1994.
La independencia que queremos
Se nos ha criticado, y con razón,
que nuestra propuesta independentista libertaria no está definida con claridad.
Cierto es que los colectivos e individualidades que entendemos que cualquier
propuesta de emancipación social anarquista en Canarias pasa ineludiblemente
por la liberación nacional no henos perfilado nuestro proyecto como las mismas
circunstancias políticas nos han demandado y que ahora, en la actualidad, nos
continúan pidiendo quizás con mayor rigor.
El movimiento libertario, que en
las Islas actúa, sufre una división sobre este tema que ha generado momentos de
polémica y enfrentamiento1. Mientras para las organizaciones
anarcosindicalistas y otras en su periferia la cuestión nacional canaria
equivale a interclasismo y apoyo a la creación de un nuevo Estado —refugiándose
en el manido tópico de "mi patria es el mundo y mi familia la
humanidad" para justificar su españolismo—, para el resto de colectivos e
individualidades, con una línea autónoma y sin remoras estatalistas de tipo
organizativo, el independentismo es algo que indudablemente ha de incorporarse
al discurso y a la acción en que éste se base.
. El anarcoespañolismo
El anarcosindicalismo en Canarias
es algo testimonial, nominal, y si mantiene su presencia en las Islas es por el
apoyo económico que recibe de las cúpulas de sus respectivas organizaciones
estatales. Es fácil de entender, pues, que resultaría demasiado arriesgado para
quienes en Canarias participan de esas siglas poner en cuestión el marco
referencial de lucha, acercándolo a la realidad inmediata, y, en coherencia,
romper con una estructura organizativa que les lleva en muchas ocasiones a
reproducir sin más lo que otros han decidido en lugares distantes y distintos
al nuestro. El resultado es evidente: mantienen testimonialmente una sigla que
nada auténticamente liberador aporta al negarse su propia autonomía, su propia
capacidad de decisión y acción, de creación personal y colectiva; la militancia
queda supeditada a lo que La
Organización decida y la insatisfacción, la frustración,
aparece ante la incapacidad real de desarrollar las tareas que otras personas
en situaciones y lejanos lugares se han marcado para dar respuesta a su realidad.
Un anarcosindicalismo canario
Muy diferente ha sido, sin
embargo, la posición que el anarcosindicalismo organizado de las Islas adoptó
en épocas de mayor incidencia social y
política. Con valentía y auténtica visión revolucionaria se manifestó durante
los años treinta de este siglo en mítines y en la prensa con un independentismo
autogestionario y federalista2 que incomprensiblemente no se reivindica, por
los actuales anarcosindicalistas de las Islas, con el orgullo con que se hace
al rememorar la revolución asturiana del 34, el 19 de julio barcelonés o las
colectivizaciones aragonesas. Al contrario, se silencia, contribuyendo así al
desconocimiento que de su misma historia tiene el pueblo trabajador canario, a
quien se le hurta, también por parte de los historiadores oficiales cobijados
en las universidades de las Islas, de sus episodios de marcado acento
libertario o descaradamente tergiversándolos. Pero si el anarcosindicalismo
canario de la década de los treinta intentaba abrir nuevas sendas emancipatorias
proponiendo la independencia como inevitable para protagonizar la
autodeterminación —la autogestión consiguiente al estallido revolucionario—, lo
hacía porque era heredero de una tradición libertaria que en el seno del
movimiento obrero isleño se habla venido manifestando desde comienzos de siglo
con una estructura y funcionamiento marcada por una rabiosa autonomía, por un
aferramiento a la realidad en la que intervenía, que lo hacía sabedor de su
propia capacidad y posibilidades reales. No se optaba por la independencia
desde un alegre aventurerismo, sino conscientes de que ello era así por la
misma dinámica de la emancipación social. Los anarcosindicalistas canarios de
la década de los treinta eran independentistas porque eran sinceramente revolucionarios.
Sin memoria
Pocas voces se alzan hoy en el
seno de las organizaciones estatalistas libertarias atreviéndose a defender la
necesaria autonomía organizativa y una actuación sobre la realidad ceñida a
ésta, dejando de importar modelos extraños. Desde los comités o desde otras
posiciones de jerarquía (es hora de que las cosas se llamen por su nombre y se
reconozca que ello existe en las mismas entrañas de las estructuras
organizativas que teóricamente basan su existencia en el propósito de destruirla)
se acalla el debate y se resucitan los viejos tópicos. No puede existir debate
cuando se recurre al tópico ideológico sacralizado en los santos evangelios
personalizados en los acuerdos congresuales.
