Don Lucas
Zacarías Martín Espino nació en la villa de Icod a las nueve de la mañana del
día 5 de noviembre de 1880.
Le fueron administradas las aguas bautismales el 24 de ese mismo mes en
Pasó su infancia en Icod, y tuvo
la fortuna de disfrutar de las sabias enseñanzas del profesor don Miguel
Fernández, que le encaminaría por la senda del conocimiento y del saber. Así,
le instruyó en el idioma francés, el cual fue una herramienta de trabajo que le
ayudaría en el transcurrir de sus días. A la edad de diecinueve años, en la
ciudad tinerfeña de La Laguna ,
en virtud del resultado favorable de los ejercicios en el curso de 1899, el
aspirante en enseñanza libre don Lucas Martín Espino, y tras haber satisfecho
los derechos de Reglamento, más cincuenta pesetas en papel de pagos al Estado y
veinte pesetas en un sello póliza, obtiene el Grado de Bachiller, según consta
en el libro matriz del Instituto General y Técnico de Canarias. Posteriormente,
sus estudios universitarios los desarrollará en cursar la carrera de Farmacia
en diversas universidades, como Santiago de Compostela y Barcelona. De regreso
a las islas, según los datos obrantes en el Colegio Oficial de Farmacéuticos,
abrió farmacia en Santa Cruz de Tenerife el seis de enero de mil novecientos
seis, acreditando el título de farmacéutico expedido en Madrid con fecha cinco
de julio de mil novecientos cinco. Es significativo considerar que don Lucas
asimila un enriquecimiento ideológico en su etapa estudiantil en Santiago y con
mayor profundidad en su estancia en la Ciudad Condal , lo cual le marcaría como base en
su devenir humanístico y reflexivo sobre los problemas reales de la sociedad de
aquel momento.
Don Lucas Martín Espino se dedicó
con plenitud a la enseñanza, siendo el fundador del Colegio de Enseñanza Media
de Icod y profesor de Ciencias Naturales en el mismo. Entre sus aficiones
destacaba su aprecio a la lectura, al ejercicio de la teosofía y al debate
político y social y, siendo un estudioso empedernido de los descubrimientos
científicos, siempre estuvo atraído vivamente por la botánica, la zoología y
las ultimísimas novedades de la ciencia de la astronomía. En su vida
profesional ejerció como farmacéutico del ilustre Colegio de Canarias y su
labor siempre estuvo presidida por una actitud servicial y con grandes dotes
humanísticas que demostraba hacia sus vecinos. Compartió farmacia en Icod con
el también farmacéutico don Florencio Moas Henríquez, quien disfrutará de su
propio establecimiento, debidamente autorizado por el municipio a partir del 12
de julio de 1941).
Con respecto a su ámbito familiar,
el día 5 de agosto de 1908 contrajo matrimonio en la Iglesia Nuestra
Señora de la Concepción
de Santa Cruz de Tenerife con la distinguida dama doña Clemencia Guimerá del
Castillo-Valero. De esta unión nacieron tres hijos: María del Carmen, María
Peregrina y José Lucas Martín Guimerá.
Este ilustre icodense será
nombrado el 20 de octubre de 1906 primer Presidente de la Junta Directiva
del “Centro Icodense”, Sociedad de Instrucción, Socorros y Beneficencia. Le
acompañaran en el equipo de gobierno don José Díaz Jiménez como vicepresidente,
don Antonio Martínez de la Peña
en calidad de secretario, don Andrés Afonso González como tesorero, don José B.
Borges Rodríguez como bibliotecario, y los vocales don Emeterio Gutiérrez López
y don José de Lorenzo Cáceres y Monteverde.
