APUNTES PARA SU HISTORIA
CAPITULO
I-III
Tagoros
El orden social de nuestros antepasados guanches
era un sistema de clases y de tipo piramidal, con el Mencey a la cabeza seguido
de los Achimenceyes (gobernadores con voz en las decisiones políticas) y los
Guadameñes y casta sacerdotal, Kankus, Maguadas, Samarines y Iboibos; por debajo de éstos se encontraban los
encargados de la administración, la clase militar, los chaureros, los agricultores y ganaderos y, curiosa e
injustamente, al final de la lista están los Iboibos, embalsamadores o
mirladores, casta de intocables, considerados impuros en base al tabú de la
sangre, de hecho no se les permitía tocar los alimentos u objetos de uso
cotidiano de la comunidad, debiendo señalar con una vara lo que deseaban. La
severa aplicación de la ley dentro de los menceyatos contemplaba faltas como el
robo o el molestar a las mujeres y penas como el destierro para los asesinos.
Como es sabido el Tagoro es el lugar de reunión de la asamblea, reunión de mencey y
el consejo de notables denominado Tagoror, asistidos del pueblo donde se
impartían las normas de gobierno del menceyato, el reparto anual de las tierras
de cultivo entre las familias acorde con las necesidades de cada una de ellas,
así como la justicia, algunos de estos Tagoros
en el mencveyato de Tegueste de los
que nos ha quedado memoria tal como nos informa el investigador Raúl E. Melo
Dais, son:
“Aunque
Viana en su canto décimo refiriéndose a este Menceyato nos dice:
"Y
aunque algunos afirman que era reino
Se
engañan, y es error, que solamente
Fue
señorío, y nunca jamás tuvo
Cetro
de hueso antiguo, ni Tagoror
Béthencourt
Alfonso menciona tres Tagoros, de los cuales en la relación general se
olvida:
El Tagoro de Heñeto o huerta del Tagoro,
limítrofe con San Miguel de Geneto.- podría ser el mismo que se detalla a continuación:
Leoncio
Rodríguez, en su obra: "Los
Árboles históricos y tradicionales de Canarias" y en el capítulo
dedicado al drago de Geneto nos comenta:
Desde los tiempos de la conquista, tenía fama este
lugar de Geneto o Heneto que tal era, según parece verdadero
nombre guanche, por sus higueras y auchones que en él había. Datos
existentes en el antiguo archivo de la isla, dicen que se hallaba situado
"abaxo de un tagoro de guanches" y que sus tierras se dividían
en dos zonas separadas por el barranco del Mocan...
Así mismo
encontramos en las datas:
576-43 Diego de Baute natural de esta isla y vº en
vecindad en Eneto q se llama la ta Acafyo arriba 60 f de
sembradura; entiéndase q cae la dha ta des un tagoro de cafyz de Eneto
de ahí para arriba...9-III-1505. 1.530-37 Diego de Ybaute natural de la isla y
vº en Heneto q se llama la ta Acafio arriba 60 f entiéndase q
caye la dha ta desde un tagoro de Safid de Heneto todo
arriba 6-III-1505.
Goncalo Guaneqa vº 3 c de ta de s en Heneto
y se llama la ta Axafie debajo de un tagoro de los guanches q vos
den 15 f... 26-III-1505 La Cruz
del Tagoro o El Tagoro, en Valle Guerra.- Probablemente el mismo que hemos nombrado
para Tacoronte.
El Tagoro del Cuervo en la montaña de este
nombre camino de San Miguel en La Laguna.- Existe la montaña del cuervo entre los caminos de
San Miguel y San Bartolomé de Geneto, aunque hoy casi totalmente
urbanizada y que la podemos localizar entre montaña Brujitos y montaña Pacho.
En cambio
L. Diego Cuscoy comenta que existió uno en la zona del "Barranco de Madre
del Agua", que según nos informa Facundo Hernández Gutierrez, y que le
comentó Cuscoy ya que trabajaron juntos en las excavaciones arqueológicas,
estaba en el margen derecho de dicho barranco en la ladera de las Mesas de Tejina
aproximadamente a medio camino de la cima.”(Melo Dait).
