Lo
primero que debemos tener claro, es que nuestra ganadería tradicional, la
heredada de nuestros antepasados más lejanos ya no es posible, debido a la
ocupación del Territorio y a la existencia de Espacios Naturales Protegidos,
por lo que debe apostarse por una Ganadería mixta, semi estabulada y en Áreas
ganaderas reducidas donde todavía sea posible que, en algunas épocas del año
pueda concentrarse el ganado, no solo con el fin de mantener en lo posible
nuestra ganadería tradicional, sino como método de regeneración de los
pastizales [Poda y abonado], siempre que ello no sea contradictorio con las
políticas de Conservación u otras de igual interés comunitario.
Organizar
la producción no puede hacerse desde la ignorancia de unos rectores públicos
que cada año cambian los requisitos que deben reunir los productores y
cambiarlos a su antojo cada año, obligando a que estos tengan consecuentemente,
cada año, que realizar inversiones sobre inversiones, inversiones para cambiar
lo que obligadamente tuvieron que hacer el año anterior. Así solo se consigue
que la gente se aburra, se canse y deje de producir, con lo que se consigue
que, cada día haya que traer más productos de importación a precios onerosos
para la hacienda de los canarios, sin que por ello la calidad del los productos
finales se vea aumentada, más bien todo lo contrario. Debe organizarse la
producción ganadera, lo mismo que el resto, desde el conocimiento y la
racionalidad y no dejarlo al albur de gentes que no tienen ni idea o que trabajan en última instancia para
las multinacionales de la alimentación; Deben tener conocimientos reales de
ganadería y no ser tecnócratas.
Para
conseguir una moderna producción lechera y de otros productos lácteos, dada la
situación canaria, de predominio de pequeñas explotaciones familiares, deben
articularse mecanismos de colectivización de la producción y procesado de la
leche, en condiciones fitosanitarias adecuadas. No se trataría de granjas
colectivas estatales, aunque si hubiera ganaderos que prefirieran esta
modalidad, se acometería la creación de estas, no como condiciones
gubernamentales, sino con el apoyo explícito e intensivo de las mismas, pues se
quiera o no admitir, permite un mayor control sanitario de la producción y el
cumplimiento estricto de las diferentes políticas emprendidas por un Gobierno
de una futura Canarias Libre, en el sector alimentario. En todo caso, el
régimen de cooperativización sería suficiente para esto.
Ni
que decir tiene que la recuperación de las razas autóctonas estaría entre los
objetivos primordiales, ya que son estas razas autóctonas las que un mejor
resultado podrían dar dadas las especies forrajeras con que contamos. En este
apartado, es preciso recordar que ni los alimentos vegetales transgénicos ni
los piensos industriales nos garantizan un producto final como los que tenemos
cierta edad estamos acostumbrados a degustar, por no mencionar el potencial
peligro que entrañan. Por ejemplo, los piensos industriales, las “populares
harinillas” que dicen algunos de nuestros campesinos, están hechas a base de
moler los restos de pescados y carnes [Huesos, tendones, etc.] que no pueden
comercializarse de otra manera, y ¿Cuándo se ha visto que un herbívoro como
carne o pescado? Eso no puede ser bueno, ni para el animal ni para el humano
que se alimenta de él o de los productos que se obtienen de él.
Por
lo tanto, la producción de forrajes autóctonos debe acometerse como un
requisito fundamental, ya que puede ayudar no solo a la economía de nuestros
campesinos, sino que puede constituir un excelente aliado a la hora de
gestionar la agricultura y los montes, como ya he dicho. El barbecho, o la
técnica de dejar “descansar” la tierra un tiempo entre cultivo y cultivo, puede
sustituirse eficazmente con la rotación de cultivos, es decir, en ese espacio
temporal inter cosechas, se puede aprovechar para producir forrajes, ya que
existen plantas que consiguen los mismos efectos que “ese descanso”, y que al
final se pueden rentabilizar como alimento del ganado, como nuestros populares
“chochos”, en otras latitudes llamados altramuces, coles, granos diversos, etc.
Así
mismo, el ganado puede ser un auxiliar inestimable de nuestra política
forestal, ya que en aquellos lugares donde el tamaño de los árboles y arbustos en
las replantaciones así lo aconseje, pueden de forma controlada, colaborar en la
prevención de incendios forestales, particularmente las ovejas, ya que pueden
aprovechar mejor el poco pasto que quede atrás después de su siega o en años de
lluvia abundante, como fueron el final del pasado año y comienzo de este, ya
que una especial abundancia de pasto puede comprometer la seguridad de nuestros
montes.
A
este respecto, el de los incendios forestales, no se puede excusar todo en “que
la gente es sucia o descuidada o en los pirómanos”, porque no sería del todo
cierto; La mayor parte de los incendios que se producen fuera de las zonas
visitadas o transitadas, incluso muchos de estos que se producen en estos
lugares de afluencia humana, son producto de la auto combustión espontánea del
combustible [En este caso pastos] Es un fenómeno más frecuente de lo que los
responsables políticos y sus asesores están dispuestos a admitir, porque ello
supondría una planificación diferente y “distraer fondos” que malgastan en insensateces
varias; Una de ellas es confiar únicamente en las aeronaves de extinción,
usándolas para un cometido para el que no están diseñadas. En otro momento y
lugar incidiré en este tema.
Desde
la Vieja Fortaleza
Rukaden Ayt Anaga.
8
Abril 2015
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