1876 mayo 2.
Fallece el criollo canario y
primer espiritista canario Luis Benitez de Lugo.
Nacimiento
“Luís Fco. Benítez de Lugo y Benítez de Lugo
nació en la Villa
de la Orotava
(isla de Tenerife) el día 1 de Abril de 1837. Era hijo primogénito de Luís
Jerónimo Benítez de Lugo y del Hoyo Solorzano, VII Marqués de la Florida, y de Elena
Benítez de Lugo y Urtusáustegui, quienes habían contraído matrimonio en La Orotava el 1 de Mayo de
1836.
Fueron sus abuelos paternos Luís Bonifacio
Benítez del Hoyo Lugo y Sotomayor, VI Marqués, muerto en 1847, cuando nuestro
protagonista contaba diez años de edad, y María de la Candelaria del Hoyo
Solorzano, que falleció en 1852, cinco años más tarde.
Sus abuelos maternos lo fueron Francisco Bautista
Benítez de Lugo Arias de Saavedra y María de la Concepción Urtusáustegui
y Monteverde, quien sobreviviría a su marido y fallecería en 1860.
Su padre, Luís Jerónimo, murió el 8 de Agosto de
1856, dejándole huérfano a los diecinueve años y con cinco hermanos menores, un
varón y cuatro niñas.
Su madre, Elena, le sobreviviría, pues murió el 6
de Febrero de 1887, once años después que su hijo. Este, pues, sucedió a su
padre en el título, siendo el VIII Marqués de la Florida desde temprana
edad.
Estudios
y actividad política
Estudió el Bachillerato en el Instituto
Provincial de Canarias (La
Laguna, Tenerife), que superó con notable aprovechamiento,
dejando un magnífico recuerdo entre sus profesores.
A fines del verano de 1859, ya huérfano de padre,
marcha a Madrid para estudiar las carreras de Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad Central.
Su llegada a la capital coincide con el gobierno de Leopoldo O’Donell en el
período de la Unión
Liberal.
En 1860 se afilia al partido Progresista, al
tiempo que comienza su quehacer literario colaborando en diversos periódicos.
En septiembre de 1862 cuando Benito Pérez Galdós
acude a Madrid a estudiar, Florida actúa como su fiador, institución necesaria
en la universidad de entonces. A partir de aquí nace entre ellos una intensa
amistad.
En 1863 obtiene el grado de Bachiller en Derecho
Administrativo y en 1864 el de Bachiller en Derecho Civil y Canónico.
Entre los años de 1862 y 1863, Florida fue
asistente asiduo de la tertulia de canarios que se reunía en el “Café
Universal”, de la que formaban parte, entre otros, Fernando León y Castillo,
Benito Pérez Galdós, Barcino Guimerá, etc. Sobre esto escribió Galdós algunas
páginas en su España Trágica.
A comienzos de abril de 1863, empieza a
publicarse en Madrid la revista Las Canarias, dirigida por el economista
palmero Benigno Carballo Wangüemert, de cuya redacción formaban parte, además,
Fernando León y Castillo y Luís F. Benítez de Lugo. Su primer trabajo publicado
en esta revista, fue el que tituló “El Último Aliento de un Pueblo”.
Sólo se habían editado cuatro números cuando el
Marqués de la Florida
se aparta de la redacción de la revista, solidarizándose con un grupo de
canarios que habían sido reticentes a la misma desde el principio, entre los
que se encontraba su paisano, amigo y correligionario en ideas políticas y
espiritistas José Plácido Sansón. Las causas de esta decisión tuvieron su
origen fundamental en cuestiones de política local canaria, más que de orden
personal. Se inicia así una época de dura campaña y enfrentamiento dialéctico
entre los que representaban posiciones antagónicas.
También en torno a 1863 ingresa en la Asociación Científica,
en muchos de cuyos debates intervino, destacando por “su buen decir, que
distingue al hombre literato, erudito y de rica fantasía”, según palabras
de León y Castillo (1) en la
Memoria de la Asociación. En el mismo año, entra como socio del
Ateneo Científico y Literario de Madrid, y en 1864 es socio, asimismo, de La Tertulia.
La intensa participación en política del Marqués
de la Florida
se acrecienta en esta época, siendo designado representante canario en el Comité
Central del partido Progresista.
“La
Noche de San Daniel”
Florida fue protagonista principal de los
acontecimientos que las páginas de la historia conocen como “La Noche de San Daniel”,
ocurridos el 10 de Abril de 1865. Tales hechos tuvieron su origen en el
expediente que se ordenó abrir a Emilio Castelar, catedrático de Historia en la Universidad Central,
por orden del ministro de Fomento, Alcalá Galiano, en reacción a un artículo de
aquel titulado “El Rasgo” y publicado en el periódico La Democracia, donde
criticaba duramente la cesión de bienes pertenecientes al Patrimonio Real que la Reina Isabel II había
acordado para atender la bancarrota nacional, quedándose con una cuarta parte
del producto.
El rector, Juan Manuel Pérez de Montalbán, se
negó a obedecer la orden del ministro y fue destituido. Florida recoge entonces
el encargo de sus compañeros estudiantes, de hacer una petición para solicitar
un permiso a las autoridades y celebrar una serenata en honor del destituido
rector, que le es concedido. A última hora, sin embargo, el ministro de la Gobernación, González
Bravo, prohibió el acto.
Dos noches después, el lunes, día de San Daniel,
los estudiantes deciden, con o sin autorización, dar una pitada al nuevo rector
nombrado por el Gobierno, don Diego Miguel Baamonde y Jaime, Marqués de Zafra.
Durante el día, sólo ocurrieron pequeñas escaramuzas entre estudiantes y
guardias; mas, al llegar la noche se produjo lo inesperado: la tragedia. En el
mismo centro de Madrid, una durísima carga efectuada por la guardia al mando de
Narváez, terminó con el sangriento balance de 12 muertos y 193 heridos.
En razón de su protagonismo, Florida es buscado
como cabecilla, teniendo que permanecer oculto. Sale de Madrid y se traslada a
Sevilla, en cuya universidad se matricula cursando varias asignaturas del
preparatorio de la carrera de Filosofía y Letras. Terminado este curso de
1864-65, aprobó Historia Universal, Literatura Española y Literatura Latina.
Entretanto, las consecuencias de la “Noche de San
Daniel” continúan, sucediéndose los debates en el Senado y el Congreso. El 21
de Julio cae el Gobierno de Narváez, al que sucede de nuevo la Unión Liberal, con
O’Donell al frente.
