EFEMÉRIDES DE
LA NACIÓN CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
ÉPOCA COLONIAL: SIGLO XVII
DECADA 1581-1590
CAPITULO XIV-XI
Guayre
Adarguma Anez’ Ram n Yghasen
1599. Desatendido el mandato, la corona
perdió autoridad, dejándose el resto tras desembarco de holandeses en Tamaránt
(Gran Canaria), en 1599. Ocupada sin tropezar con resistencia, los flamencos
respetaron al pueblo llano, liquidando jerarcas, eclesiásticos y civiles, con
aprobación general. Al no tener intención de quedarse con la isla, porque no
les pareció rentable, la abandonaron por su pie. Para ocultar que la afrenta
fue posible por pura estupidez del poder, se acusó a los naturales de haber
vendido a los moros armas y pólvora, que nunca mandó el rey español, sacándolas
en cajas de azúcar y confitura. Al
respetar al pueblo llano, en sus personas y pertenencias.
En buenas relaciones con la población,
hubiesen podido permanecer indefinidamente en la isla, pero la abandonaron por
su pie, sin causa conocida que les forzase.
1599.
Con motivo de la invasión de la
armada holandesa al mando de Peter van der Does, fue incendiado este Castillo
de La Luz en Las
Palmas de Gran Canaria desapareciendo todo lo susceptible de arder, como la
vivienda del Castellano, las escaleras y la puerta principal entre otras cosas.
1599. Es incendiada por la tropas de Meter Van der Does la ermita
de los pescadores dedicada por la secta católica a San Telmo n Winiwuada n
Tamaránt (La Palmas
de Gran Canaria). Actualmente la
Ermita de San Telmo nos recuerda una característica propia
del barrio Triana hasta el siglo XIX:
Triana era un barrio marinero. Esta ermita fue construida en el siglo XVI al
norte de la ciudad por los mareantes, por la Confraternidad de
Mareantes. Se reconstruyó en la primera mitad del siglo XVII.
Se trata de una ermita con planta rectangular y con una sola nave. Su portada presenta una solución clasicista con un referente goticista que apreciamos en su arco ligeramente apuntado. Es un ejemplo de arquitectura mudéjar con portada gótico-renacentista. En su interior es digno de mención, además del artesonado mudéjar y el retablo, la Inmaculada procedente del Convento de las Bernardas. El ilustrado español marqués de Lozoya atribuyó a Alonso Cano esta imagen. Otras obras magníficas y de gran devoción son: el Señor de la Burrita y el Niño del Remedio.
1599. Gonzalo de Saavedra, colono esclavista autodenominado señor
de la isla Erbania (Fuerteventura), acuerda constituir Pósito, en las mismas
ruinas de la Parroquia
de la secta católica en Betancuria, constituida en capital de la isla, cuyo
funcionamiento como reserva de trigo tendrá lugar en lo sucesivo y en los
próximos años, del recién llegado siglo XVII, en el que Roldán apunta que se
ahuyentó el hambre. Si bien en 1639 ya se tienen noticias de la existencia de
nuevas hambrunas, y es asaltada una carabela portuguesa surta en Caleta de
Fuste que pretendía llevar trigo a la
Madera y no permitiéndose la salida al recordar que en los
años anteriores murieron de hambre muchas personas. Pero es desde 1650 cuando
Erbania (Fuerteventura) se va a ver envuelta en una sucesiva serie de grandes
hambres que culminarán en la de 1721 y siguientes, probablemente la mayor
calamidad de su historia colonial.
1599.