La visión negativa de la
liberación nacional puede verse perfectamente si se analiza la prensa
anarcosindical hecha en las Islas desde el comienzo de la transición hasta el
presente. Ni una expresión positiva ante la misma ha tenido cabida en sus
páginas; han tenido que ser los fanzines, y las posiciones autónomas, quienes
han tenido que airear que existen otras alternativas desde lo libertario a la
cuestión nacional, que la liberación nacional tiene una expresión antiestatal,
de acción directa, autogestionaria y federalista.
España = Estado
Las organizaciones de ámbito
estatal, reclámense de la ideología que sean, son esencialmente españolistas.
El españolismo no es patrimonio de la derecha ni se manifiesta más
visceralmente cuanto más se aproxime al fascismo; está presente también en
quienes citan y recitan a Marx o Bakunin y niegan que el pueblo trabajador
isleño sea esencialmente distinto a otros y que sea necesario que éste se
reconozca a si mismo y profundice en su propia definición como un rasgo más de
los que ha de plantearse para encaminarse, por sí mismo, hacia mayores cotas de
libertad y bienestar en los caminos de la autogestión. El españolismo es
enemigo de la Libertad ,
es uniformador, negador de la diferencia, centralista, jerárquico, opresor,
como cabe esperar de una ideología generada por un Estado, creado por un pacto
de las clases poderosas de diversas zonas geográficas para perpetuar su
dominación.
El que el Estado se maquille
mediante procedimientos descentralizadores, creando el Estado de las
Autonomías, nada cambia en esencia. Por un lado, porque se sigue conservando la
misma estructura piramidal (el papel de los "ciudadanos" es semejante
en un Estado centralizado que en el actual) y por otro, porque con ello se
intenta reforzar la idea de una España plural, como supuesta suma de comunidades.
Pero al mismo tiempo persiste la misma cultura españolista y, por supuesto, las
funciones de defensa siguen bajo un ejército reaccionario, vigilante ante
cualquier manifestación que ponga en cuestión la sagrada unidad de su Patria.
Estado, territorios y fronteras
Las fronteras estatales no son
algo inmutable, eterno. Como la historia —y el mismo presente— nos demuestra,
constantemente están cambiándose de demarcación y sobre los mapas se dibujan
nuevas rayas con las que los grupos de poder se reparten las riquezas, los
recursos materiales y humanos... Además rara vez un estado encierra en sus
fronteras a toda una nación y no solo a ella.
Es propósito de cada Estado el
dar cohesión a sus súbditos, hacerles participes de ese Estado, definido por
unos territorios, unas gentes que en ellos habitan, y una estructura
juridico-política que los organice. Genera para ello una cultura de Estado,
como es el caso del españolismo. Hacernos sentir españoles es su propósito,
hacernos cómplices, sin que nos demos cuenta, de quienes nos oprimen y
económicamente nos explotan, colaborando responsablemente en nácar perdurar el
Sistema que para ese fin han creado.
El españolismo es una ideología
de Estado y capitalista.
Optamos por la destrucción de las
fronteras, mas no de las diferencias culturales. Son precisamente los oprimidos
de esta tierra los depositarios de su cultura nacional, diferenciadora de otros
pueblos. Cultura nacional, no obstante, contaminada también por la cultura
burguesa. Abogamos, entonces, por el impulso de una cultura popular canaria;
una cultura que asumiendo las expresiones autóctonas (eliminando aquellas que
se oponen a una liberación total del ser humano) incorpore otras que nos
encaminadas hacia la emancipación global por nuestras misma actuación colectiva
y personal.