Por este mismo tiempo, Florida es nombrado socio
de la Sociedad
Económica de Amigos del País de Santa Cruz de Tenerife, y
entra a formar parte, también, de la Academia Matritense
de Jurisprudencia y Legislación.
En el otoño de 1865, se desata en Madrid una
epidemia de cólera en la que Florida jugaría un abnegado papel, dando muestras
de sus altos valores morales y conciencia solidaria.
Destinado al barrio de Jacometrezzo, como miembro
de la Junta de
Socorro del Distrito Centro de la Sociedad Amigos de los Pobres, Florida llevaría a
cabo una destacada labor de ayuda organizando actos benéficos y aportando de su
propio bolsillo numerosísimas ayudas a familias afectadas. También su amigo
José Plácido Sansón colabora en esta tarea.
La situación política seguía inestable, como
ocurriría en muchos períodos a lo largo de este agitado siglo XIX en España. Disuelto
el gobierno por O’Donell y convocadas elecciones para el 27 de diciembre de
1865, el partido Progresista, coligado con el Demócrata, proclama un Manifiesto
en el que recomienda el más completo retraimiento en dichas elecciones.
Este clima de inestabilidad desemboca
inevitablemente en conspiraciones de levantamientos revolucionarios, cuya
iniciativa corresponde a los progresistas, encabezados por Prim. En estos
hechos, Florida, como miembro del Comité Central del partido Progresista,
participa activamente.
Después de un conato fracasado, tiene lugar el
levantamiento de los sargentos del cuartel de San Gil el 22 de Junio de 1866,
que también fracasó y que dio lugar a una enconada represión, incluido el
fusilamiento de sesenta y seis personas, casi en su totalidad militares.
Desde 1866 hasta comienzos de 1868, en que se
traslada a Tenerife, no hay demasiados datos sobre la vida del Marqués. Una vez
en su isla natal comienza dirigir el periódico El Progreso de Canarias,
que iniciaría su publicación en Santa Cruz de Tenerife el 2 de Mayo de 1868.
Entre sus redactores estaban Miguel Villalba Hervás (2). Emilio Serra y Ruz,
Darío Cullen Sánchez, José Mª Pinto y Vega, entre otros. Dejó de publicarse a
finales de Julio de 1869, refundiéndose con otros dos periódicos republicanos, El
Guanche y La Libertad,
creándose La Federación,
que comenzó a salir el 3 de Agosto, dirigido por su amigo y paisano Miguel
Villalba Hervás.
El primer número de El Progreso de Canarias
se presenta con una nota de la
Redacción titulada “2 de Mayo de 1808 – 2 de Mayo de 1868″,
un homenaje a los héroes de aquella fecha que se enfrentaron a las huestes
napoleónicas, y a los “ínclitos legisladores de Cádiz”, al tiempo que se
invoca la protección de “vuestros sacros manes” (3). Numerosos fueron
los artículos publicados por Florida en este periódico, con notable contenido
político.
El día 5 de Octubre de 1868, como consecuencia de
los movimientos revolucionarios que llevaron al derrocamiento del trono de la Reina Isabel II, que
tuvo que huir a Francia, se forma la Junta Superior de Gobierno de Canarias, de la que
formaría parte el Marqués de la
Florida. A él le fue encargado por unanimidad la redacción
del primer Manifiesto al pueblo de la
Junta, titulado “Habitantes de la Provincia de Canarias”,
que salió publicado en El Progreso de Canarias del 10 de Octubre de
1868.
En sesión efectuada por la Junta el 23 de Octubre,
además de nombrar el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, siguiendo las
disposiciones del nuevo Ministerio de la Gobernación, la Junta presentó el programa político y económico
que profesaba, elaborado por la comisión nombrada al efecto, de la que formaba
parte Florida, quedando aprobado en los siguientes términos:
- Sufragio universal y libre.
- Independencia y vida propia del municipio.
- Descentralización administrativa de la Provincia.
- Cámaras electivas en representación de la
voluntad nacional y de la entidad provincial.
- Unidad de fueros.
- Jurado para toda clase de delitos.
- Inamovilidad judicial.
- Inviolabilidad del domicilio.
- Seguridad individual.
- Abolición de la pena de muerte.
- Libertad de cultos.
- Libertad de imprenta sin depósito, fianza ni
editor responsable.
- Libertad de comercio.
- Libertad de asociación y reunión.
- Libertad de enseñanza.
- Abolición de las quintas y matrículas de mar.
- Abolición de la esclavitud.
- Contribución única, directa, individual y
proporcional.
- Desestanco de todo lo estancado.
- Libertad de las industrias del estado.
- Milicia Nacional voluntaria.
- Restablecimiento y mayor amplitud de la ley de
desamortización de las cortes constituyentes de 1855.
- Aplicación a las provincias ultramarinas de
España de todos los principios expuestos.
- Reducción del ejército.
El 5 de Noviembre la Junta, una vez llevados a
cabo sus cometidos, acuerda disolverse, al igual que las del resto del Estado,
atendiendo la orden del Gobierno en este sentido de fecha 21 de Octubre.
El 13 de Noviembre de 1868 se constituye la Diputación Provincial
de Canarias, de la que entra a formar parte el Marqués de la Florida y la mayor parte
de los miembros de la antigua Junta Revolucionaria.
Entre los días 27 y 30 de Enero de 1869 se
celebran en Canarias las elecciones para diputados a Cortes, en las que el
Marqués de la Florida
es candidato por los progresistas y demócratas. Los manejos de diversos
personajes sujetos a la influencia oficial lograron que no saliese elegido,
aunque por un margen mínimo de votos.
Nuevamente vemos a nuestro protagonista en la Diputación, esta vez de
suplente, en la que tuvo una destacada actuación, hasta la suspensión de los
derechos constitucionales determinada por ley en las Cortes del 5 de Octubre
-que serían restablecidas el 21 de Diciembre- , como consecuencia del
alzamiento federal de Septiembre de 1869. El Gobernador Civil de Canarias,
Eduardo Garrido Estrada, investido de poderes omnímodos, comenzó a ordenar una
serie de destituciones, siendo una de las primeras la del Marqués de la Florida, que dejaría de
ser miembro suplente de la
Diputación el 26 de Octubre de 1869.
También durante 1869, Florida había ingresado
como miembro del Gabinete Instructivo de Santa Cruz de Tenerife, siendo
nombrado vocal del jurado encargado de evaluar los trabajos sobre literatura
que se presentasen.
En 1870, Florida es nombrado presidente del Casino
de La Orotava. En
ese año se declaró una epidemia de viruela en ésta, su Villa natal, prestando
notables servicios por los cuales se le propuso conceder la Cruz de Beneficencia, que él
rehusó aceptar.
