UNA HISTORIA RESUMIDA DE
CANARIAS
PERIODO COLONIAL
1501-1600
DECADA 1511-1520
CAPITULO V-XXI
Eduardo
Pedro García Rodríguez
1511. Fernando de Aguayo, Licenciado, colono regidor de Tamaránt
(Gran Canaria) de carácter destemplado y pendenciero, tuvo desavenencias con
todas las autoridades locales. El Bachiller Juan Fernández de Ayala le mandó
prender, pero él escapó, refugiándose en la iglesia de Santa Ana. También le
mandó prender el gobernador interino Juan Guerra, pero él tuvo tiempo de
acogerse al sagrado, en la Iglesia de San Francisco. Durante el gobierno de
Lope de Sosa le dieron de cuchilladas «a cabsa de ser hombre maldiziente». Lope
de Sosa lo encerró en la torre de las Isletas y luego lo des-tierro. En 1530 tuvo
que presentar informe al “Santo Oficio,” sobre los excesos pasados.
1511.
Viera
y Clavijo: Expediciones canarias a Berbería:
Parece
que por este mismo tiempo se había unido a la corona de Castilla el célebre
castillo de Guáder o de Santa Cruz de Mar Pequeña, en Berbería (plaza que había
construido y defendido con tanta reputación Diego de Herrera), supuesto que el
nuevo gobernador de la Gran Canaria, Alonso Fajardo, de la casa de los
marqueses de los Vélez, le reedificó y defendió valerosamente del sitio que le
puso una partida de tropas del rey de Fez, hasta precisarlas a retirarse. Desde
entonces perciben los corregidores de la isla de Canaria 50.000 maravedís de
sueldo, en calidad de alcaides de aquella fortificación, sin embargo de haberla
tomado y demolido los moros en 1524. Estos infieles no podían dejar de obrar
así. Fundábase su extrema irritación contra nuestras islas en el derecho
natural de la propia defensa, viéndose casi todos los días invadidos de sus
activos habitantes, con indecibles pérdidas. Como la claridad de la historia
exige que los sucesos relativos se reúnan en un solo punto de vista y se traten
sin el menor desorden, no dejará de parecer conforme a esta máxima que, antes
de divertir la pluma en otros asuntos inconexos, hallemos aquí todo lo
conveniente a los negocios de las islas Canarias sobre las costas de África, fronterizas e
inmediatas a ellas.
Correrías de los nuevos
habitantes de las Canarias en África:
Cuando el joven Juba (aquel sabio rey de Mauritania, a quien el emperador Augusto reintegró en la monarquía de su padre) se ocupaba en descubrir las islas Afortunadas por medio de sus exploradores, no sabía que en los siglos futuros habían de salir de ellas los mayores enemigos de las miserables naciones establecidas de la parte de acá del monte Atlante; entre las cuales quizá es la más antigua de los Morrowlebin, que, extendiéndose hasta el Senegal, conserva un lenguaje muy semejante al de nuestros primitivos canarios. Ya hemos visto que los derechos de la corona de Castilla sobre estas costas de la Berbería occidental, como sucesora de don Rodrigo, el último rey de los godos, habían sido sostenidos por los primeros conquistadores de las islas; y que las hostilidades que Juan de Béthencourt y Diego de Herrera cometieron en ellas, se reputaron por otros tantos actos de posesión. El castillo que este último construyó en el puerto de Guáder o Santa Cruz de Mar pequeña no sólo fue un presidio o dique que puso freno a los bárbaros que amenazaban continuamente a las islas, sino también un abrigo para las armas cristianas, a cuya sombra se ejecutaron aquellas frecuentes correrías en el país, que produjeron a los invasores considerables partidas de camellos, caballos, vacas, ovejas y cautivos. No podían los moros dejarse insultar impunemente. Desde el tiempo de Béthencourt el Grande se tuvo aviso en Fuerteventura de que el rey de Fez, celoso de los progresos de aquel conquistador y de su incursión en el Río de Oro, disponía un armamento para echarse sobre estas islas, bien que este terrible nublado se disipó. El famoso sitio que el Xarife Aoiaba puso al castillo de Mar Pequeña, con diez mil hombres de infantería y dos mil caballos, también se levantó a la vista del pronto socorro que le llevaron Diego de Herrera y Pedro Fernández de Saavedra. Sin embargo de esta felicidad, ¿no era designio temerario irritar cada día más a un enemigo poderoso? El carácter de nuestros predecesores era un carácter raro, y el espíritu de su siglo, un espíritu