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García-Talav era Casañas
En
la actualidad, 150.000 canarios (un 10 por ciento de la población autóctona)
son portadores del apellido Hernández, de los cuales 90.949 nacieron en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y 59.250 en
la de Las Palmas. Pero lo más importante es que este apellido es mucho más
abundante en Canarias que en cualquier otra región del Estado español. Por
ejemplo: en Madrid -con una población que triplica (6.500.000) a la de Canarias
(2.120.000) y cuyos habitantes, en gran parte proceden de otras provincias
españolas (lo que nos permite extrapolar ese censo como promedio español)-,
"sólo" hay 74.907 personas apellidadas Hernández, la mitad que en
Canarias (datos del INE, 2013).
Veamos
por qué sucede esto. En repetidas ocasiones hemos comentado y demostrado que la
población guanche, tras la conquista del Archipiélago, quedó en mayoría con
respecto a los colonizadores que se asentaron en las Islas tras su
sometimiento. También hemos hecho referencia a los múltiples documentos (datas,
protocolos notariales, tazmías, actas sacramentales, etc.) donde aparecen
centenares de guanches con nombres y apellidos castellanos y portugueses
(muchos de ellos Hernández y Hernandes) que ya habían sido bautizados y estaban
integrados en la nueva sociedad. De esta manera observamos que, desde el
principio, en las propias familias reales guanches ya empieza a proliferar el
apellido Hernández. Y así, leyendo a Nicolás Díaz Dorta (1913), en su "Árbol
genealógico de la Familia Real indígena de Tenerife", nos encontramos con
que, entre otros, Adjoña, el mencey de Abona, fue bautizado como Gaspar
Hernández; la princesa Guacimara, hija del Mencey Beneharo de Anaga, recibió el
nombre de Ana Hernández; Acaimo, mencey de Tacoronte, se casó con su prima
María Hernández, viuda de Diego de Güímar. A su vez, Juan González Benza, hijo
o primo del mencey de Adeje, se casó con María Juana Hernández; Hernando de
Ibaute, que se supone hijo del mencey de Daute, se casó con Ana Hernández;
Asano Imobach (o Pedro Afonso Ibaute) se casó con Chachiñama o Felipa
Hernández, infanta de Taoro; Duriman, bautizado como Cristóbal Hernández de
Taoro, posible último príncipe heredero de la casa real de Taoro, se casó con
Añagua, luego llamada Ana Hernández Tacoronte.
Por
su parte, en la nobleza de Gran Canaria vemos que la hija de Guanarteme, la
princesa Masequera, fue bautizada como Catalina Hernández Guanarteme. Además,
es sabido que parte de la familia real de Gáldar fue trasladada (a consecuencia
de la política de desarraigo practicada por la corona de Castilla) a Tenerife y
se emparentó con la nobleza guanche. Y así tenemos a Fernando Guanarteme,
príncipe de la casa real de Gáldar, casado con Inés Hernández Tacoronte. A su
vez, la infanta Collorampa de Taoro, bautizada como María Ana Hernández, se
casó con Juan Doramas, conquistador grancanario (probablemente, de él proceden
los Oramas tinerfeños). Y entre los más de 150 canarios (guanches de Gran
Canaria) -muchos de ellos conquistadores, que fueron datados en Tenerife por el
Adelantado Alonso Fernández (o Hernández) de Lugo, especialmente en el Valle de
Taoro (fundadores del Realejo)- encontramos a Rodrigo Hernández Guanarteme
("El Cojo"), Luis Hernández y Juan Hernández. (Basado en Gabriel
Betancor Quintana, 2002).
Y si
ahora prestamos atención a la tazmía (censo poblacional para calcular las
reservas de grano en épocas de escasez) de Tenerife (1559), en La Laguna
(Aguere), de un total de 1.095 vecinos, 94 se apellidaban Hernández (casi el 10
por ciento, una cifra que coincide con la proporción actual). Asimismo, es
sabido que el núcleo fundacional de la capital de la isla se formó en el
entorno de la iglesia de La Concepción, antes de trasladar la administración a
la Villa de Abajo (plaza del Adelantado), y que muchos de sus vecinos eran
guanches.
Y en
La Orotava, segunda ciudad en importancia de la isla en aquella fecha, tenemos
que de 313 vecinos, 38 tenían el apellido Hernández (el 12 por ciento) y que,
curiosamente, 26 de ellos figuraban escritos como Hernándes, debido a la gran
influencia portuguesa en toda esa zona de Tenerife (La Orotava, Icod,
Garachico, Buenavista, Los Silos...). (Datos de la tazmía de 1559 basados en M.
A. Gómez Gómez, R.J. González Zalacaín y J.M. Bello León, 2008).
Pues
bien, el análisis final que podemos hacer a la vista de estos datos es que la
estadística resulta muy útil cuando se trata de indagar y leer "entre
líneas" en la "nebulosa" de la tergiversada Historia que nos han
contado. En este sentido, también la genealogía, influenciada por el
aislamiento y la endogamia genética (5.265 canarios se apellidan Hernández
Hernández, frente a los 750 de Madrid), ha propiciado el que ahora, 518 años
después de la conquista, podamos ir conociendo hechos reveladores que nos
acercan, cada vez más, a nuestros heroicos antepasados. En definitiva,
Hernández, un patronímico que se nos antojaba muy común, ahora se convierte,
conocida su diferenciada génesis insular, en un interesante apellido del que
gran parte de las decenas de miles de sus portadores canarios (en las Islas y
en América) pueden y deben sentirse orgullosos de poseer una más que probable
estirpe guanche.
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