Una de las falacias históricas sostenida por el sistema colonial en Canarias que aún en
pleno siglo XXI se sigue sosteniendo en los estamentos educacionales desde los
colegios de primaria hasta la universidad, es la supuesta desaparición de la
etnia guanche, a pesar de que en las últimas décadas un buen numero de
investigadores canarios han venido desarrollando
trabajos científicos en el campo de la genética en la Universidad de La Laguna que demuestran
fehacientemente la pervivencia en un alto porcentaje de la etnia guanche en la
población canaria actual, el sistema no ceja en sus pro pósitos saliendo
incluso a la palestra publica tratando de defender lo indefendible y
arremetiendo contra quienes honestamente han hecho publico el resultado de sus
investigaciones, curiosamente quienes arremeten contra estos profesionales
canarios son colegas de origen español destinados en la Universidad lagunense.
Estos estudios vienen a constatar digamos de
manera científica lo que tanto los cronistas de la invasión y conquista de
nuestras islas como casi todos los canarios hemos asumido siempre, el origen
imazighen de nuestros ancestros guanches
y por extensión del termino a todos los habitantes del archipiélago. Los
mencionados investigadores del Departamento de Genética de la Universidad de La Laguna , además de los del
Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela y del
Instituto de Patología e Inmunología Molecular de la Universidad portuguesa
de Oporto, han analizado el linaje paterno del cromosoma Y -que es transmitido
sólo por los varones- de la población guanche de las Islas Canarias, para
determinar su pervivencia en los canarios autóctonos actuales y su relación con
otras poblaciones norteafricanas.
Uno de los múltiples medios con que cuentan los
modernos investigadores para determinar
la ascendencia de un pueblo, es la
Genética , ésta es una nueva rama de la medicina que ha venido
en apoyo de otras ciencias involucradas en el tema, tales como la historia, la
antropología, la lingüística y la arqueología. Por su compleja y especializada
técnica, es una disciplina que sólo puede ser desarrollada por personal altamente cualificado dentro del
campo de la medicina, aunque en estrecha colaboración con otras disciplinas
científicas cuando pretende fijar el origen de una determinada comunidad
humana.
Si bien los linajes masculinos de origen
norafricano (guanche) han disminuido progresivamente, los femeninos -que se
transmiten por vía materna y son analizados en el ADN mitocondrial- permanecen
más o menos estables en la población canaria actual, en una proporción que
ronda el 50%. La base fundamental de este pueblo canario, según los datos
antropológicos e inferencias históricas, sigue siendo principalmente guanche.
A pesar de la exportación de esclavos por parte
de los invasores españoles, a pesar de los muertos en la conquista y después de
la conquista, Fischer en
1930, Fusté en 1959, V. Rösing en 1967 y otros han
defendido que la población precolonial
sobrevive en la población actual de las islas. Wolfel (1930) calculaba
que dos tercios, aproximadamente, de la población canaria a finales del siglo
XVI era descendiente de guanches.
Las conclusiones definitivas han sido las de llse Schwidetzky (1975), que en
su investigación estadística con escolares, comparándolos con medidas de restos
prehispánicos, confirma la pervivencia
clara de la antigua población en la actual, aunque con ciertas
modificaciones según las islas y las zonas dentro de cada isla.
Como dato curioso digamos que en la sociedad
guanche la pertenencia al grupo social la trasmite la madre no el padre como en
las sociedades europeas.
Los rasgos peculiares de la etnia guanche son
claramente visibles en las poblaciones canarias actuales:
Caras
anchas y cortas, pómulos muy
salientes, barbillas angulosas,
no redondeadas y con el mentón poco saliente, narices pequeñas, más anchas que altas con tendencia a lo cóncavo (algo respingonas,
difícilmente se encuentran narices largas, afiladas, convexas o puntiagudas). Ojos profundos e inclinados (los
extremos exteriores más altos que los interiores), cejas más curvadas, menos horizontales, ojos más claros y cabello más oscuro, bocas grandes, labios gruesos, dientes grandes y muy blancos. Cabello rubio en muchos niños.