Los nativos de estas islas fueron en ocasiones materia de cesión o venta, en especial en la península ibérica. Los conquistadores llegaron a abonar parte de las deudas contraídas durante la preparación y gastos de la conquista con nativos, o más bien, como los que se habían rebelado o presentado batalla, que en Tenerife fueron mayoría, aunque bien es cierto que el conquistador Lugo, traicionando la palabra dada, hizo esclavos también entre los hombres de paz. Recuérdese que el conquistador Alonso de Lugo había pedido, para la conquista, préstamos al duque de Medina Sidonia (Enrique de Guzmán), a los mercaderes genoveses Viña y Palomar, al clérigo mallorquín Angelate, y al comerciante Guillermo de Blanco (comerciante de esclavos), e incluso llegó a empeñar a sus hijos Pedro y Fernando a Inés Peraza para "que le diese sobre ellos batimentos para la dicha conquista". Finalizada la conquista, el duque de Medina Sidonia reclamó la devolución del capital invertido y sus intereses, abonando Lugo con "dineros, esclavos y ganados". A Angelate y a Blanco les entregaría, según lo convenido, "de los esclavos e ganados que ay o se ovieren de los de la dicha conquista a cumplimiento de setenta esclavos e mil e quinientas cabezas de ganado"; a Mateo Viña, treinta y cinco esclavos; a Palomar, ochenta esclavos (Romeu de Armas "Alonso de Lugo en la corte de los Reyes Católicos"); a Suárez de quemada le entregó "catorce o quince esclavos" por haber acudido a Castilla "a concertar la venida de la gente del duque de Medina Sidonia"; al bachiller Soto, le agració con "seys esclavos"; a Diego Maldonado, "otros seys esclavos"; incluso un Mencey, que Viera y Clavijo opinaba era Bencomo, rey de Taoro, fue regalado al embajador de Venecia por el rey Fernando de Aragón. Por su parte la investigadora María Rosa Alonso postula que fue el de Daute.
Los nativos de estas islas fueron en ocasiones materia de cesión o venta, en especial en la península ibérica. Los conquistadores llegaron a abonar parte de las deudas contraídas durante la preparación y gastos de la conquista con nativos, o más bien, como los que se habían rebelado o presentado batalla, que en Tenerife fueron mayoría, aunque bien es cierto que el conquistador Lugo, traicionando la palabra dada, hizo esclavos también entre los hombres de paz. Recuérdese que el conquistador Alonso de Lugo había pedido, para la conquista, préstamos al duque de Medina Sidonia (Enrique de Guzmán), a los mercaderes genoveses Viña y Palomar, al clérigo mallorquín Angelate, y al comerciante Guillermo de Blanco (comerciante de esclavos), e incluso llegó a empeñar a sus hijos Pedro y Fernando a Inés Peraza para "que le diese sobre ellos batimentos para la dicha conquista". Finalizada la conquista, el duque de Medina Sidonia reclamó la devolución del capital invertido y sus intereses, abonando Lugo con "dineros, esclavos y ganados". A Angelate y a Blanco les entregaría, según lo convenido, "de los esclavos e ganados que ay o se ovieren de los de la dicha conquista a cumplimiento de setenta esclavos e mil e quinientas cabezas de ganado"; a Mateo Viña, treinta y cinco esclavos; a Palomar, ochenta esclavos (Romeu de Armas "Alonso de Lugo en la corte de los Reyes Católicos"); a Suárez de quemada le entregó "catorce o quince esclavos" por haber acudido a Castilla "a concertar la venida de la gente del duque de Medina Sidonia"; al bachiller Soto, le agració con "seys esclavos"; a Diego Maldonado, "otros seys esclavos"; incluso un Mencey, que Viera y Clavijo opinaba era Bencomo, rey de Taoro, fue regalado al embajador de Venecia por el rey Fernando de Aragón. Por su parte la investigadora María Rosa Alonso postula que fue el de Daute.
