[INVASIONES
DE LOS INDIOS]
Antes de aclarar
el día Empieza el indio a aturdir La pampa con su rugir, Y en alguna madrugada,
2795 Sin que sintiéramos nada, Se largaban a invadir.
Primero entierran
las prendas En cuevas, como peludos; Y aquellos indios cerdudos,
2800 Siempre llenos de recelos, En los caballos en pelos500 Se vienen medio desnudos.
Para pegar el
malón El mejor flete procuran;
2805 Y como es su arma segura,
Vienen con la lanza sola Y varios pares de bolas Atados a la cintura.
De ese modo anda
liviano,
2810 No fatiga al mancarrón501; Es su espuela en el malón, Después de bien afllao, Un cuernito de venao Que se amarra en el
garrón
2815 El indio que tiene un
pingo Que se llega a distinguir, Lo
cuida hasta pa dormir; De ese cuidado es
esclavo; Se lo alquila a otro indio
bravo
2820 Cuando vienen a invadir.
Por vigilarlo no
come, Ni aun el sueño concilia. Sólo en eso no hay decidla. De noche, les asiguro,
2825 Para tenerlo seguro
Le hace cerco la
familia.
Por eso habrán
visto ustedes, Si en el caso se han hallao, Y si no lo han oservao
2830 Ténganlo dende hoy presente, Que
todo pampa valiente Anda siempre bien montao.
Marcha el indio a
trote largo, Paso que rinde y que dura;
2835 Viene en dirección sigura Y
jamás a su capricho. No se les escapa vicho En
la noche más escura.
[REGRESO DE
LAS INVASIONES, DISTRIBUCIÓN DEL BOTÍN Y FIESTAS]
Aquel desierto se agita Cuando la invasión regresa:
2925 Llevan miles de cabezas De vacuno y
yeguarizo. Pa no aflijirse es preciso Tener bastante firmeza.
Aquello es un
hervidero
2930 De pampas, un celemín "*; Cuando
riunen el botín Juntando toda la hacienda, Es cantídá tan tremenda Que no alcanza a verse el fin.
2935 Vuelven las chinas cargadas Con las prendas en
montón. Aflije esa destrución.
Acomodaos en cargueros **
Llevan negocios w enteros
2940 Que
han saquiado en la invasida.
Su pretensión es
robar, No quedar en el pantano. Viene a tierra de cristianos Como furia del infierno,
2945 No se llevan al gobierno ** ¡Porque no lo hallan a mano.
Vuelven locos de
contentos Cuando han venido a la fija. Antes que ninguno elija
2950 Empiezan con todo empeño, Como dijo un santiagueño ™, A hacerse la repartija.
Se reparten el
botín Con igualdá, sin malicia;
2955 No muestra el indio codicia. Ninguna falta comete: Sólo en esto se somete A una regla
de justicia.
Y cada cual con lo suyo 2960 A sus toldos enderiesa.
Luego la matanza
empieza, Tan sin razón ni motivo, Que no queda animal vive De esos miles de cabezas.
2965 Y satisfecho el salvage
De que su oficio ha
cumplido, Lo pasa por ahí tendido Volviendo a su haraganiar; Y entra la china a cueriarsa
2970 Con un afán desmedido
A veces a tierra adentro Algunas puntas se llevan; Pero hay pocos
que se atrevan A hacer esas incursiones,
2975 Porque otros indios ladrones Les suelen pelar la breva *".
Pero pienso que los pampas Deben de ser los más rudos; Aunque andan medio desnudos
2980 Ni su convenencia entienden: Por
una vaca que venden Quinientas matan al ñudo!
Estas cosas y otras
piores Las he visto muchos años;
2985 Pero si yo no me engaño Concluyó ese bandalage "*, Y esos bárbaros salvages No podrán hacer
más daño.
Las tribus están
desechas;
2990 Los caciquessa más altivos Están muertos o cautivos, Privaos de toda esperanza, Y de la
chusma5" y de lanza5" Ya muy pocos quedan vivos.