Entre los europeos que mostraron un mayor interés
y dedicación al estudio de los antiguos mazigios canarios, durante el siglo
XIX, podemos destacar a Sabin Berthelot, René Vernau, y más modernamente, el catalán Fusté, Luís
Diego Cuscoy, Weninger, el citado Rösing, Camps y la antropóloga austriaca Ilse
Schwidetzky, y el también austriaco Domink Wölfel, quien hizo un gran aporte en
el campo de la lingüística, y los canarios Juan Bethencourt Alfonso y el
profesor Álvarez Delgado, entre otros, quienes nos aportaron interesantes
trabajos sobre la lengua libico-bereber o tamazigh, tan íntimamente relacionada
con Canarias y sus petroglifos, pero quizás el trabajo más interesante de los
últimos tiempos desde nuestro punto de vista, es el desarrollado por el
Catedrático de la
Universidad de La
Laguna don Rafael Muñoz Jiménez, Quien llevó a Cabo la
traducción de los signos grabados en la Piedra Zanata ,
labor que no estuvo exenta de polémica, como hemos explicado en otro lugar.
Piedra que algunos designaron como el eslabón perdido de la identidad
canaria.
Más modernamente merece mención a parte por su
calado científico los estudios llevados a cabo por el investigador canario don
Ignacio Reyes García, Doctor en Filología y Licenciado en Historia, quien
ha traspasado las fronteras obsoletas
mantenidas por el estamento académico inmovilista, abriendo un amplio horizonte
al estudio de nuestra lengua vernácula, la cual si bien en principio nos fue
cruelmente cercenada por la cultura invasora, ha sobrevivido en el lenguaje
popular, en multitud de frases coloquiales y miles de topónimos conservados y
en uso en la actualidad. De la prolifera obra de este insigne científico me
permito recomendar al lector interesado La Madre del Cielo (2007) y Diccionario Insuloamaziq (2011), obras indispensables para la
compresión del habla de nuestros ancestros, la cual no perdemos la esperanza de
que en un día no muy lejano podamos
recuperar y usar.
El
que la mayoría de la población
canaria actual tenga nombres y
apellidos castellanos. Se debe a que al bautizarles por el rito católico
solían ponerles el nombre y apellidos de los padrinos que eran conquistadores o colonos como fue el Añaterve,
Pelinor, Adxoña, Acaymo, Benaharo, Tegueste II. Apellidos con denominación
guanche sólo conservan los descendientes
de menceyes y guanartemes, o nobles como son Doramas, Bencomo, etc.
Viviendas
Como en el los demás menceyatos de la isla eran
fundamentalmente cuevas naturales.
El terreno volcánico facilitaba ese tipo de
vivienda. Sus lugares preferidos son los acantilados y los márgenes de los
barrancos, con preferencia cerca de la desembocadura, allí donde no abundaban
las cuevas naturales se excavan en las rocas de toba llegando a formar verdaderos poblados
llamados auchones.
La vida
de la familia o del grupo se hacía a la entrada, en lugar iluminado y aireado. Ahí se encuentra el
“fogal”, con tres tenikes (piedras), a fin de que el humo no penetre en el
interior. Solían construir un muro a la entrada para mejor protección, dejando
un hueco para el paso. Las tareas cotidianas se desarrollaban habitualmente al
aire libre en plena comunión con la naturaleza
En las montañas los pastores construyen para la
época estival cabañas y abrigos aprovechando las paredes del terreno. También
las viviendas en cabañas era también construida en la costa, aunque la
cueva reúne una serie de ventajas para
ser preferida sobre la choza: mayor consistencia, más fresco en el verano y más
calor en el invierno.
