1626 Marzo 21.
Eduardo Pedro García Rodríguez
Nace quien andando el tiempo
sería el Santo de la secta católica Hermano Pedro de San José de Betancur en el
municipio de Vilaflor de Chasna, en el sur de Chinech (Tenerife.) Hijo de Amador
de la Rosa y de
Ana García, toma no obstante su apellido, muy, probablemente de su tatarabuelo,
Juan de Betancur, o de su padrino de bautismo práctica muy habitual en aquellos
años. Es el primer santo católico en la iglesia de esta confesión en Guatemala,
que no santo canario como pretenden algunos, pues fue canonizado como santo de
Guatemala no de Canarias.
El joven Pedro era un hombre
creyente y de intenso fervor religioso. Es posible que aprendiese a leer y
escribir con los agustinos del convento de Vilaflor. De los primeros testigos
de su causa, conocemos que padeció una gravísima enfermedad en su infancia, y
que encomendándose a San Amaro, de quien era muy devoto, terminó por curarse y
recobrar la salud.
No era hombre ilustrado, la
tradición lo pinta como afable, dulce en el trato, tendente al bien, de mucha
de fe y amor a Dios. Los años que transcurren hasta 1649, año en que se embarca
para América, discurren en esta zona sur de la isla, desde la cumbre hasta la
costa, y viceversa, cuidando las cabras del Mayorazgo de la familia Soler. Esta familia era
propietaria de unas cuevas en el barranco de Los Saltaderos (próximo al actual
Aeropuerto Reina Sofia).
Con la edad de 23 años emigró a
-América, y se estableció primero en Cuba y
luego se trasladó a Guatemala.
Apenas desembarcado en el Nuevo Mundo, una grave
enfermedad lo puso en contacto directo con los más pobres y desheredados.
Recuperada inesperadamente la salud, quiso consagrar su vida a Dios realizando
los estudios eclesiásticos pero, al no poder hacerlo, profesó como terciario en
el Convento de San Francisco, en la actual La Antigua Guatemala,
con un bien determinado programa de revivir la experiencia de Jesús de Nazaret
en la humildad, la pobreza, la penitencia y el servicio a los pobres.
En un primer momento realizó su programa como
custodio y sacristán de la
Ermita del Santo Calvario, cercana al convento franciscano,
que se convierte en el centro irradiador de su caridad. Visitó hospitales,
cárceles, las casas de los pobres; los emigrantes sin trabajo, los adolescentes
descarriados, sin instrucción y ya entregados a los vicios, para quienes logró
realizar una primera fundación para acoger a los pequeños vagabundos blancos,
mestizos y negros. Atendió la instrucción religiosa y civil con criterios
todavía hoy calificados como modernos.
Construyó un oratorio, una escuela, una
enfermería, una posada para sacerdotes que se encontraban de paso por la ciudad
y para estudiantes universitarios, necesitados de alojamiento seguro y
económico. Recordando la pobreza de la primera posada de Jesús en la tierra,
llamó a su obra «Belén».
Otros terciarios lo imitaron, compartiendo con el
Beato penitencia, oración y actividad caritativa: la vida comunitaria tomó
forma cuando el Beato escribió un reglamento, que fue adoptado también por las
mujeres que atendían a la educación de los niños; estaba surgiendo aquello que
más tarde debería tener su desarrollo natural: la Orden de los Bethlemitas y
de las Bethlemitas, aún cuando éstas sólo obtuvieron el reconocimiento de la Santa Sede más tarde.
El Beato Hermano Pedro se adelantó a los tiempos
con métodos pedagógicos nuevos y estableció servicios sociales no imaginables
en su época, como el hospital para convalecientes. Sus escritos espirituales
son de una agudeza y profundidad inigualables.
Tomó lo hábitos de la orden
terciaria de los franciscanos.
Recorría las calles de Santiago
de Los Caballeros, provisto de una campanilla al encuentro de los pobres,
enfermos y necesitados. Su casita de Belén fue el primer establecimiento
hospitalario para convalecientes, allí permanecían hasta su total recuperación.