de intrepidez. La familia de Herrera no se ejercitó por más de una centuria en otra cosa que en hacer entradas en Berbería y en cautivar moros salvajes, de que se inundaron las islas de Fuerteventura y Lanzarote. Hemos visto que en una sola ocasión hicieron en el pueblo de Adovar, cerca de Tagaost, más de ciento cincuenta y ocho prisioneros ¡Qué memorables irrupciones no ejecutó Sancho de Herrera el Viejo en estas regiones africanas! Los ciervos que se conservan en los bosques de La Gomera son todavía monumentos de su valor. Pero el que más se distinguió en este género de empresas militares fue Fernán Darias de Saavedra, señor de Fuerteventura, hijo de Pedro Fernández de Saavedra y nieto de Diego de Herrera. Este caballero armó diferentes embarcaciones a su costa y cautivó por diversas veces en aquellos países considerable número de infieles de ambos sexos. Ejemplo fue éste que se hizo como título hereditario en su familia, pues su hijo Gonzalo de Saavedra, con licencia especial de Felipe II, y sus nietos don Fernando y don Gonzalo de Saavedra ejecutaron muchas entradas en Berbería, de cuyos naturales, convertidos a nuestra santa fe, y de su posteridad se formaron en aquellas islas dos compañías de milicias, con el nombre de compañías de los berberiscos. Estas no podían menos que engrosarse por puntos, supuesto que las reclutas que llegaban eran numerosas. Mientras los señores de Fuerteventura, por una parte, y por otra el primer marqués de Lanzarote, don Agustín de Herrera, hijo de Pedro Fernández de Saavedra, el mozo (caballero de singular valor, que en una de las correrías que hizo en Berbería por orden del emperador Carlos V murió a manos de los moros, después de haber saqueado Tafetán, donde tomó muchos cautivos), mientras estos señores, digo, pasaban su tiempo en estas heroicas invasiones, salió de la isla de Tenerife otra nueva planta de armadores, que hicieron señalados progresos sobre los africanos. En el siglo octavo y noveno (dice un célebre autor) eran los bárbaros los que hacían incursiones sobre los pueblos c incursiones sobre los bárbaros. Luego que el adelantado don Alonso Fernández de Lugo tuvo conquistada aquella isla, como se verá en el libro siguiente, recibió orden de los Reyes Católicos para navegar con su armamento a las costas de Africa, en desempeño de su título de capitán general desde el cabo de Guer al de Bojador, a fin de construir un presidio en aquellas partes.
Influía
también en esta expedición la duda que se había suscitado entre el rey don Manuel de Portugal y la corona de
Castilla acerca de los límites de los territorios situados entre los referidos
cabos y el de Naute, a la que dio motivo cierta bula que el papa Alejandro VI
expidió en 13 de febrero de 1494, por la que se concedía al reino de Castilla
las conquistas del Africa, en fuerza de las representaciones que hizo en Roma
el cardenal don Bernardino de Carvajal, reproduciendo lo antiguos derechos de
Ambas cortes determinaron enviar personas inteligentes para el efecto de
aquella demarcación; y los Reyes
Católicos nombraron a Antonio de Torres, gobernador de Canaria, con quien
se unió en Tenerife el comisionado de Portugal. Habiendo surgido el
adelantado en el puerto de Nul, hacia la parte de Mar Pequeña, veinte leguas de
Tagaost, desembarcó una especie de torre o castillejo portátil de madera, capaz
de contener gente y artillería, y le defendió con una trinchera y un foso. Los
habitantes de Tagaost juntaron cuatrocientas lanzas y ochenta caballos, con
cuyas fuerzas tuvieron bloqueados a los nuestros quince días, en los que se
trabaron algunas sangrientas escaramuzas, muriendo, con sentimiento general,
don Fernando de Lugo, hijo mayor del adelantado; Pedro Benítez, regidor de
Tenerife, y Francisco de Lugo, sus sobrinos. Tuvo la misma funesta suerte una
hija de Jerónimo Valdez, doncella hermosa que, por no apartarse de un hermano,
le había seguido a Berbería. En estos reencuentros perdió Alonso de Lugo la
vajilla o recámara del Cid Hernán Peraza (como entonces decían) que su viuda
doña Beatriz de Bobadilla le había regalado con más altos designios; pero, a
pesar de estas ventajas, no pudieron los moros derrotar enteramente a aquel
jefe, que volvió a Tenerife con las reliquias de su armada.
