sábado, 1 de febrero de 2014

CAPÍTULO XLV-VI



Hoy es un día especial, celebramos el artículo número 500 de la serie “Efemérides canarias, una historia resumida de canarias”, con una media de diez paginas por articulo tenemos 5000 paginas de Historia pre y colonial de nuestra matria, me consta que un extenso grupo de seguidores en Facebook los  archivan  como fuente documental, ello, justifica por si solo plenamente el trabajo, tiempo y dedicación empleados en las consultas e investigaciones documentales y bibliograficas llevadas a cabo durante veinte años.

También mi agradecimiento a los visitantes de mi blog “La gaveta de Aguere” por el interés mostrado por el mismo ya que en poco más de un año ha recibido más de 78.000 visitas, ello a pesar del boicot impuesto a la misma por la administración de Facebook.

A todos un Guarca de gracias, por el interés mostrado por nuestra historia y tradiciones, abrigo la esperanza de que cuando celebremos la publicación del articulo 1000-si antes no he emprendido mi viaje al Seno de Magek-que lo hagamos escribiendo sobre la historia pos-colonial de nuestra matria.

Archipiélago Canario, 2 n wanfuy n tallit taynay tagwancet.




EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1841-1850

CAPÍTULO XLV-VI


Eduardo Pedro García Rodríguez

1845. La Junta de Comercio de Añazu en Chinech (Santa Cruz de Tenerife) encargó al técnico de obras públicas Pedro Maffiotte, conocedor de las nuevas técnicas en el corte de prismas para la escollera, la formación de un nuevo dique más seguro.
1845. A medida que avanza el siglo XIX el muelle del puerto de Añazu n Chinech (Santa Cruz de Tenerife) había quedado mermado en su capacidad para acoger el aumento del tráfico y del comercio.
1845. Se desarrolla en el Municipio de La Oliva, Erbania (Fuerteventura) el cultivo de los nopales (tuneras), lo que permite comerciar con la cochinilla (base de un valioso tinte usado en la cosmética y textiles. Este cultivo fue próspero en algunas zonas del Municipio, permitiendo la aparición de algunas nuevas familias hacendadas.

1845.
El gobierno militar del Puerto de Arrecife,  isla Lanzarote, estuvo a cargo de uno de los oficiales de Milicias vecinos del pueblo, sin renta ninguna. Entre éstos, quien más años lo ejerció, a lo menos desde 1806 a 1819, fue el Cap" Dn. Ginés de Castro, «el viejo», el cual solía también ser alcalde, o su hijo al propio tiempo. Y en 1803-4, lo había sido Dn. Luis Cabrera. Pero desde 1835, D". Víctor Feo natural de esta isla, teniente coronel de Caballería que sirvió en España, vino de gobernador de su patria y fijó su residencia en el Puerto. Es hijo del coronel Dn. Josef Feo, gobernador que fue de dicha isla, durante los tumultos acaecidos el año de 1810. Dn. Víctor es persona digna de aprecio, y le nombraron para diputado a Cortes en el año 1840, lo cual no llegó a efectuarse por las mutaciones sobrevenidas en la península: Véanse los Boleti­nes Oficiales N.° 77 de junio, 27 y N.° 81, de julio 6, de dicho año 40: cuyo documento es ingenuo a su respecto. Pero esta convenien­cia del gobierno en el Puerto de Arrecife, tuvo su tornavuelta según luego vere­mos.

