Eduardo Pedro García
Rodríguez
Capitulo III
ASCENDENCIA DE LOS IMAZIGEN CANARIOS
Los investigadores están de
acuerdo en que las islas fueron pobladas por diversas oleadas migratorias,
todas procedentes del continente africano, confirma este aserto los materiales
arqueológicos últimamente estudiados en diversos yacimientos insulares.
Entre el final del siglo XIX
y hasta mitad del XX, hubo un reducido grupo de intelectuales canarios y
europeos que tomaron partido por la cultura aborigen, naturalmente concebido
bajo el prisma que imperaba en Europa en su segunda oleada de conquistas y colonización del Continente Afrikano, tras
la pérdida de la mayor parte de las colonias americanas y asiáticas. En esta
nueva etapa, convenía al imperialismo europeo destacar la figura del “buen
salvaje”, y a esta misión se consagraron buen
número de intelectuales, unos de
buena fe y otros movidos por intereses “nacionales” o a cambio de prebendas,
entre los que se ocuparon del “buen salvaje” guanche. Entre los autores
europeos se destaca un marcado interés por hacernos descender de primitivos
habitantes de sus patrias respectivas, no dudando para ello en tevigerzar e
incluso falsear algunos aspectos de la historia, podemos destacar entre otros
muchos a Millares Torres, René Verneau, S. Berthelot, Juan Bethencourt Alfonso,
Juan Álvarez Delgado, Dominik Wolfe, Elías Serra, Alejandro Ciuranescu, Antonio
Rumeu etc., en cuanto a las notas que siguen sobre el poblamiento de las islas
vamos a seguir a Bethencourt Alfonso y Buenaventura Bonnet, éste último, autor
de acusadas tendencias germanófilas, en nuestra opinión, pero que a pesar de su
vehemente “nacionalismo” fue
posiblemente, uno de los mejores documentados en su tiempo.
El doctor don Juan
Bethencourt Alfonso nos sugiere un contacto entre los primitivos mazigios
canarios y los del Egipto predinástico, estos contactos pudieron ser directo o indirectos mediante la
navegación de altura que según algunos autores los egipcios y la arqueología
confirma ya practicaban, o bien en épocas inmediatamente posteriores a través
del flujo migratorio de los Rebus
(Libios,) o de otros pueblos que mantuvieron relaciones continuadas con
los egipcios. Esta atractiva posibilidad nos la expone el mencionado autor en
los siguientes términos: << La existencia en épocas remotas de un
Atlántico o íbero-libio, ocupando todo el N. De África, España y otras partes
de Europa como refiere la tradición, aunque no es un hecho demostrado ofrece
sin embargo visos de certeza, pues sí bien tan basto territorio hallábase
habitado por varias razas, no es dudoso que sobresalieran por su ponderación o
extensión civilizadora la egipcia, la bereber, o libia y la íbera o vasca,
cuyas afinidades comprobadas entre otros medios por el estudio comparativo de
sus lenguas, revelan un pasado de estrechas relaciones.>>
Dividido dicho imperio por
las columnas de Hércules destacaban al N. de África Egipto, de tal antigüedad y lejano progreso
que su historia positiva alcanza a más de cuatro mil años antes de Cristo,
fecha en que ya conocía según el P. Fidel Fita el arte de la navegación y la
escritura sobre papiro. La generalidad de las tribus y demás naciones del
extremo septentrional del continente
situadas a su Oeste, a pesar de tener sus desinencias peculiares, por lo que
aparece en las inscripciones hay fundado motivo para creer que los egipcios
les daba el nombre genérico de Rebu;
pero como en su idioma y escritura no existía la l, por lo cual
los extranjeros podían leer la r como l pronunciando Lebu,
de aquí el término de Libio que aplicaron los griegos a los moradores de
Cirene por ser los primeros que conocieron. Por esto dice el Dr. Meyer en su
interesante << Historia del antiguo Egipto>>
<<...todas estas
tribus, a las cuales pertenecen también los habitantes de los oasis, son
estrechamente afines entre sí y forman con los habitantes del Noroeste de
África, los númidas y los moros, un gran grupo de pueblos que
conocemos con los nombres de libios o moros, o con el más moderno
de berberiscos>>.
