ¡Vacaguaré!.
“Revolucionario en Cuba como miles de compatriotas canarios, Secundino Delgado
(1.871 o 1.872-1912) es también el primer canario que de forma resuelta y
consecuente se lanza a la lucha por la libertad políticas de sus islas” (M.
Suárez, 1980: 186). Fallece en Añazu n Chinech (Santa Cruz de Tenerife) en
1.912, sus restos están sepultados en el cementerio municipal de San Rafael y
San Roque de dicha ciudad.
1901. La
precariedad laboral y las penosas condiciones de trabajo motivaron la temprana
sindicación de los estibadores tinerfeños en cuyo puerto tuvieron lugar en las primeras huelgas obreras registradas en
Chinet (Tenerife). Desde entonces, los estibadores han constituido la
vanguardia del movimiento obrero en el archipiélago canario, circunstancia que
se pondría nuevamente de manifiesto en 1962 cuando los trabajadores del puerto
tinerfeño protagonizaron la primera huelga que tuvo lugar en esta colonia
canaria durante la dictadura de General Franco. El puerto de Añazu n Chinet
(Santa Cruz de Tenerife) ha sido tradicionalmente uno de los puertos más
importantes de la colonia debido a su estratégica posición geográfica en el
Océano Atlántico, condición que comparte con el vecino puerto de Guiniwada (La Luz y de Las Palmas).
1901.
Nace Florencio Sosa Acevedo en el Puerto de la Cruz, hijo de Florencio Sosa
y María Acevedo Rodríguez, sus padres eran jornaleros agricultores, Florencio
estudio en el Seminario Conciliar de Tenerife, abandonando el sacerdocio para
estudiar magisterio, fue nombrado corresponsal literario de la Gaceta de Tenerife en el
Puerto de la Cruz. Ocupó
el cargo de presidente de la
Sociedad de Instrucción y Recreo Valle de Taoro de Las
Dehesas fundada en 1922 durante los años 1927-1929.
Fue una de las cabezas visibles del movimiento obrero tinerfeño, un
destacado exponente de la llamada generación de 1930 y uno de los animadores
del semanario llamado Decimos dirigido por Lucio Illada Quintero, en la que
colaboraron muchos de los que serian principales lideres del movimiento obrero
durante el periodo republicano.
Abrió una Escuela y una biblioteca en su barrio de Las Dehesas, en esta
revista Decimos, muchos de sus artículos los dedico al estado deplorable de la
enseñanza en la zona. Entre 1930-31 se produjo la reorganización de la Federación de
Trabajadores del Valle de La
Orotava y la Agrupación Socialista, cuyo comité directivo
estuvo presidido por Domingo Pérez Trujillo que resulto elegido diputado en la
elecciones a cortes constituyentes de 1931. Tras la proclamación de la segunda
República Florencio Sosa se izo cargo de la alcaldía desde 20 de abril de 1931
hasta el 15 de febrero de 1932, y su gestión estuvo orientada a la mejora de
las condiciones de vida de los trabajadores.
En 1932-33, se produjo la ruptura del denominado consenso republicano,
y se inicio el recrudecimiento de la lucha de clases en las islas, es a partir
de estos momentos comienza el acercamiento de Florencio a la linea defendida
por el partido comunista, la clase obrera del valle en especial los jornaleros
agrarios y los de empaquetado de plátanos radicalizan sus posturas ante la
ofensiva desatada por los patronos especialmente desde la victoria electoral de
las derechas desde noviembre de 1933 alejada progresivamente del socialismo
reformista para acercarse a las posturas defendidas por los comunistas. Durante
los días 24 al 26 de septiembre de 1934 Tanto en La Orotava como en el Puerto
de la Cruz se
origina una huelga general de trabajadores, Florencio Sosa, dirige la huelga
apoyado por la
Confederación Regional de Trabajo, se agrava la situación
tabaquera y la industria en general, a la que hay que unir la crisis agraria,
particularmente la platanera por la perdida de la exportación frutera y el
problema angustioso del paro que coloca al pueblo canario en estado de miseria.