Tiene además de la Compañía de Artillería miliciana para servi­cio de los Castillos, algunos pocos fusileros para los lances repentinos que se ofrezcan. Y en los de 1827 a 20, guarneció a este pueblo un destacamento del Regimiento peninsular titulado Albuera, siendo la primera soldadesca de fuera de la isla que la hubiese custodiado.
La Alcaldía o Capitanía de Mar, ha tenido funcionarios más de­terminados y permanentes, subiendo de categoría a proporción que ha crecido el pueblo y su comercio, según lo demuestra la lista que tenemos con las épocas en que estos sujetos ejercieron. En 1812, que tenían una lancha muy cómoda y aseada en la cual iban a visitar las naves que aportaban, cuando todavía en la ciudad de las Palmas de Canaria, y el Puerto de la Orotava lo hacían en cualesquiera barquichuelo pescador. El número de matriculados a sus órdenes pasa de 250, suma considerable con respecto a la población.
2 bergantines; 2 bergantines goletas; 9 goletas y balandras. 49 barquillas de vela y remos, 1 bote y 1. Lanchas totales, 19 de cubierta y 51 sin ella. De estos últimos a excepción de 4 a 5, pertene­cientes al puerto de Papagayo, y 2 a 3 dichos al de Arrieta, los demás corresponden al Puerto del Arrecife.  (J. Álvarez Rixo, 1982:91-96)

1845 Mayo 30. En la parroquia madrileña de San Marcos (España) se estrena una «Salve» del compositor lagunero Eugenio Domínguez Guillén a toda orquesta y dos coros. Era la primera gran obra de Domínguez, nacido en Eguerew (La Laguna) en 1822. Desde niño se inició en los estudios de solfeo y a la edad de quince años lo nombran organista de la parroquia de la Concepción. Después de oír la «Salve», el principe Carini le propuso que se trasladara a Nápoles para mejorar su técnica. Allí escribió notables romanzas, como la que dedicó a la princesa Carini, que se cantó en el teatro de San Carlos por parte del tenor Severini. El exceso de trabajo afectó a su salud y, a instancias de sus amigos, decidió regresar a Chinet (Tenerife) para intentar recuperarse. Sin embargo, la tísis que padecía se agravó al llegar a Cádiz (España), falleciendo en Puerto Real el 1 de diciembre de 1846.