Número
de esclavos en Tenerife durante el s.XVI y XVII:
Si
tomamos La Laguna
como pieza de análisis de la mano de Marcos Martín y de Manuela Marrero, vemos
que todo parece indicar que éstos (los esclavos) debieron de ser numerosos en
esta época. La isla apuntaba cifras del 33,13% de la población, que M.Marrero
cree procedían, en especial, de una creciente importación de extranjeros que
fueron sustituyendo paulatinamente al esclavo indígena; La Laguna superaba el
porcentaje antes señalado, y, como ejemplo, véase como en la parroquia La Concepción, entre 1548
y 1599, de las 222 partidas de bautismo registradas, 137 correspondían a
esclavos. La población de La
Laguna en 1514, según la más antigua relación o censo
conocido, redactado en el mes de octubre con el fin de limpiar La Laguna, de , cuyas aguas se
abastecía la villa, aunque incompleta, nos habla de 1580 habitantes y también
de 3000, este último número mucho más probable y donde parece se incluían los
esclavos o parte de ellos, dado que en este año se censan 1658 esclavos (o sea,
más que ciudadanos libres), lo cual sitúa a La Laguna entre las ciudades
con más número de esclavos en orden a la población residente. Procedencia de
los esclavos y de los comerciantes negreros: El 75% de los esclavos del s.XVI
eran negros africanos, siguiéndoles en número los llamados prietos con un 10%,
moriscos el 12% y moros el 1%. Los suministradores más importantes eran
portugueses, pues al fin, eran ellos quienes controlaban las costas de Africa,
abasteciendo de esclavos desde sus factorías de Cabo Verde y Santo Tomé, lo
cual hace que la presencia portuguesa en La Laguna fuera relativamente importante. En la
relación para la limpieza de La
Laguna de 1514, vemos varios portugueses: Juan Alvarez,
residente en la Villa
de Arriba; a Ximón González y Gonzalo Estévanes con residencia en la calle que
va a Sta.María; a Fernando Martín como residente en la calle Sancto Spiritus; a
un sastre, portugués, de la calle Rafael Font; a Alfonso Peres; a
Francisquianes; a Juan Afonso, a Alonso Ramos; a Fernad Baes; y a Alonso Yanes,
como residente en la calle Santa María; todos, o casi todos, mercaderes de
esclavos. No obstante lo dicho, no debemos descartar ni olvidar la conquista de
esclavos por los propios hispanos en Berbería hasta 1572 en que se prohibió por
Real Cédula,
"porque
avemos sido ynformados que algunos particolares desas yslas van a hazer
entradas en Berbería por cobdicia de traer algunos moros os mandamos que de
aquí adelante ni dexeys ni consintays que ninguna persona vezyna ni natural
vaya a la dicha Verberia..."
; a
pesar de ello, Felipe II volvió a conceder licencias a los vecinos de Gran
Canaria para hacer dos entradas al año, para, finalmente, no ponerles ninguna
limitación.
Laguneros
propietarios de esclavos:
En el
s. XVI se comerciaba en los lugares de Castilla con esclavos, lo mismo que con
cualesquiera otras mercancías; los poseedores de esclavos laguneros eran casi
siempre personas de las consideradas de calidad o categoría, o por lo menos
adineradas. Analizando un grupo de 688 dueños de esclavos nos dan los
siguientes resultados:
Entre labradores hay 22 esclavos.
Entre industriales (vestido, calzado, madera, etc.) hay 103 esclavos.
Entre funcionarios de la administración americana hay 26 esclavos.
Entre titulados académicos hay 90 esclavos.
Entre soldados, hombres de armas hay 19 esclavos.
Entre profesionales liberales hay 70 esclavos.
Entre religiosos hay 33 esclavos.
Entre comerciantes al por mayor hay 93 esclavos.
Entre transportistas hay 6 esclavos.
Entre nobles hay 59 esclavos.
Partiendo
de asientos de diversa procedencia, se podría dar con precisión el nombre de
alguno de los propietarios de esclavos de esta época. Como síntesis valgan los
siguientes:
"María de Soria, mulata, a quien su dueño, Pedro de Soria, regidor, había dado..".
"Francisco Alarcón, concede la libertad el 6-03-1575 a cambio de 15.000 mrs. A Alarcón, negro de 50 años de edad...".
"Juan, esclavo de Andrés Fonte, regidor, contaba...".
"Hernando, morisco, esclavo de Hernán González de Hinojosa...".
"Juan Alonso, guanche, bautiza a un hijo suyo cuya madre es Juana de Peña, esclava de Leonor de la Peña...".