La
memoria de tan infructuosa expedición no fue bastante para que los nuevos
pobladores de nuestras islas perdiesen el gusto a semejantes incursiones.
Subyugados los bárbaros indígenas o del país, era forzoso satisfacer la pasión
de tener la espada en la mano y conquistar. En 1519 se asociaron el segundo
adelantado, don Pedro de Lugo, Bartolomé, Pedro y Juan Benítez de Lugo y Andrés
Xuárez Gallinato, e hicieron cierta liga para habilitar contra los moros un
considerable armamento que debía partir de Tenerife en febrero del mismo año.
El licenciado Cristóbal de Valcárcel obtuvo, en 6 de julio de 1528, licencia
del emperador Carlos V para
continuar en sus entradas y corsos
contra los moros, sin que contribuyese con el quinto de las cavalgadas o
despojos al real erario. También es constante que Lope de Mesa, el primero,
pasó diferentes veces a Berbería en calidad de capitán comandante de cierta
armada que había preparado a sus expensas, haciendo gran presa de infieles; que
su hijo Diego de Mesa prosiguió en el mismo sistema, sirviendo de coronel en un
navío que montaba el tercer adelantado don Alonso Luis Fernández de Lugo, y
que, en 1541, Francisco Benítez y Juan Benítez Pereira, Don Pelayo. civilizados;
en el XV y el XVI fueron los pueblos civilizados los que hicieron hermanos, armaron a su costa una carabela
para navegar a Berbería, en conserva de la principal armada. Finalmente se
halla cierta información, hecha por el capitán Luis Perdomo, en 1567, por la
que se demuestra que sirvió algunas veces de jefe en las expediciones de
Tenerife sobre las costas fronterizas del Africa, en donde obró
notables proezas, reduciendo muchos esclavos berberiscos.
(Viera y Clavijo)
(Viera y Clavijo)
Iniciativas de conquista del
cardenal Cisneros (1499-1509):
Los peligros de rebelión entre los descontentos habitantes de Granada, ayudados y fomentados por sus correligionarios africanos, dieron inevitablemente un nuevo impulso al proyecto, largamente acariciado, de continuar la cruzada castellana al otro lado del estrecho, en tierra africana. Esto había de ser una secuela natural de la conquista de Granada y los tiempos parecían especialmente propicios para ello. El sistema estatal norteafricano se hallaba, a finales del siglo XV, en un estado muy avanzado de disolución. Existían divisiones entre Argel, Marruecos y Túnez, entre los habitantes de las montañas y los del llano, entre los autóctonos y los nuevos inmigrantes procedentes de Andalucía. El Norte de África era un país difícil para las campañas, aunque sus habitantes no estaban familiarizados con las nuevas técnicas militares de los castellanos, y sus disensiones internas ofrecían a los españoles posibilidades tan tentadoras como las luchas de facciones en el reino nazarí de Granada. Alejandro VI dio, en 1494, su bendición papal a la cruzada africana, y lo que es más importante, autorizó, a fin de subvenir a ella, la continuación del tributo conocido con el nombre de cruzada. Pero la cruzada al otro lado del estrecho se vio retrasada durante una azarosa década. Las tropas españolas estuvieron enzarzadas, durante la mayor parte de esta época, en una difícil lucha en Italia, y Fernando no estaba en disposición de volver su atención hacia ningún otro lugar.
Cambiante sucesión de pueblos
dominadores (ss.XI al XVII):
Distintos pueblos se van alternando en el dominio de Marruecos, que en el caso de los almorávides y de los almohades incluye territorios de Argel. En el siglo XI, los sanhaya, de rito malaquita, desean imponer sus creencias. Los almorávides emprenden la conquista hacia el Magreb, donde su primer soberano, Yusuf ibn Tasfin (1061-1106), funda Marrakech en 1062, antes de extender su dominio hasta Argel, hacia la península Ibérica y, hacia el Níger, con la ocupación de la ciudad de Ghana en 1076-1077. El Imperio almorávide se hunde a partir del reinado de Tasfin ibn Alí (1143-1147), bajo los embates de españoles y almohades. Formando, como los abdalwadíes una confederación de bereberes zanata, los mariníes (benimerines) acaban con el dominio almohade en el Magreb occidental y se apoderan de Meknes (1244), Fez (1248) y Marrakech (1269). Fracasan múltiples expediciones a España. Al este, la lucha contra los abdalwadíes cristaliza alrededor de Tremecén, de 1299 a 1389. Enfrentados con sus diversos adversarios de la península Ibérica, los mariníes son eliminados por los wattasíes (1465). Fundada por ibn Tumart, la comunidad de los almohades nace en el sur de Marruecos. Se rebela en 1145 y toma Tremecén, Fez (1146) y Marrakech (1147). El Marruecos atlántico, el Rif y al-Andalus (hasta el Guadalquivir) son ocupados a partir de 1147. El conjunto del Magreb es conquistado en entre 1151 y 1160. Quebrantado por la victoria cristiana de Las Navas de Tolosa (1212), el poderío almohade se hunde bajo los embates de los bereberes zanata entre 1244 y 1269. Tutores de los mariníes (1420-1465), los wattasíes se adueñan definitivamente del poder en 1471, pero no pueden impedir que portugueses y españoles se establezcan en la costa marroquí. Son expulsados del poder (1553) por los sadíes. Estos últimos, fundadores del imperio jerife, organizan exitosas expediciones hacia el continente negro, pero deben ceder el poder a otra dinastía jerife, la de los alauitas del Tafilete, fundada por Mulay al-Rasid (1660-1672), unificador de Marruecos tras la expulsión de los europeos.