El 16 de Agosto de 1870 es elegido como Rey de
España Amadeo de Saboya. En el mes de Diciembre, el día 27, Prim muere en
atentado en la Calle
del Turco, Madrid, quedando el nuevo Rey sin su principal valedor. Las Cortes
son disueltas.
El 2 de Enero de 1871, don Amadeo entra en
Madrid, y el día 4 forma gobierno el general Serrano. Poco después se convocan
elecciones de Diputados a Cortes, que tienen lugar en la Península entre el 8 y
el 11 de Marzo. En Canarias además de éstas, primero, se celebraron las de la Diputación Provincial,
a continuación. En ambas es candidato el Marqués de la Florida, pero ahora desde
un posicionamiento radical. Una vez más, por escasa diferencia de votos, no
logra ser diputado a Cortes, saliendo en su lugar Feliciano Pérez Zamora. Sin
embargo, si resulta elegido en las elecciones provinciales por la
circunscripción de La Orotava,
ingresando nuevamente como miembro de la Diputación Provincial
de Canarias.
El 20 de Julio, el Gobierno de la nación entra en
crisis y don Amadeo encarga a Ruiz Zorrilla, progresista radical, amigo íntimo
de Florida, que forme nuevo gobierno, lo cual hace, reservándose la cartera de
Gobernación. Precisamente en estos momentos, Florida llega a Madrid -donde
luego permanecerá- formando parte de una comisión mixta de republicanos y
radicales, enviada por el partido republicano de Santa Cruz de Tenerife, de la
que formaban parte también Emilio Serra y José María Pinto, con el objeto de
felicitar a Ruiz Zorrilla por su nombramiento. Pero este gobierno sólo duró
setenta y cinco días, hasta que se produjo una nueva crisis, dimitiendo
Zorrilla.
Florida y la Masonería
En el verano de 1871, entra Florida en la Masonería, estando su
título fechado en Madrid el 12 de Septiembre. Toma como nombre masónico
“Tingüale”, integrándose en el capítulo “Nephtalí”. Aparece como Gran Maestre
su amigo y jefe en el partido Progresista, Manuel Ruiz Zorrilla. A tono con la
época, es interesante anotar que muchos de sus amigos y correligionarios fueron
masones: Prim, Villalba Hervás, Rafael Calzadilla, Pedro Mariano Ramírez…
Diputado a Cortes
En el mes de Diciembre de 1871, el Comité
Progresista Democrático de Santa Cruz de La Palma en Canarias, elige al Marqués de la Florida como representante
en el Comité Central de Madrid, donde continúa con su intensa vida política.
Después de varias crisis gubernamentales,
sucédense en el poder central diversos gobiernos de escasa duración presididos
por Sagasta, Serrano-Topete y Ruiz Zorrilla. Este último disuelve las Cortes y
convoca nuevas elecciones para el mes de Agosto de 1872. En las mismas, se presentó
en las filas radicales el Marqués de la Florida, resultando elegido diputado a Cortes por
la circunscripción de La
Orotava. Toma posesión de su escaño el 16 de Septiembre
siguiente. Comienza así una nueva época para el Marqués de la Florida.
Villalba Hervás comenta la labor de Florida en
estas Cortes en los siguientes términos: “En aquel Congreso, uno de los de
más digna alabanza que registra nuestra historia parlamentaria… se distinguió
por su ardiente liberalismo, por su espíritu reformista, por sus vastos
conocimientos y su palabra fluida y elegante, siempre urbana y cortés, con
frecuencia áticamente incisiva, no pocas veces enérgicamente elocuente. Como no
debía su elección al favor del Gobierno sino a la libre voluntad del pueblo, y
como a nada aspiraba para sí, votó en algunas ocasiones contra la mayoría
radical de que formaba parte…” (4).
Luís F. Benítez de Lugo, intervino en numerosos
debates parlamentarios. He aquí algunos de los más importantes en los que
participó:
1. llamamiento al servicio a las armas a 40.000
hombres.
2. Abolición de la pena de muerte por delitos
políticos.
3. Relaciones económicas entre el Clero y el
estado.
4. Presupuesto de ingresos para 1872 a 1873.
5. Abandono del Peñón de la Gomera.
6. Establecimiento de una factoría en la costa
occidental de Marruecos.
Formó parte, asimismo, de numerosas comisiones
parlamentarias. Vamos a nombrar sólo algunas: Comisión del Proyecto de Ley
creando el Banco Español Hipotecario, de la que fue secretario; Comisión de la
provincia de Madrid, dentro de la
Comisión española encargada de realizar los trabajos
preliminares para la
Exposición Universal de Viena de 1873; Comisión para la
terminación de los ferrocarriles de Córdoba a Bélmez y de Granada a Bobadilla;
Comisión para la ampliación de la red telegráfica de la Península…
Destacamos también una intervención de Florida en
la sesión parlamentaria del 6 de Febrero de 1873, donde presentó al Congreso
una exposición de 300 vecinos “de la ilustre y antiquísima liberal ciudad de
Cuenca”, en la que se solicitaba la aprobación del proyecto de ley para la
abolición de la esclavitud y de esta manera España entrase “en el concierto
general de todas las naciones que han emprendido la filantrópica tarea de
considerar al hombre como uno y con sólo un derecho, sin hacer caso de
preocupaciones de color, ni tampoco de interesadas diferencias de razas”.
Nace la I República
El 8 de Febrero de 1873, don Amadeo de Saboya
presenta a Ruiz Zorrilla su abdicación, desencadenada por la llamada “cuestión
artillera”. Dos días después, reunidos en el Congreso los senadores y
diputados, proclaman la
República, procediéndose a la votación del poder ejecutivo,
que quedó encabezado por Estanislao Figueres. A partir de entonces Florida se
incorpora a las filas del partido Republicano Federal.
El 4 de Marzo entra como nuevo Gobernador Civil
de Canarias Miguel Villalba Hervás, amigo íntimo de Florida, como ya hemos
visto, por recomendación de éste, a quien había sido ofrecido previamente el
cargo, permaneciendo en el mismo hasta comienzos de Octubre.
Entre los días 10 al 13 de Mayo, se celebran
elecciones a Cortes Constituyentes. En ellas, Luís F. Benítez de Lugo sale
elegido nuevamente diputado. Las nuevas Cortes comenzaron sus sesiones el 1 de
Junio, tomando Florida posesión de su escaño el día 5. Recibió el encargo de
formar Gobierno Pi y Margall.