Son notables los conjuntos de cabañas cuyas
ruinas han llegado hasta nosotros, especialmente en las
proximidades de las Cañadas del Teide y
en Punta La Rasca ,
las cuales con características pre urbanas dotadas de calles. Otras construcciones
notables eran los Taros, una especie
de torres de vigilancia existentes en todos los menceyatos.
Además tenían lugares especialmente consagrados
para la dispersión de ritos dedicados a las divinidades.
El
Menceyato de Tegueste en la arqueología
Carta arqueológica de Tegueste
De la importancia del Menceyato de Tegueste y de la población guanche que
lo ocupaba nos una idea la gran cantidad de yacimientos arqueológicos
localizados hasta la fecha y de los previsibles que se han de localizar en un
futuro mediato, a pesar de que el territorio ha sido sometido a una intensa
actividad antropica.
Hace tres décadas la Carta arqueológica de 1980
recoge para el municipio de Tegueste
los siguientes yacimientos:
Barranco de Núñez, situado cerca de Pedro
Álvarez. Sobre los 400 m.s.n.m. Numerosas cuevas son testimonio del hábitat de
un numeroso grupo humano. En dicho yacimiento se recuperó un cayado.
Barranco de Agua de Dio (castellanizado como agua
de Dios) y Barranco de Milán, grupo de cuevas de habitación. Hallazgos:
punzones de hueso, abundantes restos de cerámica, lascas de ovidiana, y piedras
de molino.
Barranco Agua de Dio. Tramo de El Naciente,
cuevas de habitación.
Situación: Para localizar los citados
yacimientos, se partía del camino de herradura que atraviesa el tramo y divide
en dos sectores: Sector nº.1. Parte del camino, en dirección a Pedro Méndez:
tres cuevas de habitación que han proporcionado fragmentos cerámicos, algunos
con decoración en los bordes.
Sector nº.
2. Parte del camino citado en dirección al mar, los yacimientos localizados se
encuentran antes de llegar al primer salto del barranco. Hallazgos: fragmentos
de cerámica.
Yacimientos arqueológicos en el Meneceyato de Tegueste estudiados por
Luís Diego Cuscoy en el año 1958
“Son
muy numerosos los yacimientos, todos sepulcrales, localizado dentro del área
del antiguo menceyato de Tegueste. Hasta que de u modo
sistemático no se han ordenado las excavaciones arqueológica en Tenerife, los únicos yacimientos de que se tenía
noticia eran solamente las cuevas
sepulcrales.
Los restos humanos esparcidos sobre la superficie del yacimiento
denunciaban su naturaleza. Dichas cuevas eran buscadas
para satisfacer la curiosidad o, en determinadas épocas, par facilitar material
antropológico a los primeros investigadores de esta especialidad. Nos ha
tocado a nosotros y a la moderna investigación arqueológica identificar las cuevas de habitación y clasificarlas como tales. En las cuevas de habitación, salvo en los
casos en que el ajuar doméstico, sobre
todo vasijas cerámicas bien conservadas aparecía in situ, el material
arqueológico, por su pequeñez o fragmentación simplemente por su naturaleza, no despertaba el
interés de nadie.
Esta es la razón por la cual
dichos yacimientos han conservado un estrato arqueológico
sumamente interesante. Gracias a él ha sido posible distribuir la situación de las piezas conforme a su colocación originaria,
conocer con todo detalle los restos de cocina, y, en definitiva, reconstituir la vida de la familia en el interior
de una cueva vivienda.
Esos son los motivos por los cuales todas las
referencias, tanto antiguas como modernas
—pero éstas en fechas anteriores a la aplicación de nuevas técnicas de
investigación— se refieren a cuevas sepulcrales. Así, conocíamos la Cueva de la Gotera , entre Bajamar y
La Caleta de Milán; yacimientos de la misma naturaleza en La Caleta de Milán y en la
desembocadura del barranco del mismo nombre. Cuevas sepulcrales han sido localizadas en el tramo inferior de este
barranco, entre Tejina y la costa; nosotros hemos excavado una cueva
sepulcral en La Pal mita, en
el centro del patio del que hoy es trapiche de caña de azúcar; otra necrópolis situada en la margen izquierda del
citado barranco, hacia la mitad de su curso, también la hemos excavado
nosotros; hay por lo menos cuatro cuevas
sepulcrales conocidas en el curso superior del mismo barranco, que en ese tramo
se denomina Barranco de las Tapias, y al pasar por Tegueste,
es decir, hacia su curso medio, se denomina
Barranco del Agua de Dios.