Desembarcos de escasa entidad
(s.XVI):
Aparte de la toma del puerto de Melilla por el duque de Medina-Sidonia, en 1497, el nuevo frente con el Islam fue abandonado y sólo con la primera rebelión de las Alpujarras, en 1499, los castellanos advirtieron realmente la amenaza norteafricana. La revuelta provocó un gran resurgir del entusiasmo religioso popular y suscitó nuevas peticiones de una cruzada contra el Islam, apoyada con ardor por Cisneros y por la reina. Sin embargo, cuando Isabel murió en 1504, nada se había hecho aún y fue Cisneros el encargado de hacer cumplir su última voluntad, que sus sucesores no cesen en la empresa de la conquista de África y de pugnar la Fe contra los infieles. El fervor de Cisneros iba a arrollar, una vez más, todos los obstáculos. En otoño de 1505 se organizó una expedición en Málaga que zarpó hacia el norte de África. Se consiguió ocupar Mazalquivir, base esencial para atacar Orán, pero la atención de Cisneros se veía entonces distarída por asuntos internos y sólo en 1509 un nuevo y más poderoso ejército fue enviado a África y se ocupó Orán. Pero los comienzos, en 1509-1510, de la ocupación de la costa norteafricana sólo sirvieron para acentuar las divergencias entre Fernando y Cisneros y para revelar la existencia de dos políticas africanas irreconciliables. Cisneros, imbuido del espíritu de cruzada, había proyectado, según parece, penetrar hasta los límites del Sahara y establecer en el norte de África un imperio hispano-mauritano. Fernando, en cambio, veía en África un teatro de operaciones mucho menos importante que el tradicional enclave aragonés en Italia y se mostraba partidario de una política de ocupación limitada del litoral africano que bastase para proteger a España contra un ataque de los moros. Cisneros rompió con su soberano en 1509 y se retiró a la universidad de Alcalá. Durante todo el resto del reinado prevaleció la política de Fernando: los españoles se contentaron con ocupar y guarnecer una serie de puntos claves, mientras dejaban el interior en poder de los moros. España había de pagar muy caro, en los años sucesivos, esta política de ocupación limitada. La relativa inactividad de los españoles y su vacilante poder en una reducida franja costera permitieron a los corsarios berberiscos establecer bases a lo largo del litoral. En 1529 los Barbarroja, dos piratas hermanos procedentes de Oriente, recuperaron el Peñón de Argel, punto clave para la conquista de dicha ciudad. A partir de este momento quedaban establecidos, bajo la protección turca, los cimientos de un estado argelino, que proporcionaba la base ideal para los ataques de piratería contra las rutas mediterráneas vitales para España. (Elliot)
1511. Edificación del templo de la Concepción
de secta católica.
1511. En Eguerew n Chinech (La
Laguna-Tenerife) se funda por los invasores europeos el templo de la secta
católica Santa María de los Remedios,
actual Catedral.
1511. El esclavista, invasor y colono Alonso de Lugo, concede á su
sobrino Andrés Xuárez Gal1inato un poder para que pase á la corte castellana y
solicite cédula real para formar mayorazgo de todos sus bienes. Le hace el Rey
gracia de la mitad de los quintos de las presas y cautivos que se hicieren en
Berbería por los colonos vecinos de las islas de Tenerife y la Palma, según
cédula Real de 6 de Febrero de dicho año. Se estrema en obligar á todos
pudientes en combatir en Berbería, incluso guanches, que conservaban aún como
esclavos, pero llegó orden de dejar libres á los esclavos que siendo libres se
les cautivaron. ; véase acuerdos de Tenerife libros 1.
