Eduardo Pedro Gracia Rodríguez
En 1762.
Dos
corsarios de nacionalidad inglesa intentaron sacar los barcos surtos en Puerto
de Naos, e hicieron fuego al castillo al cual obligaron a callar luego, cuyo
fuerte aunque no nos lo explica la
Hista
debe entenderse ser el del Arrecife único existente entonces que no
alcanza lo bastante a cubrir la entrada de Naos. También estoy cerciorado del
hecho, por haber oído la relación a testigos ancianos oculares.
Los enemigos desembarcaron cien
hombres, temerosos de quienes, se huyeron los vecinos del puerto con lo que
quiera que había, igualmente que los barcos
los cuales parece que por dentro de los mismos islotes se les hubieron de
escapar por entre las manos.
Este pasaje
hace ver, que el puente antiguo para comunicarse la isla a la
citada fortaleza era también levadizo, y pudieron las naves
pasar por el canalizo natural que conduce desde el Puerto de
Naos al del Arrecife escapándose por la salida o barra del poniente de este último.
El desenlace de dicha invasión fue de esta manera.
El capitán
del denominado «Lord Anson», satisfecho del descuido que reinaba en la
defensa y del terror que había causado a los naturales, se fondeó debajo del
propio castillo de S. Gabriel. Mas Dn. Carlos Monfort, teniente coronel catalán avecindado en Lanzarote, se fue solo al islote de dicha fortaleza, se ocultó
detrás de una peña de la orilla, y
apuntó con tal acierto, que mató de un fusilazo al capitán del corsario que
venía muy ufano en su chalupa a tierra. Este revés dio temor a los
enemigos, y se retiraron desde luego. La historia hace mención del hecho aunque se le olvidó o no supo el Sr, Viera,
el nombre del sujeto escarmentador de los ingleses. El hijo de Monfort nombrado
Dn Mateo, Administrador de Tabacos de la isla, conservaba con esmero el fusil afortunado que
contribuyó eficazmente a libertar la
patria de un saqueo. (J. Álvarez
Rixo, 1982:46)
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