Benítez de Lugo entró a formar parte de la Comisión Permanente
de Presupuestos, con otros siete diputados, de la que al poco tiempo fue
presidente, hasta la caída de la
República, tras el golpe de estado del General Pavía. También
fue elegido para formar parte de la Comisión Inspectora
de las operaciones de la
Deuda Pública y en votación realizada en la sesión del 24 de
Junio, es nombrado tercer secretario de las Cortes Constituyentes.
Numerosas fueron las intervenciones de Luís F.
Benítez de Lugo en estas Constituyentes de la primera República, hasta el
último momento de su efímera existencia, siendo los temas económicos, en los
que era un verdadero especialista, una de sus principales áreas de actuación.
Notables fueron sus duelos dialécticos en torno a diferentes aspectos
económicos con el Ministro de Hacienda en el segundo gobierno de Francisco Pi y
Margall, José Carvajal y Hué, que continuaría posteriormente en el mismo cargo en
el gobierno formado por Nicolás Salmerón, tras la renuncia de Pi y Margall el
18 de Julio. Precisamente, en el momento de la caída de la República, el nombre de
Luís F. Benítez de Lugo se barajaba como futuro ministro de Hacienda o de
Ultramar.
El 6 de Septiembre, el gobierno Salmerón entra en
crisis, siendo elegido en su lugar Emilio Castelar, al que se da amplios
poderes. El sábado 20 se suspenden las sesiones de la Asamblea hasta el día 2
de Enero de 1874.
El 23 de Noviembre de 1873, obtiene Luís F. Benítez
de Lugo el grado de Licenciado en Derecho por la Universidad Central,
título que se había ido retrasando por su intensísima participación en los
asuntos públicos.
Caída de la República
El día 2 de Enero de 1874, compareció el Gobierno
ante las Cortes en la que iba a ser la última sesión de la joven República.
Aquella, en la que el Gobierno se sometía a una proposición de confianza, fue
una jornada intensa en el Congreso. Numerosos son los diputados que expresan
sus críticas a Castelar, entre éstos Benítez de Lugo; y también quienes prestan
su voz y argumentos en apoyo del presidente y su gobierno. Eran ya las 5 de la
mañana del día 3, cuando se somete a votación la proposición de confianza, que
resultó derrotada. Entre estos votos en contra está el de Luís F. Benítez de
Lugo. Inmediatamente, Castelar presenta su dimisión, así como la de su
gobierno, que le es admitida, al tiempo que propone que no se interrumpa la
sesión para buscar un sustituto que pueda formar gobierno y superar la crisis,
proposición que es tomada en consideración. Entretanto, el entonces Capitán
General de Madrid, General Pavía -Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque-
había venido siendo puntualmente informado de las deliberaciones del Congreso.
A las siete menos cinco de la mañana se inicia la
votación de la proposición de Castelar. Apenas había comenzado el escrutinio,
cuando llegan al Congreso las primeras noticias del golpe de estado de Pavía,
el cual rodea a las Cortes con sus tropas y conmina al desalojo de las mismas.
Inmediatamente, en el Congreso se suceden todo tipo de intervenciones y
manifestaciones de los diputados en apoyo de la República, siendo
notables las ofrecidas por Benítez de Lugo. Por fin las tropas entran en el
Congreso, que es desalojado.
Tras este acto de fuerza, días después, los
diputados de aquellas Cortes elevan sus protestas a los Tribunales Supremos de
Justicia y de Guerra, sin resultado, desgraciadamente, como era de esperar.
Benítez de Lugo tomó parte activa en estas gestiones y encargado por la Cámara, llevó los
documentos probatorios del golpe de Estado a las sedes respectivas de estos
Supremos Tribunales.
Regreso a
Canarias
Una vez cumplidos estos deberes para con el
Parlamento disuelto, siendo extraño y contrario a las orientaciones políticas
del nuevo gobierno, poco tenía que hacer ya en Madrid el Marqués de la Florida. Decide,
pues, abandonar la Capital,
camino de ser nuevamente Corte, ya que el 29 de Diciembre de ese año sería
restaurada la monarquía, y regresa a Tenerife para retomar sus asuntos e
intereses particulares. Llega a su isla natal el 21 de Marzo de 1874.
Luís F. Benítez de Lugo venía pretendiendo desde
hacía algunos años a Francisca Delgado Trinidad y O’Shee, joven natural de La Laguna, de la misma edad
que el Marqués de la
Florida. Su familia, por parte de madre, era de ascendencia
irlandesa, y había llegado a Canarias en el siglo XVII, como muchas otras
familias de esa misma procedencia, integradas plenamente en la sociedad
canaria. El 11 de Octubre de 1875, contraen matrimonio, y la joven pareja fijó
su residencia en la población de Güimar.
El matrimonio no tuvo descendencia. Sin embargo,
el Marqués de la Florida
tenía un hijo nacido el 30 de Agosto de 1868, producto de su relación con María
de la
Encarnación Rodríguez Suárez, que estuvo en sus primeros años
al cuidado de su madre, siempre atendido en sus gastos y educación por Florida
a través de su encargado, don Antonio Miranda.
Este hijo se llamó Félix Eleuterio Benítez de
Lugo y Rodríguez. Se licenció en Derecho en Madrid en 1893 y llegó a ser
diputado a Cortes por primera vez, por Santa Cruz de Tenerife, en las
elecciones de 1907, y posteriormente lo continuaría siendo durante un total de
ocho elecciones más, hasta 1936. Asimismo, fue Comisario General de Seguridad,
con categoría de Director General, en 1917 y 1922, y Subsecretario de Hacienda
en 1923. Fue, también, Académico Profesor de la Real Academia de
Jurisprudencia y Catedrático de la Escuela Superior de Comercio desde 1915. Murió en
Madrid el 29 de Diciembre de 1946, a la edad de 78 años.
Su muerte
A fines de Febrero de 1876, Luís F. Benítez de
Lugo se resiente de su salud, siempre condicionada por su vieja enfermedad del
corazón, de la cual ya en Madrid habían aparecido síntomas, y se traslada a
Santa Cruz de Tenerife, a casa de su amigo y médico, Darío Cullen.
Terminaba el mes de Abril, cuando su situación se
complica. Dándose cuenta de lo grave de su estado de salud, llama a su amigo y
Notario, el palmero Rafael Calzadilla, a quien da cuenta de sus últimas
voluntades y disposiciones testamentarias. Finalmente, la tarde del 2 de Mayo
de 1876, desencarna a la edad de 39 años.