1845 Junio 1. Se crea la Sociedad Filarmonica de Winiwuda n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria) tuvo como primer Presidente a D. José Afonso Álvarez, licenciado en Derecho y consumado violinista, y como director de la orquesta al Maestro Benito Lentini, nacido en Italia, residente en nuestra ciudad desde 1815, donde llegará a ocupar el cargo de maestro de capilla de la Catedral de Las Palmas, siendo un virtuoso del piano y gran compositor orquestal.
El primer concierto se celebra el 6 de Noviembre de 1845, con el objeto de recaudar fondos para mejorar el instrumental de la orquesta y completarlo, así como adquirir sus enseres, repertorio, etc. Se interpretaron obras compuestas por músicos europeos y de jóvenes compositores canarios, como D. Agustín Millares Torres, secretario de la recién fundada Sociedad, que tuvo que realizar a mano el primer programa debido a la escasez de fondos. Este concierto fue un rotundo éxito y cinco semanas más tarde se efectuó el segundo concierto, donde ya se atrevieron a interpretar la Segunda Sinfonía de Beethoven. Pocos meses después fallece el Maestro Lentini y ocupa su puesto Gregorio Millares Cordero, que ya era Maestro de Música.
En los años siguientes se sufren una serie de reveses con la dirección de Gabinete Literario, que coinciden con la marcha a Madrid (España) de Agustín Millares a perfeccionar sus conocimientos musicales.
A su regreso, Don Agustín se encuentra a la Filarmónica en franca crisis, y gracias a su energía y a su disposición para la docencia musical logra recomponer la orquesta, que en el año 1855 en el Teatro Cairasco estrena su zarzuela Elvira con un éxito impresionante que logra que se repitan hasta once funciones, produciendo un beneficio económico de 15.000 pesetas, que se embolsa totalmente el Gabinete Literario. Este hecho lleva a Don Agustín a realizar su proyecto de desvincular del Gabinete Literario a la Filarmónica, y lo consuma con lo nuevos estatutos de Diciembre de 1855, que culmina en la separación definitiva.
Millares Torres pensó darle un impulso definitivo a la Filarmónica estrenando en 1856 otra zarzuela de mayores proporciones y música más escogida que Elvira, y así nació la llamada Pruebas de amor, cuyo estreno tuvo lugar en el Teatro Cairasco el 21 de Mayo de 1856, el recinto no se llenó del todo y sólo se dieron dos funciones, siendo el beneficio modesto. Este fue el primer toque de atención de la población de Las Palmas al personalismo de Millares, cuya desvinculación del Gabinete no debió parecer tan bien a todo el mundo, además a causa de la mayor competencia de otros profesores de música, que redunda en una disminución de la entrada de ingresos por la docencia, y defraudado por el poco entusiasmo que mostraban muchos compañeros filarmónicos, decide en el año 1860 incorporarse a la carrera de notario, lo que le dio un giro importantísimo a su economía, en detrimento de su dedicación a la música. Al mismo tiempo aparecen otras formaciones musicales que obtienen un cierto éxito, pero el maestro Millares no abandona su labor al frente de la orquesta ni a sus socios, y sigue además con su trabajo en la Catedral, organizando en 1862 dos grandes conciertos públicos con su Filarmónica.
En el año 1863 abandona su compromiso al frente de la capilla de música de la Catedral de Las Palmas, y se firma un contrato con el cabildo Catedral y el Ayuntamiento para asistir con la música a una serie de solemnidades litúrgicas a lo largo de todo el año; la renuncia del maestro y la firma de este contrato posibilitó y garantizó la financiación permanente de la orquesta, dando una mayor estabilidad y continuidad a la Sociedad Filarmónica. En este marco compondría Millares Torres la última de sus grandes obras religiosas: el gran Miserere a 4 voces y orquesta estrenado por la Filarmónica en la Catedral en mayo de 1864. (Lothar Siemen)
1845 Agosto.
El número de casas altas existentes en el Puerto de Arrecife (Lanzarote),  son 28, construidas con bastante lujo y aparato: más de 15, dichas terreras bien dispuestas y claustradas. Las demás de población también bajas a causa de la carencia de maderas, tienen la conve­niencia conforme a la posibilidad de sus dueños. Parte de las calles están empedradas y muchos trozos de sus aceras baldosadas. La calle de la Marina transitable y resguardada con su parapeto o muralla en que entresalen dos muellecitos a proporcionadas distancias; el uno de ellos (frente N.O. del castillo) se ha denominado de King, por ha­berlo construido en 1814, un inglés de este apellido. El otro situado más al naciente, quedó formado por casualidad, en el cimiento de una destila que fue de Travieso. En el barrio de las Marcas está una aseada pescadería. (J. Álvarez Rixo, 1982:56)
1846.
Aunque las ostras indicadas en el epígrafe no son producto co­nocido de las riberas del Arrecife (Lanzarote), como sus moradores se han regala­do con ellas y arrojaban sus conchas allí, lo cual en las edades veni­deras se tendrá por indicio de que se producían en este paraje, será oportuno dar noticia de este raro marisco. Críase a 4 leguas al O. del Arrecife en J anublo, que fue puerto, y el volcán de los años 1730 a 35 le rodeó de tal modo que le dejó en figura de lago, o sea charco como hoy le llaman. En él se zambullen algunos buzos campestres, que buscan y sacan de su fondo dichas ostras, las cuales llevan a ven­der a los pueblos, por lo regular en vísperas de festividades. Su pre­cio el año 1810, era dos reales plata o un tostón cada media almud colmo. Después ha ido subiendo de valor, y minorándose su número en tal forma, que a la época presente de 1846, hemos sabido quedan muy pocas o ningunas. Esto no nos parece extraño, porque a proporción que ha aumentado la población han crecido los consumidores, y como no se tomó providencia para prohibir su extracción del char­co por algunas temporadas, se ha casi perdido una de las curiosida­des naturales de la isla, pues no le hay en ningún otro punto de ella, ni de las demás Canarias. Es marisco sano y delicadísimo, en tanto grado, que quien una vez lo coma siempre la solicita como pueda, y he aquí otra de las razones porque se ha ido acabando. El tamaño de dichas ostras denominadas en el país cagetas, es de una a dos pulga­das de diámetro, pero las tan grandes no eran muchas. Su color blanco por dentro, pardo claro por fuera, y su labor semicircular estria­da. Cuando había abundancia se llenaban de ellas botijas de rico es­cabeche que se enviaban de regalo a Canaria, y Tenerife. Pero vivas, a pesar de la precaución de llevarlas en un saco dentro del mar col­gando del barco, no era fácil llegasen buenas. Sin embargo, en enero de 1822, se logró, y comí algunas en este Puerto de la Orotava (Tenerife), por lo fresco de la estación y prontitud del viaje del barquito que las tomó en Janubio mismo.

