UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL
1491-1500
CAPITULO I-XXIII
Eduardo Pedro García
Rodríguez
1494 Octubre 23. Madrid (f. 588). Orden al gobernador o juez de
residencia de Gran Canaria y a las justicias de La Palma y demás islas, para
que entreguen a Juanoto Berardi, mercader florentino, estante en Sevilla, los
ganados, esclavos, caballos, trigo, vino, dinero, escrituras y demás mercancías
que tenía su factor en la conquista de La Palma , Lorenzo de Rebata, cuando falleció en la Gomera. Don Alvaro.
Johannes. Andreas. Filipus. Franciscus licenciatus. Petrus. Mármol. (E.Aznar;
1981)
1494 Noviembre 4. Madrid (f. 541). Orden al licenciado Pedro Ruiz
de Villena, del Consejo Real y juez de terminos de Sevilla, a petición de doña
Inés Peraza, viuda de Diego de Herrera, para que determine en la sentencia dada
por el Consejo en el pleito seguido por dicha señora y el consejo de Sevilla
sobre el heredamiento de Villamartín, por la que se dictó cierta condena contra
doña Inés Peraza, pero se reservó su derecho sobre la propiedad de dicho
heredamiento. Don Alvaro. Johannes. Andreas. Antonius. Gundisalvus licenciatus.
Filipus. Mármol. (E.Aznar; 1981)
1494 Noviembre 8. Madrid. El Rey e la Reyna. Doña Ynés
Peraça: Ya sabéys lo que vos ovimos escrito rogándovos y encargándovos que
diésedes a Alonso de Lugo toda la gente y favor y ayuda que pudiésedes para la
conquista de la ysla Tenerife, de quél tiene cargo; y porque agora dis que la
ha más menester, y todavía tiene el dicho cargo que nos se le prorrogamos, nos
vos mandamos y encargamos le fagáys dar toda la gente de cavallo e de pie e
foraxidos que podáys, como por cosa de nuestro servicio.
En lo qual mucho plaser e
servicio nos faréis. Dada en Madrid, a VIII de Noviembre de XCIIII años.=Yo el
Rey.=Yo la Reyna.
Misiva de los Reyes Catolicos a doña Beatriz de Bolbadilla,
señora tutriz de La Gomera
y El Hierro, con el encargo expreso de alistar a sus vasallos en las huestes
invasoras de Tenerife.
1494 Noviembre 8. Madrid. El
Rey e la Reyna. Doña
Beatrís de Bovadilla: Ya sabéys lo que vos ovimos escrito rogándovos y
encargándovos que diésedes a Alonso de Lugo toda la gente, favor e ayuda que
pudiésedes para la conquista de la ysla de Tenerife, de que él tiene cargo;
porque agora diz que la ha más menester, y todavía tiene el dicho cargo que nos
se le prorrogamos, nos vos mandamos y encargamos le fagáys dar toda la gente de
cavallo e pie y favor y ayuda que podáys como por cosa de nuestro servicio. En
lo qual mucho plaser e servicio nos haréis. De Madrid, a ocho de noviembre de
XC111I años.=Yo el Rey. =Yo la
Reyna. (A. Rumeu 1975:434)
1494. Noviembre 8. Madrid.
El Rey e la Reyna. Por
quanto en el asiento que por nuestro mandado se tomó con Alonso de Lugo sobre
la conquista de la ysla de Tenerife, que es una de las Canarias, se asentó que
dentro de diez meses contados desde el día que desenbarcase en la dicha ysla la
diese ganada; lo qual, por algunos justos ynpedimentos, dis que lo no a podido
haser, e nuestra merced e voluntad es que la dicha conquista se continúe. Por
la presente prorrogamos el dicho término de los dichos diez meses para lo
susodicho por otros dies meses conplidos, contados desde el día que se
fenecieren los otros dies meses primeros. De lo qual mandamos dar la presente,
firmada de nuestros nombres e fecha a VIII de noviembre de XCIIII años. =Yo el
Rey. =Yo la Reyna.