El mantenimiento de la huelga y la dureza de las medidas represivas llegando un
contingente de Guardias de Asalto en el Valle motivaron entre otros factores
que el conflicto se extendiera a toda la isla. Un acontecimiento motivó el
final de este conflicto y la derrota de los huelguistas, la huelga general
revolucionaria de Asturias ya que el 6 de octubre se declaró el Estado de
Guerra en toda España y el día 11 los obreros empezaron a reincorporarse al
trabajo. Como consecuencia de la derrota de los huelguistas fueron suspendidos
los concejales socialistas de varios municipios y el Ayuntamiento del Puerto de
la Cruz al
completo el 24 de octubre, fueron sustituidos por una corporación designada por
la autoridad gubernativa, encabezada por Isidoro Luz Carpenter, e integrada por
miembros del Partido Republicano Tinerfeño y de Acción Popular Agraria Partido
integrado en la
Confederación española de derechas Autónomas.
.En febrero de 1935 los principales lideres sindicales fueron
deportados a otras islas, y Florencio Sosa Acevedo tuvo que marchar confinado a
Valverde El Hierro, en estos años era uno de los rincones socialmente más
crueles del Archipiélago y así lo refleja el autor en un conmovedor relato
donde no sólo narra, desde un punto de vista descriptivo, las penurias de sus
habitantes, sino que con gran sinceridad profundiza y denuncia todas aquellas
cuestiones con las que ideológicamente se encuentra enfrentado.
Una vez en libertad se integra junto a Lucio Illada Quintero en las
filas del Partido Comunista de España, en las elecciones al Parlamento Nacional
del día 16 de febrero de 1936 resulta elegido por el periodo 1936-1939 con
33950 votos, con la credencial 440 con fecha de alta 11 de marzo de 1936, como
tantos canarios se encontraron en la zona leal a la República en el momento
del golpe militar del 18 de julio de 1936, como representante del pueblo se
puso a disposición de la legalidad republicana y participo en las tareas de
encuadramiento tanto en el plano militar como en el político de los isleños que
se encontraban en el territorio controlado por la República, se constituyó
el Batallón Canarias formado a instancia de los canarios residentes en Madrid.
Florencio Sosa Acevedo desarrollo parte de su labor durante la Guerra Civil como
integrante de la
Comisión Gestora del Tesoro Artístico del Museo del Prado, en
la que realizo un intenso trabajo en la defensa del patrimonio cultural
español. Con este cargo se traslada a París con gran parte de las obras del
museo para realización de exposiciones con el fin de recaudar fondos para la
causa republicana.
Vivió la dramática situación de los últimos días de la guerra en
Alicante, donde se hacinaban miles de militares y civiles republicanos que
esperaban ser evacuados del país en unos buques que nunca llegaron. En esos
días trágicos Florencio intento organizar la resistencia con el objetivo de
demorar la entrada de las tropas franquistas, pero la desmoralización entre las
organizaciones que defendieron la republica motiva la derrota.
Al finalizar la guerra, formo parte del comité de evacuación, negocio
con el General italiano Gambara, la salida de los republicanos de Alicante,
como tantos otros fue hecho prisionero en el Castillo de Santa Bárbara, donde
fue golpeado brutalmente y condenado a muerte, después de pasar cuatro años en
la cárcel en condiciones de durezas extremas, fue puesto en libertad, fijando
su residencia en Alicante donde se casó en 1947 con una joven de Villajollosa
que trabajaba en Alicante como operadora en la Compañía Telefónica
llamada Josefina Badalona Reos, con la cual tuvieron una sola hija llamada
María José Sosa Baldona, en abril de 1961 se trasladan a Sevilla, Florencio
Sosa Acevedo se dedico en todo este tiempo como receptor de frutos de Canarias
y su comercialización. Su hija María José Profesora caso con Francisco Yanes
Sosa, Medico Psiquiatra. Florencio Sosa Acevedo fallece en un accidente de
tráfico en Sevilla el día 6 de noviembre de 1975. (Bernardo Cabo Ramón, 2012)
1901. Creación
de la Asociación
Gremial de Obreros de Tamaránt (Gran Canaria) y una Sociedad
de Sociedades. Huelga General en Añazu n Chinech (Santa Cruz de Tenerife.)