A parte de la recíproca
influencia orgánica de los egipcios y demás pueblos del N. de África, como se
deduce del excelente trabajo de Schmidt, <<Del cráneo del antiguo y
del moderno egipcio>>, hay testimonios históricos demostrativos de
las relaciones y de la compenetración de dichas razas, entre sí y con otras de
la orilla opuesta del Mediterráneo.
En las inscripciones de las
tumbas tebanas del tiempo de Tutmosis III y sus sucesores, aparece que a Egipto
pagaban tributos la Nubia ,
los oasis libios, los chenus y utentius (también
libios) con otros territorios del Oeste, <<las islas del gran mar>>
y <<los países que están detrás del gran mar>>; y en los
Anales del referido soberano dibujados en las paredes del templo de Karnak,
confírmase el pago de estos tributos por <<las islas del gran
mar>>, <<todos los países ocultos>>,
<<todas las islas de los fenchus o Kaft (Fenicia), la Nubia , Punt,
los oasis libios, la
Marmárica y otros territorios libios, los chenus
y untetius, <<los países que están detrás del gran mar y los
países de delante>>, <<los habitantes de las arenas>>,
<<los barbaros de la Nubia >>...<<Los
habitantes del Oeste y Este son vasallos tuyos>>.
El rey Seti I figura
realizando una expedición guerrera hacía el Oeste, contra las tribus libias de
los tehenus, que probablemente se les rebelaron. Pasa por el primer
soberano que introdujo la costumbre de reforzar el ejército egipcio con
mercenarios. Ya bajo el solio de Ramasces II (Ransés) existían fuerzas
permanentes de libios, de negros de <<hombres vigorosos procedentes de
muy lejos por mar>>; pero fueron los libios los que llegaron a
constituir casi el ejército nacional.
Durante siglos a ellos de debió principalmente la defensa del reino, no ya
contra las distintas invasiones que sufrió de las regiones costeras de Europa,
de las islas del Mediterráneo o del Asia, sino de las gentes de su propia raza
que más de una vez cayeron sobre Egipto. Ramesces III logró rechazar con dichos
contingentes una de las tantas irrupciones libias, que se había apoderado de
las poblaciones de los territorios occidentales del Nilo, ocupando durantes
años el distrito de Kanopos. Más como siguieron aumentando de día en día los
mercenarios libios, concluyeron por hacerse dueños del reino el año 939 antes
de nuestra era>>.
Otro de los autores interesados por el origen de los libios fue
don Rafael Muñoz Jiménez, quien nos expone su visión de la ascendencia de los
pueblos libios en los siguientes términos: <<...A través de la
iconografía egipcia tenemos algún conocimiento sobre la historia de los
antepasados de los libios: son los temehu, que viven durante el Nuevo
Imperio y aparecen representados con una coleta que nace en la parte posterior
de la cabeza, pero colocada delante de los hombros; además van tatuados. Son dos
grupos: los libu, que visten un taparrabo, mientras que los meswes
llevan una funda fálica. Los temehu parecen ser los antepasados de los libios.
Los libios eran designados por los antiguos egipcios como tehennu, de la
raíz hnn, “brillar”: debido al frecuente paso de h a s es fácil deducir la analogía de este cambio
con el que ocurre en beréber...