(A. Rumeu 1975:432)
1494 Noviembre 10. Madrid (f.
414). Perdón de Viernes Santo a favor de
Pedro García de Herrera, hijo de Diego de Herrera, y de doña Ines
Peraza, condenado a muerte en rebeldía hace dieciseis años, por la justicia de
Sevilla, como autor de la muerte de su mujer doña Antonia, muerte que ahora le
perdonan los parientes de la dicha doña Antonia. Se ordena al Justicia mayor, miembros
del Consejo, oidores de la
Audiencia y demás justicias del Reino que no actuen contra su
persona y que le restituyan sus bienes, salvo aquéllos que fueron adjudicados,
por la sentencia o alguna condición del perdón, a los demandantes. El Rey y la Reina. Alvarez de
Toledo. Respaldada: Rodericus. (E.Aznar; 1981)
1494
Noviembre 14. Se enfrentan
defensores guanches e invasores esàñoles
en Eguerew (La Laguna ).
Creemos que la ciudad de La Laguna , la cual asienta sus
cimientos en unos terrenos que fueron generosamente regados con ríos de sangre
de cientos de nuestros antecesores, debe rendir
justo y merecido homenaje a quienes ofertaron el bien más preciado como
es la vida, en aras de sus ideales de una Patria Libre, y que hasta la fecha
han sido injustamente ninguneados por una sociedad que como la lagunera,
presume de sus antecedentes presuntamente fundacionales.
Un frío y lluvioso amanecer del
día catorce de noviembre del año 1494, en las inmediaciones de las faldas de la Sierra de Sejeita (San
Roque), en los terrenos conocidos posteriormente como Finca del Obispado y
hasta la altura de la entrada del actual Barrio Nuevo, en La Jardina , Chinech unos
tabores de guerreros guanches compuestos por hombres enfermos que apenas podían
sostenerse en pie debido a los estragos que en ellos -y en la población en
general- estaba causando el envenenamiento de las aguas nacientes, Eres,
fuentes y riachuelos, llevado a cabo por
las tropas invasoras y, que éstas denominaron como "modorra".
Estas tropas invasores, enviadas a Alonso
de Lugo como participación en la invasión y conquista de la isla a
cambio de parte de los despojos del botín de guerra por el duque de Medina
Sidonia, como participación de este noble español y mercader de esclavos.
La tropa invasora estaba
compuesta por mercenarios de la
Hermandad de Andalucía, conocidos como los
"pardillos" debido al capote corto de color pardo con que estaban
uniformados, eran hombres cuyo oficio era la guerra, gentes carentes de ningún
tipo de escrúpulos, sin más Dios que la muerte y la paga que por matar
recibían, a éstos se unía las fuerzas de los asesinos y ladrones convictos
indultados por los reyes católicos a condición de que sirviesen en la invasión
y conquista de Tenerife a su costa durante seis meses, más los auxiliares
isleños de otras islas reclutados casi todos ellos a cambio de ser liberados de
la esclavitud. Como se puede ver, no eran simples aventureros bisoños los que
vinieron a la conquista tras el señuelo de unos repartos de tierras, como nos
lo han venido presentando la historiografía oficial por el contrario, eran
tropas aguerridas y veteranas de las luchas sostenidas en las españas y en
Italia.
Ello explica la enorme cantidad
de crímenes, violaciones y cruentas tropelías sin cuento cometidas por estos
mercenarios, aun después de dada por sometidas las isla, hasta que éstas fueron
reembarcadas para España en 1497, según consta
documentalmente de los archivos notariales de Sevilla de la liquidación de los sueldos de ese grupo expedicionario.