1511 Enero 1.
1 de enero de 1511, se dió el primer pregón del trigo de [en
blanco] En 2 y 3 se
dieron otros pregones. (Acuerdos del Cabildo colonial de
Chinech=Tenerife, t.II)
1511 Enero 2.
1.149-50.-Gonzalo Báez de Tavira
[en el título G. Váez el Viejo]. 6
f . para viña. Vos den 4 f . 2-1-1511. (Datas de
Tenerife, libros I al IV)
1511 Enero 3.
126.-Cabildo.
3 de enero de 1511, en las casas
del Sr. Ad. El Tte. Lopes de Vergara, J. Benites, Alg. m.; Castellano, Las
Hijas, Fiel; Zorroza, Pers. y vinieron Gallinato y Llerena, Regs.
Se platicó sobre razón de los
daños de las vacas en los panes y dehesas. Mandóse pregonar que de hoy a
tercero día todos los ganados que no sean de arada salgan de La Laguna y de la
dehesa que es hasta el Peñol y corral del herradero. f. 237 r.
Otrosí se proveyó sobre el daño que las burras hacían en los
panes y dehesas.
Mandóse que el domingo que viene
y otro día de fiesta se pongan en renta y se pregone para las dar a guarda y
que los dueños paguen la guarda. Es condición que las que parecieren salvajes y
no parecieren dueños se vendan en almoneda, que sea la tercia parte para la
guarda y las dos tercias para los monasterios, el uno y el otro para los
propios; y que se pregone de seis en seis meses. Es condición que las guarde y
tenga en la punta del Hidalgo.
J. Perdomo y otros piden que se
dé lugar que coman los puercos los pastos como el otro ganado. Dijeron que está
bien lo mandado hasta ahora.
Pero Fernandes pide licencia de
saca de veinte fanegas de su tercia, para la Gomera Se le da Gonzalo Yanes pide
licencia de doscientas fanegadas de cebada. Que se pregone tres días, que en
seis días, quien lo quisiere, a real y medio en esta villa y cincuenta en el
Araotava.
Diego Fernandes Amarillo pidió
sobre ser teniente de alguacil, que se lo habían quitado y asimismo el alcaidía
de la cárcel, que provean en el alcaidía, que él se quiere desistir de ella.
Dicen que proveerán.
Pero Fernandes, trabajador, pide
licencia para pesar treinta castrados el domingo. Dijeron que hay vecino que
pesó el domingo castrados y que después pesare, salvo si abajare al menos una
blanca.
Diego Ortis pidió licencia para
trocar a teja sesenta fanegas de trigo para tejar su casa, que se le quemó. le
dieron licencia para que lo saque. Francisco Perdomo y Diego de liria y Alonso
de Medina piden licencia de cuatro carretadas de madera y cincuenta fanegas de
trigo para fuerteventura. Dijeron que lo de la madera que se vengan a vivir
aquí y se les dará y que se le concede a cada uno un cahiz de trigo.
Se platicó sobre petición que se
debía dar al Cabildo e Iglesia de Canaria sobre razón del mudar de la Iglesia
mayor de una parte a otro do esté mejor, y porque los del Cabildo no se
pudieron todos concordar, mandó el Juez que viniese por votos de los regidores.
P. de Vergara y todos los otros señores dijeron que se debían de juntar todos
los regidores para este caso y mandóse dar mandamiento para que el viernes
vengan acá a cabildo para entender en una petición que se quiera dar y enviar
al Cabildo e Iglesia de Canaria sobre el mudar de la iglesia mayor y sobre
razón de poner cuatro cebties un maravedí y que vaya cerrada en una carta y no
lo digan a nadie so pena de incurrir en la pena que incurren los que no guardan
el secreto.
5 de enero de 1511 se pregonó la de los ganados que salgan
de la dehesa y la postrera de las burras. Ts.: J. Perdomo, Antón de los Olivos,
francisco de Albornoz, Sancho de Salazar y otros. (Acuerdos del Cabildo
colonial de Chinech=Tenerife, t.II)
1511 Enero 8.
1.187-16.-Juan Cabeza, vo. Un
pedazo de ta. de s. q. será hasta 3
f . en sembradura q. es encima del puerto de Garachico,
linderos tas. de Cristóbal da Ponte, una cueva q. se dice de la Cevada, la cual
dha. ta. está en el barranco de los Tyles, con tanto qo residáis 5 años. Digo
q. vos do con condición q. vos caséis dentro de 2 años, y si no vos casades tal
q. vuelva a la Reina N. S., y así mismo q. no lo podáis [vender] hasta
conplimiento de los 5 años de vuestra vecindad. El Adelantado. 8-1-1511. [Todo
autógrafo]. (Datas de Tenerife, libros I al IV)
1511 Enero 10.
127.-Cabildo.
