EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL,
DÉCADA 1781-1790
CAPÍTULO
XXXIX-VI
Eduardo Pedro
García Rodríguez
1787. El programa de reparto de tierras de baldíos en diferentes
islas y pueblos de esta colonia fue definido finalmente por la Audiencia en 1787 a impulsos del fiscal
español Izurriaga. En él se establecía la delimitación de las zonas aptas para
el cultivo reservando la superficie forestal. El terreno se debería distribuir
en suertes que se entregarían a los campesinos que las solicitasen y que
estuviesen dispuestos a cultivar las mismas por sí y no mediante arrendatarios
o medianeros. Serían los alcaldes de los pueblos los que elaborasen el reparto,
si bien estarían controlados por una comisión de baldíos establecida en cada
isla, remitiéndose posteriormente el expediente al Consejo de Castilla para que
aprobase el reparto, momento en que se daría posesión de su suerte a cada
colono. En general, los repartos de tierras tendieron a retrasarse, allí donde
se llegaron a plantear. los conflictos provocados por las manipulaciones de
alcaldes de los pueblos a favor de sus clientelas familiares y las
reclamaciones de los candidatos que no habían sido incluidos en los repartos
contribuyeron a detener su aplicación. Además, los expedientes de reparto se
eternizaron en el Consejo de Castilla sin que éste dictase su aprobación, con
lo cual aún a comienzos del siglo XX no se había puesto en práctica ninguno de
los repartos, que en su conjunto preveían la distribución de unas 4.648 fanegas
de tierras situadas fundamentalmente en Chinech (Tenerife) y Tamaránt (Gran Canaria).
Generalmente, los programas de
reparto surgidos a partir de la Real Provisión de 1787 plantean la disociación
entre la teoría y la praxis, si la alternancia política entre las fases de
restauración absolutista y los breves paréntesis liberales del primer tercio
del siglo XIX determinaron constantes modificaciones de las normas legales que
regulaban la desamortización de tierras públicas en tanto que la demanda de
tierras y los procesos de usurpación de baldíos se mantuvieron como un factor
constante durante este periodo. El derrumbe del aparato administrativo y
jurisdiccional del Antiguo Régimen en la metrópoli y su clara inoperancia
política ocasionaron que buena parte de los repartos realizados en la colonia
en los periodos de restauración absolutista consistiesen en simples fraudes
donde se distribuían tierras y montes concejiles en favor de los poderosos de
cada momento en tanto que los programas de reparto de tierras planteados en los
breves periodos liberales no pudieron ponerse en práctica de forma
generalizada. (Juan Ramón Núñez Pestano1991)
1787.
El colono criollo de
Eguerew (La Laguna)
Antonio Aniceto Porlier y Sopranis es nombrado para la Metropolis Ministro
de Gracia y Justicia en el reinado del Borbón español Carlos IV. En 1790.
Se le concede el título de Marqués de Bajamar, que se sepa no hizo nada en
beneficio de la colonia. Canaria.
1787.
Los Comandantes Generales de la metrópoli en la colonia, con la ayuda de los
comerciantes ingleses y criollos, iniciaron las obras del primer muelle
realizado en el Archipiélago Canario, el cual, en 1822, se le cataloga como
"Puerto y Depósito de Primera Categoría" y, en 1852, se le reconoce
como "Puerto de Interés General", categoría que implica que, la
construcción, conservación, recaudación, explotación y administración del
mismo, correrían a cargo del Estado de la metrópoli.
1787.
Se hace cargo de la gobernación
de la colonia Vicente Cano (1787-1792), que no sólo continuó las mejoras de su antecesor sino que realizó
otras tan necesarias, como aquéllas.
Su primera diligencia fue dotar a
Las Palmas del agua potable de que carecía. Ya desde 1581 se había expedido una
cédula real facultando al ayuntamiento para conducir el agua de Las Canales,
para cuyo trabajo se concedía la suma de 3.000 ducados. El nuevo corregidor,
abandonando aquel proyecto, se decidió por llevar a la población el agua
llamada de la fuente de Morales y, como averiguase que el costo de la obra
alcanzaría una suma de 16.000 pesos, no vaciló en acometerla aunque los
recursos y donativos no llegaban a cubrir esta cantidad. Después de vencer
innumerables dificultades logró que la acequia llegase al barrio de San Roque,
desde cuya altura repartió el agua entre va-rias fuentes que hizo construir con
los nombres de Espíritu Santo. Pilar Nuevo y Triana y que empezaron a correr el
25 de agosto de 1792. Uno de los mayores beneficios
que produjo esta mejora fue la
facilidad con que los buques podían hacer aguada, llenando sus barriles en la
misma caleta de San Telmo sin tener que acudir a las aguas impuras de los pozos
o de las charcas.