"Simón Alvares, portugués, hace bautizar a una esclava llamada Juana...".
"Cornieles Van Enden, bautiza a tres criaturas hijas de María, su esclava".
"Pedro Rico, morisco, bautiza a siete esclavos...".
"Malgarida, criada que había sido se Simón Álvarez, hace bautizar a una esclava suya...".
"Baltasar Marrero y María Hernández, recibieron 106 ducados por liberar a su esclava Isabel Hernández, negra, de 40 años de edad...".
"Juan, esclavo de Francisco Pérez de Vitoria...".
"Gaspar, esclavo de Martín Sánchez...".
"Juan, hijo de Tomás Garvin y de Luisa su esclava...".
"Gonzalo Ianes bautiza a su hijo Domingos, fruto de sus relaciones con Isabel, su esclava...".
"Juan Alvarez de Fonseca dueño de Ana..."... etc.
"María de Soria, mulata, a quien su dueño, Pedro de Soria, regidor, había dado..".
"Francisco Alarcón, concede la libertad el 6-03-1575 a cambio de 15.000 mrs. A Alarcón, negro de 50 años de edad...".
"Juan, esclavo de Andrés Fonte, regidor, contaba...".
"Hernando, morisco, esclavo de Hernán González de Hinojosa...".
"Juan Alonso, guanche, bautiza a un hijo suyo cuya madre es Juana de Peña, esclava de Leonor de la Peña...".
"Simón Alvares, portugués, hace bautizar a una esclava llamada Juana...".
"Cornieles Van Enden, bautiza a tres criaturas hijas de María, su esclava".
"Pedro Rico, morisco, bautiza a siete esclavos...".
"Malgarida, criada que había sido se Simón Álvarez, hace bautizar a una esclava suya...".
"Baltasar Marrero y María Hernández, recibieron 106 ducados por liberar a su esclava Isabel Hernández, negra, de 40 años de edad...".
"Juan, esclavo de Francisco Pérez de Vitoria...".
"Gaspar, esclavo de Martín Sánchez...".
"Juan, hijo de Tomás Garvin y de Luisa su esclava...".
"Gonzalo Ianes bautiza a su hijo Domingos, fruto de sus relaciones con Isabel, su esclava...".
"Juan Alvarez de Fonseca dueño de Ana..."... etc.
Esclavos tinerfeños:
En relación con los esclavos procedentes
de la propia isla de Tenerife, se suponía sólo serían esclavizados aquellos que
se opusieron a la ocupación, o sea, los "alçados" en armas, mas, sin
embargo, según poder dado por Alonso de Lugo a sus socios en presencia del
escribano público y testigos, éstos podrían
"pedir et demander en juisio a fuera
de él e recibir, e recobrar, en su nombre e para ellos, cualesquier esclavos e
ganados e otras cosas pertenecientes a la dicha conquista, que sean, asy en
poder de doña Veatriz de Bobadilla como de otras cualesquiera personas, asy
dados en guarda e en encomendados o hurtados...".
