Francisco
García-Talavera Casañas *
Esperé prudentemente
durante meses a que hablaran los hechos y no las palabras, mientras se
arreglaban los desperfectos -que no afectaron al cañón, dicho sea de paso- del
Centro de Interpretación del Castillo de San Cristóbal producidos por la
desgraciada riada del pasado 1 de febrero. Dadas las circunstancias,
aprovechamos así la ocasión para renovar totalmente la museografía. Durante ese
tiempo hemos aguantado pacientemente las "arremetidas" de algunos de
los componentes de la Tertulia de la Gesta del 25 de Julio, porque esperábamos
que al final iba a imperar la comprensión y el entendimiento, pero veo que no
es así; al menos por parte de algunos que no aciertan a comprender que el
verdadero contexto del cañón "Tigre" es el lugar desde donde tan
eficazmente disparó aquella noche del 24 al 25 de julio de 1797: el castillo de
San Cristóbal. El caso es que ahora el legendario cañón se encuentra en un
exclusivo ámbito donde se resalta su figura y su contribución a la gloriosa
gesta, a tan sólo 25 metros de donde, se supone, estaba situada la tronera
abierta -con gran acierto- la noche anterior a la batalla, en la batería de
Santo Domingo del propio castillo, por indicaciones del teniente tinerfeño
Francisco Grandi, y desde donde su disparo hirió
gravemente al contralmirante Nelson.
Tras la reapertura del
centro, en el que, como ya comentamos, se ha renovado y mejorado en gran parte
el discurso museográfico, adaptándolo a las posibilidades que ofrece aquel
original espacio subterráneo -con un resultado, creemos, bastante digno- ha
vuelto a desarrollar su función patrimonial con normalidad. No se trata de un
museo -el señor Ontoria Oquillas lo ha calificado
despectivamente como "escondrijo"-, sino de un espacio
histórico-cultural en el que se han puesto en valor los restos del histórico
castillo, el principal de la isla, que tan gloriosamente defendió Santa Cruz
desde su construcción, en 1575, hasta que fue tristemente demolido en 1928. En
él se hace un recorrido de los hitos más importantes en la evolución histórica
de nuestra ciudad y de su litoral, haciendo especial énfasis en el antiguo
sistema defensivo. Y para ello se ha realizado un diseño expositivo moderno,
didáctico y ergonómico, con las nuevas tecnologías audiovisuales adaptadas al
perfil del visitante, local y foráneo. En este sentido, un valor añadido es su
estratégica ubicación, a la entrada de la ciudad desde el puerto -en un lugar
tan céntrico y emblemático como es la plaza de España, por donde circulan
centenares de personas todos los días- frente al Cabildo de Tenerife. También
se ha tenido en cuenta que más del 50% de las miles de personas que lo han
visitado son extranjeros, en gran parte cruceristas.
Por eso todos los textos son bilingües (español-inglés).
Volviendo a nuestro
legendario cañón "Tigre", me atrevo a decir que está mejor que nunca,
en lo que se refiere a su estado de conservación -del que se ocupan nuestros
técnicos especialistas- en un espacio que quizás no sea el ideal, pero en el
que se han aprovechado al máximo sus posibilidades y, sobre todo -repetimos-,
porque está en su contexto. Y ya que hablamos de contexto, ¿están en su
contexto las añepas guanches
que se exhiben en el museo de Almeyda?, ¿es el contexto adecuado para el cañón
"Tigre" una amplia sala, sin una clara separación, en donde comparten
espacio armas de todo tipo y época, un ámbito dedicado al general Franco, y los
objetos de la gesta?
Todos coincidimos en
que el "Tigre" es un símbolo del pueblo tinerfeño y como tal debe ser
considerado. Ya ha trascendido su carácter militar como arma de guerra y ahora
es un objeto histórico y legendario que nuestro pueblo ha adoptado como icono
emblemático de sus gloriosas gestas frente al invasor. Por cierto, Tenerife
cuenta con otro cañón, el "Hércules", mucho mayor y más histórico que
el "Tigre". Fue fundido en Malinas y comprado por el Cabildo de
Tenerife en 1566 (el "Tigre" se fundió en Sevilla en 1768, 200 años
después). Defendió la ciudad durante 300 años -también desde el castillo de San
Cristóbal-, rechazando, entre otros, los ataques de las escuadras inglesas de
Blake (1657) y Jennings (1706). Pues bien, ese magnífico y precioso cañón (en
su momento, de los mayores del mundo) está de nuevo en Tenerife y se exhibe en
el Museo Militar de Almeyda, ya que, una vez fuera de servicio, fue trasladado
en el siglo XIX al Museo Militar de Madrid. Y es de justicia decir que, gracias
a las laboriosas gestiones del presidente del Cabildo, Ricardo Melchior, en su
calidad de senador por Tenerife, ha regresado a nuestra isla. Una vez aquí, el
Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife contribuyó a su
engrandecimiento, encargando y abonando los cuantiosos gastos de la fabricación
de la cureña (que pesa 2 toneladas y media, más que el propio cañón
"Tigre") y su traslado al Museo de Historia de La Laguna, donde fue
exhibido con motivo de la exitosa exposición "Símbolos de identidad de
Tenerife" (Dic.'08-Feb.'09), para pasar finalmente a Almeyda, con su flamante
cureña y la museografía cedidas por nuestro Organismo Autónomo.
Creo, sinceramente,
que todo esto hay que valorarlo, y con el buen espíritu de colaboración que
siempre ha existido entre las tres instituciones, tratar de que los dos centros
no sean competitivos sino complementarios, todo ello en aras de la optimización
de nuestros recursos, y así propiciar un mejor conocimiento y difusión de
nuestra Historia, que buena falta nos hace. Cada uno desde su propia y personal
perspectiva, pero pensando en el bien común de la sociedad. En cualquier caso,
la última palabra la tiene el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, legítimo
propietario no sólo del cañón sino de otros muchos objetos históricos
relacionados con la gesta del 25 de Julio de 1797. Y si en tiempos de Manuel
Hermoso fue a parar a Almeyda, ahora, en otras circunstancias, la corporación
que preside Miguel Zerolo ha decidido prorrogar por
dos años su permanencia en el Centro de Interpretación del castillo de San
Cristóbal. En definitiva, el "Tigre", como símbolo de los
chicharreros estará en el lugar donde la representación de la soberanía popular
decida y considere más oportuno para los intereses de la ciudad y de toda la
isla.
* Consejero del Cabildo de Tenerife y presidente del Organismo Autónomo de Museos y Centros
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