1901. Nace en Valle
Gran Rey isla de la
Gomera Manuel Rolo Piñero, destacado poeta, tanto en la
décima escrita, como en el arte de la controversia, donde brilló con luz propia
sin ni siquiera haber estado en Cuba. Compañero de canturías de José Hernández
Negrín, ambos recorrieron la geografía gomera animando las fiestas con sus
piques.
Entre estas controversias destaca
sobre todo “El Canario y el Sinsonte”, que tienen la particularidad que
fueron escritas por correo, puesto que Manuel Rolo, desde La Gomera, hacía de pájaro
Canario; mientras que, José Hernández Negrín, desde Cuba, ejercía de pájaro
Sinsonte. Siendo publicadas en Cuba por José Hernández en la década de
1930. También son famosas las que sostuvieron cuando se estaba construyendo
la carretera que uniría Valle Gran Rey con Arure, conocidas como la
“Controversia de la Herrería
de Los Covalones” . Fallece en 1984.
1ª
Como que hay un ser divino
que al orbe identificó
y a cada cosa le dio
un nacimiento y destino.
Dejó trazado el camino
de la vida en realidad,
trazó la penalidad
del pobre trabajador
como trazó al gran señor
la
dicha y la comodidad.
|
2ª
En el libro de la vida
todo lo dejó trazado
diciendo que el educado
nunca hace mala partida.
Las personas distinguidas
demuestran sus condiciones
respondiendo a sus acciones
porque saben lo que hacen
y a todo el mundo le placen
sus
íntimas relaciones.
|
3ª
No cabe duda, es verdad,
que Dios dio al hombre el poder
para hacer y deshacer
a su libre voluntad.
Según su capacidad
hace el hombre de su parte,
la cultura la reparte
en el mundo cada día,
unos para hacer tonterías
y
otros para obras de arte.
|
1901. Nace en Telde, Tamaránt (Gran
Canaria) Fernándo González. Estudió Letras en Madrid y Sevilla (España)y
ejerció como catedrático de Literatura en distintas ciudades españolas, como
Valladolid, donde dirigió la colección de poesía Halcón. Empezó a dar a conocer
sus poemas hacia 1916. Fallece en Barcelona (España) en 1972. Algunas de sus
obras son: Canciones del alba (1918), poesía.Manantiales en la ruta
(1923), poesía. Hogueras en la montaña (1924), poesía. El reloj sin
horas (1929), poesía. Piedras blancas (1934), poesía.Ofrendas a
la nada (1949), poesía.
1991.
Fallece en Santa Cruz de
Tenerife, Andrés Almenara natural de
Hermigua, La Gomera.
Barítono. Se proclamó finalista
del programa popular "Lo mejor está en el barrio". Más tarde pasó a
ser semi - profesional en la interpretación de tangos, y artesano de
instrumentos de cuerda. Fue componente del Concierto Lírico de Tenerife y solista
de la Agrupación
Lírica de la
Zarzuela.
1901.
Viene al mundo
en Telde, Tamaránt (Gran Canaria) Hilda Zudán. Pseudónimo de María Suárez
López. Marcha a Madrid (España) para estudiar Filosofía y Letras. Al completar
sus estudios, centra su labor investigadora en la novela picaresca. De vuelta a
su Telde natal, se encargó de dinamizar la vida cultural con tertulias y
distintas actividades, entablando amistad con Montiano Placeres y Saulo Torón.
Al acabar la Guerra Civil
de los españoles, abandona Tamaránt (Gran Canaria) y peregrina por distintas
ciudades europeas y sudamericanas. Su rastro se pierde tras hacer escala en
Tamaránt (Gran Canaria) el barco que la llevaría rumbo a Montevideo y Buenos
Aires. Se conservan tan sólo fragmentos de su prosa poética que no llegaron a
ver la luz en forma de libro hasta un reciente estudio de Antonio González
Padrón. Fallece en Buenos Aire, Argentina en la década de los 50. Obras: La novela picaresca y el
pícaro en la literatura española (1926), ensayo.
1991.