2995 Son salvages por
completo Hasta pa su diversión, Pues
hacen una junción Que naides se la imagina.
Recién le toca a la china
3000 El
hacer su papelón¡a.
Cuanto el hombre es
más salvage Trata pior a la muger. Yo
no sé que pueda haber Sin ella dicha ni
goce.
3005 ¡Feliz el que la conoce Y logra hacerse querer!
Todo el que
entiende la vida Busca a su lao los placeres. Justo es que las
considere
3010 El hombre de corazón. Sólo los cobardes son Valientes con sus niugeres.
Pa servir a un desgraciao
Pronta la mujeR está;
3015 Cuando en su camino va
No hay peligro que la asuste;
Ni hay una a quien
no le guste Una obra de caridá.
No se hallará una muger
3020 A la que esto no le cuadre. Yo alabo al Kterno Padre No porque las hizo bellas, Sino
porque a todas ellas Les dio corazón de
madre.
3025 Es piadosa y diligente
Y sufrida en los
trabajos. Tal vez su valer rebajo Aunque la estimo bastante; Mas los indios inorantes
3030 La tratan al estropajo5".
Echan la alma
trabajando Bajo el más duro rigor; El marido es su señor, Como tirano la manda,
3035 Porque el indio no se ablanda Ni siquiera en el amor.
No tiene cariño a
naides Ni sabe lo que es amar; ¡Ni qué se puede
esperar
3040 De aquellos pechos de bronce! Yo los conocí al llegar Y los calé *" dende entonces.
Mientras tiene qué comer Permanece sosegao.
3045 Yo, que en sus toldos he estao Y sus costumbres oservo, Digo que es como aquel cuervo Que no volvió del mandao *".
Es para él como juguete 3050 Escupir un crucifijo.
Pienso que Dios
los maldijo Y ansina el ñudo desato **;
El indio, el cerdo
y el gato Redaman *° sangre del hijo.
3055 Mas ya con cuentos de
pampas No ocuparé su atención. Debo
pedirles perdón, Pues sin querer me
distraje. Por hablar de los salvages
3060 Me
olvidé de la junción.
Hacen un cerco de lanzas. Los indios
quedan ajuera; Dentra la china ligera Como yeguada en la trilla
3065 Y empieza
allí la cuadrilla A dar giieltas en la era.
A un lao están los
caciques, Capitanejos y el trompa, Tocando
con toda pompa
3070 Como un toque de fagina; Adentro muere la china, Sin que aquel círculo rompa.
Muchas veces se
les oyen A las pobres los quejidos;
3075 Mas son lamentos perdidos: Alrededor del cercao, En el suelo, están mamaos Los indios, dando alaridos.
Su canto es tina
palabra,
3080 Y de ahí no salen jamás. Llevan todas el
compás, «lokú-ioká» ™ repitiendo; Me parece estarlas viendo Más fieras que Satanás.
3085 Al trote dentro del cerco,
Sudando,
hambrientas, juriosas, Desgreñadas y rotosas, De sol a sol se lo llevan. Bailan aunque truene o llueva,
3090 Cantando la mesma cosa.
[CRUZ]
El tiempo sigue en
su giro Y nosotros, solitarios, De los indios sanguinarios No
teníamos qué esperar.
3095 El que nos salvó al llegar Era el más hospitalario.
Mostró noble
corazón, Cristiano anhelaba ser. La
justicia es un deber,
3100 Y sus méritos no callo: Nos regaló unos
caballos Y a veces nos vino a ver.
A la volunta de
Dios Ni con la intención resisto.
3105 El nos salvó..., pero ¡ah, Cristo!,
Muchas veces he
deseado No nos hubiera salvado Ni jamás haberlo visto.
Quien recibe
beneficios
3110 Jamás los debe olvidar; Y al que tiene que rodar En su vida trabajosa, Le pasan a veces
cosas Que son duras de pelar "*,
3115 Voy dentrando poco a
poco En lo triste del pasage; Cuando es amargo el brebage El corazón no se alegra. Dentro una virgüela *" negra
3120 Que los diezmó a los salvages.
Al sentir tal
mortandá, Los indios, desesperaos, Gritaban alborotaos: «Cristiano echando gualicho *".