Hallábanse las calles de la
ciudad sin aceras, desniveladas y con piso de tierra que las lluvias hacían
impracticables. Estos defectos se fueron corrigiendo, levantándose estadales en
las calles más concurridas, abriendo acequias que canalizaran los derrames de
las fuentes y obligando a los que poseían sitios ruinosos a fabricar casas o
vender sus solares. Repobláronse de arbustos las estériles cordilleras que
dominaban por el oeste la
ciudad y dispuso Cano que los
caminos vecinales se ensancharan, facilitando las comunicaciones.
Otro de los cuidados de este
corregidor fue el de reorganizar los gremios de artesanos, creyendo de este
modo dar vida y estímulo a las artes mecánicas. No olvidó la cuestión de
subsistencias que, de vez en cuando, producía grandes conflictos en el país. En
una ocasión se trasladó a la
Aldea de San Nicolás y allí compró todos los granos de aquella
extensa comarca, llevándolos a
Las Palmas.
Otras mejoras realizó y otros
proyectos intentó llevar a efecto durante los seis años que duró su
administración (1787-1793), sin que se cansara nunca su actividad ni le
abandonara su generosa iniciativa. Por fin, el 29 de abril de 1793, se apartó
de las playas de Gran Canaria dejando un vivo recuerdo de sus virtudes cívicas,
dignas de que nuestra historia le consagre un recuerdo. (A. Millares T. 1977).
1787. En la colonia en ocasiones se unen los diversos estamentos
sociales para protestar contra determinados abusos cometidos por los empleados
de la metrópoli. En unas ocasiones, el protagonismo es exclusivo de los
jornaleros y pequeños campesinos (conflictos relacionados con el hambre de
tierras), en otras, es compartido con el grupo dirigente de la comunidad, la
burguesía agraria local o por «los poderosos» (Agüimes en 1718, Aldea en 1777,
Orotava en 1648 y 1718, Chazna-Vilaflor en 1660-1789...). No son raros los
casos en los que el protagonismo corresponde a los artesanos (Las Palmas en
1797) o a los clérigos (Tacoronte en 1812, Agulo en 1812), pero es frecuente
verlos apaciguando los ánimos. En los conflictos que tienen como motivo el agua
es donde la mujer juega un papel importante, aunque para ello en alguna ocasión
se vistiese de hombre (Tejeda y Artenara en 1817 y 1819). Conviene destacar
también la participación de los milicianos porque su condición de fueristas les
permitía desafiar la autoridad de los tribunales ordinarios. De ello se hace
eco la Audiencia
de Canarias en su informe dirigido al Consejo de Castilla en 1787 manifestando
que de los 167.060 habitantes de las islas, 80.000 «escapan a la jurisdicción
ordinaria y de la Real
Audiencia y son los más ricos, los más distinguidos y los que
tienen el agro», siendo el resto meros proletarios.
1787. Llega a la isla Chinech (Tenerife) el colono portugués
Francisco Caballero Sarmiento
instalándose en el Puerto Mequínez (Puerto de la Orotava o de la Cruz) este comerciante, con
la intención de aprovechar lo estratégico del sitio para abrirse al codiciado
mercado de las colonias españolas de América. Este colono estaba casado con
Catalina Craig perteneciente a una destacada e influyente familia de la
burguesía de la masónica Filadelfia (donde Benjamín Franklin funda la Sociedad Filosófica
Americana formada por masones destacados en diferentes campos del saber en la
segunda mitad del XVIII). Este hizo numerosas y ostentosas muestras de símbolos
masónicos llevados por la prepotencia de saberse un ciudadano poderoso e
influyente de la cosmopolita localidad. Caballero Sarmiento nunca fue
enjuiciado aunque esto no lo libró de algún disgusto con Juan de Llarena comisario inquisitorial. Se
sabe de al menos un intento de este por iniciar a un criollo canario el párroco
del cercano pueblo de Santa Ursula, éste asustado por la prueba iniciática en
la que al abrírsele el suelo cayó de golpe en la oscura cámara de reflexión
desistió enfadado. Por otro lado, si tenía trampillas preparadas y este tipo de
infraestructuras para un uso esporádico eran muy engorrosas, quizá las pruebas
iniciáticas no eran tan esporádicas o ¿es parte de la excentricidad de este
personaje?