Asimismo fue anfitrión de una
concurrida tertulia en su casa de la calle San Agustín, la de “La Rebotica ”, punto de
encuentro para cultivar expresiones del pensamiento o reflexiones intelectuales
acerca de los acontecimientos cotidianos o extraordinarios de la política. La
pluralidad de las opiniones vertidas en dichas reuniones era una garantía para
el público que se reunía. Así, se hablaba de republicanismo y monarquía, de los
anecdotarios de “La Comarca ”,
de las noticias de los indianos emigrados, del “problema canario” de la
división provincial y del acontecer
político. Eran tertulias llenas de amenidad, donde el humor era un recurso
legítimo para que el ingenio y la deshibición se plasmaran en las opiniones de
los participantes. Entre otras personalidades asistían el cura párroco
arcipreste de San Marcos, don José de Ossuna y Batista; el magistral de la Catedral don Heraclio
Sánchez y don José Ramón Fernández Díaz, primer juez de primera instancia e
instrucción del Partido Judicial de Icod.
En las distintas etapas en las que
ostentó diversos cargos públicos, derrochó una gran profesionalidad y capacidad
de trabajo, no exenta de un apasionado compromiso político. Recordemos
brevemente que inicia su carrera política al obtener el acta de concejal del
ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. También fue un influyente consejero de la Cámara Agrícola
del Norte de Tenerife y pertenece al primer gobierno del Cabildo Insular
(27-04-1931/9-01-1936) en el período de la II República , cuyo
presidente era don Maximino Acea Perdomo y, curiosamente, también pertenece a
una segunda corporación insular, conformada desde el 2 de marzo de 1936 hasta
el 23 de julio del mismo año, bajo la presidencia de don Fernando Arozena
Quintero.
Sorpresa en todo el país causan
los resultados electorales del domingo 12 de abril de 1931. España “se acostaba
monárquica y se levantaba republicana”. La proclamación de la II República el 14 de
abril era el convencimiento del pueblo español de cambio político como apuesta
de modernidad, lo cual llevó a una actitud de los elementos republicanos de
tomar inmediatamente el poder. Así, se constituye una Comisión Gestora de
Republicanos del municipio compuesta por el “abanderado” don Fernando González
Díaz, don Juan Martínez de la
Peña y Barroso, y por el propio don Lucas, que reclama la
instauración del nuevo orden establecido. Este momento histórico queda plasmado
en el libro de actas plenarias de nuestro ayuntamiento, certificado por don
Emeterio Gutiérrez López, que reza como sigue: “En la Ciudad de Ycod a diez y
seis de Abril de mil novecientos treinta y uno: Reunidos en la Casa Consistorial
de la Casa Ayuntamiento
el Sr. Don Lucas Martín y Espino de esta vecindad exhibiendo un despacho
telefónico del Sr. Gobernador Civil de esta Provincia fecha del día de ayer,
comunicando que para no retrasar la marcha administrativa municipal se haga
cargo de la alcaldía de esta Ciudad, y hallándose presentes el alcalde saliente
don Estanislao de Torres Barroso, dicho señor procedió a darle la posesión de
Alcalde-Presidente de este Ayuntamiento, con todas las formalidades legales,
haciéndole entrega de las insignias del cargo e instalándolo en el mismo, de
todo lo que certifico”.
Por lo tanto, fue el primer
alcalde del municipio en la época de la II República , representando la opción del Partido
Republicano Tinerfeño, organización política cuyos fines programáticos se
comprometió a defender con pasión nuestro admirado personaje y que se concretan
en el siguiente ideario político: 1º) Estar al servicio del régimen
republicano; 2º) A deshacer las organizaciones caciquiles monárquicas; y, 3º) A
recabar un régimen de descentralización administrativa y autonómica política,
sin detrimento de la soberanía nacional y con absoluto respeto de los derechos
históricos de Tenerife. Durante su mandato como Alcalde de la ciudad del Drago
(16-04-1931/07-07-1934), consiguió innumerables mejoras de infraestructuras y
servicios generales para el municipio, aunque en los capítulos de Sanidad,
Beneficencia y Educación el presupuesto municipal se detalla de manera
prioritaria. No debe silenciarse la notable labor realizada desde el
ayuntamiento, por ejemplo, en materia educativa se impulsa decididamente la
adecentación de los pabellones escolares, la indemnización de los maestros
nacionales, el seguimiento y apoyo del consejo local de primera enseñanza,
partidas dirigidas a becas de estudios, adquisición de mesas-bancos para
distintos locales, realización de la biblioteca escolar y un apoyo decidido a
las casas-escuelas del Casco, El Amparo, Cueva del Viento, Buempaso, puerto de
San Marcos, camino de Llanito de Perera, Santa Bárbara, Las Canalitas, Las
Lajas, Belmonte, Las Cañas, San Felipe, El Molledo, Cuatro Caminos y La Coronela.