Santa Maria de Guía, Gran Canaria
Estamos en 1991,
quinientos años después. Atrás quedan hechos que engrandecieron a Santa María
de Guía. Quedaron esos personajes que destacaron en todos los ámbitos sociales
y convirtieron la ciudad en la antesala de la cultura y progreso canarios. Sin
duda, no es el momento de dar la espalda a la historia y la ocasión es propicia
para tomarla como ejemplo, para soñar con ella y recordar a un pueblo que,
venciendo todas las dificultades, emergió pujante desde su nacimiento gracias
al esfuerzo y tesón de quienes aportaron sus conocimientos para mantener el
prestigio y ese lema de Estrella y Guía de Gran Canaria que bien se lee en su
escudo heráldico.
Guía siempre ha estado luchando.
Repasar los siglos de su historia arroja páginas plagadas de hechos
significativos. Sin embargo, como bien decía en el año 71 el investigador
Miguel Santiago –aun están sin recuperar para la ciudad sus valiosísimos
trabajos en poder del Cabildo Insular de Gran Canaria—“parece como si hubiese
dormido en los laureles y se haya quedado estática y sin deseos de mejor
progreso”.
La que ahora padece no es la
primera crisis, ni tan siquiera la más importante. A lo largo de los siglos, la
ciudad ha alternado su engrandecimiento con continuos embates que, conocidos,
hacen que la miremos con la cruda realidad del presente y esperanzas de cara a
un futuro. Fue pionera con las mejores viñas de la isla y los ingenios de
azúcar, que cayeron, dieron paso a la cochinilla y luego a las plataneras, para
en la actualidad debatirse nuestra agricultura entre una sequía que no es nueva
y la incertidumbre de los cultivos alternativos.
Como auténticas plagas, Guía
recibió los azotes del “vómito negro”, en 1750; la viruela, años 1.758 y 1.780:
el cólera morbo, en 1851; o la fiebre amarilla, responsable del 68’9 por ciento
de los fallecimientos entre la población en el año 1811.
No se libró de la langosta, en
los años 1757, 1.782, 1811 y también en nuestro siglo, recogiéndose en las
crónicas que fue en 1757 cuando la población ofrecía “misas, pláticas y
exorcismos” para ahuyentar de sus tierras el devorador insecto africano. (Sería
interesante que, los investigadores, ahondaran mucho más en las crónicas de
entonces, a fin de lograr el verdadero origen de las Fiestas de las Marías, sobre
el que aún hoy no terminan de ponerse de acuerdo).
La sequía, los fuertes calores
del verano y las plagas de cigarras, arruinaron muchas veces los campos
guienses, recuperados muchas veces gracias al sacrificio de nuestros
agricultores y ala generosidad del cielo que allá por el año 1.808, dio uno de
los mejores inviernos que vivió la zona, “con abundantes lluvias, vientos,
nieves y tempestades”, como señalaban las crónicas de entonces.
La emigración, que saltó con
fuerza allá por el año 1.755, fue el reflejo de las crisis que sufrió la ciudad
a lo largo de su historia. Mucho más insistente, con puntos de destino
generalmente a Cuba y luego, a Venezuela, entre los años 1.849 y 1.860. El
Archivo municipal recoge detalles concretos y contabiliza, en aquella época 493
emigrantes de Guía, de los que 331 habían abandonado la localidad en familias.
Si tenemos en cuenta que las cifras descritas se refieren exclusivamente a
quienes dejaron la isla con todos los permisos oficiales, habrá que pensar en
un número más elevado de emigrantes de Guía en aquella época, optando por la
clandestinidad como otros muchos canarios. Santiago Betancort Brito)
1901.
Algunos colonos y criollos europeos no
españoles que han tenido alguna notoriedad en la colonia de Canarias, durante diversas
épocas.
El encuentro de Luís Valera Delavant con Bernardo Cólogan
y Cólogan en Pekín
”Luís Valera y Delavat [1870-1926], diplomático y escritor, fue enviado, en julio de 1900, por el gobierno de España a China como secretario, con poderes especiales, para defender en solitario los intereses españoles durante la revuelta de los Bóxers. Desconocedor del idioma y sin medios, se dedicó a analizar y comentar todo cuanto ocurría durante esos meses en China. Irónicamente, Luis Valera sería la única fuerza enviada por España a dicho país durante la guerra de los bóxers.