La autonomía por la independencia
Quienes actuamos desde posiciones
autónomas, hemos de reconocer, haciendo sincera autocrítica, que no hemos
contribuido en demasía a explicar nuestras posiciones sobre la cuestión
nacional, tal como al principio del escrito apuntábamos. Al contrario, nos
hemos quedado en cuatro consignas que, aunque firmadas con una A, a los ojos de
buena parte de la gente se las asimila a las habituales propuestas
estatistas independentistas. La falta de
un contacto o coordinación estable del área autónoma-libertaria ha propiciado
que no se haya contado con la suficiente capacidad para desarrollarlas en
profundidad y hacer una divulgación extensa de la misma.
Los anarcosindicalistas de los
años treinta no son los únicos independentistas con planteamientos libertarios.
Durante la transición, y aún antes, el movimiento independentista que se
manifestó bajo propuestas de lucha armada —aunque desarrolladas de manera
incipiente y desordenada— también contó con participación anarquista. Cubillo,
desde Argelia, también incluía "A las barricadas" en sus programas
radiofónicos y llamaba a ]os anarquistas a engrosar las filas del MPAIAC3, contando con adhesiones en este
sentido4, y en la calle hablan expresiones de la misma (pintadas de
"independencia", con la A
encirculada, banderas negras e independentistas ondeando juntas en las
manifestaciones populares...) .
Sin embargo, a pesar de tanto
fervor y sentimiento nadie explicó en ese momento, ni lo han hecho hasta el presente,
qué querían esos anarquistas. Salvando las condiciones que dictaba la
clandestinidad, en ningún momento trascendió, desde los anarcos que estaban
organizados en el MPAIAC, cómo es que
cohabitaban con gentes que postulaban no ya la desvinculación del Estado
español, sino la creación de un nuevo Estado. Nadie tampoco acierta a entender,
ni ellos lo explicaron en su momento, cómo compartían organización con
posiciones, además de estatistas, de claro talante burgués y francamente
xenófobas. Quizás ello tenga que ver con el desconocimiento y la confusión
ideológica del momento, aderezado con una vía de escape de un activismo
impulsivo, poco dado a la reflexión.
Nacionalismo burgués
Al igual que el españolismo es una ideología estatista que
ayuda a contener el sistema de explotación, el nacionalismo canarista cumple
igual función.
Un amplio sector de la burguesía
canaria intenta ahora reubicarse tras la entrada de Canarias en la Europa de los mercaderes y
el nuevo marco institucional del Estado de las autonomías y por ello juega al
nacionalismo. Podrán adheridse, en un momento dado, más amplios sectores de la
burguesía que ahora defiende postulados más españolistas, dependiendo de si sus
intereses no quedan suficientemente protegidos o son incapaces de pactar un
acuerdo que les satisfaga con los capitales europeos. Llegado el momento, si
las cosas se le complican, podrán apostar por la ruptura y abogar por la
creación de un estado canario, incluso algunos de sus líderes airean ya la
posibilidad de conversión de las Islas en un Estado libre asociado, al estilo
de Puerto Rico. Mientras tanto juegan al nacionalismo canarista como en un
pasado no excesivamente lejano lo hacían por el nacionalismo españolista. Al
nacionalismo canarista se han atraído buena parte de los cuadros sindicales y
políticos de la izquierda tradicional del Archipiélago y comparte con ellos las
prebendas del poder, mientras lo rentabilizan garantizándose una paz social y
dando a su gestión determinados tintes progresistas que en nada cuestionan el
actual sistema de dominación.
Antes ya citábamos cómo es que la
misma dinámica y extensión del movimiento autónomo—libertario habla
contribuido, junto a la incomprensión manifestada por la ortodoxia
anarcosindicalista y aláteres, a que nuestra proposición de liberación social y
nacional se confunda con una cohabitación de clases que den lugar al
surgimiento de un estado canario. ¿Tiene realmente algo que ver nuestra
propuesta con la que acábanos de describir? Nuestra proposición no sólo está lejos
de ella, sino radicalmente enfrentada. Primero, porque se desarrolla lejos de
las estructuras que la burguesía ha diseñado para garantizar su dominación de
clase. No tiene, ni tendrá nunca por tanto, una expresión institucionalizada
como la que acabamos de describir. Nunca pudra plantearse como programa
electoral... Nuestra propuesta independentista nace de la necesidad de
emancipación clasista y, como tal, acogiendo la necesaria liberación de la
opresión nacional que la burguesía y su estado (hoy el español) ejerce. Si,
hoy, determinados sectores de la burguesía canaria se sienten agraviados y se
desmarcan de sus tradicionales posiciones españolistas, no significa que vayan
a hacer dejación de su dominación; no es otra cosa —como ya hemos repetido--
que una reacomodación a una nueva situación, en la que busca posicionarse de
forma ventajosa.