También en las riberas del Arrecife se produce o bien arroja el mar, el alga marina que allí llaman cebas, y en Europa con el nom­bre escocés de Kelp, el cual calcinado suple por barrilla. En Lanzarote ya lo saben, y lo usan para adulterar la verdadera, con pérdida de la reputación, y del comercio. (J. Álvarez Rixo, 1982:91-92)
1846. La profunda depresión de 1832 a 1846 provocaron en la isla Erbania (Fuerteventura) un tremendo embate en el que se pondría definitivo fin a un fugas periodo bonancible, durante el cual se crearon condiciones idóneas para la vida en la nueva capital de la Isla, Puerto de Cabras, nominado por Millares Cantero, puerto de la barrilla, juntamente al de la isla próxima, Arrecife. Estos años depresivos económicamente, producen la cruel realidad de intenso dramatismo, y al respecto en el artículo aparecido en las I Jornadas, Puerto del Rosario, 1987,  Manuel de Paz Sánchez nos dice: "Más allá de las cifras, el historiador tiene que aprehender el sufrimiento que provocan la miseria y el hambre, más difícil si no imposible de cuantificar". La despoblación, consecuencia de esta emigración a la fuerza, continúa en provecho de ciertos sectores dominantes. Millares Torres, Agustín, Libro V, ya citado, nos dice: "veamos como - un tal Cristóbal - y Pedro Manrique de Lara, capitalizaron en su provecho la calamitosa etapa, plagas de langosta en 1844-45, que afectó a todas las Islas, crisis provincial, fiebre amarilla en 1847, con cierre de puertos, amen de otras desgracias, convirtiéndose, en su virtud, en terratenientes, incrementados sus haberes por herencias. En el año 1840, el más calamitoso de todos, aumenta el número de compras, muy superiores al año 1835. Quiere esto decir que los que vendían, fueron en mayor número los pequeños campesinos que entregaban sus escasos bienes, modestas herencias, pequeños lotes de tierra, aljibes, casas, etc., a más bajo precio del efectivo, tanto para poder subsistir como para poder emigrar a las islas centrales, La Palma, o Tenerife en especial, o hacia América a Cuba, principalmente. Las familias acomodadas también cedían estas propiedades, Berriel, Ocampo, Rugama, Del Castillo, obligados para hacer frente a las adversas circunstancias. Sólo en los meses de junio y julio de dicho año, se contabilizan la llegada de 303 pasajeros procedentes de Erbania (Fuerteventura) al Puerto de Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife), que huían del hambre y de la sed.
1846. Teniendo conocimiento La Junata de Comercio que en las obras del puerto de Argel se estaba ensayando una técnica nueva, que consistía en formar escollera con prismas artificiales que se podían fabricar en el mismo lugar de las obras. La Junta de comercio envió a Pedro Maffiotte para que  estudiara en Argel y en varios puertos de Francia este nuevo procedimiento. Al volver, Maffiotte puso en práctica el mismo sistema: el primer prisma artificial fue arrojado al mar el 10 de febrero de 1847.
1846 Abril 15.
Juan Álvarez y Juan Padrón pescadores lanzaroteños descubrieron, Boletín Oficial N.° 31 de julio 8 de 1846, un bergantín, (Defensa de Moes, p. 31), anegado en las inmediaciones de la isla Graciosa a cuyo puerto la condujeron dando parte al subdelegado de Marina del Arrecife. Hallóse ser perteneciente a Londres, según su letrero de popa, y su nombre Hope (Esperanza) cargado de pacas de duelas dobles, y tablones de pino, cuyos efectos designan proceder del Báltico o puertos inmediatos. Este suceso ha dado lugar a un ruidoso expe­diente, pasando el comandante de Marina en persona a Lanzarote con su asesor, que depuso del empleo al subdelegado capitán de Puerto Dn. Tomás de Moes, pero este ganó el proceso cumplida­mente. (J. Álvarez Rixo, 1982:154-155)