Luís Valera, marqués de Villasinda, era hijo del escritor
Juan Valera y Alcalá-Galiano. Estuvo casado con la hija del duque de Rivas,
María de la
Clemencia Ramírez de Saavedra. Antes de viajar a China estuvo
en las embajadas de Bruselas y de Viena, y con posterioridad fue ministro
plenipotenciario en Tánger [1911-1913]. En 1916 fue embajador en Rusia, donde
vivió la revolución y caída de los zares. Luego en Lisboa y, finalmente, ante la Santa Sede.
De su viaje a China escribió un libro de memorias que
publicó a modo de diario en el cual relata la experiencia de su paso por aquel
país: Sombras chinescas. Recuerdos de un viaje al Celestial Imperio, en
el que se cita profusamente a Bernardo Cólogan y Cólogan. De este libro extractaremos
dos pasajes muy reveladores sobre la personalidad de Bernardo, el embajador de
España en los 55 días en Pekín, del que en breve comenzaremos a conocer la
extraordinaria vida que tuvo. Y a quien la memoria dejó en el olvido. Pero como
será por poco pues el mismo se ocupó de que no se olvidara su gesta. Y el que
escribe tiene la responsabilidad de darlo a conocer.
Antes de transcribir lo que Luis Valera vio cuando llegó a Pekín, transcribimos la carta que le dirigió el marqués de Aguilar de Campoo en la cual le ordena dirigirse a China y ponerse en contacto con Bernardo Cólogan.
Minuta al Señor Don Luis Valera y Delavat, Marqués de
Villasinda, Secretario de 1ª Clase, nombrado, en la Legación de S. M. en
Pekín.
Palacio 2 de julio de 1900
Las circunstancias verdaderamente extraordinarias, en
las cuales emprende V. I. su viaje á Pekín, para tomar posesión del destino de
Primer Secretario de aquella Legación de S. M., exigen que sean por escrito las
instrucciones que en otro caso se le hubiesen dado de palabra.
Adjuntas hallará V. I. copias de la comunicación que
con fecha 7 de Junio último se remitió a los Embajadores de España en San
Petersburgo, París, Londres y Berlín solicitando su apoyo para nuestra Legación
en Pekín y también de las contestaciones dadas por estos cuatro gobiernos.
Posteriormente los Sres. Embajadores de Austria y de
Italia en Madrid me han visitado para manifestarme su sentimiento, por no haber
sido favorecidos con igual solicitud. He desvanecido los efectos de esa
susceptibilidad, asegurando a tan dignísimos Representantes de Gobiernos amigos
de España, que en los momentos en que me dirigí á los otros Embajadores, se
ignoraba en Madrid que existieran en China, tropas de mar ó tierra de Italia y
de Austria; pero que desde luego agradecía profundamente y me honraba aceptando
los generosos ofrecimientos, tanto más de estimar, cuanto que, España, que
acaba de salir de luchas sangrientas en las cuales, la suerte no le ha
favorecido, no puede coadyuvar á la obra civilizadora que estas Naciones han
emprendido en el Extremo Oriente, luchando contra las preocupaciones del
fanatismo y el culto á la inamovilidad.
Se ignora en los momentos que escribo estos renglones,
cual ha sido la suerte de nuestro Ministro en Pekín, la de los misioneros que
puedan existir en China, la de nuestros representantes consulares y, en una
palabra, la de todos los intereses que tenemos en aquel inmenso Imperio.
No por ser estos menos considerados que los que España
tiene en otros puntos del globo, ha dejado el Gobierno de S. M. de preocuparse
hondamente de la situación creada a nuestros nacionales y entiende que deber de
la Madre Patria
es, el amparar el nombre español, allí donde se encuentra, aunque esté
representado por una sola persona.
Las últimas noticias que he recibido indican que todas,
menos tres, de las Legaciones existentes en Pekín, han sido destruidas y
asesinado el Ministro alemán. Añaden que el Virrey de aquella provincia de
Shanghay [sic], había recibido un decreto imperial, ordenándole atacar a
las tropas europeas.