E1 Estado no libera, oprime
Tampoco existen paralelismos con
las tradicionales posiciones independentistas del Archipiélago, hoy
testimonialmente mantenidas por CNC y FREPIC,
una vez que el PCAC —la expresión
independentista del comunismo ortodoxo— se diluyó por sí sólo y hasta alguno de
sus antiguos líderes hoy pastan por la
CoCa y que HCL se enfrascara en una división interna que
posteriormente dio lugar al MAC, dejándose
de tener noticias de ambos desde hace tiempo. Este nacionalismo, igualmente
burgués, que se diferencia del nacionalismo canarista por sus planteamientos de
abierta ruptura con el Estado español y la creación de un Estado canario y por
su vocación panafricanista, puede confluir perfectamente con Coalición Canaria (CoCa) si se dan ciertas condicionas en un
momento dado (un mayor radicalismo verbal y cierto protagonismo a sus líderes
puede bastar...), pues en esencia optan por mantener el actual sistema de
dominación de clase. Cuando algún periódico publicó un 28 de diciembre la
"inocentada" de que Cubillo -el histórico líder del MPAIAC y CNC-
fichaba por la CoCa muchas personas dieron
por cierta la noticia, viendo como lógico que Cubillo intente hacerse un hueco
bajo el sol que un día ayudó a prender.
Cualquier iniciativa que opte por
el Estado coso alternativa a la opresión nacional es esencialmente burguesa y
no va a transformar las condiciones en que se produce las relaciones de
producción y dominación presentes. Nosotros nos manifestamos como
independentistas porque somos anticapitalistas, porque consideramos que para
superar al actual Sistema debemos destruir todos los aparatos en los que se
basan las clases dominantes (de Europa, América o Canarias...) para perpetuar
su dominio, debemos destruir el Estado y cualquier organización burocrática que
lo genera.
Nuestra opresión cultural,
étnica, es pareja a la opresión o explotación económica, ya que son las
condiciones históricas en que se ha desarrollado ésta las que han hecho que
aquella se manifestara como un elemento necesario que la garantizase. La
opresión nacional es una manifestación más de la opresión capitalista, porque
el capitalismo en Canarias se ha desarrollado bajo formas coloniales.
No cabe plantearse una liberación
de clase, dejando intacta la opresión nacional, como tampoco sirve pencar en
una liberación nacional obviando la opresión da clase. La doble opresión
nacional y de clase debe tener una solución conjunta, al mismo tiempo. La revolución,
por tanto, pasa por la independencia.
Independentismo libertario
La alternativa que defendemos
parte de la autoorganización cerno método. La autoorganización tiene como eje
la asamblea de iguales, la desaparición de las jerarquías, la disolución del
poder. La autoorganización es posible impulsarla desde ya, desde los barrios,
los cetros de trabajo, etc., como forma alternativa de organización al Sistema
(entiéndase, partidos, sindicales s instituciones mediante la que el Sistema
nos indica que "participemos"). Es la democracia directa que se opone
a la democracia burguesa, delegada, burocrática.
La sociedad canaria que
propugnamos no vendrá cono resultado de unas elecciones, sino que surgirá a
través de la acción directa y la autogestión. Las candidaturas llámense como se
quieran llamar) no sirven para proporcionar la autoorganización popular, sino
que la frenan, potenciando el reformismo y negando el protagonismo colectivo.
Los medios empleados son los que van perfilando los fines.
Los procesos autoorganizativos
marcarán las pautas de cómo será la sociedad canaria del porvenir. La
coordinación de estas realidades, mediante delegaciones revocables, articularán
el movimiento, al que desde ahora lo va enriqueciendo también las variadas
cuestiones que se plantean desde los movimientos sociales de raíz asamblearia
(ecologismo, feminismo, antimilitarismo...), cuyas aportaciones habrán de
ir incorporando siempre que vayan en un
fortalecimiento de la alternativa autoorganizativa. El poder estará en la base,
disuelto; vaciadas las instituciones de sentido y parapetadas tras ellas la
burguesía y los burócratas que las defienden, nuy poco esfuerzo costará
desprenderse para siempre de ellas, simplemente porque no servirán para nada:
significará que el pueblo canario ejerce su autogobierno, que Canarias es
independiente, que nadie ajeno a su pueblo manda sobre él...