Pero lo que hace más peculiar a nuestros ojos este masón dieciochesco es que se convirtió en el protector de los masones que huían de la persecución a la que eran sometidos en Madeira por el obispo José de Acosta Torres nombrado en 1786 y que tendrá su apogeo en 1792 siendo el puerto de la Orotava el canal para la fuga a Estados Unidos de los masones más significativos y sus familias con la colaboración de Sarmiento.
1787 Enero 31.
En el sitio llamado El Blanco,
próximo al Castillo de Paso-Alto proyectó el Ingeniero D. Fausto Cavallero el
31 de Enero de 1787 esta Batería para escuela práctica, donde habían construido
otras del 30 de al 24 de Noviembre del año anterior, que costó 13.2.47 vellón y
16 112. mrs, reduciéndose a un espaldón con su correspondiente explanada para
los ejercicios de tiro. En el tiro al blanco, los fuegos se dirigían a las
faldas del risco de La Altura
haciendo graves inconvenientes por los perjuicios que podía ocasionar a los
terrenos próximos, por lo que se mandó demoler.
En el archivo de la Comandancia de
Ingenieros existe un oficio que dice así: «Habiéndose
concluido la reedificación de la
Batería y Espaldón destinados á Escuelas Prácticas de
Artillería según estaba acordado por la Junta General antes
de mi llegada lo participo á V:E. á fin que pueda disponer se le coloquen lo
cañones y un mortero de que es capaz, con las demás providencias que V:E. tenga
á bien para el uso del citado excersisio, en ynteligencia que desde el día 26
del presente mes, considero se haya la obra suficientemente fraguada para el
efecto.- Ntro Señor guarde á V:E. muchos años.- Santa Cruz de Tenerife 23 de Noviembre
de I787.- Excmo Señor.- Fausto Cavallero.-
Rubricado.- Al pié.- Excmo Sr Marqués de Branciforte». (José María Pinto de la Rosa, 1996)
1787 Abril. La pureza del proceso electoral en la colonia no debió
ser tal y sin duda ello enfrentó a las distintas instituciones afectadas por
dicho proceso. Así parece desprenderse del escrito remitido por el regente de la Audiencia en la colonia,
Juan A. López Altamirano, al conde de Campomanes en la metrópoli, exponiendo
que: «tienen vinculados los milicianos todos los oficios públicos de Regidores
perpetuos, de suerte que sólo hay uno que no sea oficial, y los de síndico y
diputados porque, aunque la de éstos depende de la libre elección del pueblo,
la subordinación de los pobres electores y la destreza de los escribanos hace
que recaiga el nombramiento en los fueristas, y que entiendan ser deshonor
alternar con ellos y entrar en el Ayuntamiento los hombres honrados de capa»,
Al frente de los distintos
núcleos de población que se han ido desarrollando y consolidando en cada una de
las islas aparece un alcalde real, excepción hecha de la Villa de La Orotava que desde 1650
contaba con un alcalde mayor de la
Villa de Agüimes donde coincide con un alcalde ordinario
nombradonpor el obispo y en las villas de Adeje y Santiago donde también figura
un alcalde ordinario nombrado por el señor jurisdiccional. Como ya se ha
señalado, la R. O.
de 13 de junio de 1752 dispuso que los alcaldes reales fuesen nombrados por la Audiencia, a propuesta
en terna de los corregidores entre los vecinos de las parroquias o pagos
respectivos que contasen con algunos bienes raíces, buen genio y autoridad. No
obstante, el lugar de Santa Cruz de Tenerife obtiene por R. 0. de 18 de enero
de 1755 la facultad de que su vecindario propusiese a la Audiencia la terna para
la designación de su alcalde.
Aunque la Audiencia por provisión
de 10 de agosto de 1752 requiere a los corregidores el cumplimiento de la R. 0. de junio de 1752, sin
duda debieron surgir desavenencias entre ambas instituciones. Ello se desprende
de la representación que Ayerbe Aragón, corregidor de Gran Canaria, dirige al
Consejo el 8 de junio de 1769, señalando que cuando entró en el cargo el 20 de
septiembre de 1767 pidió informes a los párrocos para poder elegir alcaldes y,
según los méritos, elaboró la terna pero la Audiencia siempre elegía
al tercero. Para Ayerbe esto era un gran contratiempo porque costaba trabajo
encontrar persona por la cortedad de la isla, «pues el que tiene conveniencias
abunda en altivez, el que le sobra fama carece de medios, y al que le asisten
todas las circunstancias se exime por varios fines».
1788.
Es reformado el reducto conocido
como Casa Mata.