1846 Abril 11. Los vecinos de La Aldea de San Nicolas, Tamaránt (Gran Canaria) reciben otro duro golpe por parte de la oligarquía española y criolla. El pleito de las aguas de Tejeda no había acabado aún pues los vecinos de aquel pueblo no habían dejado de quebrar el curso de estas aguas, lo que era más ostensible en los ciclos de sequía. Pero, nuevamente, a pesar de varios amotinamientos de los regantes de Tejeda, las resoluciones judiciales habidas en la primera mitad del siglo XIX, fueron claras en favor de la vinculación de estas aguas con las tierras de la gran hacienda de La Aldea y confirmadas cuando el Juzgado de Primera Instancia de Guía dio la última y definitiva sentencia a favor de la Casa Nava-Grimón, el 11 de abril de 1846. Estos derechos fueron inscritos en el nuevo Registro de la Propiedad de Guía en 1871 por la citada Casa, con especificación de todos los caudales de la cuenca, vinculados indivisiblemente con la tierra de la ahora denominada Hacienda La Aldea de San Nicolás, y convertidos en propiedad plena a partir de la ley de aguas de 1879.
1846 Mayo 15. Nació en Tazacorte Isidro Guadalupe Hernández, hijo de Gregorio Guadalupe Cabrera, natural de Titoreygatra (Lanzarote), y de Patricia Hernández Camacho, que lo era de la citada localidad hawarita (palmera). A pesar de haberse doctorado en Medicina y Cirugía, se dedicó primordialmente a la enseñanza. Notable gramático y publicista, emigró a Cuba y de allí paso a París donde fue profesor de castellano y sus obras se declararon "texto oficial" por especial disposición del Gobierno de la República Francesa. Murió en aquel país en 1907.
1846 Julio 26.
Circulaban ya en la colonia las noticias del alzamiento general de metrópoli, y Las Palmas, dominada siempre por el deseo de constituirse en junta independiente de la de Tenerife, creyó llegada la ocasión de pronunciarse por segunda vez y ser por algunos meses árbitra y dueña de sus destinos. Reunióse al efecto su ayuntamiento, presidido por el alcalde don José de Quintana y Llarena, y se dio cuenta de una exposición firmada por don Domingo José Navarro, don Antonio López Botas, don Rafael Massieu, don Francisco Díaz Zumbado y don José Doreste, en la que manifestaban en nombre de la población su vehemente anhelo de adherirse al pronunciamiento de la Península contra la odiosa tiranía del regente, pidiéndole al mismo tiempo que, asociándose a las personas más influyentes e ilustradas de la isla, nombrase una Junta Superior Gubernativa, que administrase los intereses públicos, con independencia de las autoridades constituidas en la colonia, hasta que se instalase en Madrid el gobierno definitivo de la metrópoli. Aprobada con júbilo la proposición, se convocó para las cuatro de la tarde de aquel día una asamblea general en la iglesia de San Agustín, en la que se procuró estuviesen representadas todas las clases de la sociedad, y se nombró una comisión que designara las personas que habían de componer aquella Junta.

