En la margen derecha del barranco de Agaete y por
el que se extiende hasta su desembocadura un extenso campo lavico, donde a
pesar de los muchos expolios se encuentran unos trescientos túmulos
unipersonales constituidos por torreones de altitud variable. A veces tienen
forma de cubo al revés, de un tronco de cono y en forma de pirámide, existiendo
otros más pequeños conocidos por la forma de pilón o rapadura. Unos y otros
enterramientos son de base circular, cuadrada y
romboideal se encuentran en el puertecito de las Nieves. Al hacer algunas catas
solo se han encontrado esqueletos deshechos y algunos huesos largos. pero es en
1957 en la Necropolis de Maipes de Abajo, donde se localiza de forma fortuita,
por la puesta en cultivo del terreno, un gran túmulo, que contenía en su
interior una mujer canaria, por no decir prehispánica y esta mujer estaba
dentro de un ataúd excavado en un pino de tea, el ataúd que tenía la cabecera
hacia el norte, presenta un rebaje en los extremos superiores para encajar la
tapa, ésta también de tea y de un grosor considerable y se sujeta al féretro
por cuatro clavijas de madera, dos en cada extremo que encajan perfectamente en
sendos orificios. El espacio a cubrir sobre el ataúd se cerró con 16 palos
cruzados de pino, a los que superpuso los cascotes de escoria volcánica que
configuran el exterior del túmulo..
Los restos humanos encontrados dentro estaban bastantes deteriorados, y envuelto en abundantes filamentos vegetales descompuestos, arenisca y materia orgánica diversa a manera de terrumen, producto de la descomposición de los sudarios y envolturas mortuorias.
Los restos humanos encontrados dentro estaban bastantes deteriorados, y envuelto en abundantes filamentos vegetales descompuestos, arenisca y materia orgánica diversa a manera de terrumen, producto de la descomposición de los sudarios y envolturas mortuorias.
Publicado por: María Gómez Díaz. Mayo de 2015.
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