Este Torreón, final de la Muralla que protegía la
ciudad de Las Palmas, era redondo, hasta que, arruinado en 1599 por los
holandeses, lo reedificó el Capitán D. Francisco de la Rúa, siendo Gobernador y que
en memoria de la matanza que sufrieron los invasores en este paraje, le dio el
nombre del Castillo de Casa Mata. Refjriéndose a él dice Fr. José de Sosa, que
era muy fuerte, aunque pequeño y que entonces era, un torreoncillo de dos o
tres piezas, que hicieron el mayor daño a los holandeses estorbándoles para que
no entrasen por los muros de la ciudad, a los cuales por el paramento exterior
barría resguardando con sus fuegos su puerta y entrada, y que se hizo
acasamatado este Castillo por estar bajo una colina que lo domina y que si
fuese tomada por el enemigo, ofendería mucho a su plataforma, por lo que
estando así cubierto, tiene capacidad para jugar 2 ó 3 piezas libremente para
guardar la muralla, que es el motivo principal de su construcción. Hermosilla
dice: «...su figura bastante parecida á
los regulares que se usan en las fortificaciones modernas: tiene en la parte
mayor la altura de I2 varas y 6 en la menor; sus caras una de 23 varas y otra
de I9 1/2, el flanco que defiende la cortina citada tiene 16 varas y el opuesto
14 1/2, sus ángulos de la espalda y del fuego rectos y el flanqueado de 110
grados, es capaz de cinco cañones y los que tiene son del calibre de á 18, su
fábrica es de las mejores que se descubre de buena sillería y mampostería,
tiene flanco alto y bajo en la parte de la cortina, pero sin más que un pequeño
repuesto de pólvora y el reducido Cuerpo de Guardia sencillo de Piedra y Barro
en la gola sobre el terraplén del Baluarte, inútil, por esto y estar este
Fuerte dominado desde la altura De Quesada que á distancia del alcance del
Fusil se eleba considerablemente, sin que la Artillería de Mata
pueda dirigirle tiros á su cresta, pero la de la Plataforma de San
Francisco la defiende ó se opone á la cumbre de la citada altura con tres
cañones de á 12.
En el Fuerte de Mata es indispensable y urgente hacer de nuevo la escalera (que será de canteria), también la
mayor parte de sus parapetos y embrasuras, recorrer la explanada, hacer ó
habilitar de nuevo el Cuerpo de Guardia, y muy útil elevar y aspillerar los
parapetos de dicho baluarte, á fin de cubrir asi el edificio, como los fuegos
del flanco que defiende la cortina, cuyo costo el del material y la obra que
es, no puede executarse menos que con la cantidad de tres mil pesos tiene 5
cañones de hierro del calibre de á 18 y 6 cureñas de plaza, 5 en que están
montados los cañones y una de respeto La guarnición de este Fuerte consiste en
un soldado casado que vive en él...»
Parece podían jugar en él 9
cañones y en 1779 era la mejor fábrica de la isla, hecho con buena mezcla de
cal, sillería y mampostería. En la pared que mira a la cortina tiene flanco
alto y bajo.
Hasta 1780 no había en este
baluarte más que un mal nicho. debajo del terraplén, el piso de entrada por la
gola y cubierta de madera para pólvora, así como un reducido Cuerpo de Guardia
sencillo, de piedra y barro, que estaba arrimado por el interior sobre el
terraplén a la gola. Inútil, por lo viejo, y destrozado, y también por que
estando este fuerte enteramente dominado desde la altura que tiene a su frente
y a distancia del alcance del fusil, no puede ser batido desde él. Se reparó de
nuevo en 1780 reconstru-yendo los parapetos, troneras, explanadas, banquetas,
escaleras de comunicación, almacenes para pólvora, pertrechos y Cuerpo de
Guardia. Los merlones o parapetos estaban aspillerados para fuego de
Infantería, pues están elevados para quedar desenfilados de la altura de
enfrente.
En la actualidad este Castillo
con varias adiciones, sirve de alojamiento a fuerzas de Artillería y en los
planos que se acompañan puede verse la forma del mismo, distintos detalles de
él así como su actual aplicación, no dando más detalles por ser una obra que
aún (1996) se utiliza con fines militares, si bien no como obra de
fortificación que carece de valor, sino como alojamiento. (En: José María Pinto
y de la Rosa.
1996)
1787 Noviembre 16.
Oficio dirigido por Fausto
cavallero, ingeniero militar de la metrópoli al gobernador de la colonia
Marques de Branciforte, dándole informe sobre el primer reconocimiento
realizado en 1787.
