[Las relaciones de Canarias con España, aparte del contencioso
histórico de nuestra "españolidad", impuesta y mantenida en el tiempo
por la fuerza de las armas, han estado siempre presididas por los canallescos
agravios comparativos capitalinos (divide y vencerás), por grandes mentiras,
perversos engaños y continuas traiciones, que ha sido el modus operandi de
España… Canarias tiene recursos de sobra para
abastecerse y ser autosuficiente, si no fuera por la perversa estrategia del
colonialismo español y, por extensión europeo, de haber destruido
progresivamente nuestro sector primario (agricultura, ganadería y pesca,
fundamentalmente) para hacernos dependientes del exterior y tener que importar
la mayoría de los productos de consumo (sobre todo alimentación), sin que
tengamos la necesaria e imprescindible soberanía alimentaria, tal como
establece la FAO.]
Ramón Moreno Castilla
O lo que es lo
mismo: los falaces argumentos de España para perpetuarse sine die en Canarias;
que son idénticos a los utilizados a diario por los traidores y
colaboracionistas de turno, de variopinta clase y condición, para congraciarse
con la metrópoli y seguir disfrutando de los beneficios y las prebendas
derivados de la sanguinaria conquista y evangelización de las Islas Canarias
(1402-1496). A esa cruel invasión, le siguió un implacable y voraz
colonialismo, que se mantiene a día de hoy, bajo el insostenible disfraz de
comunidad autónoma española (antes era provincia) y el eufemismo de RUP, acuñado
por la Europa
de los mercaderes para designar a los territorio de ultramar de sus países
miembros; o sea, a las colonias europeas en otros continentes, como es el caso
flagrante de Canarias, ¡se digan las falacias que se digan, y por quienes se
digan!
Las relaciones de
Canarias con España, aparte del contencioso histórico de nuestra
"españolidad", impuesta y mantenida en el tiempo por la fuerza de las
armas, han estado siempre presididas por los canallescos agravios comparativos
capitalinos (divide y vencerás), por grandes mentiras, perversos engaños y
continuas traiciones, que ha sido el modus operandi de España. Una rancia
nación, decrépita y decadente, que nos sojuzga y explota sin piedad. Y una de
esas falacias o grandes mentiras, que repiten como loros los colonos españoles
y los españolistas canarios, es, indefectiblemente, "de qué vamos a
vivir", y "si España se marcha, Marruecos nos invade". Manidos y
recurrentes argumentos, falsos de toda falsedad, que no se sostienen en
absoluto.
En primer lugar,
porque Canarias tiene recursos de sobra para abastecerse y ser autosuficiente,
si no fuera por la perversa estrategia del colonialismo español y, por
extensión europeo, de haber destruido progresivamente nuestro sector primario
(agricultura, ganadería y pesca, fundamentalmente) para hacernos dependientes
del exterior y tener que importar la mayoría de los productos de consumo (sobre
todo alimentación), sin que tengamos la necesaria e imprescindible soberanía
alimentaria, tal como establece la
FAO. Y convirtiéndonos en un encorsetado mercado cautivo,
consumidor de los excedentes comunitarios; dotándonos, además, de diferentes
instrumentos coloniales, retrógrados e intervencionistas, con el criminal
propósito de seguir decidiendo por los canarios, y convertirnos en viles y
sumisos vasallos, sin capacidad ni poder de decisión alguno.
Pero lo peor es
basar nuestro modelo económico en el monocultivo del turismo (sector
terciario); un fenómeno social cuyos operadores (agencias de viajes, líneas
aéreas, etc.) no controlamos los canarios, lo que nos hace más frágiles y
vulnerables, al estar supeditados, además, a una serie de factores de muy
diversa índole, imposibles de predecir. Ello ha propiciado que nuestra
economía, lejos de diversificarse, como sería lo lógico, sea más dependiente
del exterior aún; que Canarias sea una economía subvencionada (una economía
especulativa, en lugar de productiva); y que el pueblo canario, tan sumiso,
conformista y condescendiente, se haya convertido mayoritariamente en una población
de servicios, pasando de lo servicial al servilismo.
Y en segundo
lugar, no es que Marruecos nos invada, ¡¡es que ya estamos invadidos!! Si
tenemos en cuenta la enorme cantidad de marroquíes (imposible de cuantificar)
asentados en todas las Islas, sobre todo en las orientales. ¿Quién los dejó
entrar, si Canarias no tiene, desgraciadamente, competencias en materia de
extranjería? Recuérdese la célebre frase de la alcaldesa de Tuineje, cuando la
avalancha de pateras, propiciada por las mafias marroquíes, de que aquello era
una auténtica "marcha azul".
Aparte de que,
reitero, el Archipiélago Canario, excepto las Islas de La Palma y El Hierro, está
ahora mismo dentro de la
Zona Económica Exclusiva de Marruecos, instituida mediante el
Dahir de 8 de abril de 1981; dado que Canarias no es todavía sujeto de Derecho
Internacional, que, como Estado Archipelágico, libre y soberano, negocie con
Marruecos el trazado de la correspondiente mediana en las aguas adyacentes
entre ambos países, como únicos e insustituibles interlocutores. ¿O acaso puede
España sacarnos de la ZEE
marroquí? El escándalo es que ahora España se dispone a perpetrar, con la
anuencia y complicidad de Marruecos, el mayor saqueo de la historia al
pretender apropiarse de nuestros yacimientos de petróleo y/o gas, que
constituyen parte de nuestros recursos naturales, a cuya exploración y
explotación tenemos legítimo e inalienable derecho.
Por eso, los
patriotas canarios preferimos ser cabeza de canario pinzón, erguida y
orgullosa, que cola de león, apestosa y con moscas.
Tomado de: www.elcanario.net
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