También servía de oratorio y escuela.
Fundó en 1653 la orden
Betlehemita.
Allí murió con fama de santo en
el año 1667, a
los 41 años de edad.
Ya en año 1771, 1a secta de la
iglesia católica reconoció las virtudes del pastor chasnero.
El Papa Juan pablo II lo
beatificó el 22 de junio de 1980, y lo canonizó el 30 de julio de 2002 en
Guatemala. Su fiesta católica se celebra el 24 de abril.
El culto al Hermano Pedro en
Tenerife.
En cuanto al culto al Hermano
Pedro en Tenerife no se sabe si fue simultáneo o posterior a Guatemala. Los
primeros datos se refieren al año 1700, aproximadamente 20 años después de su
muerte cuando se inició el proceso de canonización y varios testigos de la isla
declararon en la causa.
La primera cita la encontramos en
Viera y Clavijo, hacia el año 1712 donde por decreto del 8 de abril. el Cabildo
General de acuerdo con el obispo Don Juan Ruiz Simón, solicita al prefecto
general de los Betlehemitas dos religiosos para atender el Hospital de San
Sebastián de La
Laguna. Religiosos que que en número de tres llegaron a las isla
en 1722 y terminaron marchándose en el año 1724 por desacuerdos con las
autoridades.
Muere apenas a los 41 años el que en vida era
llamado «Madre de Guatemala». A más de tres siglos de distancia, la memoria del
«hombre que fue caridad» es sentida grandemente, viva y concreta, en su nativa
Tenerife, en Guatemala y en todos los lugares donde se conoce su obra. El
Hermano Pedro fue Beatificado solemnemente por Vuestra Santidad el 22 de junio
de 1980, en un acontecimiento de incalculable valor pastoral y eclesial para
Guatemala y para toda América.
La cueva.
A lo largo de los siglos la cueva del Hermano
Pedro ha sido visitada por muchas personas como lugar de culto y devoción al
frailecito de los pobres, en ella los pastores y visitantes acostumbraban a
dejar cajetillas de cigarrillos velas y otras cosas de las cuales se servían
los traseuntes, los cuales a su vez a la menor oportunidad reponían con creces
los artículos tomados. Esto fue así hasta que la iglesia de la secta católica
tomó cartas en el asunto a raíz de la canonización de Pedro Bentacurt. A partir
de entonces la cueva la han convertido en un santuario con cura fijo, y
aquellos objetos que los visitantes aportaban espontáneamente, hoy están
controlados por el clero católico el cual fiel a sus tradiciones mercantilistas
ha puesto precio a lo que antes era gratuito.
En la costa del término municipal
de Granadilla de Abona, entre lo que hoy es San Isidro y El Médano, a unos 420 m de la cabecera oriental
del Aeropuerto Reina Sofia, enclavado en un barranco conocido con el nombre de
Los Saltaderos o Los Balos, se halla "La Cueva del Hermano Pedro".
Se trata de dos cuevas anexas,
una pequeña que cumplía las funciones de cueva habitación y la otra, más
grande, que era el corral. En la actualidad el corral se dedica a
las ofrendas, y en la habitación
hay una imagen del Hermano Pedro y algunos cuadros
de su iconografia. Próximo a
éstas hay un Ere.
Después de años de abandono y
olvido el lugar donde se halla la cueva ha sido objeto de muchas mejoras
siempre acordes al entorno. Últimamente con la colaboración de AENA.
Asimismo se han acondicionado las
carreteras de acceso.
La primera mención que
encontramos respecto a la cueva se refiere a su biógrafo San José de la Concepción en su obra:
Historia Betlemítica. Vida exemplar y admirable del Venerable Siervo de Dios
Pedro de San Joseph de Betancur, fundador del regular instituto de Bethlehen,
Sevilla (1723) (De la rosa Olivera, Leopoldo).
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