En 1787, el Ingeniero Militar Don
Fausto Cavallero, dirigió al Excmo. Señor General Marqués de Branciforte, el
oficio que a continuación se transcribe, cuyo original se encuentra en el
Archivo de la Comandancia
de Ingenieros de Canarias. Dice asi:
«EXCMO SR.- En cumplimiento de
las orns y eficaces encargos de V:E. pa qe en mi 1er reconocimito de la Plaza, le ynforme qto
comprehenda conducente aldebido estado de sus fortificacions; y teniendo
presente el art. 11 trazo 10 libo 8, tomo 4° de las R. Ordenzas Resulta de mi
obligación el manifestar á V:E. desde luego las Causas por que no se hallan ni
pueden subsistir dhas fortificiones en disposición de regular defensa, como
combiene y V.E. lo decea; A menos de un continuo Costoso gasto de
entretenimiento ynsoportable al corto yngreso de sus dotacione y perjudicial á
los Reales yntereses; Segun parece lo evidencio á continuacion.- El frente
Atacable de ella se estiende á 2.100 tuesas de Plaia accesible proporcionada
para el arrimo de todo Buque menor que yntente un Desembarco, y cómoda para
apróxi- marse á solamente los mayores, asi a la vela como á el ancla, segun mas
les combenga en tiempos regulares que son quasi generales en esta Situación.-
Para su defensa contiene 17
Puestos, entre Castillos y Baterías, cuyos yntermedios los une un parapeto; y á
mas tiene el Almazen gral de Pólbora ymediato al Mar con 3.200 quints
existentes.- En lo ynterior de la
Plaza es yndispensable el Vivaque, Guardia del Muelle,
Prevenciones y resguardo de Edificios Militares, y reduciéndose el total de su
Guarncion á solo unos 200 hombres presentes para la fatiga Ordinaria, no es
posible atender á su total custodia como lo requiere: Luego siendo yrremediable
por este tér-mino el Descubierto, lo a de ser ygualmte el extraordinario menos
cabo de las Fortificaciones expuestas a la voluntariedad del Vecindario,
Foragidos y Transeuntes de todas Naciones que concurren á esta Plaza y Puerto,
como Casa pral del Comercio de la
Provincia con Europa, América y Africa.- Si sobre la falta de
Guarnon no recayese también la de aquellas providencias governativas con que
están bien ordenadas otras Plazas, principalmente las de Orán y Ceuta que son
en gran parte adaptables á esta de Sta Cruz, pudiera suplir V:E. alguna escacés
de guarnición con sus acertadas disposiciones propias del Celo, ynteligencia y
loables deseos del mejor Servicio del Rey que á todos nos constan; Pero en la
presente Constitucion que estamos viendo entrar y salir frecuentemente toda
especie de Gentes y Naciones, Vezinos, forastéros; Españoles, estrángeros,
buenos ó malos amihos, sin que V:E. sepa quienes son ni sus destinos; Que unos
se alojan en casas particulars de la
Plaza ygnorando V:E. su entrada y salida; y otros segun su
Clase se albergan ú acogan donde encuentran cabida sea ó no parte de las
fortificaciones; con otros varios
perjuicios que ocasiona la falta de Policia y Govierno propio de toda Plaza de
Armas; Como es dable qe degen de faltar los herrages y maderas de puertas y
rastrillos; los tablones y lozas de explanadas; Canteria de Angulos, Montantes,
Banquetas y Crestas de Parapetos; Estacas costosas que por justa providencia
hemos recogido 421 de 2186 que se avian colocado la próxima sxma pesada; y
finalmente quantos menoscabos atrae por varios términos la citada libertad«.
«Si se atiende á los reparos y
remplazos al paso que ocurran las faltas, yncurriremos en el continuo
ynsoportable gasto referido; y si no llegara asceleradamente la ruina á
términos qe carezca la Plaza
de algunas defensas quando pueda necesitarlas, ó le questen al Rey Crecidas
sumas quando combenga redificarlas y los Enemigos den tiempo para ello.- Estas
mismas reflexiones tiene V:E. advertidas y premeditadas desde antes de mi
venida, con tantos justos motibos como se le án proporcionado pa fundarlas
durante su mando segun me consta pr nuestras frecuentes consultas sobre el
asunto, dirigidas Siempre al debido mejor Serbicio de Ambas Magestades. De
Consile solo me cabe el renovarlo á la consideración de V:E. por si pudiese
proporcionarse el medio mas oportuno entre los Visibles extremos explicados;
sin relevarme de reiterarlo con el debido detalle en la Relacion Gral y Plan
de Defensa qe presentaré á su época.- Dios guarde á V:E. muchos años.- Sta Cruz
de Tenerife I6 de Noviembre de I787.- Excmo Sr.- Fausto Cavallero.- Al Pié.-
Excmo Sr Marqués de Branciforte».