Quizás aquí serían también aplicables las
palabras de Néstor A. Rodríguez Escudero, cuando en su obra Historia del
Espiritismo en Puerto Rico, se refiere a la vida y muerte de Manuel
Corchado y Juarbe en 1884, contando sólo cuarenta y cuatro años, coetáneo de
Florida, amigo, diputado natural de Puerto Rico, y espiritista como él. Dice
Rodríguez Escudero: “Lástima fue que un pensador de tan claras convicciones
y tanta valentía para expresarlas viviera tan poco… Cometió un error: un hombre
de su altitud espiritual no podía ser político. Y al insistir en serlo le costó
la prematura muerte”.
Según nos relata su íntimo amigo el Dr. Miguel
Villalba Hervás, en la “Necrología” que le dedicó, leída por su autor en sesión
extraordinaria celebrada por el Gabinete Instructivo de Santa Cruz de Tenerife
el 24 de Julio de 1876 (5): “No decoraron sus funerales los símbolos de
ninguna religión positiva. Luís era filósofo, y las teocracias son siempre más
o menos enemigas de la filosofía. Era racionalista, y las teocracias tienden
fatalmente a deprimir la razón. Era liberal, y las teocracias no se adunan con
la libertad. Era, en fin, entusiasta por la causa del progreso humano, y el
ideal de las teocracias es ligar los progresivos movimientos del espíritu a la
inmutabilidad del dogma. Pero siguió sus restos hasta la postrer morada un
numerosísimo acompañamiento; hombres de diversas localidades, de todos los
partidos y creencias, incluso dos respetables sacerdotes católicos, superiores
a la coacción y el miedo. Nunca habíamos visto aquí una manifestación que tan a
lo vivo significase el triunfo moral de una gran idea y la apoteosis de grandes
virtudes públicas y privadas. En casi todos los semblantes se dibujaba
profundísimo pesar; ninguno dejaba traslucir un sentimiento innoble ni menos
acusaba indiferencia, mil veces más amarga que el odio. La losa sepulcral
cubrió los inanimados despojos de Luís Francisco Benítez de Lugo, alumbrada la
fúnebre escena por los últimos rayos crepusculares de la tarde del 4 de Mayo.”
Termina Miguel Villaba Hervás su Necrología con
estas significativas palabras, llenas de amistad, respeto y admiración: “Como
hombres, recordaremos tu testamento, y aprenderemos a ser fieles a la augusta
voz de la naturaleza… Como ciudadanos, tendremos muy presentes tu entereza, tu
desinterés, tu consecuencia inquebrantable, tu fe en el progreso, tu pureza
digna de Arístides.”
“¡Descansa en paz, amigo inolvidable! Y si es
verdad que tu espíritu imperecedero comunica con este planeta por corrientes
misteriosas – estas últimas palabras hacían referencia a las convicciones
espiritistas de Florida -, recibe
esta pobre ofrenda de fraternal cariño. ¡Ojalá me fuera dado tejer una
esplendente corona, digna de orlar tu preclaro nombre en el templo de la
inmortalidad!”.
Obra
literaria
Su obra literaria se halla dispersa en las
numerosas editoriales y artículos periodísticos que publicó. En El Progreso
de Canarias, periódico que dirigió a su regreso de Madrid, dio a la luz
gran número de editoriales entre los que destacan los titulados “Lo Convexo y
lo Cóncavo”, “La Herencia
de Narváez”, “González Bravo”, “La Lista Civil”, “Cuestión de Números”, “Vanidad de
Vanidades”, “Recuerdos”…, trabajos que eran, según Villalba Hervás, “notabilísimos
por la galanura de su estilo y profunda intención”, y que fueron con
frecuencia mutilados por la censura; muchos otros se conservan que no vieron la
luz. Dejó sin terminar una serie de artículos sobre “la Libertad en Canarias”,
donde se revelaba como maestro en Filosofía de la Historia. Existen,
entre sus papeles, versos inéditos que podrían componer un volumen, y una
recopilación de cuentos publicados en periódicos, los cuales estaba corrigiendo
para editar un libro. Su estilo estaba dominado por lo desbordante de su
fantasía, “que en muchas ocasiones se imponía a la forma”, en opinión de
su sobrino Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo, gran admirador de su persona y obra.
Varios de sus trabajos fueron recogidos por éste, su sobrino, en un volumen que
bajo el título Estela de un Muerto publicó en Madrid en 1907.
Luís F.
Benítez de Lugo espiritista
El Marqués de la Florida está unánimemente
considerado como uno de los grandes pioneros del Espiritismo en España, y
especialmente en las Islas Canarias.
Según nos informa su sobrino Ricardo Ruiz y
Benítez de Lugo, “su creencia en los fenómenos de éste - el Espiritismo
– procedía de su fuerza magnética con la cual levantaba pesadas mesas sin
contacto material con ellas. Eso le llevó al Espiritismo… quizá también a su
consoladora y bien meditada filosofía…” (6).
Tal como señalamos anteriormente, el Marqués de la Florida se trasladó a
Madrid para estudiar a finales de verano del año 1859. Suponemos que sus
primeros contactos con las experiencias psíquicas y mediúmnicas se produciría
poco después en la capital española, no porque poseamos datos fidedignos que
nos lo confirmen, sino atendiendo a lo temprano de la fecha para Canarias – el
momento de la introducción del Espiritismo en nuestras Islas se sitúa en el año
1860 – y a la presencia en Madrid de su paisano y amigo José Plácido Sansón y
Grandy, ya introducido en estos estudios. En todo caso, es indudable que ya a
comienzos de abril de 1863 estaba profundamente iniciado en el Espiritismo, de
cuya filosofía y principios se había impregnado, como puede colegirse de la
lectura de su primera colaboración en la revista Las Canarias, un
escrito que con el título “El Último Aliento de un Pueblo” salió a la luz en la
citada publicación el 4 de abril de ese año.
En dicho artículo, Florida deja traslucir el
ideario espiritista en frases como “…existe un vínculo interno y espiritual
entre todos los hombres; con cada uno de nuestros semejantes nos hallamos
ligados por lazos invisibles. Existen manos, fuerzas y voluntades superiores
que dirigen nuestros afectos… genios que llevan nuestro ser a otros seres, que
ponen en relación nuestra alma con otras almas, cambiando nuestros sentimientos
por los que emanan de otras voluntades tan libres como la nuestra…”. Y más
claro aún cuando, en medio de elucubraciones filosóficas y metafísicas sobre
los orígenes de la creación y del ser humano, habla de la pluralidad de mundos
habitados y la reencarnación como ley que explicaría el enigma de las simpatías
y antipatías espontáneas entre los hombres: “Yo tengo la creencia, o por lo
menos el presentimiento, de que allá en los solemnes, augustos y sublimes
instantes de la creación, cuando Dios, casi antes de expresar su voluntad, veía
cumplido su mandato, me figuro que al formarse los innumerables espíritus que
existen y han existido en el casi invisible planeta terráqueo, y el número, aún
más inmenso de aquellos, que el estudio del cielo nos permite suponer viven o
han vivido en otras atmósferas más perfectas que la nuestra; en ese momento de
la sublime creación, los seres conscientes debieron haber emanado a manera de
torbellinos, que marcharon unidos a encarnarse, que se han encontrado ya otras
veces en diferentes vidas, que desde entonces vienen tejiendo y anudando los
lazos de la simpatía”.