A esta caterva de mercenarios
fue a la que tuvieron que enfrentarse
las tropas de Benchomo y sus aliados, tropas enfermas, presa de las fiebres
producidas por el envenenamiento de las
aguas de fuentes, nacientes y eres, por parte de los "pardillos",
quienes ya habían practicado con éxito este sistema de “guerra química" en
las luchas de Granada. Curiosamente, esta epidemia de "modorra' no afectó
a los denominados bandos de paces, sirviendo éstos incluso de refugio a los soldados españoles con Lugo
al frente quienes huían de la pestilencia como fue el caso del Menceyato de
Güímar. Los cronistas recogen que los muertos guanches en la batalla de Aguere
fueron miles; no es verdad, los guanche no cayeron bajo las armas de los
temibles invasores, caían muertos antes de trabar combate víctimas de la
"epidemia", y aún así, estuvieron a punto en varias ocasiones de
obtener la victoria, esto nos demuestra el indomable espíritu que animaba a
nuestros antepasados al preferir autoinmolarse en un suicidio ritual colectivo
ante el enemigo que perder la patria y la libertad sin prestar batalla al
invasor, no en vano los tabores acudieron a la lucha vestidos con sus vestidos
mortuorios. Algún cronista dejo recogido que, “los guanches se presentaron a la
batalla con las ropas de mortaja puestas”
Son los propios cronistas
españoles quienes afirman que los guanches caían en la lucha a montones sin
darles resuello.
Los hechos acaecidos en las
laderas de Sejeita corresponden a las grandes epopeyas protagonizadas por los
pueblos en lucha por su libertad e independencia. Sucesos menos significados
que los que tuvieron lugar durante el desarrollo de la batalla de Eguerew han
sido magnificados por historiadores, poetas y políticos, en cambio, los de esta
y otras heroicas luchas sostenidas en nuestro país, han merecido siempre el
silencio del mundillo intelectual dependiente canario, como si este ignorar los
grandes acontecimientos protagonizados por nuestro pueblo obedeciese a
consignas emanadas de determinados poderes fácticos, soslayando o
ninguneando acontecimientos que, para
bien o para mal, han conformado la historia de nuestro pueblo. Gestas heroicas
que a no dudar de haber sucedido en tiempos de Hornero, hoy sería cantadas y
celebradas por toda la humanidad.
Veamos algunas reseñas que de la
batalla de La Jardina
nos han trasmitido algunos historiadores:4
"Peléose ese día valerosamente y con
mucho trabajo, porque era tanta la resistencia que losguanches hacían, y tanta
la ligereza y desasosiego con que peleaban, no daban a los nuestros sosiego
alguno ni lugar de resollar". "Entre otros peleó este día
valentísimamente el rey de Taoro, porque con una alabarda, dicen, se defendió
de siete hombres de a caballo, y al cabo se escapó dentre ellos y se subió por
la cuesta de San Roque. Mas aunque destos se escapó, no pudo escaparse de un
Fulano de Buen día, que sin conocerlo ni saber que era rey (aunque él en su
lengua se lo decía ser el Mencey, que es rey), como no lo entendiese, no le
valió su reinado, que lo pasó con la lanza en un barranquillo estrecho, do
quedo. ". (Fray Alonso de Espinosa, 1980, 108-9)
En este pasaje Espinosa adjudica
a Benchomo hechos que la mayoría de los historiadores atribuyen al hermano de
éste, Chimenchia o Tinguaro, según el criollo, poeta y médico lagunero Antonio
de Viana. Creemos que Espinosa trató este tema con suma ligereza al igual que
otros muchos aspectos de nuestra historia, tal como han demostrado
investigadores posteriores de la talla de Marín de Cubas, Agustín Millares
Torres, Leopoldo de la
Rosa Olivera y Antonio Rumeu de Armas entre otros muchos.
No es comprensible que el tal
fulano Buendía no entendiese las palabras de Benchomo, en el caso de que éste
las hubiese pronunciado, siendo como era canario y que en realidad sellamaba
Pablo Martín Buendía, el cual formaba parte de la Compañía de canarios
comandada por Pedro Mananidra, autor de una anécdota recogida por Espinosa para
los sucesos de La Laguna
y que otros autores sitúan en los de Acentejo, e incluso en el continente. Es
más que probable que de haber sucedido la muerte de Benchomo tal como la narra
Espinosa, ésta no fuese motivada por el fragor de la lucha o el
no-entendimiento entre Benchomo y Buendía, sino por posibles recompensas y
prebendas ofrecidas por el general Alonso de Lugo por la muerte del Caudillo guanche, tal como
se desprende no sólo del hecho de hacer cortar la cabeza del cadáver que
suponían de Benchomo (practica habitual en los ejércitos españoles), sino
también de las sustanciosas datas de tierras en Tahoro y en otras localidades,
además de las cueva habitación del Mencey de Tacoronte, en 8 de julio de 1497 y
las del Mencey de Icod en 16 de mayo de 1503, con que posteriormente Alonso de
Lugo distinguió a Buendía. Estas recompensas eran a todas luces cantidades
desmesuradas para un simple soldado, que además era canario.