1788. Una de las poblaciones, que más atraían la
mirada escudriñadora del Tribunal, era la Capital entonces de Chinech (Tenerife), la Ciudad de Eguerew )La Laguna), que encerraba en
su sello una sociedad criolla escogida de ilustradas personas, compuesta de la
primera nobleza de la colonia donde se leían y comentaban las obras filosóficas
é históricas, que en tanta abundancia salían de las prensas europeas. En una de
esas reuniones había dicho D. Fernando de la Guerra, Marqués de San Andrés, que: ”La vida de
Job era un poema ó parábola,” y parece que se atrevió á traducir algunas
estrofas en verso castellano. Sin ser el Marques un Fray Luis de León, aunque
más afortunado que el ilustre sacerdote, se le denunció y fue sumariado.
Un Doctor en leyes de la misma Ciudad, D. Tomás Domingo
Saviñon, tuvo la misma desgracia, por haber abusado de la Sagrada da Escritura en un
pedimento.
Los nobles criollos isleños, Marqués de Villanueva del
Prado, D. Fernando Molina y, Quesada.. D. Juan de Torres Cherino, y D.
Bartolomé González de Mesa, se les procesó en 1788, "por leer las obras de
Voltaire. También se vio envuelto en un proceso inquisitorial D. Juan de Matos
y Azofra, vecino de Las Palmas, por no ayunar en días de precepto, y mezclar
carne y pescado en días de vigilia.
Pero ninguno de esos procesos llegó á alcanzar la
celebridad, del que se instruyó contra el criollo D. Cristóbal del Hoyo
Solórzano, Marqués de San Andrés y Vizconde del Buen Paso. Era este isleño un
hombre notabilísimo por su talento, sus novelescas aventuras, y sus
excentricidades. Había nacido en la
Isla de la
Palma, y se había educado en Europa, cuyas principales
poblaciones había recorrido diferentes veces, deteniéndose en ellas y
frecuentando su alta Sociedad, puede decirse, que era el tipo del noble de la Regencia, valiente
atrevido y enamorado sin creencias ni moralidad pero con un talento chispeante,
digno de un Quevedo.
En mal hora se le antojó volver á Tenerife, donde tenía
sus principales propiedades. Aquí se enamoró de una sobrina, y como no quisiera
casarse con ella, ó al menos, no se diera prisa á ello, el Obispo D. Lucas
Conejero, protector de aquella nueva Dido, hizo tan buena diligencia, que vino
de Madrid una orden del Rey para secuestrarle sus bienes, y encacerlarle en el
Castillo de Paso Alto, donde estuvo ocho años, ocupado en hacer versos á su carcelero
el Comandante General Marqués de Valhermoso.
Al fin, una noche se fugó, y pudo salir de Tenerife,
refugiándose en la vecina Isla de la
Madera, desde la cual pasó á Lisboa. Casóse á los pocos años
en Galicia, con una joven, que podía ser su nieta, y se estableció en Madrid,
después de obtener el olvido de sus pasadas travesuras.
En la Corte
de la metrópoli fue donde escribió las dos obras, que le proporcionaron la
honra de ser procesado por la Santa Inquisición. Ambas eran una colección de
cartas, de las cuales la primera, se refería á sus aventuras personales, y
llevaba por título.-“Cartas diferentes, á diferentes asuntos y á un asunto
mismo, recogidas por un religioso apasionado y sin pasión alguna, á el aire
dadas, y á la buena dicha sueltas, sin que en su desdicha pretenda del mundo ni
de sus felicidades, más felicidades que hacer chacota del mundo.” Y la
segunda, se titula- “Cartas de Fr. Gonzalo GonzÁlez de la Gonzalera Sobre
las costumbres de la corte.”
Ambas colecciones habían sido denunciadas á la Inquisición, y
recogidas en Madrid donde se calificaron; pero al hacer viaje el autor á las
Canarias, envió algunos ejemplares, lo cual sabido en Las Palmas por denuncia
de una criada, dio ocasión al ruidoso proceso que le condujo á las celdas del
convento de San Agustín, cuando ya contaba una edad muy avanzada.