Por antiguos hallazgos ya conocíamos la existencia
de lugares arqueológicos en aquel barranco. En el Museo Arqueológico de
Tenerife la y un cayado o lanza (número 319
del Catálogo), pero sin que se sepa
si era cueva sepulcral o de habitación el yacimiento de donde procede. Con escasos resultados excavamos hace
tiempo dos cuevas sepulcrales también
en el mismo barranco.
La detenida exploración del
curso superior, en la curva que describe cerca de Pedro Álvarez —barrio de Tegueste
situado al E. de la capital del municipio—, precisamente en el tramo denominado
Barranco Núñez, demuestra que el grupo humano ocupante de la zona
no rebasó la cota de los 400 m.
La apetencia por estos lugares
se explica por la abundancia de cuevas naturales, que servían como sepultura y
habitación, el agua abunlante y pastos
frescos en casi todas las estaciones del año.
Material arqueológico conocido
Aparte del cayado o lanza procedente de una cueva
del Barranco del agua de Dios
(Barranco de Diyos), que ya citamos, el área arqueológica de Tegueste,
concretamente el barranco en sus tres
sectores principales, es decir, desde la desembocadura en La
Caleta de Milán hasta la altura de Pedro Álvarez, ha ofrecido un material muy específico. Como la
excavación de os yacimientos
modernamente estudiados ha sido realizada sabiendo la naturaleza de cada uno de
ellos, la clasificación de los conjuntos ergológicos no ha presentado dificultad alguna.
Las cuevas de habitación han dado el material
siguiente:
Barranco del Agua de Dios (Diyos) y Barranco de Milán: un fragmento de
muela de molino en fase de construcción (Museo Arqueológico de Tenerife, número 63); fragmentos de muelas con uso;
abundante cerámica; una rica
industria de lascas de obsidiana; percutores de basalto; machacadores; cantos rodados de tipo asturiense;
punzones de hueso, etc.
Cuevas sepulcrales situadas en los mismos barrancos:
punzones de hueso,
cordón de fibra vegetal; cuentas de collar de muy variada tipología, incluso muy diminutas, únicos ejemplares
hasta ahora conocidos; lascas de obsidiana; cerámica lisa y decorada,
etc. (puede verse este conjunto en el Museo
Arqueológico de Tenerife, número 85).
El material antropológico procedente de una
necrópolis del Barranco de Milán y
de la ya citada de La
Palmita , ha sido de tal importancia que ha permitido la formación y estudio de una
serie de cráneos, lo que es de gran
valor desde el punto de vista social-antropológico para la mejor definición de
un área geográfica tan bien delimitada como la que nos ocupa.
Al mismo tiempo se ha podido determinar la práctica
de ritos sepulcrales,
tales como la presencia del perro junto al cadáver del amo, los hachones para
la iluminación de la gruta durante el acto sepulcral, la calidad de la cerámica
funeraria, las ofrendas alimenticias, etc.
En resumen, si por un lado las cuevas de habitación
nos devuelven, al
ser estudiadas, aspectos de la vida, las cuevas sepulcrales nos ilustran sobre determinadas prácticas funerarias. Si a todo
ello añadimos lo que la excavación
última ha facilitado, se verá que el grupo humano que pobló Tegueste
puede ser definido con bastante precisión.
Descripción de la
Cueva Sepulcral número 4 del Barranco del Agua de Dios
(Barranco de Diyos).