Desde Enero de 1868 hasta Julio de 1871, Florida
permanece en Tenerife. Conocemos que en este período su actividad espiritista
fue notable, siendo el alma de la Sociedad Espiritista
de Santa Cruz de Tenerife, a la que alude Marcelino Menéndez y Pelayo en
su Historia de los Heterodoxos Españoles (7).
De la mano del historiador tinerfeño Marcos
Guimerá Peraza, traemos nuevos datos de la labor espiritista de Luis Fco.
Benitez de Lugo y de paso de la Sociedad Espiritista de Santa Cruz de Tenerife,
con referencia a otros espiritistas cuyos nombres desconocíamos. La fuente es
un trabajo biográfico sobre D. Tomás Fidel Cólogan de Bobadilla, Marqués
de la Candía
(1813-1888), publicado en el tomo 33 del Anuario de Estudios Atlánticos (1987,
págs. 161-220). En el apartado del mismo que lleva por título
“Magnetismo”, se alude a una faceta “curiosa” – según expresión del historiador
– del biografiado, cual era su creencia y posiblemente práctica del
sonambulismo, magnetismo e hipnotismo. Y como prueba recoge cierta
correspondencia inédita muy interesante para nosotros de su amigo D. Nicolás
Power y Arroyo (1820-1884).
La primera carta lleva fecha del 31 de enero de
1879 y, entre otras cosas, dice:
“Existe aquí – Santa Cruz de
Tenerife - una sociedad de
espiritistas que posee un gran sonámbulo. Se llama Miranda y es muy joven.
Mujer no hay ninguna. El Presidente de esa sociedad es un tal Félix López,
natural del Puerto – Puerto de La
Cruz – y tenedor de libros de Cumella”.
Y en otra, fechada el 4 de febrero siguiente,
parece que en respuesta a una de D. Tomás Fidel del día 1º, le informa así:
“Ayer salí expresamente para evacuar por mí,
la diligencia que V. se sirve encargarme por su apreciable del 1º.
Vi al sonámbulo. Le dije mi objeto y me
contestó que tanto él como su hermano menor habían trabajado poco después de la
muerte del Marqués de La
Florida, que era su magnetizador; que hace poco que han
empezado nuevos ejercicios bajo la voluntad de otro; que ni antes ni ahora
podían responder a ciertas preguntas, para lo cual le dijese yo de lo que se
trataba. Como lo ignoraba le repliqué me dijese él, cuáles o a qué género
pertenecen las preguntas que no pueden satisfacer y me dijo que no respondían a
nada que tratase del porvenir ni a lo relativo a intereses pecuniarios.
Comprendí por lo tanto que no es como lo pintan, el tal sonámbulo, pues
contándole yo varios casos muy sorprendentes, se quedó con la boca abierta
asegurando que él no llegaba a tanto.
En vista de esto, creo que V. debe prescindir
de todo experimento con el tal”.
Durante su permanencia en el Congreso como
diputado, fueron frecuentes, en los debates parlamentarios, las alusiones
mutuas entre Florida y otros diputados, relacionadas con sus comunes
convicciones espiritistas, especialmente con José Navarrete y Vela Hidalgo,
militar y republicano federal, representante de la provincia de Cádiz. Éste, en
la sesión del 10 de Julio de 1873, comenzaba su discurso así: “Siento no ver
en esos bancos las personas a quienes voy a contestar, por más que dado mi
criterio filosófico, esta, para mí, no es gran dificultad, pues tengo el
recurso de evocar sus espíritus (risas)”.
El 16 de Octubre de 1872, se debatió en el
Congreso un dictamen de la
Comisión sobre el llamamiento al servicio de armas de un
contingente de 40.000 hombres. El diputado José Navarrete, capitán de
artillería, intervino consumiendo el primer turno en contra de la totalidad.
Comentando el artículo 2º del proyecto, que exceptuaba a las provincias vascas
y a Canarias de contribuir a llenar ese contingente, alude a su amigo Florida y
pide que si los diputados de las provincias beneficiadas no votan en contra, al
menos se abstengan de votar en pro de este proyecto; si no por otra razón,
porque “los exceptuados no deben votar un tributo de sangre contra sus
hermanos”.
Sintiéndose aludido, Florida corresponde a su
buen amigo “compañero mío en algo, ya que no correligionario político”, comentario
que, evidentemente, hacía referencia a sus comunes convicciones
espiritistas. Seguidamente Florida expresa que aunque “como representantes
de toda la Nación”,
tienen derecho a opinar sobre todo proyecto, “una práctica parlamentaria… una cortesía… no permite a los
representantes de una provincia que se halle exceptuada en una ley, que es
onerosa para las demás, el dar su voto en la cuestión”. Por tanto “no tomamos
parte en la discusión y votación”. Y termina diciendo: “… Nosotros,
representantes de una provincia siempre olvidada por todos los gobiernos;
nosotros, que venimos aquí a hacer patente sus necesidades y aspiraciones, no
debemos comenzar por una injusticia para con nuestros hermanos de la Península”.
En el debate sobre el Presupuesto de ingresos
para el período de 1872 a 1873, celebrado el 7 de Diciembre de 1872, interviene
Florida defendiendo varias enmiendas. También habló Navarrete, dando pruebas de
su convicciones espiritistas, secundadas por Florida: “Yo, que en esta
ocasión desearía ser inspirado por espíritus de gran superioridad -
el Marqués de la Florida:
Bien, bien… - que llenasen de claridad mi entendimiento, y de
arrebatadora magia mis frases…”.
Durante el segundo gobierno de Pi y Margall, el 2
de Julio de 1873, en el debate sobre el estado de la Hacienda, el diputado
José Navarrete hace alusión de manera favorable a Florida, a la sazón
presidente de la Comisión
de Presupuestos, y dice: “Mi respetable amigo el Sr. Benítez de Lugo… que
coincide conmigo en la manera de apreciar sus relaciones con las inteligencias
invisibles que vagan por el ancho azul, está conforme con mi opinión… sin más
diferencia que la de reconocer él la deuda por su valor nominal, amortizando
todos los años en pública licitación por valor, v. g. de 500, 600 o 700
millones: el procedimiento es realmente más conservador, pero el resultado es
el mismo: Yo votaría el proyecto del Sr. Benítez de Lugo”. Posteriormente,
en la sesión del 3 de Julio, se continuaría esta discusión. En ella Florida
agradece a Navarrete “el recuerdo de ese algo superior que a ambos nos es
común”.