De la primera obra, que no fue objeto de la causa, porque
sus ejemplares habían desaparecido, solo citarémos el párrafo siguiente:
En viaje de la Madera á Lisboa, corrió una
deshecha tormenta, y al describirla, nos dice- “Mis criados, tres mujeres que
venían, dos frailes y otros portugueses, llamaban por cuantos Santos tiene el
Cielo á gritos; y esto de gritar lo tengo por bobería, porque ninguno ya en el
cielo es sordo. Na-die á mí no oyó palabra, yo si oía á todos y notando con
admiración, que ninguno pedía perdón á Dios de sus pecados, ni se dolía de
haberlos cometido, sino contratando la vida con éste, aquel, y el otro Santo, á
promesas de aceite, y á ofrecimiento de misas, dejaban ir pasando el tiempo,
sin arrepentirse de la culpa. Puede ser que esto sea así muy bueno, pero á dos
tirones no me lo hacen creer a mi, lo tontos en el aceite interesados.” Al leer
sus cartas, se duda que hayan podido imprimirse en España, tal es la libertad
de su lenguaje, especialmente cuando trata asuntos religiosos.
Aunque no hayamos visto su última obra, hemos examinado
las calificaciones que firmaron en Madrid Fr. Francisco Izquierdo y Fr.
Sebastián Eranso, el 19 de Enero y 3 de Febrero de 1747, y de ellas entresacaremos
algunos párrafos para que nuestros lectores puedan apreciar el estilo intención y atrevimiento del festivo Voltaire
de las Canarias. Copiamos textualmente: Página 81.-Hablando del Cristo del
llanto dice: «Que á su parecer hace milagros y que los demás no entienden de
esto.
palabra.» Página 227.-Hablando de los vicios del Clero y
de las reformas del Concilio de Trento dice: “Pregunta á esos idiotas ¿con
tantos años de Concilio, y con decretos tantos, hemos remediado alguna cosa? Yo
no lo sé ni ellos tampoco.”
Página 305.-Dice que, Dios no puede dar permiso al Diablo
para hacer mal, “sino
también, que ni se lo puede dar, porque Dios no puede
hacer cosa mala.”
Página 307.-Asegura que el demonio no tienta á los
hombres, y añade: “¿Para qué es la friolera de levantar al Infierno testimonio,
ni al Demonio falsedades?”
Página 342.-Hablando de Dios, y del permiso de tentar á
los hombre dado al Diablo, se expresa así: “Quien permite una cosa pudiéndola
embarazar, ciertisimamente es que la quiere.”
Página 440.-Dice del Diablo: “El primer Doctor de los
.Infiernos, antes que fuera
Demonio, maldita cosa que sabia.”
Página 530.-Dice: ”Por más que los Concilios clamen en no
habiendo interés propio, tema, ó respeto con utilidad, pocos ó ningunos
Superiores se conmueven con ardor, y caso que lo emprenda con Católico celo
alguno, á la primera frailuna representación, suelta la cruz en el suelo.”
Página 552.-Concluye burlándose de cuanto los Predicadores
y Confesores dicen, referente á las astucias del Demonio, y de la persuasión en
que acerca de eso están los fieles. Omitimos las citas principales, porque no
senos tache de irreverentes.
Instruida la causa, fue llamado á Las Palmas en Septiembre
de 1759, y se le dio por cárcel una celda del convento agustino. El 2l de Enero
de 1760 presentó el Marqués sus descargos, en los que revela una habilidad y
erudición notabilísimas. Ayudó e con sus consejos,.su letrado defensor D.
Marcos Arbelos.
A pesar de estar el libro calificado, según antes hemos
dicho, volvió á calificarse en Canaria por Fr. Agustín Figueredo, y se remitió
la causa en consulta á la
Suprema, siendo Inquisidor de estas Islas D. José de Otero
Cossio. Uno de los incidentes más curiosos del proceso, fue la petición Fiscal,
por la que solicitaba éste con empeño se le diese tormento al reo, á fin de que
confesara la verdadera interpretación de los párrafos transcritos, y la de los
que prudentemente hemos suprimido.
El reo tenía entonces 84 años. Afortunadamente el Santo
Oficio, á pesar de su sanguinario código, no era tan estúpido, como el señor
Inquisidor Fiscal, y no accedió á su irracional solicitud. La
Suprema mandó al fin, que el Marqués abjurase de levi, y se
le impusieran saludables penitencias. El anciano poeta abjuró, golpeando sin
duda el suelo como Gali1eo, y se retiró á Tenerife, sin perder su afición á las
buras, á los versos y á la
Enciclopedia.