3125 No quedó en los toldos vicho Que no salió redotao *".
Sus remedios son
secretos, Los tienen las adivinas; No los
conocen las chinas,
3130 Sino alguna ya muy vieja, Y es la que los aconseja, Con mil embustes, la indina.
Allí soporta el
paciente Las terribles curaciones,
3135 Pues a golpes y estrujones, Son los remedios aquellos: Lo agarran de los
cabellos Y le arrancan los mechones.
Les hacen mil heregías *"
3140 Que el presenciarlas da horror. Brama el indio de dolor Por los tormentos que pasa; Y untándolo todo en grasa Lo ponen a
hervir al soL
3145 Y puesto allí boca
arriba, Al rededor le hacen fuego; Una china viene luego Y al tíido le da de gritos. Hay algunos tan malditos
3150 Que
sanan con este juego.
A otros les cuecen
la boca Aunque de dolores cruja; Lo agarran y allí lo estrujan, Labios le queman y dientes
3155 Con un güevo bien caliente De alguna gallina bruja.
Conoce el indio el peligro Y pierde
toda esperanza; Si a escapárseles alcanza
3160 Dispara como una liebre; Le da delirios la fiebre Y ya le cain
con la lanza.
Esas fiebres son
terribles, Y aunque de esto no disputo
3165 Ni de saber me reputo, Será, decíamos
nosotros, De tanta carne de potro Como comen estos brutos.
Había un gringuito
cautivo
3170 Que siempre hablaba del barco, Y lo augaron en un charco Por causante de la peste. Tenía los
ojos celestes Como potrillito zarco B0.
3175 Que le dieran esa muerte
Dispuso una china vieja; Y aunque se aflige y se queja, Es inútil que resista. Ponía el infeliz la vista B1
3180 Como la pone la oveja.
Nosotros nos alejamos Para no ver tanto estrago. Cruz sentía los amagos De la peste que reinaba,
3185 Y la idea nos acosaba
De volver a
nuestros pagos.
Pero contra el plan mejor El destino se revela: ¡La sangre se me congela!,
3190 El que nos había salvado, Cayó también atacado De la fiebre y la virgüela.
No podíamos dudar Al verlo
en tal padecer
3195 El fin que había de tener,
Y Cruz, que era tan humano, «Vamos, me dijo, paisano **, A cumplir con un deber.»
Fuimos a estar a su
lado
3200
Para ayudarlo a curar. Lo vinieron a buscar Y hacerle como a los otros; Lo defendimos nosotros, No lo
dejamos lanciar.
3205 Iba creciendo la plaga Y la mortandá seguía; A su lado nos tenía Cuidándolo con
pacencia. Pero acabó su esistencia
3210 Al fin de unos pocos días.
El recuerdo me atormenta, Se renueva mi pesar, Me dan ganas de llorar; Nada a
mis penas Igualo:
3215 Cruz también cayó muy malo * Ya para no levantar.
Todos pueden
figurarse Cuánto tuve que sufrir; Yo no hacía sino gemir,
3220 Y aumentaba mi aflieión No saber una oración Pa ayudarlo a bien morir.
Se le pasmó la
virgüela, Y el pobre estaba en un grito;
3225 Me recomendó un hijito,
Que en su pago
había dejado. «Ha quedado abandonado, Me
dijo, aquel pobrecíto.»
«Si vuelve, busquemeló», 3230 Me repetía a media voz.
«En el mundo éramos dos, Pues él ya do
tiene madre: Que sepa el fin de su padre Y encomiende mi alma a Dios.»
3235 Lo apretaba contra el
pecho Dominao por el dolor; Era su pena mayor El morir allá entre infieles. Sufriendo dolores crueles
3240
Entregó su alma al Criador.
De rodillas a su lado * Yo lo encomendé a Jesús. Faltó a mis ojos la luz; Tube un terrible desmayo;
3245 Caí como herido del rayo
Cuando lo vi muerto
a Cruz.
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