Tres cuevas sepulcrales eran ya conocidas en el Barranco
del Agua de
Dios; dos en la
margen derecha, aproximadamente a la altura del Pueblo de Tegueste, y otra en la margen izquierda. En esa misma margen, a unos dos kilómetros del pueblo, curso abajo
del barranco existe una pequeña cueva sepulcral, muy poco
visible desde el exterior. Tiene dos cámaras y una longitud total de 8 m., repartidas casi por igual entre las dos
cámaras juntas. Desde la boca al
fondo, la primera cámara mide 3,50 m., y la segunda 2 m. (figura 1).
La antigua boca de la cueva, que sería muy baja, y
que estaría cerrada,
como es corriente, por una pared de piedra seca, ha quedado cegada por derrumbamientos modernos de los prismas
basálticos que forman la estructura de aquel paraje. El acceso a la pequeña gruta sepulcral se encuentra en el extremo
izquierdo de la serie de bloques caídos. El nivel de la cueva queda 1,50
m. más bajo que el de la entrada, y ésta está
a 15 m. de altura con relación al lecho del barranco.
Interiormente,
entre las dos cámaras, existe un pasadizo muy angosto, de sólo 0,75 m. de anchura por 0,90 m. de altura. El nivel de la primera
cámara está a 0,50 m. por encima de la segunda. A una y otra las llamaremos, respectivamente, A y B.
En esta cueva, a la que designamos con el número 4
para destacarla de
las tres anteriormente conocidas, se practicaron numerosos eenterramientos
para ambas cámaras…” (Luís Diego Cuscoy, 1958:4-8).
Recientemente se viene despertando cierto interés
por parte de los Ayuntamientos en recuperar lo poco que queda de los vestigios
arqueológicos de la cultura material de nuestros antepasados, es el caso del
consistorio de Tegueste, lo que ha dado como resultado el
reeallazgo de varios enclaves de interés
arqueológico, concretamente han catalogado los restos de 96 poblados guanches
en el menceyato, especialmente en el Barranco de Agua de Dio, la mayoría de los
cuales ya habían sido estudiados por Luís Dioego Cuscoy y su guía en la zona
Facundo.
El periódico local La Opinión en un artículo
referente a las prospecciones arqueológicas
en el municipio publicó lo siguiente:
Un equipo de ocho arqueólogos ha identificado 96
yacimientos en el municipio tinerfeño de Tegueste, de los que casi la
mitad eran desconocidos. Entre los restos han localizado una gran variedad de
enclaves guanches que van desde cuevas donde vivían, asentamientos y espacios
de enterramiento. Asimismo, han hallado tallados en las rocas canales y
cazoletas que los antiguos pobladores teguesteros usaban en los ritos de
fecundidad.
El grupo de arqueólogos, dirigidos por Javier
Soler y Francisco Pérez, finaliza con este resultado la segunda parte del
proyecto de revalorización del patrimonio arqueológico del Barranco de Agua de
Dios, declarado Bien de Interés Cultural, y de la comarca de Tegueste,
según informó ayer el Ayuntamiento de el municipio.
La mayoría de los yacimientos guanches hallados
en Tegueste se ubican en las cercanías del Barranco del Agua de Dios, y
otros se han descubierto en otros puntos del municipio isleño.
La investigación arqueológica tiene como objetivo
conocer la importancia que tuvo este barranco para la población aborigen que
ocupó esta parte de la isla de Tenerife.
Los arqueólogos han trabajado en la zona para
definir el sistema de organización territorial que articuló la comarca y las
motivaciones por las cuáles los guanches ocuparon esta zona y la eligieron para
asentarse.
El trabajo de campo desarrollado en esta segunda
fase, que ha contado con el permiso de la Dirección General
de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, así como del
Servicio Administrativo de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de
Tenerife, se desarrolló de julio a septiembre de 2011.
Excavaciones
La primera fase de este proyecto, que supuso la recopilación de todos los datos, catálogos e inventarios que existen sobre el Barranco del Agua de Dios, culminó con la publicación del libro Excavaciones en la memoria, donde se compiló toda la información para ofrecer una explicación arqueológica de la comarca de Tegueste.