Su fama ha llegado hasta nosotros, y será imperecedera,
porque tuvo el valor, raro en todos tiempos, de combatir los abusos y
supersticiones, seguro de que la posteridad anularía el fallo, que sobre él
lanzaron sus contemporáneos, y le había de colocar en el lugar que merece todo
valiente campeón del progreso. (Agustín Millares Torres;1981)
1787 Agosto 23. Las diligencias que se practicaban por parte de la Inquisición española
en la colonia de Canarias para controlar la difusión de libros, quedó recogido
como tales ocasiones se practicaban, en
carta de 23 de Agosto de 1787, en esta. forma: “Luego que anclan cualesquiera embarcaciones en el Puerto (de Las
Palmas), va a su bordo la visita do sanidad, y hecha, viene a tierra su capitán
con el de mar y cónsul de la nación. Primero van a casa del gobernador de las
armas, y desde allí á las casas del Tribunal; si es hora competente entran en
él, y ante el secretario más antiguo, se le recibe juramento al Capitán, en que
declara, de que nación y religión es, de que Puertos viene, que carga trae y
pasajeros; y sino es hora de Tribunal, se hace la misma visita en la Posada del Inquisidor mas
antiguo; y después, al tiempo de echar la carga en tierra, pasa el secretario, y registra lo que le
parece, de cuyo registro ha resultado en
muchas ocasiones el recoger cosas, que ridiculizan N. S. Religión, sin
embargo de haber declarado los Capitanes antes, no traer cosas contra ella.”
Frecuentes eran las sumarias instruidas por leer libros
prohibidos, apareciendo como reos las personas más ilustradas y poderosas del
Archipiélago, únicas que entonces podían entender el francés ó el inglés,
idiomas en que el pensamiento vaciaban con preferencia el molde de la futura
revolución.
En los secretos informes del Santo Oficio se ve aparecer
con frecuencia el odiado nombre de Voltaire, cuyas obras parece que eran leídas
por todos los isleños cultos, y corrían sigilosamente de mano en mano,
sustrayéndose como duendes, á las redes tendidas por los vigilantes Comisarios.
También el revolucionario Rousseau, aunque menos
comprendido que el burlón filósofo, era objeto de las atenciones de alguno
espíritus superiores, que entreveían , en medio; de aquellos sueños,
inaplicables en teoría, los relámpagos de una tempestad próxima, seduciéndoles
el encanto de aquella prosa inimitable y de aquella irresistible lógica.
Muchas veces, y éste era uno de los mayores tormentos de
los Inquisidores, las au-toridades coloniales principales, como eran el
Comandante General y el Regente, daban el ejemplo de estas horribles lecturas,
y aunque los enviaban con gran placer,
no se atrevían, como en tiempos más felices, á proceder abiertamente contra ellos,
sin consultar á la Suprema,
que muchos meses después, contestaba invariablemente, “sobresean por ahora”.
¿Qué podía esperarse de un gobierno en la metrópoli en que habían logrado
escalar los primeros puestos del Estado, hombres tan peligrosos, como Jovellanos,
Floridablanca, y Campomanes?
Rabia llegado el desenfreno á tal extremo, que el Marqués
de Branciforte, Comandante General de la Provincia, y Presiden te de su Real Audiencia, se
atrevió á. decir un día, en que se trataba de dictar una providencia, que él
suponía excesivamente injusta.-«Señores, ¿estamos en Turquía, ó en el Tribunal
de la Inquisición?
Por esto decían, refiriéndose al mismo General, denunciado
segunda vez por leer obras que estaban en el Índice.- “El Tribunal está
perjudicado, que hay necesidad de que V. A. tome una providencia seria, en
orden á libros prohibidos, y más, contra los que usan las obras de Voltaire y Rosseau.”
“El mal ejemplo de los jefes se difunde por todos, sin que
nosotros lo podamos remediar aunque lo
vemos y tocamos con bastante dolor. Por una parte, el Comandante General, y por
otra el Regente de la
Real Audiencia, cuya causa remitimos á V. A. con carta de 26
de Abril, son dos que pervierten todo el pueblo, con su modo de hablar, y
desprecio del estado eclesiástico y Tribunal de la Inquisición. De
aquí nace que es bastante común en estas Islas el burlarse de las censuras, y
usar libros prohibidos.”
¡Qué angustiosa situación! Sin embargo la guerra
continuaba; y los Inquisidores perseguían cada día, con mayor encarnizamiento,
todo libro que venia del extranjero.
Habiamos, pues, llegado á una época en que la, luz
iluminaba la cima de la montaña, quedando su ancha base en completa oscuridad.
Las clases elevadas eran. Libre pensadoras; el pueblo creía en brujas, hoy, por
un extraño cambio, la base está bañada en luz, y la cima se cubre á veces de
oscuras nubes, El pueblo ya no cree en
brujas, y en las altas clases hay todavía algunos, que verían con gusto
instalarse
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