Con carácter ilustrativo podemos
expresar los acuerdos tomados en sesión plenaria del ayuntamiento el 8 de julio
de 1933, en el que la presidencia
informa a los presentes sobre las fructíferas gestiones realizadas ante el
Ministerio de Instrucción Pública para adecuarse a las condiciones consignadas
en el Decreto de veintitrés de junio último sobre aprobación de Colegios de
Segunda Enseñanza de capitales de provincia y partidos judiciales. En la misma
se informa que dicha solicitud se ha presentado acompañada de un plano, tanto
interno como externo, del edificio de la Casa Consistorial
(ex-convento de San Francisco) y fotografías del mismo, realizadas por el
aparejador municipal don Enrique Ocón y Álvarez. Asimismo también se agradece a
los letrados don Francisco Salas Martínez y don Juan Martínez de la Peña y Barroso “por ser estos
señores los verdaderos autores de las gestiones expresadas”. Es evidente que el
desarrollo educativo recibe un impulso fundamental con la creación en la ciudad
de un Colegio de Segunda Enseñanza adscrito al Instituto General y Técnico de La Laguna y, con dicho logro,
fructificaban las diversas gestiones realizadas por don Lucas ante la
inspectora doña Susana Villavicencio Pérez en las que se interesaba por la
rápida tramitación del expediente. El aprovechamiento de las sucesivas
generaciones de estudiantes de nuestra ciudad ha sido y será impagable. La
educación local entró en una senda de enriquecimiento con la incorporación de
numerosos jóvenes a los estudios de Bachiller. Don Lucas, consciente del
altísimo grado de analfabetismo de los habitantes de la comarca de Ycoden
construye una estructura educativa que intenta aliviar el déficit educacional y
cultural de sus habitantes y apostó decididamente en este empeño. Recordemos
que hasta este momento, curiosamente, las estructuras caciquiles y oligárquicas
del país se resistían al sufragio directo, universal, igual y secreto,
argumentando el alto grado de ignorancia y analfabetismo de las masas
trabajadoras. Este cambio de tendencia se vio favorecido por las políticas
educativas del Ministro de Instrucción don Fernando de los Ríos en el
denominado bienio transformador (abril de 1931-finales de 1933), donde la República disfrutó de
mayor estabilidad económica y social, a pesar de la beligerancia eclesiástica,
las tensiones regionalistas y las alteraciones de orden público que fueron
acumulándose con el paso del tiempo.
A partir del mes de febrero de
1936, don Lucas, hombre culto y bien informado, seguía con atención los
acontecimientos de la política española. Sabía que la izquierda ejercía un
completo control del gobierno y de la administración española, pero el Frente
Popular no era una fuerza unida. Los acontecimientos se precipitaron y llegó el
levantamiento militar de la derecha de los días 17-20 de julio de 1936, el cual
abrió las puertas a la persecución de todo aquel que hubiera tenido relación
con la militancia republicana. Así, un numeroso grupo de icodenses fue
trasladado a las cárceles de Santa Cruz, y don Lucas bajo la causa nº 361,
comenzaría todo un periplo carcelario que le llevó a visitar la Prisión Provincial
de Santa Cruz de Tenerife y posteriormente quedar confinado en La Orotava , para finalmente
recalar en el Hotel Aguere de La Laguna. Exculpado en su proceso político, retorna
a Icod con su familia sin acabar todavía la Guerra Civil.