En cuanto a los esclavos llamados
"de las paces", por concesión de la Corona hecha efectiva en las capitulaciones,
pertenecían a don Alonso de Lugo, y entre ellos se encontraban todos los
canarios de Anaga, Adexe, y Abona; pues bien, el conquistador los repartió con
sus socios poniéndoles la condición de que no podían venderlos fuera de los
reinos de Sus Altezas y que la transacción se hiciera por escritura ante
escribano público y con anotación de precio, lo cual era debido a que era de
temer que, en un futuro próximo (como así sucedió), los Reyes declarasen libres
a los mencionados esclavos y obligasen en 1498 a devolverles los
bienes confiscados. Tal proceder, en Alonso de Lugo, era de lo más natural,
dado que era conocido como hombre de poca palabra; recuérdese, en la retirada
de Acentejo, cómo cometió la felonía de engañar y cautivar a un buen número de
indígenas auxiliares, vasallos del Mencey de Güimar, aliado suyo que le
proporcionó mantenimientos para el ejército, así como la información
valiosísima de la tierra que se proponía conquistar, y sin que tal proceder
creara problemas a su conciencia, los lleva a Valencia, donde fueron vistos
entre los días 5 al 9 de octubre de 1494 por el alemán Jerónimo Münzer, y,
vendidos en los diversos mercados esclavistas de la península, lo que confirman
los calificativos que él, o sea sobre Alonso de Lugo se hicieron de
"hombre de dudosa solvencia moral y de más dudosa fidelidad de
palabra" (Alonso de Lugo. Consejo Superior de Investigaciones
Científica. Pág.20), lo que reafirma haciendo esclavo al hijo del rey Bentor de
Taoro, para quien Lugo fue irrespetuoso y desalmado. Cierto (como dice Valencia
Castañeda) es que una Ley de estos reinos, si no prohibía la servidumbre, a lo
menos reconocía ser "contra razón de natura" y mandaba a los jueces a
que ayudasen a la libertad, mas, el Castilla del s. XVI se comerciaba en los
pueblos y ciudades con esclavos igual que con cualquier otra mercancía; por
ejemplo, el 27 de agosto de 1521, Juan Bizcaíno, criado del conde de Benavente,
cambió un esclavo negro y con una señal en el rostro, apreciado en 7.000
maravedís y por una mula tasada en el mismo valor, Bennassar en su tratado Valladolid
en el Siglo de Oro nos comenta la gran población esclava existente en la
ciudad en 1570, procedente, dice, de entre moriscos fundamentalmente, y luego
de negros de Angola y Mozambique, siendo sus propietarios la nobleza, los
licenciados, corregidores, algunos funcionarios, y empresarios, artesanos y
hasta el propio clero (ejemplo de canónigo de la Catedral de Santiago,
Francisco Estaquero, residente en Valladolid; Santiago López, canónigo de la Iglesia Mayor, entre
otros, poseían uno o varios esclavos. (José Álvarez Fernández)
1599 Febrero 13
D. Alonso Pacheco, visitador de Felipe II, se
constituyó en el entonces llamado Puerto y Caleta del Lugar de la Orotava, asistido del
Gobernador de la isla Hernando de Cañizares, de los Regidores Francisco Pérez
de Victoria y Juan Luzardo, y los Maestros de Albañilería Francisco de Acevedo,
Rui Pérez y Manuel Morín, ... y despues
que se ovo y mirado junto al dho puerto i caletas y platicado i tratado sobre
ello, quedó de acuerdo i consierto i diferido que se hiciese un cubelo en una
montaña larga que está junto al dho Puerto y Caleta, la qual es entre la caleta
que dicen del "burgao" i la caleta del puerto, por ser lugar que se
toma una caleta é otra, é alli se acordó que se hiciese un cubelo, de altor de
sinquenta palmos de alto, i de hueco de treinta pies, i que se hiciese de
piedra i cal i argamasa, i con sus cuatro troneras de canteria, i que el dho
cubelo tuviese dos sobrados con sus vigas fuertes i rrecias i ladri-llos por
tabla con su Puerta fornida i con su baluarte alrededor que pueda jugar de
dentro dél una pieza, entre el cubelo i el dho valuarte, el qual valuarte ha de
tener sus saeteras de canteria i cal, i que el dho valuarte aia de tener i
tenga de altor tres pies i de anchor seis palmos...". (José María
Pinto de la Rosa,
1996)
En
la anterior acta de la que dio fe el Escribano de visita Francisco de Rojas, se
hizo constar la conveniencia de dotar al puerto indicado de 6 sacres de bronce
y 6 de hierro con sus correspondientes cámaras y la pólvora necesaria,
calculando los peritos albañiles que el costo total del baluarte ascendería a
unas 1.500 doblas.