Ante una guerra inminente cuya importancia y gravedad,
no puede estimarse, si Dios no quiere librarnos de los estragos, empleando
procedimientos que los hombres no tienen en su mano, y de que solo la Providencia dispone,
es imposible dictar a V. I. reglas fijas de conducta, pero sí es conveniente
que la discreción tenga algún guía y conocimiento de los deseos del Gobierno de
S. M.
Son estos, por las circunstancias, a que antes he
aludido, permanecer alejados de una lucha, en la cual el interés que pudiera
tener, es muy inferior al que reclama su atención en puntos más cercanos.
Procurará V. I. desde luego, anunciarme su próxima llegada á los puntos en
donde el vapor que le conduzca haya de tocar, para dirigirle por telégrafo las
instrucciones que puedan ser necesarias.
Por lo pronto deberá V. I. detenerse en HongKong, donde
y según R. O. que se le acompaña, tomará posesión de su cargo y desde allí, en
vista de las circunstancias, decidirá su ida á Shanghai ó consultará por
telégrafo. A ser posible, marchará al mismo Yakú [Chang Kung] con objeto de
adquirir noticias del paradero de nuestro Ministro en Pekín, Señor Cólogan, si
es que antes no las hubiere conseguido.
Cuando se reúna V. I. con este digno diplomático, le
hará presente cómo el Gobierno y la
Patria entera, siguen con atención intensa, todas las
circunstancias en las cuales se ha hallado, desde que estalló la sublevación,
de los bóxers, á principios de Junio, y le manifestará que si, no le he
dirigido antes de ahora, otros telegramas, era por la seguridad de que habría
de llevarle los documentos que acompañan a estas instrucciones.
Nuestra Legación en Pekín, ocupa un edificio propio de la Nación española, por tanto
si hubiera sido destruido, y el Señor Cólogan, no hubiera tenido medios de
protestar, deberá V. I. hacerlo enérgicamente, presentando las reclamaciones
que sean conducentes á obtener la indemnización de daños y perjuicios, así como
por todos los que, en las personas y en los bienes, se hubieran irrogado a
nuestras nacionales, por las tropas de aquel Gobierno ó por las hordas que el
mismo hasta cierto punto contiene.
Si no pudiera V. I. reunirse con el Señor Cólogan y se
viera obligado á tomar la representación de España, podrá verificarlo, haciendo
siempre la salvedad de no tener otra representación que la accidental que las
circunstancias le encomiendan, por el hecho de ser, después del Señor Cólogan,
la persona más autorizada de nuestra Legación en China, pero subordinando en
todo caso sus actos á los que independientemente pueda ejecutar dicho Señor
Ministro.
Estas instrucciones que pudieran tacharse de
completamente irregulares en circunstancias normales, son las únicas que cabe
dictar en las que nos encontramos.
Procure V. I., por lo demás, consultar y obrar siempre
de acuerdo con las Naciones europeas que he citado al principio de este
documento, las cuales es de esperar que no se dividan en momento alguno, hasta
conseguir el resultado civilizador que se han propuesto. De Real Orden
Firmado. El Marques de Aguilar de Campóo
D. Ventura García Sancho
Después de una larga travesía embarcó en el Puerto de
Marsella hacia China y, tras recorrer un largo y fatigoso camino desde la
costa, Luis Valera llegó en septiembre a Pekín en busca de la zona de las
legaciones europeas situadas junto a la Ciudad Prohibida.
En seguida se despidió de sus compañeros de viaje, dejó sus pertrechos en la
legación francesa y se encaminó hacia el edificio de la embajada española, en
el cual los soldados le indicaron que también se encontraba en él el embajador
francés Mr. Stephen Pichón.
En Pekín. Mi entrada. Primeras impresiones:
Pasado un puente igual y paralelo a aquel de donde
veníamos, doblada la esquina y entrando en una calle de aspecto casi europeo y
mas limpia que las que habíamos seguido hasta entonces, nos paramos, pocos
pasos mas allá, al pié del mástil en que ondeaba la bandera Española y delante
de un pórtico de estilo chinesco, a la sombra del cual, debajo de un escudo con
las armas de España, estaban dos cantilenas, soldados franceses de infantería
de Marina, con uniformes azules y blancos y yelmos de corcho. Dichos soldados
[…] nos dijeron que el señor Cólogan estaba en casa y que también lo estaba M.