"...En.fin,
entre tantas dudas, cerca de las diez del día, se fue reconociendo en el
enemigo flaqueza, pues aunque les había venido otro buen socorro de gente no
era tan brava, y acometiendo diez o doce de a caballo contra el capitán
Tinguaro, que tenía la partesana, lo alancearon y atropellaron, y llegó uno de
a pié con un chuzo y le acabó de matar a golpes y heridas; i le fue cortada la cabeza y puesta en un
palo se llevó en alto; los guanches huyeron todos a una ". El autor
sigue narrando el desplazamiento del ejército español hasta La Matanza , donde se
fortificaron para pasar la noche, y nos dice: "...al amanecer se
prevenían muchos para dar á los cristianos otro asalto no menos fuerte,
hallándose entre ellos el rey Bencomo, a quien Alonso de Lugo envió un recado
con la cabeza de su capitán Tínguaro, ofreciéndole la paz y amistad de parte de
los Reyes de Castilla, y que no dejaría la tierra hasta perder todos la vida, y
cuando así fuera otros más fuerte y mejores vendrían á quitar- les la tierra y
destruirlos, y que si favoreciese Dios á los cristianos, que allí veía la mejor
victoria de ayer en la cabeza de su mejor capitán; ...Volvió el Rey a enviarle
la cabeza a Alonso de Lugo, diciéndole que cada cual supiese guardar la suya.
" (Tomás Marín de Cubas [1694],1,993:194-5)
Arrogantes y prepotentes palabras
dirigidas a unas tropas diezmadas por la "epidemia" y casi
inexistentes, por el capitán Alonso Fernández de Lugo, quien el año anterior
había huido a uña de caballo, abandonando a su suerte a los restos de sus
tropas en la "rota de Acentejo", y que salvó la vida gracias al apoyo
de los guerreros del menceyato de Güímar, quienes le condujeron por los montes
de La Esperanza
(Chikayka) ya quienes agradeció el hecho de salvarle la vida, embarcando con
engaño a 300 de ellos y manándolos a vender a los mercados de esclavos de
Valencia y Sevilla. Este y otros pasajes de nuestra historia nos muestran cuál
era el concepto de hidalguía y orgullo de raza que animaba a los españoles de
la época.
"...Mientras
Bencomo y sus aliados abandonaban heridos el campo de batalla, el valeroso
Tinguaro, que se había distinguido en aquella jornada con brillantes actos de
arrojo personal, se retiraba por las faldas de la montaña de San Roque exhausto
y moribundo, defendiéndose con una alabarda de siete soldados de a caballo que
le perseguían con encarnizamiento como presa de gran estima. El primero que lo
alcanzó fue Pedro Martín Buendía, que de nuevo lo hirió con su lanza derribándolo
en tierra. Tinguaro entonces, soltando el arma y cruzando los brazos díjole en
su lengua: "No mates al noble hermano de Bencomo que se entrega
prisionero".
Pero el canario sin atender a
su ruego ni a los gritos de sus compañeros que de lejos se lo le descargó un
segundo golpe dejándole muerto en el acto. Dudóse por algún tiempo si aquel
cadáver era el de Tinguaro o el de Bencomo, siendo sus cadáveres objeto de
vergonzosos ultrajes de parte de los soldados que no podían olvidarse de la
derrota de Acentejo. Al fin se le cortó la cabeza de orden del general,
colocándola en una pica en medio del campamento para que sirviera de escarmiento a todos los
lsleños . (Agustln MIllares Torres, 1977. T. I. II:300)
Cabeza que posteriormente fue enviada por Alonso de
Lugo espichada en una pica al campamento guanche de El Peñón con un mensaje de
rendición, al frente de la comitiva iba el converso y traidor ex guanarteme de
Tamaránt Fernando Guanarteme, la repuesta de Bentor nuevo mencey de Taoro fue:
“La vista de esa cabeza no me intimida, póngala con su cuerpo, y cada uno cuide
de la suya”. (Eduardo Pedro García Rodríguez)
1494 Noviembre 25. Madrid (f. 293). Comisión al gobernador o juez
de residencia de Gran Canaria, para que entienda en la petición de Andrés
Fernández, sillero, vecino de Baeza, que reclama, en nombre propio y en el de
sus hermanos Pedro González, cardador, y María, los bienes muebles y raices que
en la villa de Telde poseía su hermano Benito de Arévalo, vecino de dicha
villa, muerto hace tres años en una armada a la isla de Tenerife. Don Alvaro.