Se
halla situado en la desembocadura del barranco de Taoro, a unos 900 mts del
pueblo. Lutzardo de Franchy, Regidor del Cabildo, llevó a efecto la fundación
del Puerto de la Orotava
el 6 Enero de 1604 y sobre la plataforma por él ejecutada se edificó el
Castillo, que tiene de notable sus sótanos y calabozos. Está inscripto en el
Registro de la Villa
de la Orotava
el 1 de Junio de 1900 al folio 65 del tomo 28 del Puerto de la Cruz, finca n° 1196,
inscripción la, con una superficie de 372,00 m2, lindando al N.S. y O. con la playa y
al E. con arrecifes de la playa y atrincheramiento del mismo nombre. Es de
forma poligonal con 38,00 mts de magistral, cota de 2,00 mts y con una línea de
fuego de 40,00 mts en cañoneras y 34,00 a barbeta; su parapeto es de mampostería
y en la gola existía una construcción ordinaria de dos plantas, un foso y un
puente levadizo. A espaldas de la gola existía un muro de atrincheramiento que
ha desaparecido en su mayor parte. Como alojamientos tenía uno en segunda
planta de 76,49 m2
para unos 35
hombres;
el repuesto de pólvora estaba en planta baja, adosado al muro de gola y flanco
izquierdo, de !4,30 m2
de superficie y 34,32 m3
de capacidad. En una sola explanada jugaban dos cañones. Su situación es
ventajosa, pero está muy batido por el mar, especialmente con los tiempos del
N. o N.O.
El
Pendón que antiguamente en las funciones de la Santa Cruz presidía el Consejo
Municipal era conducido por el Teniente de Alcalde Castellano del Fuerte de San
Felipe, escoltándolo un piquete de Milicianos desde la Plazuela del Consejo a
la Parroquia; este se quemó juntamente con los documentos del Ayuntamiento en
el incendio de la Casa-Colegio de Jesuitas de la Orotava, a donde se había
llevado al ser suprimidas las guarniciones de estos Castillos.
El
Capitán Juan de Ribera comisionó en 7 de Febrero de 1630 a Francisco Xuárez de
Lugo para la fábrica del Castillo de San Felipe. En el acta correspondiente al
Cabildo de 13 de Julio de 1657 consta que el Capitán y Regidor D. Francisco
Xuárez de Ponte y Lugo expuso que tres años antes había mandado el Comandante
General Dávila Guzmán levantar un Castillo en el Puerto Viejo de La Orotava y del cual le
había expedido el título de castellano, como entonces lo era y por tratarse de
una obra nueva le faltaban todos los pertrechos para su defensa, lo que hacía
presente a la Corporación,
la cual contestó que al Cabildo correspondía solamente municionar de sus
propios los Castillos de San Cristóbal y San Juan del Puerto de Santa Cruz, en
los cuales por particular cédula real designaba sus respectivos castellanos, y
que por tanto el citado Regidor debería hacer tal gestión cerca del Comandante
General. (José María Pinto de la
Rosa, 1996)
1599 Febrero 19.
Durante
las enconadas luchas por la independencia de los Países Bajos, y siendo
Gobernador de aquellos territorios el Archiduque Alberto y su esposa Isabel
Clara Eugenia, expidieron e l9 de Febrero de 1599 un edicto cerrando los
puertos de los Países Bajos católicos, a los navíos de las provincias
protestantes, y por haberse adherido a él el Monarca español, quedó la
península Ibérica cerrada al tráfico holandés, intentaron éstos sortear la
prohibición enviando las mercancías a España y su imperio, valiéndose de buques
de Francia, Escocia, y Dinamarca, pero para conjurar el paro marítimo
decidieron Mauricio de Orange y Johan
van Oldenbamevelt, sagaz político a quien había encargado la dirección del
Estado, organizar una importante escuadra para atacar los dominios españoles,
eligiendo para la dirección de ella al famoso marino y general de artillería
Pieter van der Does; el navío almirante por él escogido llamábase Orangieboom
(El Naranjero); también iba el De gulden Leeu (León de Oro) destacando entre
todos por su extraordinario porte el Grootschip van Amsterdam. En general todos
los navíos eran muy fuertes, construidos con arreglo a la técnica naval más
adelantada y poderosamente artillados.
