1993.
VENEZUELA CORRUPCIÓN Y
POBREZA
Venezuela llegó a ser la nación
más rica en ingreso per cápita de Suramérica en su dorado momento. Hay que
aceptar que hoy atraviesa una crisis propia de los países sumidos en la
pobreza. ¿Cuál es la razón de un desbalance tan notorio, de una desproporción
tan abrumadora? Una pregunta que difícilmente se puede contestar sin usar el
apelativo corrupción.
De este componente están
saturadas todas las crisis, y sin ser locales, el fragelo de la corrupción está
localizado en todas partes del mundo.
La diferencia entre ser corrupto
en un país rico y serlo en uno pobre es que, generalmente, los ricos se roban
entre ellos en los países ricos, y en los pobres, los ricos les roban a los
pobres o cobran de un especulador inmobiliario 500.000 pesetas a cambio de
paralizar el derribo de un chalé que incumplía las normas urbanísticas. Es
decir, especulación. Canarias está llena de construcciones ilegales.
En los países sumidos en la
miseria y la pobreza, la corrupción es siempre un escándalo de robo al erario
público, a las instituciones de beneficencia, etc. Y, en casi todos los casos,
por no decir todos, son hechos por personas o entidades ricas: concejales,
alcaldes, directores, consejeros, vicepresidentes, presidentes, etc.; personas
que para escalar estas posiciones necesitan ser adineradas en primer lugar.
En conclusión, los ricos se hacen
más ricos, y los pobres, entre ellos el país, se empobrecen cada día más.
Por corrupción se empobreció
Venezuela, Argentina, etc. Por eso hay golpes de estado, revoluciones, y
muertos. También seguimos siendo pobres después de viajar al capricho de Europa
durante 500 años. Esto es colonialismo. Hasta la TV británica dedicó recientemente un programa de
media hora sobre el problema de la corrupción en Canarias: políticos,
especuladores inmobiliarias y Cia.
Guayota.
Revista Akli, mayo de 1993.
(Archivo personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)
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