Viernes, 10 de enero de 1511, en
las casas del Sr. Ad., Gallinato, Castellano, Vergara, Llerena, Regs .;
Zorroza, Pers., ante Vallejo.
Francisco de Mesa pidió que le
den licencia para que mude el camino que va a Taoro por otra parte porque por
donde va ahora hacen daño a sus heredades las bestias que por el pasan. Dijeron
que el Sr. Tte. ha de ir allá con alguno
de los regidores y que se verá.
Diego Ortiz, patrón, dice que,
porque jugaron él y otros en placer ha año y medio, ahora el Tte. le quiere
penar. Dijeron que siga su justicia.
Miguel Peres, almocrebe, pide
licencia para sacar dos caballos y un mulo. Se la dan con tal que lo vea el
alcalde de la mesta.
Gomes Núñez, mercador, dice que
pues él ha pregonado su trigo como es mandado, le den licencia para lo sacar,
porque se le pierde. Le dieron licencia. Pedro de Vergara, el Br. de las Casas
y Juan Perdomo dicen que les sea pagado su salario por razón de la partición de
los bienes que han hecho de los que han de ser del hospital de Señor San
Sebastíán y los de Ana Gutierres. Dijeron que tomen por el presente su salario
de la hacienda de Montemayor y que acabada la partición se verá qué más
debieren de haber.
Pedrianis dice que en el término
que le fué dado para se casar no ha podido, que pide más plazo. Le dieron más
dos meses, pues está puesto que los albardanes saquen sus ganados. f. 238 v.
Diego de Agreda pide relevación
de una pena que le echa el alcalde de la mesta por que no truja sus ganados a la
mesta. Que pague cien mrs. y que otro día sea obediente, que sino que le darán
la pena doblada.
Juan Jácome Carminatis y
Bartolomé de Milán dicen que ellos han comprado diez mil tejas, que se les dé
licencia de cien fanegas de trigo para lo trocar y sacar.
Dieron licencia a Milán de
sesenta f. de trigo para seis mil tejas, con tanto que co miencen a edificar la
casa, de piedra, de hoy en dos meses.
Catalina Luis dice que su marido
está preso por que le levantaron que había tomado ciertos palos, por que se
pierde su sementera y pide le den el remedio que les pareciese.
Que siga su justicia.
Francisco d'Espinar y otros
porqueros dicen que les remedien según piden.
Dijeron que del camino arriba
pueden comer se entiende del camino arriba de
Candelaria.
Sebastián Rodrigues pide licencia
para pesar treinta puercas. Se la dan con tanto
que lo vea el alcalde de la
mesta.
Juan Nuñes y otros dicen que el
Sr. Tte. ha desterrado a Alonso de Morales, que le den licencia de tres meses
para que les dé cuenta de su ganado. Dicen que el Sr. Tte. hará justicia.
Juan Lopes de la Fuente dice que
cierto trigo que tiene comprado de vecinos con licencias que se lo dejen sacar.
Que no puede ser.
Proveyóse que Gallinato, Las
Hijas y el Tte. tomen cuenta. f.239 r.
Alfonso Yanis dijo que fué dada
una petición sobre el tejar que es cerca de la laguna y que no se le ha
respondido cosa alguna, porque Sanmartín dijo que era suyo. Que se dé
mandamiento para que Sanmartín muestre el título.
Alonso Donayre pide licencia de
un caiz de trigo para enviar a La Castllla a una
su parienta. Se le da.
Se platicó como se debe de vender
la leche ya que precio. Visto el precio de la carne mandaron que toda la leche
de ganado menudo valga el azumbre a ocho mrs. y de vaca a seis y que ninguna
persona venda cuajada, salvo en leche o queso.
12 de enero de 1511, se pregonó la ordenanza de la leche.
Ts.: J. P. de Zorroza, Juan de Ortega, Alonso fernandes de la fuente, Gerónimo
Fernandes, Bartolomé de Jaen y otros. (Acuerdos del Cabildo colonial de Chinech=Tenerife,
t.II)
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