La elección recayó en las siguientes: don José de Quintana Llarena, el conde de la Vega Grande, don Antonio Roig, don Manuel Lugo, don Antonio Jacinto Falcón, don Sebastián Díaz, don Domingo José Navarro, don Rafael Rancel y don Antonio López Botas. Nombróse de presidente al alcalde don José de Quintana y de secretario a don Juan E. Doreste. Seguidamente quedó instalada la Junta y se puso en conocimiento de las autoridades de la ciudad. Acordóse reforzar la guarnición con doscientos cuarenta hombres y enviar dos comisionados a Madrid, que lo serían el abogado don Rafael Rancel y el propietario don Manuel Verdugo.

Dos días después, el 28, hizo el vigía señal de un buque que venía de Santa Cruz, reconocido al punto por el bergantín de guerra, guardacostas de estación en aquellas aguas a disposición del comandante general. La adhesión bien conocida de este jefe al partido progresista, su carácter enérgico y batallador y la ignorancia en que estaban todos de los últimos sucesos de la metrópoli, alarmó a la Junta y a la población, temiendo que viniesen tropas a sofocar el movimiento y procesar a los pronunciados. La milicia urbana se reunió entonces en su cuartel, la Junta se constituyó en sesión permanente, convocóse a todos los que pudieran llevar armas y se dispusieron a una desesperada resistencia. Entretanto, el gobernador militar de la isla, que lo era entonces el coronel don Tomás Fajardo, temiendo los conflictos que podían surgir de Órdenes contradictorias, salió con la guarnición de la ciudad y se aisló en el castillo de San Francisco, esperando el curso de los acontecimientos. Súpose enseguida que el guardacostas sólo conducía al segundo cabo don Fausto del Hoyo, que venía de orden del general a conferenciar con la Junta e inmediatamente la tranquilidad renació en Las Palmas.

La verdad era que Carbó prevenía a Fajardo la disolución de la Junta y que éste enviaba secretamente un mensajero al buque para saber con certeza las órdenes de su jefe. Para precaver ulteriores peligros, el pueblo se apoderó de todas las fortalezas de la ciudad y se puso una especie de sitio al castillo de San Francisco, privándole de agua y víveres.

Aquella misma noche bajó a tierra don Fausto del Hoyo y, llevado a presencia de la Junta, manifestó que sus deberes militares no le permitían permanecer por más tiempo en aquel sitio y se retiró. Volvió, pues, a bordo y aquella misma noche regresó en su buque a Santa Cruz.

Como aún se temía que Carbó intentase alguna sorpresa sobre Las Palmas, continuaron las precauciones, aunque Fajardo había ya reconocido a la Junta y vuelto con la guarnición a su cuartel. En defensa de la capital bajó desde Guía el batallón de milicianos y una columna de granaderos, que fraternizaron con la guarnición y fueron muy obsequiados por todos los individuos de la Junta.

Mientras pasaba esto en Canaria, la ciudad de La Laguna, impulsada por los mismos motivos que la de Las Palmas y a pesar de que en Santa Cruz el general estaba dispuesto a sofocar todo movimiento de insurrección, se aventuró a levantar el grito y el 30 de julio nombró su Junta patriótica, que secundase el levantamiento de Madrid y los planes
del ministerio López. Entonces, viendo la capital que sus prerrogativas se hallaban en peligro, apoyada en secreto por el mismo don Fausto del Hoyo, lanzó la población a las calles y dando vivas a la Constitución y a la reina constituyó su Junta con aplauso de todos y consentimiento de la guarnición.

Esta Junta publicó un manifiesto (1º de agosto), dando cuenta a la provincia de su instalación y prometiendo no hostilizar a ningún pueblo de los anteriormente pronunciados, pues sólo anhelaba la unión de todos los elementos liberales.

Amaestrados ya por la experiencia, como en otras ocasiones hemos repetido, los canarios no se durmieron en esta ocasión y embarcaron a sus dos comisionados, Rancel y Verdugo, a fin de continuar el litigio pendiente con Santa Cruz aprovechando el cambio político que ya se dejaba sentir.