La emancipación nacional no la
planteamos pues como una copia de la sociedad capitalista, donde subsiste la
división dirigentes/dirigidos, sino que se evita la creación de cualquier nueva
clase privilegiada o burocrática mediante la coordinación de las decisiones
asamblearias.
Planteamientos igualmente
autogestionarios debe tener la alternativa económica, lo que significa que el
pueblo habrá de dotarse del conocimiento necesario para regirlo. Una economía
que hará renuncia de tecnologías complicadas, con lo que se evita la necesidad
de "especialistas" y de dependencias foráneas, y que habrá de
producir de acuerdo a las necesidades reales sólo lo que haga falta. Una
economía que respete el frágil medio de las Islas, utilizadora de energías
renovables y que tiene en la reutilización y el reciclaje unas claves para su
desarrollo.
Contra toda dominación, independencia
La alternativa independentista libertaria
puede aportar al momento presente la clarificación de la que carece las otras
alternativas que se reclaman por la emancipación nacional o por la liberación
de clase. Precisamente en un momento en que la izquierda tradicional va
haciendo aguas, una vez que el patrón soviético se desmoronó, y navega al pairo
socialdemócrata o sus líderes desertan para asociarse a quienes han criticado
como representantes políticos de la burguesía isleña, dejando a las bases
huérfanas de cualquier referencia. Cuando, además, el desprestigio del Sistema
cada vez es mayor, proporcional a los casos de corrupción que se ven obligados
a destapar para ocultar la misma estafa colectiva que representa la existencia
del Estado español. En una situación en que el independentismo canario que
aboga por la creación de un nuevo Estado se ha quedado en una mera retórica
verbal y concibe su proyecto como un mero cambio "administrativo", de
bandera, uniformes y poco más... En estos turbios tiempos, donde el tiempo va
asentando dónde queda cada cual, la alternativa independentista libertaria
puede significar el acicate necesario para hacer emerger el protagonismo
popular y unir la emancipación nacional a la de clase. Por lo pronto,
procuraremos seguir divulgando, debatiendo, sin dejar de impulsar los
movimientos asamblearios que le permitan al pueblo auto organizarse para
solventar sus asuntos y que es la esencia misma de la propuesta. Ferinto, en
Revista El Baifo nº6/7 de 1994.
"Hacernos sentir españoles
es su propósito, hacernos cómplices, sin que nos demos cuenta, de quienes nos
oprimen y económicamente nos explotan, colaborando responsablemente/ en hacer
perdurar el Sistema que para ese fin han creado"
"La opresión nacional es una
manifestación más de la opresión capitalista, porque el
capitalismo en Canarias bajo
formas coloniales se ha desarrollado.
"La doble opresión, nacional
y de clase, debe tener mía solución conjunta, al mismo tiempo. La revolución,
por tanto, pasa por la independencia"
"La sociedad canaria que
propugnamos no vendrá como resultado de unas elecciones, sino que surgirá a
través de la acción directa y la autogestión. Las candidaturas (llámense como
se quieran llamar) no sirven para promocionar la autoorganización popular sino
que la frenan potenciando el reformismo y negando el protagonismo
colectivo"
Notas:
1. "El Baifo", n° 5, pp. 26-27.
2. Trueno: "La
CNT por la
independencia de Canarias", en "El Baifo", n° 5, pg.5.
3. Ver el llamado "Libro Blanco del HPAIAC" en "Canarias, otro
volcán", Ed. Hordago, 1978.
4. Ver el informe cuasi-policial de las detenciones de
independentistas en 1978 del fascista periodista Carlos Millán Cazorla, Canica,
en "Canarias pudo ser independiente. Jaque a Cubillo", edición de
autor, 1981. También el articulo "IndependenciAnarqvía" en "Baile
del Sol", n° 3.
5. "JndependenciAnarquia", en "Baile del
Sol", n° 3.
(Archivo personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)
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