Otra de las grandes preocupaciones del Marqués de
la Florida
fue la abolición de la pena de muerte, tema sobre el que realizó diversas
intervenciones parlamentarias. Esta preocupación fue compartida, como no podía
ser menos, por sus coetáneos espiritistas.
Tras la sublevación que se había producido el 10
de Octubre de 1872 en el Arsenal del Ferrol, al grito de “¡Viva la República Federal!”,
fue presentada una proposición de ley para la abolición de la pena de muerte
por delitos políticos, por parte del diputado y espiritista Navarrete. En la
sesión del 26 de Octubre se nombró la comisión que debía dar dictamen sobre esa
proposición de ley, integrada por siete diputados, entre los que estaba el
Marqués de la Florida. La
Comisión ofreció su dictamen al Congreso el 8 de Noviembre siguiente,
acordándose someterla a su fallo en los mismos términos en que su autor la
presentó. Esta decía:
Artículo 1º. Queda abolida la pena de muerte
por delitos políticos.
Artículo 2º. Quedan derogadas las
disposiciones del Código penal y demás leyes en cuanto se opongan a lo que en
la presente se dispone.
En la sesión del 25 de Noviembre, Florida
presentó una exposición de vecinos de Argamasilla de Alba, provincia de Ciudad
Real, en la que se ruega al Congreso se apruebe la proposición sobre la que se
acaba de dar dictamen, por la que “se hace ley el humanitario pensamiento de
abolir la pena de muerte para los delitos políticos”.
Ruiz Zorrilla se opuso a la misma, y a pesar de
ello sólo noventa y ocho diputados de la asamblea votaron en contra, mientras
que lo hicieron en pro cincuenta y ocho. Este fue el motivo del primer y serio
distanciamiento entre Florida y su jefe político y causa principal de su
alejamiento del partido radical; hecho, por otra parte, que evidenciaba una vez
más su independencia de carácter. Esta circunstancia se repitió en varias
ocasiones más, votando Florida en contra de la mayoría radical a la que
pertenecía, cuando la postura oficial del entonces su partido iba en contra de
sus más íntimas convicciones.
Bajo el reinado de don Amadeo de Saboya, el 18 de
Enero de 1873, el Vizconde Torres Solanot, una de las grandes figuras del
Espiritismo español, escribía a Florida en referencia a la petición de un
indulto o conmutación de pena intercedida por el Círculo Espiritista de Ciudad
Real, en favor de un soldado desertor condenado a muerte; en virtud de la cual la Sociedad que el preside –
Sociedad Espiritista Española, de Madrid – ha acordado que una Comisión, en la
que se espera se integre Florida, lo soliciten del Presidente del Gobierno, y
si fuera preciso del Jefe del Estado; para lo cual le invitaba a verse en el
Congreso con Joaquín de Huelbes y Temprado. El telegrama de Ciudad Real
invocaba de “los buenos espíritus su inspiración”. Solanot lo contestó
con otro: “Diputados espiritistas van a reunirse con los de esa provincia
para implorar clemencia real. Sociedad gestionará activamente. Confianza en
Dios”.
Proposición
de Ley para la enseñanza oficial del Espiritismo
Y llegamos al que puede considerarse momento
culminante del quehacer espírita de Luís F. Benítez de Lugo y una de las más
extraordinarias páginas de la historia del Espiritismo en nuestro país y en el
mundo: la presentación de una proposición de Ley para la enseñanza oficial del
Espiritismo. En torno a este insólito acontecimiento su sobrino, Ricardo Ruiz y
Benítez de Lugo, hace el siguiente comentario en un artículo que le dedicó años
después de su muerte glosando su memoria: “Lo más original de ésta época y
en esta raza que hace de lo poco vulgar objeto de burlas, y con mucha ignorancia
acuña en el troquel del ridículo lo que no se sabe y no se medita, fue la
proposición de ley que presentó con otros cuatro diputados pidiendo la
enseñanza oficial del Espiritismo” (8).
En la sesión del 26 del Agosto de 1873, se dio
lectura por primera vez y pasó al Gobierno, acordando se imprimiera y
repartiera a los diputados, una enmienda de José Navarrete al Título II, art.
30, párrafo tercero, del proyecto de ley de reforma de la Segunda Enseñanza
y las facultades de Filosofía Letras y de Ciencias. La enmienda venía
firmada, además, por Luís F. Benítez de Lugo, Anastasio García López, Manuel
Corchado y Juarbe, y Mamés Redondo Franco. He aquí su contenido:
“Los Diputados que suscriben, conociendo que
la causa primera del desconcierto que por desventura reina en la nación
española, en la esfera de la inteligencia, en la región del sentimiento y en el
campo de las obras, es la falta de fe racional, es la carencia en el ser humano
de un criterio científico a que ajustar sus relaciones con el mundo invisible,
relaciones hondamente perturbadas por la fatal influencia de las religiones
positivas, tienen el honor de someter a la aprobación de las Cortes
Constituyentes la siguiente enmienda al proyecto de ley sobre reforma de la
segunda enseñanza y a las Facultades de Filosofía, Letras y Ciencias”.
“El párrafo tercero del art. 30, tit. II, se
redactará del siguiente modo:
“Tercero, Espiritismo.
“Palacio de las Cortes, 26 de Agosto de 1873.-
José Navarrete.- Anastasio García López.- Luís F. Benítez de Lugo.- Manuel
Corchado.- Manuel Redondo Franco”.
El destacado orador Sr. José Navarrete fue el
encargado de defender en la siguiente legislatura esta enmienda que, de ser
aprobada, había de llevar el estudio del Espiritismo a la Segunda Enseñanza
y a la Universidad
oficial.
La disolución de aquellas Cortes, a raíz del
golpe de estado del General Pavía, impidió su discusión. Sin embargo, siempre
permanecerá como imperecedero monumento que demuestra la influencia que en
España alcanzó el Espiritismo y la notable y amplia representación que obtuvo
en las memorables Cortes Constituyentes de la Primera República
española.
Ante la eventualidad de que discutiesen las
Cortes la enmienda presentada por los diputados espiritistas, se formularon las
siguientes bases de enseñanza:
PROGRAMA
DE UN CURSO ELEMENTAL DE ESPIRITISMO
“Prolegómenos.- Nociones de Cosmología y de
Antropología.