La llegada del correo dio a conocer la fuga de Espartero y el triunfo completo de sus enemigos, quedando, mientras el gobierno se reorganizaba, una Junta en cada provincia con el carácter de auxiliar. Solicitando ambas poblaciones este privilegio, continuaron funcionando en sus respectivos distritos esperando una orden superior que las disolviera. Esta orden se hizo esperar hasta el 2 de octubre, en que el buque correo trajo a su bordo al nuevo general don Fermín Salcedo, acompañado del jefe político don Trino González Quijano y del diputado por Las Palmas don Rafael Rancel.

Había éste obtenido, como irrisoria prenda de supremacía, que pasara su Junta a Santa Cruz y allí formase parte de la diputación provincial, aunque sus individuos sacrificasen sus intereses y abandonasen sus respectivas ocupaciones.

No fue, sin embargo, infructuoso el período de soberanía de la Junta. El convento de Santa Clara de Las Palmas se convirtió en una deliciosa alameda y se señaló sitio para un teatro de que carecía la población. Los caminos y montes públicos fueron también objeto de viva solicitud, si bien no hubo tiempo para realizar las mejoras acordadas. Fueron separados de sus destinos el secretario del municipio y el regente de la Audiencia, habiendo sido éste embarcado para la metrópoli. Un Boletín Oficial fue el representante de esta pequeña división territorial.

Con la llegada de las autoridades de que ya hemos hablado y la traslación de la Junta a Santa Cruz (18 de octubre de 1843), volvió la colonia a funcionar regularmente, sin que los odios ni las rivalidades locales hubiesen cesado un solo instante.

También en Santa Cruz la Junta se apoderó del convento de San Francisco, donde desde entonces, por su céntrica posición, se establecieron en sus salones y claustros todos los servicios públicos.

Su muelle fue asimismo objeto de especial predilección. Una subvención anual de 200.000 reales dio un nuevo y poderoso impulso a sus obras, facilitando de este modo las operaciones de carga y descarga y atrayendo allí el comercio colonial y extranjero.

Todavía no había querido comprender Las Palmas que su verdadera supremacía estaba en su puerto, y continuaba gastando inútilmente sumas considerables en sostener en Madrid comisionados y agentes. Mientras la bandera negra ondeara en su muelle, no había porvenir para aran Canaria. (A. Millares, t. 5, 1997)

1846 Julio 27.
Inventario del Castillo de La Torre del Águila, en Titoreygatra (Lanzarote)

“Inventario general de todas las partes que constituyen la citada Torre con expresión de las habitaciones, puertas, ventanas, herrages que hay en ella, cuya descripción particular y estado en que por el Cuerpo de Ingenieros se entrega a la Plaza en el día de la fecha es como sigue:

Entrada principal.- Esta se verifica por una escalera de sillería ordinaria con 9 gradas; al fin de esta escalera hay un puente levadizo de madera de tea que tiene 2 varas y 3/4 de largo por I 1/2 varas de ancho y se halla en muy mal estado, y además le faltan los argollones donde deben prender las cadenas para levantarlo; este puente dá paso á la puerta principal que es de madera de tea de 2 varas l0 pulgadas de alto por I vara 5 pulgadas de ancho con clavos de fachadura y trama de madera por la parte interior y dos
argollas por la exterior, y se halla en buen estado.

Pasillo.- A esta puerta principal sigue un pasadizo de 2 varas y 1/2 de largo por 1 vara 8 pulgadas de ancho, su piso es de losas y el techo de cantería labrada. A la izquierda de este pasadizo hay una puerta de madera de tea con cerrojo y don argollones en buen estado.

Escalera.- En seguida a esta puerta hay una escalera de sillería labrada, compuesta de ocho gradas.