Pichón, Ministro de Francia en Pekín, el cual se alojaba entonces en la Legación de España por
haber quedado la suya en gran parte destruida durante el sitio del Barrio
Diplomático.
A las voces de entrez, entrez, dichas en francés por
una persona que estaba en el interior de la casa, abrí la puerta, atravesé una
antesalilla, y por otra puerta abierta de par en par en el fondo vi un
despachillo muy reducido, lleno de legajos y papales sueltos.
Ya conocía yo a mi jefe, a quien había tenido el gusto
de ser presentado en Madrid pocos años antes, a su paso de Colombia para China,
y ya sabía él que debía yo entrar en Pekín de un momento para otro, pues, no
obstante lo dificultosas que estaban las comunicaciones, logré durante mi
estancia en Tientsin, mandarle aviso de mi próxima llegada.
Y dicho esto, dejaré al lector que se figure los pormenores
de todo aquello de que, después de darme el Sr. de Cólogan cordialísima
bienvenida y yo a él mi enhorabuena por haber salido milagrosamente ileso de
tantos peligros, estuvimos hablando él y yo durante largo rato y con frases
atropelladas: noticias de familia, horrores del sitio, peripecias de mi viaje,
sucesos de España y del mundo, revuelta situación de la China, política y
diplomacia, etc., etc.
No vendría a cuento el tratar extensamente aquí de
todas esas cosas, y por tanto me las callo; pero si quiero referir, antes de
terminar este capítulo, un hecho que creo poco conocido y que, en mi corto
entender, parecerá al público tan curioso como interesante, porque es de los
que, como de un rasguño, pintan el alma de un hombre.
Ello es como sigue. Al cabo de una hora o dos de
conversación, mi jefe, en cuyo rostro había dejado algunas huellas sus
recientes sufrimientos y privaciones, sobrellevadas con heroica entereza, me
enseñó unos papeles de música, diciéndome con la mayor sencillez del mundo, como
si de nada de particular hubiera en lo que me refería; «Aquí tiene usted un
vals que compuse a ratos durante el sitio, y que cuando usted entró
estaba yo limando y puliendo para copiarlo en limpio y mandarlo a mi hija, a
quien lo dediqué como recuerdo de lo ocurrido».
Maravillado me quedé al oír a mi jefe, y más
maravillado aún, cuando, cediendo por fin a mis ruegos, tocó mi jefe ese vals,
llamado el Vals de los bóxers, tan lleno de vida, de animación y de brío, a
pesar de estar compuesto en horas de terrible angustia, durante las cuales, a
menos de un milagro, parecía inevitable la muerte.
Pero ese vals, por cuyo ritmo discurren las esperanzas
de socorro y el indomable espíritu que sostenían a los asediados extranjeros, a
la vez que parecen oírse en el los gritos de los bóxers, el silbido de las
balas, el sordo rumor de los incendios, el derrumbamiento de los muros de
defensa, el estampido de los cañonazos y, por último, la marcial y triunfante
entrada en Pekín de las tropas salvadoras; ese vals, repito, hubo por dicha de
ser tocado muchas veces durante el invierno y la primavera siguientes entre los
escombros y ruinas de las Legaciones y en los antes vedados kioscos y templos
de los jardines imperiales, para que a su compás bailasen no pocas de las personas
que habían pasado el sitio y que ya tan solo lo recordaban como una horrible
pesadilla…
Más adelante sigue diciendo:
… Ya para terminar este capítulo, añadiré tan solo que,
así como el barrio diplomático representó durante el sitio valerosísimamente a
España, el Sr. de Cólogan, quien con su serenidad, sus palabras y su levantado
ánimo infundía bríos y reconfortaba a sus compañeros de privaciones y
peligros….” (Carlos Cólogan
soriano: - Extraído del libro de Luís Valera Delavat: Sombras chinescas. Recuerdos
de un viaje al Celeste Imperio que saliera para Beijing en 1900. Editorial
Nausicaá. 2004
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