1592
Un navío inglés propiedad de la Reina, de retorno de Santa
Cruz de Berbería (adonde se había dirigido para dejar un embajador inglés
acreditado cerca del Xarife), decidió darse una vuelta por las Canarias para
hacer alguna presa.
El primer puerto donde intentaron
los ingleses capturar un navío fue en Santa Cruz de Tenerife; mas el castillo
de San Cristóbal con sus certeros disparos logró abortar el asalto. Desde
Tenerife los ingleses se dirigieron a La Gomera, donde se les presentó ocasión excelente,
pues entonces se hallaba en Vallehermoso un buque flamenco de nombre Tres
Reyes, su maestre Giraldo, contratado por el vecino de Garachico Luís Rodríguez, para cargar en aquella isla ejes de carreta y conducirlos a Sevilla.
El navío inglés, por nombre
Gabriel, artillado con 25 cañones, asaltó sin reparo a la nao flamenca,
desvalijándola de bastimentos y artillería.
Había esta última venido de
Irlanda a Canarias con un cargamento “de madera para pipas” destinado a
Garachico, Santa Cruz de La
Palma y San Sebastián de La Gomera, y ahora finalizada su comisión había sido
fletado por el mercader de Garachico, Rodríguez, con el fin indicado. Por el
maestre de la nao, Juan Giraldo, supieron los ingleses que en el puerto de
Santa Cruz de La Palma
estaba fondeado un rico galeón de Indias, y entonces se prepararon sin pérdida
de momento para asestar sobre aquel poderoso navío su segundo golpe.
Con tal objeto se acercaron
sigilosamente al puerto de Santa Cruz, a cuya vista y con la primera oscuridad
se separó del Gabriel una lancha con diez tripulantes, de ellos seis ingleses,
tres alemanes y el flamenco Juan Giraldo como práctico, quienes después de
bogar toda la noche sin descubrir el puerto, comprobaron con las primeras luces
del alba que la fatalidad se había atravesado en su camino, encargándose el
mar, impetuoso en extremo, de separarlos para siempre de el Gabriel.
De esta manera, en medio de la
mayor desesperación, quedaron aquellos seis ingleses y sus cuatro forzados
compañeros a merced de las olas, desorientados y sin saber la ruta que seguir.
Primero se dirigieron a La Palma
robando una barca de pescadores, por tener vela, mientras abandonaban su
lanchón; apenas si pudieron hacerse en esta entrada con algo de vino, pescado y
pan. De La Palma
volvieron a La Gomera
para hacer aguada, y después de vagar diversos días siempre en espera de algún
buque compatriota o amigo, tuvieron que acercarse a la isla de Tenerife,
extenuados por el hambre y la fatiga, hasta encallar en las costas de Abona, y
más concretamente en el surgidero de Montaña Roja.
Los flamencos se ofrecieron para
hacer de intermediarios con los naturales, sin otro objeto que recuperar su
libertad, y una vez alcanzada se dirigieron a Abona a comunicar el caso al
alcalde y al capitán Pedro Soler.
Puestas las milicias en marcha
para capturarlos, los ingleses reembarcaron otra vez; mas no teniendo ya
fuerzas para nada se entregaron al día siguiente a la primera llamada que se
les hizo.
Eran éstos, según la confusa
ortografía castellana: Richarte Persi, Guillermo Sebastián, Roberto Estrefi,
Constantino Collymgd, Pedro Rodrigo y Francisco Luís.
Por acusaciones de los mismos
prisioneros se supo que este último, Francisco Luís, había dado asilo en 1586 a tres marineros del
Primrose, procesados por el Santo Oficio, y que
había conducido como fugitivos en su carabela a la isla de
Fuerteventura, donde al verse perseguido los desembarcó, mientras el huía a la
isla de la Madera,
su punto de destino.
De igual manera se supo que Juan
Giraldo, flamenco, maestre de los Tres Reyes
había sido uno de los prisioneros del Primrose en 1586 y que se había
escapado de Las Palmas cuando tenía la ciudad por cárcel, abusando del buen
trato de los inquisidores. Por tal motivo, tanto éste como aquéllos quedaron
detenidos.
Desde Abona fueron trasladados a La Laguna, hasta que
reclamados por el Santo Oficio fueron embarcados en septiembre de 1592 para la
isla de Gran Canaria. (A.Rumeu
de Armas, t.II. 2ª pte. 1991).
No hay comentarios:
Publicar un comentario