En
las instrucciones se le daba como primer objetivo Coruña, y sucesivamente río
de Lisboa, Sanlúcar y Cádiz para cautivar o destruir el mayor número posible de
buques del enemigo y luego causarle todos los perjuicios posibles, apresando
sus navios mercantes, atacando sus puertos, ciudades é islas, imponiendoles
rescates ú hostilizandolos segun los casos. Asimismo se le encargaba el
cautivar el mayor número posible de prisioneros para canjearlos por los
capitanes y marinos de estas provincias, y le daban normas sobre la manera de
ocupar y fortificar los lugares adecuados para el anclaje y protección de los
navíos, procurando soliviantar sus poblaciones contra España y ganarlas con
todo género de mercedes y gracias. Por último se le reitera el encargo de
emprender contra todas las islas, territorios y poblaciones dependientes del
Rey de España... y contra todos sus bienes y barcos... cuantas acciones juzgara
mas provechosas... para el mayor honor y servicio de la nacion.
El
21 de Mayo de 1599, Van der Does fue a Bommel para despedirse de Mauricio de
Orange marchando seguidamente al puerto de Flesinga donde se concentraba la escuadra los días 23
y 24 de Mayo reuniéndose 73 navíos con 8.000 soldados dis-puestos en diez
compañías de Infantería veterana y 4.000 tripulantes. Se organizaron tres
escuadras que llevaban por insignias banderas naranjas, blancas, azules, y Van
der Does iba como Almirante en la de la insignia naranja; la blanca tenía por
Almirante A Jan Gerbrantz y la azul a Cornelis Geleyntz. Al frente de las
tropas de desembarco iba como comandante Gerardt Storm van Weenen, siendo los
capitanes de las compañías de infantería veterana: Verloo Storm, Caluwart, var der
Dussen, Neetkercke, Loe, Reynier, Egmont, Maresteyn y Baynum. Se embarcó la
impedimenta, y como lastre se colocó gran cantidad de sillares y ladrillos para
ser utilizados en la fortificación de las plazas ocupadas.
Zarpó
la escuadra de Flesinga el 28 de Mayo de 1599 y después de una breve escala en
Plymouth llegó a La Coruña
el 11 de Junio y al ver que la plaza estaba preparada para recibirla continuó
viaje y no pudiendo atacar Sanlúcar por sorpresa, marchó al archipiélago
canario cuyas costas divisaron el 25 de Junio; contorneó la escuadra sin
detenerse las islas de Lanzarote y Fuerteventura, y al siguiente día por la
mañana, todos los navíos empavesados echaron anclas frente a la ciudad de Las
Palmas que pudo contemplar la escuadra más poderosa que jamás ha surcado por
sus aguas.
No
estaban desprevenidas las islas, pues en Tenerife se recibió un aviso el l0 de
Mayo de 1599 anunciando que en Inglaterra se estaba preparando una poderosa
escuadra de más de 300 navíos para hostilizar la metrópoli española y sus rutas
oceánicas, siendo de temer que las Canarias fuesen, como casi siempre, uno de
los puntos de ataque escogidos. Por la misma época avisaron a Gran Canaria el
duque de Medina Sidonia que transmitía un parte del Gobernador de Dunkerque donde decía que en las yslas de Olanda y
Zelanda se armaban ciento y tantos navios para venir contra estas y
especialmente contra la de Tenerife. Varios mercaderes de La Laguna, Garachico y Las
Palmas que tenían sus corresponsales en Francia y Flandes, recibieron análogos
avisos
advirtiendoles
que pusiesen su hazienda en cobro.