Tratados Sumarios.- 1º Pluralidad de mundos
habitables y habitados. Cosmografía
comparada.
2º Concepto de Espíritu. Vida Libre.
Encarnaciones.
3º Teoría del progreso. Progreso universal
indefinido.
4º Fundamento de la Filosofía, la Moral y la Religión. Síntesis
espiritista.
5º Ideal social humano.
6º Espiritismo experimental. Magnetismo,
sonambulismo lúcido, fenómenos espontáneos y sistemas de comunicación con el
mundo invisible”.
Veamos seguidamente la primera parte sintética y
expositiva de dicho cuadro:
“Primer Tratado: Dios. Segundo Tratado: La Creación. Tercer
Tratado: El Espíritu. Estos tratados se resumen en un credo espiritista o sea la Trinidad Universal:
Dios, la creación, el espíritu”.
“La segunda parte analítica comprende:
Filosofía espiritista. Estudio del hombre y de la naturaleza como base de
la creencia. Primer Tratado: el hombre (Antropología). Segundo Tratado: La
ciencia, la cosmología y la filosofía. Tercer Tratado: la fe y la
religión”.
“La tercera comprende Ciencia Espiritista, a
saber: Primer Tratado: Magnetismo y fluidos. Segundo Tratado: Espiritismo
experimental y de la comunicación. Tercer Tratado: La vida futura y la
reencarnación. Cuarto Tratado: Vida Planetaria, problemas sociales: doctrina
espiritista en sus múltiples aplicaciones y caridad”.
“La cuarta parte es un resumen del
espiritismo, a saber: Primer Tratado: Catecismo de la Doctrina Kardeciana;
código moral y religioso. Segundo Tratado: Conclusiones de la filosofía
espiritista; progreso indefinido. Tercer Tratado: El Espiritismo aplicado a las
ciencias físico-naturales; de las artes y de la industria. Cuarto Tratado: La
nueva revelación; fe en lo porvenir; el ideal espiritista”.
La publicación espiritista Revista de Estudios
Psicológicos, de Barcelona, fundada y dirigida hasta su muerte por José
María Fernández Colavida, primer traductor de las obras de Kardec al
castellano, publicó unos comentarios en relación a este Proyecto de enmienda
para la inclusión del Espiritismo en la enseñanza oficial, de los que
entresacamos estos párrafos:
“Singular contraste. En el mismo momento en
que nuestra desventurada patria hispana se halla hondamente perturbada en sus
esferas políticas y religiosas; cuando envalentonadas las huestes clericales
por falta de fe racional en los hombres que debieran buscar en los elementos de
toda manifestación de progreso moral e intelectual, la indispensable armonía
con que establecer el equilibrio, afianzar la paz en la sociedad y en los
hogares, facilitar la enseñanza moral y libertar las conciencias del pesado yugo de una religión impuesta por
la fuerza bruta que hace millares de víctimas para escalar un poder que en vano
pretende conquistar; cuando el terror y el espanto se introducen en las masas
ante el desconcierto reinante en el orden moral y espiritual; cuando la hoguera
inquisitorial amenaza; cuando se levanta el cadalso liberticida a las mismas
puertas del santuario de la libertad, de aquella libertad conquistada a costa
de tantos y tan grandes sacrificios, cinco hombres de corazón, cuyos nombres
escribirá la historia con caracteres de oro y bendecirá la posteridad, cinco
hombres, repetimos, han levantando su voz inspirada en pleno Parlamento, para
presentar una enmienda al artículo 30 de la Ley de Instrucción Pública, consistente en el
establecimiento de una Cátedra de Espiritismo, adicionada a la Facultad de Filosofía”.
“Valor a toda prueba se necesita para desafiar
el ridículo en pleno Parlamento, ante la glacial indiferencia de los unos, de
los más, ante el ateísmo de unos pocos y la completa y pasional ceguera de las
religiones positivas. Y ese valor lo han tenido hombres de la talla moral e
intelectual de don José Navarrete, don Manuel Corchado, don Luís F. Benítez de
Lugo, don Anastasio García López y don Mamés Redondo Franco”.
“Que la historia nacional grabe en sus páginas
estos nombres como el más bello ejemplo de civismo, en la hora crítica que
atraviesa España”.
Caída la República, y estando ya Florida en Tenerife, un
grupo espiritista le escribe nombrándole Presidente honorario, con fecha
23 de Septiembre de 1874: “hoy – le escriben – sólo media docena de
creyentes lo componemos; y esperamos de vuestra amabilidad e ilustración nos
guíe por la difícil senda que vamos a emprender”. Y añaden: “Hemos
escrito al Sr. Vizconde de Torres Solanot, como V. nos indicó”. Firman el
Presidente Abelino A. Ramos y el Secretario Juan Gutiérrez.
El Espiritismo fue para el Marqués de la Florida el perfecto ideal
que norteó su vida, la filosofía que explicaba racionalmente las más
ancestrales interrogantes del hombre, la ética que daba sentido a su quehacer
volcado al bien común, la ciencia que rompía irracionales tabúes y diluía definitivamente
innumerables mitos esclavizadores de las conciencias.
Su amigo y gran poeta José Manuel Pulido (9), no
pudo menos que reconocer la importancia que las convicciones espíritas habían
representado en la vida de Florida. Así, del poema que en sentido homenaje le
dedicó tras su muerte, extraemos este significativo e inequívoco fragmento
(10):
Espíritu
de gigante
En
ciencia y virtud fecundo,
Para
recorrer el mundo
Le
basta sólo un instante.
Audaz
invoca la ciencia
La
estudia, piensa y medita,
Y
en su cerebro se agita
La
idea de otra existencia.
Y
tanto en su mente zumba
Y
tanto puede esa idea,
Que otro universo se crea
A
las puertas de la tumba.
Creemos que es tarea imprescindible recuperar y
reivindicar el significado que la insigne figura del Marqués de la Florida tuvo para el
Espiritismo en España, hasta ahora escasamente destacada. En la intimidad de su
ser se reunían en grado sumo las virtudes que el paradigma espírita propugna y
alienta: mente de elevado tenor, inquisitiva, inquieta, lanzada al progreso;
corazón inflamado de las más altas y puras aspiraciones humanas de amor y de
justicia para los hombres, y voluntad férrea en la consecución de sus ideales.
Los que en la actualidad mantenemos encendido en estas islas la antorcha del
ideal espírita, esperamos saber corresponder a este ilustre antecesor, eminente
espíritu de progreso, continuando la luminosa senda que con su vida nos marcó.”
(Idafe 2013, en: Grupo Espírita de La
Palma)
NOTAS
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