La primera fase de este proyecto, que supuso la recopilación de todos los datos, catálogos e inventarios que existen sobre el Barranco del Agua de Dios, culminó con la publicación del libro Excavaciones en la memoria, donde se compiló toda la información para ofrecer una explicación arqueológica de la comarca de Tegueste.
La tercera fase del proyecto, que se desarrollará
a lo largo de este año, estará destinada a la redacción de una monografía con
el fin de ofrecer una explicación histórica rigurosa del Barranco del Agua de
Dios y de toda su comarca.
Una monografía que aborde "el periodo
guanche n de la zona y que sea capaz de insertarla en el proceso histórico que
afectó a Tenerife antes de la conquista la invasión europea", detallan los
investigadores.
Igualmente, se desarrollará un plan de formación
para los técnicos del Ayuntamiento de Tegueste con el fin de
capacitarlos en la difusión y conservación de los bienes arqueológicos del
municipio tinerfeño. También se desarrollarán diversas charlas y exposiciones,
para que los habitantes de la
Villa conozcan cómo era su municipio.
Tras estas actuaciones de formación, la previsión
municipal es poner en marcha un Centro de Interpretación con el fin de
aglutinar, en un mismo espacio expositivo, todas las actividades
socioculturales del pasado de Tegueste. Este centro expositivo explicará
de forma sencilla todas las actividades relacionadas con el pasado aborigen e
histórico de Tegueste.
Por otra
parete, cada día van surgiendo
nuevas técnicas en apoyo de los estudios arqueológicos, es el caso de la
antracologia, que se encarga de la
recogida, identificación botánica y conservación de los carbones y maderas
recuperados en contextos arqueológicos o yacimientos naturales. Dichos restos
son patrimonio cultural y biológico, por tanto, tienen un doble interés, tanto
para la Historia
humana en su relación con el entorno, como para la Historia natural al
reconstruir la trayectoria de las especies y de la biodiversidad vegetal.
Técnica aplicada por la arqueóloga Maria del
Carmen del Arco en La Cueva
de Los Cabezazos para el estudio de los vegetales utilizados por los moradores
guanches del auchón.
Los estudios antracológicos llevados a cabo en la
cueva por la doctora María del C. del Arco Aguilar apuntan a que: “La analítica
antracológica realizada en el registro de carbones obtenidosen la campaña del
94 de Los Cabezasos no ha sido tan amplia como la de Las Paloma pues sólo se han determinado, por el momento 93 unidades de carbón en los cuatro niveles
estudiados. También aquí los taxones
representados corresponden a Erica
arborea, E.arborea-E. scoparia, con un 48,39 %, seguido de Arbutus canariensis, con un 13,98%
Las identificaciones de Pteridophyta se realizan
en los niveles II y IV, en dos unidades carbonizadas en cada uno de ellos, que
significan el 4,35% de las determinaciones efectuadas en cada nivel (23 y 22
unidades, respectivamente), y el 3,23% de la muestra analizada en los cuatro
niveles estudiados, incluyendo en ese porcentaje la unidad de Pteridophyta identificada en el nivel
III. En éste, además de la identificación de esa unidad de Pteridophyta hay cuatro unidades de carbón pertenecientes a plantas
con tallo o raíz fibrosa que constituyeron, respectivamente el 4, 17% y el
16,67% de la muestra analizadas (24 unidades determinadas) de carbón para ese
nivel, y el 4,30% para la segunda de las identificaciones, de la muestra
analizada en los cuatro niveles estudiados antracologicamente.
Como ha observado Hather (1993), la carbonización
de los rizomas de Pteridium aquilinum conlleva
la desaparición de los tejidos periféricos (epidermis e hipodermis) que se transforman en carbón traslucido que presenta
un buen estado de conservación.
La buena conservación de estos tejidos nos ha
permitido identificar esta especie en Las Palomas. Además, la observación de
tensiones entre el esclerinquima y el meristelo, y de acuerdo con las
experiencias realizadas por Hather, nos indica que este vegetal se quemó
verde.” (María del C. del Arco Aguilar, et al. 2001)
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