No
creyeron las islas que una armada tan grande se reuniese para atacarlas, si
bien a pesar de todo en Junio de 1599 se celebraron diversas Juntas para tratar
de la defensa de Gran Canaria, acordándose la inspección de las tres fortalezas
de La Luz, Santa
Ana y San Pedro, el cubelo de la falda de San Francisco, las murallas y
trincheras de Santa Catalina y del istmo de Guanarteme. La isla que se
consideraba en mayor peligro era la de Tenerife, no sólo por las confidencias
recibidas, sino por ser la isla más rica; los holandeses tenían una confusa
idea de las que componían el archipiélago y no establecían diferencias entre
Tenerife y Gran Canaria; los cronistas holandeses hablan de Allagoena -que se
pronuncia Alaguna- como la ciudad capital de Gran Canaria, siendo pues esta
ciudad la meta de la expedición, lo que explica los avisos recibidos en la isla
de Tenerife.
Después
de una preparación, Van der Does eligió para desembarcar el propio embarcadero
del puerto en el istmo de Guanarteme, donde se hallaban construidas las
trincheras que defendía el Capitán Juan Ruiz de Alarcón, entre las actuales
calles de Gran Canaria y Tenerife, pero fracasó en su intento; fue el segundo
por la caleta de Santa Catalina -la actual playa de las Alcarabaneras- previo
un bombardeo de la costa por los buques holandeses y también fracasó. Por
tercera vez intentaron desembarcar por un caletón al Norte de la playa de Santa
Catalina, entre la Base
Naval y el muelle de
Santa
Catalina, y allí acudió Alvarado siendo rechazados y entonces las lanchas
derivaron remando de nuevo hacia el desembarcadero del puerto, donde por cuarta
vez fueron rechazados por lo que Van der Does dio orden de retorno a los navíos
para reagrupar sus fuerzas, lo que visto por los canarios creyeron se retiraba
el invasor.
Rehecha
la nueva formación de las lanchas eligió para el nuevo asalto el trozo de costa
situado en la mitad del gran arco que forma el puerto desde la punta de Santa
Catalina hasta la ermita de Nuestra Señora de la luz, paraje batido por el mar
y sembrado de escollos no considerado accesible a las embarcaciones por lo que
no se había intentado defender ni construir trincheras. Este quinto intento
tuvo éxito y aunque se realizaron prodigios de valor como el conocido de
Cipriano de Torres, capitán de la
Vega y otros muchos, lograron apoderarse del istmo de
Guanarteme muriendo en la refriega el capitán de Arucas Clemente Jordán, el
Alférez Antonio Hernández Ramos, el Alguacil Juan Muñoz, el criado del Obispo
Pedro Montión, el cura de Teror Juan Ribero y otros muchos. los heridos fueron
en mayor número, siendo los más destacados el propio Gobernador y Capitán
general Alonso de Alvarado a quien un casco de metralla le mató el caballo
fracturándole de paso la pierna derecha por lo que cayó en tierra sin sentido,
aunque en otras relaciones consta que la herida de la pierna fue producida por
bala enemiga; el Sargento Mayor Antonio de Heredia que también perdió su
caba11o en la refriega, el Teniente Pamochamoso, el Capitán Andrés de Betancor
de una de las compañías de Telde que falleció pocas horas después, el Capitán
Juan Ruiz de Alarcón, el Capitán de Teror Baltasar de Arencibia, el Alférez de
Telde Juan Mayor y otros varios.
Entre
tanto el alcaide de la fortaleza de las Isletas Antonio Joven con los 58
hombres que componían la guarnición, se rindieron pasando maniatados a los
navíos y a este traidor se achaca la pérdida de la ciudad, haciendo constar los
historiadores que no era canario sino genovés e hijo de Jaime Joven también
genovés, si bien más que traidor parece que fue cobarde.
No
pretendemos hacer un estudio de esta interesante operación, que además es
sobradamente conocida; como se sabe se apoderaron de la ciudad, saquearon la
misma, las autoridades marcharon a la
Vega, se dio la batalla del Monte lentiscal y por último el
jueves 8 de Julio levó anclas la armada;
Alonso de Alvarado falleció el 20 de Agosto de 1599 y le sustituyó
Antonio Pamochamoso. (En: José María Pinto y de la Rosa. 1996).
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