Incluso libre, todavía el ex preso es vigilado por los inquisidores locales
debido a su pasado de líder y activista republicano.
Don Lucas Martín Espino fallece
“después de dolorosa y penosa enfermedad” la mañana del 8 de noviembre de 1950.
Su nombre se recuerda siempre como sinónimo de prestigio y de bondad, por lo
cual se expresó en toda la isla un generalizado sentimiento de luto y pesar
ante su desaparición. La herencia de ejemplaridad de este ilustre personaje de
la sociedad icodense no ha sido valorada suficientemente. Me parece oportuno
terminar esta breve semblanza de nuestro admirado personaje haciendo mención al
merecido homenaje que se le brindó el 25 de abril de 1976, fecha en que la
ciudad del Drago celebra la festividad de su patrón, San Marcos Evangelista,
con el descubrimiento de un busto a su memoria en la plaza de Domínguez
Alfonso, obra del escultor portuense don Emilio Luis Pérez Delgado, gracias a
la suscripción popular aportada por la iniciativa de una comisión de
ex–alumnos. En dicho acto, intervinieron, entre otros, el alcalde don Anatael
Rodríguez Guanche, el periodista don José Manuel Pérez y Borges, don Alfonso
Morales y Morales en representación del Colegio Oficial de Farmacéuticos, y el
hijo del homenajeado, el notario don José Lucas, quienes, con emocionados
discursos, dedicaron un caluroso y sentido recuerdo al hombre que entregó lo mejor
de su vida trabajando incansablemente a favor de la fundación y posterior
desarrollo del Colegio de Enseñanza Media de Icod. Años más tarde, en sesión
ordinaria del Claustro de Profesores del Instituto de Icod celebrada el 17 de
marzo de 1981, bajo la dirección de Doña María Angélica González Rodríguez, se
toma el acuerdo de proponer al Ministerio de Educación el nombre del centro
como “I.N.B. Lucas Martín Espino”. Como resultado de dicha gestión, a partir
del 28 de enero de 1982, coincidiendo con la festividad de Santo Tomás de
Aquino, el centro de bachillerato de su ciudad natal se honra con el nombre de
nuestro reconocido personaje.
Apéndice:
El veinte de octubre de 1906 se
redacta la primera acta oficial que da curso legal a la nueva Sociedad de instrucción,
socorros mutuos y beneficencia, y por unanimidad se acuerda el nombre de
“Centro Icodense”. En el mismo acto se participa democráticamente en la
elección de la primera Junta Directiva Fundacional, quedando con la siguiente
estructura:
Presidente, don Lucas Martín
Espino. Vicepresidente, don José Díaz Jiménez. Secretario, don Antonio Martínez
de la Peña y
Fajardo. Tesorero, don Andrés Afonso González. Bibliotecario, don José B.
Borges Rodríguez. Vocales: don Emeterio Gutiérrez López y don José de Lorenzo
Cáceres Monteverde.
Comisión de instrucción y recreo: don Lorenzo Ramírez Borges, don Domingo Martínez de
Comisión de beneficencia: don
Florencio Moas Henríquez y don Ciro Fragoso Bencomo.
Los primeros socios procedían, en
general, de las familias icodenses de mayor relieve social, así económico como
cultural. La evolución de los hábitos y de las formas de diversión y ocio
durante las primeras décadas del siglo XX encuentran activa disposición en el
Centro Icodense. Local y subvención, en aquellos años iniciales, son asuntos de
permanente preocupación para los directivos. Sus diferentes sedes, en distintas
calles de Icod de los Vinos, han sido testigos de multitud de actividades
culturales relacionadas con la literatura, las artes escénicas o las artes
plásticas, así como otras con mayor carácter recreativo y festivo.
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