El viajero italiano Benedetto Bordone, que pasó por las
islas Canarias en la primera mitad del siglo XIV, nos dejó una breve
descripción de sus habitantes y costumbres entre las que recoge la figura del
mensajero al “más allá” en los siguientes términos: “...que la menor de
ellas es de circunferencia de 90
millas, pero aquellas, que habitan los infieles son de
muchos mayores, e de pueblos más abundantes, y sobre todas las otras la Gran Canaria, en la
cual se encuentra alrededor de ocho mil almas, más o menos, y después de esta
Tenerife, después sigue La Palma,
que poca gente conoce no obstante isla bellísima, y todas tres fortísimas de
manera que no temen de alguno de ser de alguno tomada. Tenerife, es la más alta
isla del mundo, de la cual con tiempo sereno se puede ver a setenta leguas de
distancia en el mar, que son millas doscientas cuarenta, y tiene en el medio,
en forma de una punta hecho, altísimo, la cual continuamente arde, y así se
afirma de aquellos que la han visto, y además dicen que aquel monte tenía por
altura millas seis, por tres islas o sea la Gran Canaria,
Tenerife y La Palma,
tienen por número nueve señores, los cuales por la fuerza se hacen, y por tales
tiranías grandísimas guerras entre ellos se cometen, no ya con armas, por que son de aquellas del
todo privados, pero con piedras y mazas de madera, a sus guerras imponen el
fin, y por eso todos desnudos son, en el matarlos hacen admirable operación, no
obstante algunos de pieles de cabras sean cubiertos, y similmente algunos
otros, para ampararlos no tanto de las guerras, cuanto del frío “no obstante
poco o nada haga”
De cebo de pico y de zumo de
hierbas hacen de ello una composición con la cual se untan para hacer su piel
gruesa. Habitan en las cuevas de las montañas, y sus víveres es el pan de
cebada, carne y leche de cabra. Tienen vino y higos abundantemente
y las cosechas es de marzo y de abril.
Viven sin alguna religión que el sol, y que la luna y que otra cosa como ellos
más es disgusto, adoran. Y entre ellos
las mujeres no son comunes, pero cada uno tantas coge, cuantas a él gusta,
haría alguno “por vil que sea” que alguna de aquella fue mujer a casa condujera
si con el señor suyo no fuese virgen, eso que a grandísima vergüenza con tal
cosa se tendría, esto dormir que hace la mujer con el señor a grandísimo honor
se tiene.
Y además de aquella
costumbre, hay otra que está hecha de esta manera: que creado el señor, y en la
señoría puesto sin otro impedimento, habrá algunos de sus súbditos a su señoría
se presenta, y aquella para honrar la fiesta se ofrece de sí mismo matar, y por
tal cosa ver, o sea el efecto de la ofrenda hecha todo el pueblo se reúne en un
cierto valle profundísimo, y aquello, que de morir por el señor mismo se
ofrece, a altísima rupe (¿cima?) accede, y después de algunas ceremonias echas,
y algunas palabras en laude de su señor dichas, subido en de aquella rupe
altísima se tira, por aquella, no queda más que en el fondo de aquel valle en
pedazos combertido, donde después del pueblo es encontrado, y el señor por tal
efecto, a sus parientes de mucho agradecido le queda.
Estos isleños son buenísimos
saltadores, y una piedra con mano trayendo, donde le gusta la ponen. Sua carnes
con zumos de hierbas pintan, estas sus pinturas son de diferentes colores
echas, o sea verde, amarillo, y bermellón, con muchos bellos animalitos, y
además de follaje, y otras cosas”
Este texto de Benedetto Bordone aunque un poco confuso
en algunos de sus pasajes, podemos entender el fondo del mismo. En él, nos
aporta tres datos del máximo interés, el primero nos habla de la existencia
de la vid en Canarias en tiempos anteriores a la colonización normando
española, así mismo nos dice de las higueras de leche, frutal cuya
introducción en las islas especialmente en la de Gran Canaria el sistema ha
venido atribuyendo a los mallorquines, extremo éste que la arqueología se ha
encargado de desmentir, y la existencia en la antigua sociedad mazigia guanche
de la figura del mensajero, practica que sincretisada ha perdurado hasta
nuestros días, como tendremos oportunidad de ver.
En este aspecto es sumamente interesante un trabajo de la profesora y arqueóloga María del Carmen del Arco Aguilar y su equipo relativo al habitat guanche en el Menceyato de Icod de los Vinos en Tenerife. De dicho trabajo reproducimos algunos párrafos que consideramos de interés para el tema en cuestión, al tiempo que queda desmontada una de las tantas falacias históricas como es la de que las higueras en Canarias fueron introducidas por lo mallorquines: “Además, nuestros estudios paleocarpológicos han venido a señalarnos que en Don Gaspar se cultiva Vitis vinifera desde comienzos de la Era. Esta es una aportación fundamental pues se trata de un cultivo para el que toda la historiografía señala su introducción tras la conquista.
En este aspecto es sumamente interesante un trabajo de la profesora y arqueóloga María del Carmen del Arco Aguilar y su equipo relativo al habitat guanche en el Menceyato de Icod de los Vinos en Tenerife. De dicho trabajo reproducimos algunos párrafos que consideramos de interés para el tema en cuestión, al tiempo que queda desmontada una de las tantas falacias históricas como es la de que las higueras en Canarias fueron introducidas por lo mallorquines: “Además, nuestros estudios paleocarpológicos han venido a señalarnos que en Don Gaspar se cultiva Vitis vinifera desde comienzos de la Era. Esta es una aportación fundamental pues se trata de un cultivo para el que toda la historiografía señala su introducción tras la conquista.
Aunque los
restos identificados son escasos, no se trata de un
hallazgo aislado pues determinamos varias unidades en distintos
niveles pertenecientes todos ellos a la secuencia de ocupación indígena. Indudablemente
desde nuestra perspectiva estamos ante el mismo planteamiento que
el expresado más arriba sobre el stock fundacional, el tipo de simientes y productos
agrícolas con los que se planifica la colonización de la isla, y éste es un cultivo
plenamente introducido en el Occidente Mediterráneo y N de África para las
fechas del primer milenio a.C. que barajamos.”
En ese mismo
sentido no debemos olvidar que otro de los cultivos, en el campo
de la arboricultura, siempre relegado a su introducción postconquista o en manos
de los navegantes mediterráneos del S. XIII-XIV (mallorquines) fue la higuera
y que en la Cueva
de Las Palomas los estudios antracológicos han permitido
identificar carbón de Ficus carica desde el S. III a. C,
hallazgo del que hoy podemos presentar su confirmación por
similares determinaciones en la Cueva
de Los Cabezazos (Tegueste).
Nosotros
hemos dicho siempre: lógico, es otro de los cultivos
mediterráneos bien implantados. Por lo tanto, debe estar en el paquete fundacional
y, en ese sentido, nuestra hipótesis es que con probabilidad el espectro de
cultivos se ampliará. Así, en el campo de la arboricultura, no nos resultaría
nada extraño la determinación del olivo, el granado o de
la palmera dactilífera.” (María del C. del Arco et al. 2000:193-4)
No hay comentarios:
Publicar un comentario