Johannes. Andreas. Gundisalvus licenciatus. Filipus. Mármol. (E.Aznar; 1981)
1494 Noviembre 25. Madrid. Incitativa
del Consejo real, a petición de Andrés Fernández Sillero y consortes, la reclamación de los bienes de Benito Arévalo, vecino de Telde, que resultó muerto
en un asalto llevado a cabo en la isla de Tenerife. La expedición. se había
verificado en 1491 Andres Ferranades Syllero. Ynçitativa.
Don Fernando e doña Ysabel, etc.
A vos el que es o fuere nuestro govemador o jues de resydenl;ia de la ysla de la Grand Canaria , salud
e graçia. Sepades que Andrés Ferrandes Syllero, vecino de la cibdad de Baeça,
por sy y en nombre de Pedro Gonczales, cardador, e de María, sus hermanos
legítimos, herederos que dis que son de Benito de Arévalo, su hermano defunto,
nos fisorelación por su petición, que ante nos en el nuestro Consejo presentó,
disiendo: que puede aver tres años, poco
más o menos, quel dicho Benito de Arévalo fallesció desta presente vida, el
qual dis que fue muerto en nuestro servicio en una armada que fiso para la ysla
de Tenerife; y que al tienpo que fallesció dexó muchos bienes muebles e raíses
en la villa de Telde, ques en la dicha ysla, adonde era vesino, e que algunos
dellos fueron depositados por el govemador
de la dicha isla para sus
herederos; y nos suplicó e pidió por merced, para s y y en 1os dichos nombres,
que sobre ello le proveyésemos de remedio con justicia, mandándovos que syn
ningund dilación le fuesen entregados todos los dichos bienes muebles e raíses
e debdas e sueldos quel dicho Benito de Arévalo, su hermano, dexó al tienpo de
su fin, para que él e los dichos sus hermanos, como sus legítimos herederos,
los oviesen e heredasen, pues querían e aceptavan su herencia o como la nuestra
merced fuese. Y nos tovímoslo por bien por que vos mandamos que veades lo
susodicho, e llamadas e oydas las partes a quien atañe, breve e sumariamente,
syn dar lugar a luengas ni dilaciones de malicia, fagades e administredes al
dicho Andrés Ferrandes Syllero ya los dichos sus hermanos entero conplimiento
de justicia, en manera que la ayan e alcancen, e por defecto della non tengan
cabsa ni rason de se n os más venir ni enbiar a quexar sobrello.
E non fagades ende al por alguna
manera, so pena de la nuestra merced e de dies mill maravedís para la nuestra
cámara; e demás mandamos al ome, que vos esta nuestra carta mostrare, que vos
enplase que parescades ante nos en la nuestra corte, doquier que nos seamos del
día que vos enplasare a quinse días primeros syguientes, so la dicha pena; so
la qual mandamos a qualquier escrivano público, que para esto fuere llamado,
que dé ende al que ge la mostrare testimonio sygnado con su sygno, por que nos
sepamos cómo se cunple nuestro mandado. Dada en la villa de Madrid, a veinte e
cinco días del mes de noviembre, año del nascimiento de nuestro salvador Ihesu
Christo de mill e quatrientos e noventa e quatro años. =Don Alvaro. =Iohanes,
doctor. =Andreas, doctor. = Gundisalvus, licenciatus. =Filipus, doctor. = Yo
Alfon del Mármol, escrivano de cámara del rey e de la reyna nuestros señores,
la fis escrevir por su mandado, con acuerdo de los del su Consejo. (A. Rumeu
1975:434)
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