TAGOROR DE LA
HERMANDAD GUANCHE
ISLAS CANARIAS
Ayer emprendió viaje a la Sol, a
su encuentro con la Gran Magek, el más libre de los alzados guanches, ayer...,
la libertad quedó un poco huérfana, ayer..., nuestra historia y tradiciones
quedaron un poco huérfanas, ayer..., nuestras romerías y fiestas populares
quedaron un poco huérfanas, ayer..., los tambores, las flautas y chácaras de
nuestro Tajaraste, quedaron un poco huérfanos, ayer..., los rebaños y sus
pastores quedaron un poco huérfanos, ayer..., las veredas y sendas de nuestras
Islas quedaron un poco huérfanas, ayer..., nuestros paisajes y medio ambiente
quedaron un poco huérfanos. Ayer..., los independentistas de Canarias, quedamos
un poco huérfanos, ayer, nos dejó Benehuya, Chucho Dorta, o, Jesús Eustaquio
Dorta Díaz, el último de los juglares canarios, el último de los espíritus
libres.
Benehuya, no predicaba la
libertad, simplemente la vivía con toda la intensidad del inmenso amor que profesaba
a su Patria, no se sometió a los dictados del momento, del Alcalde o del
cacique, por el contrario, siempre fue la conciencia el "Pepito
grillo" de los especuladores y destructores de nuestra tierra, por ello,
incluso algunos de los muchos resentidos le tacharon de loco, ¡no importa! los
genios y quienes han sabido vivir en auténtica libertad, siempre han estado
considerados un poco locos porque han
sido tocados por el aliento de los dioses, honor que los míseros mortales jamás
alcanzarán. Bendita la locura que nos hace libres, dejemos que los cuerdos
continúen atados a sus cadenas, sus envidias, sus odios, y sus deseos de
acaparar riquezas aún a costa de la sangre de sus hermanos y la venta de la
tierra. ¡No, hermano Benehuya,! nosotros no queremos ser cuerdos, deseamos
participar de tu sublime locura. ¡Ojalá fuésemos capaces de seguir tu legado!
"Canarios españoles hay
muchos,
guanches canarios sernos pocos
pocos semos... pero al final
venceremos".
En estos cortos versos, el
hermano Benehuya nos tramite parte de su pensamiento independentista, es
consiente de que la ceguera de nuestros propios compatriotas a muchos de los
cuales la abyecta sumisión y el vil servilismo les
impide ver la realidad colonial a
que viene sometida la nación canaria desde hace más de quinientos años. Quizás
las ansias de libertad que siempre animaron el espíritu del hermano Chucho
Doria, surgieran en las mismas aulas donde el clero en franca concuspicencia
con el régimen imperante trataba de someter domar y remodelar a los inquietos
jóvenes canarios, castrándolos mentalmente para convertirlos en útiles
instrumentos al servicio del colonialismo.
Esa situación marcó parte de la
existencia de Benehuya, como él mismo reconoce en presentación de su libro
"El Viejo Oasis de Alcalá", del cual entresacamos algunos párrafos,
los cuales creemos que nos acercará un poco más al pensamiento de nuestro
hermano y compañero de camino en las sendas que conducen hacía la libertad:
"...Otros agarrábamos la guagua, o en autostop, el morral, y carretera y
manta. Era como cambiar de color, de traje y de vida; de la bruma y de la panza
de burro al sol, al cielo azul y al aire libre; de la opresión de la clase, la
regla y la familia, a vivir comiendo aquí, durmiendo allá, sin que nadie se
metiera contigo, sin racismo de miradas retorcidas, del grito del chantaje del
infierno, del murmullo y la charlatanería, lecciones venenosas y falsas
historias a la vida auténtica, universidad plena y libertad.
Venir al sur era como un sedante
lleno de luz, color y contraste, donde siempre había una mano cariñosa para
acogerte y una sonrisa con sombrero de paja y piel tostada, de noble estirpe,
para el diálogo tierno y eterno.
Eran tiempos donde a pesar de la
represión diaria que todos conocimos, de los palos, reglazos, coscorrones y
malos tratos que nos hizo pasar el régimen anterior, y que por lo visto algunos
que se creen listos quieren revivirlos, y aunque marginados pasábamos
inolvidables momentos, gratos recuerdos entre campos y atarjeas, paseando o
corriendo en el embrujo del platanar, relajándonos sentado a la sombra de las
higueras, oyendo trinar a los canarios, mirlos, chirres, capirotes, y las
andoriñas silbando en el cielo o robando uvas o nísperos. En la costa, al
arrullo de los Tarajales, tomando el sol, oliendo a musgo y a salitre en el
arrorró de un timple casero para cantar las isas:
Mi madre me hizo un caldo Con
papas blancas menudas, Agua arriba y agua abajo Y siempre las papas crudas.
Además, cada cual a su manera,
para descargar, hacía de las suyas, como llenar un estanque de ranas para no
dejar dormir tranquilos a los queridos padres salesianos, que pasaban todo el
día predicando y luego nos decían que envenenáramos a los gatos porque eso no
era pecado mortal y nunca, por sus repetidas quejas, pudimos tener ni un perro;
pero ellos se pasaban el tiempo ladrando, maullando, croando y cantando en la
iglesia, como discos rayados; y uno tenía que callarse; y como yo no me
callaba, alcancé cogotazos hasta en el
carnet de identidad, y eso que por entonces aun no estaba matriculado. Así,
entre venenosas lecciones, ruindades, cholazos y cogotazos íbamos tirando, amén
de ir a ver una luchada o jugar un partido de fútbol... ".
¡ ¡Tú lo has dicho, hermano
Benehuya!!.
Tagoror de la Hermandad Guanche.
Eguerew 27 de septiembre de 2002.
BENEHUYA. 1950-2002
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