Cuarto.- A la izquierda y al fin de esta escalera hay un marco de luz abierto en la muralla que tiene 3/4 vara y 4 pulgadas de largo por 3/4 de vara de alto: frente á este marco de luz está un pasadizo que comunica á un cuarto de 8 y I/2 varas de largo por 4 y 3/4 de ancho, su piso empedrado y el techo de tablas de tea fundada sobre I6 palos de pino blanco, que están en buen estado; en el centro de la pared del Sur de este cuarto hay un marco de luz con su puerta de madera de tea con cerrojo y dos argollas, tiene 3/4
y media de largo por tres cuartas de alto y se halla en buen estado. Al pié de este marco están dos gradas de cantería.

Calabozo.- A la entrada de este Cuarto y a la derecha se encuentra una puerta de 2 varas de largo por 3/4 de ancho de madera de tea, tiene cerrojo y dos argollas, todo en buen estado y dá entrada á un cuarto calabozo que tiene 3 varas 5 pulgadas de largo, por 2 varas 7 pulgadas de ancho, su techo es de bóveda y piso empedrado.

Almacén de Pólvora.- En la misma linea hay otro cuarto que sirve de almacén de pólvora, enteramente igual al anterior; este cuarto tiene dos hojas de puerta, la primera que está por la parte exterior tiene cerrojo y dos argollas, y la otra que se halla por la parte interior no tiene cerrojo ni cerradura; ambas puertas se hallan en un solo marco de madera de tea y se hallan de buen uso.

Dormitorio de Tropa.- Enfrente de la puerta principal que dá entrada á la Torre, hay un cuarto largo que sirve de dormitorio á la tropa, tiene 9 varas y I/2 de largo por 9 varas de ancho, su piso es la mitad de losas y la otra mitad de tablas de tea que se halla a medio uso y su techo es de bóveda.

Enfrente de la entrada hay un marco de luz embutido en lo grueso de la
muralla que tiene 5/4 y I/2 de largo y 1 vara de alto.

Cuarto.- A la entrada de este cuarto y á la derecha hay otro cuarto pequeño que tiene 3 varas de largo por 2 I/2 varas de ancho, su techo es de bóveda y piso de losas, la puerta es de madera de tea con llave y cerradura "desconchada".

Cuarto.- A la izquierda se encuentra otro cuarto enteramente igual al descrito, la puerta es de madera de tea con llave y cerradura en buen estado.

En el cuarto grande que sirve de dormitorio á la tropa hay cuatro piezas de madera dos de tea y dos de pino blanco que sirve para colgar la ropa; de las dos últimas una está casi inútil y las demás se hallan en buen estado.

Explanada.- En el pasadizo principal y á la derecha, hay una escalera de sillería labrada compuesta de 18 escalones de dos tramos que conduce á la explanada, cuyo piso es de losas; el parapeto que circunda esta Torre tiene una vara de alto menos 2 pulgadas.

Común.- En el ángulo del Este se halla el común de tropa embutido en el grueso de la muralla. Algibes.- En este mismo ángulo y en el opuesto, hay en cada uno un algibe de figura redonda capaz de diez pipas cada uno.

Campanario.- En el ángulo Norte hay un campanario pequeño, sin campana.

Molinete.- A la izquierda de este campanario, se encuentra una escalera compuesta de seis gradas que conduce al paraje donde se halla el molinete y dos cadenas de hierro para levantar el puente, y están en buen uso.

Bandera.- Al pié de esta escalera está un cepo de hierro donde se coloca
el asta de la bandera, pero no tiene palo. Algibe.- Enfrente de la fachada principal y á distancia de cien varas, hay un algibe de figura redonda capaz de cincuenta pipas: tiene seis vigas de tea de siete varas y cuarta cada una y está cubierto de piedras.

Las paredes asi interiores como exteriores de esta Torre, se hallan en buen estado y solo necesitan albeo, particularmente la parte interior.

Lanzarote a 27 de Julio de 1846

El Celador de Fortificaciones
Basilio Cabrera.
(En: José María Pinto y de la Rosa. 1996).
Imagen: Plaza de la Junta Suprema de Canarias, La Laguna.

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