Herodoto señala los mismos
rasgos respeto de los libios de Sirte:
Los garamntes
viven junto a los masamones, mientras que, por la costa y en dirección
hacía occidente, está ocupado por los mákai. Se cortan el pelo, dejando
crecerlo como penacho en el centro de la cabeza, afeitándose a ras de piel los
lados. (Tal como está documentado usaban los canarios y maxoreros)
Schrader se fija en esta
peculiar manera de cortarse el pelo, no solamente los mákai, sino
también los maclies y los maxyes. Tiene razón porque los maxyes:
se dejan crecer el pelo en la parte derecha de la cabeza y, en cambio, se lo
afeita en la parte izquierda; además se embadurnan el cuerpo con minio.
En la época de la dominación
romana aparecen los maziges: son nómadas camelleros que plantean
conflictos en las colonias del imperio, para cuyo remedio los romanos
fortifican el lime, a lo largo de una frontera sinuosa que vigila
inteligentemente la irregularidad de los territorios no ocupados>>.
En cuanto a la costumbre de
tatuarse el cuerpo, está ampliamente recogida para los antiguos mazigios
canarios por destacados cronistas e historiadores: <<...De cebo de
pico y con zumo de hierbas hacen de ello una composición, con la cual se untan
para hacer su piel gruesa...Suas carnes con zumos de hierbas pintan, estas sus
pinturas son de diferentes colores, o sea verde, amarillo, y bermellon, con
muchos bellos animalitos, y demás follaje, y otras cosas.>> (Benedetto
Bordone)
<<Se dejaban crecer el
cabello por lo alto de la cabeza y barba en punta hasta el pecho cortado por
sobre la boca, y el cabello por el pescuezo y sobre las orejas...y labraban con
fuego (tatuaban) los brazos, enrubiaban el cabello con lejias.>> (Marín
de Cubas)
El espacio que estos pueblos
protomazigios ocuparon en la época de la expedición de Suetonio Paulinus, se
encuentra al otro lado del Atlas. Después se habrían instalado en las
pendientes meridionales del Alto Atlas marroquí.
Hay una denominación que
parece común para los que habitan esa franja del continente africano. Los makai,
los maclies, y los maxyes y depués los maziges parecen ser
grupos de un mismo pueblo: el protoberéber. Inclusive se puede llegar a decir
que esos vocablos registran pronunciaciones locales de una misma palabra, cuyo
sonido k se permuta con j, z y h,
con arreglo al fenómeno estudiado por Prasse. Según esta ley la
palabra temehu sería una variante de las anteriores, a la que se le
añade el prefijo beréber t. La palabra maxyes daría lugar a la palabra canaria prehispánica magos,
mahos, a la beréber amazig, amahak y a la árabe mayis
y mayus. (Rafael Muñoz, 1994)
Los protoberéberes eran
animistas: veneraban ciertos lugares reputados como moradas de un poder sobre
natural. Ciertas rocas han sido siempre lugares de veneración, como ocurre
actualmente. Plinio habla de una roca situada en la Cirenaica , que no se
podía tocar, so pena de desencadenar el viento procedente del mar. San Agustín,
menciona la “noche del error”, que coincidía con la noche de San Juan, en la
que los númidas se bañaban ritualmente en el mar. Nicolás de Damasco,
contemporáneo de Augusto menciona cómo, después del orto de las pléyades,
hombres y mujeres tenían relaciones sexuales al azar. Un concilio africano en
el siglo IV pide a los emperadores que destruyan la idolatría que se da hasta
“en la madera y en los árboles”. Atanasio recuerda una divinidad adorada por
los norteafricanos a la que llaman Amón. La figura del pez es abundante en los
mosaicos tunecinos. Los peces están ligados simbióticamente al falo y ambos
servían para eliminar el mal de ojo.>>
Reyes de Erbania (Maxorata) Fuerteventura
Es sobradamente conocido el
paralelismo de estas prácticas religiosas continentales, con las practicadas
por nuestros ancestros, los cuales tenían sus lugares de culto en determinadas
rocas situadas en lugares preeminentes y elevados de nuestra geografía, así
como el culto a los árboles especialmente a los Pinos (Pinos Santos de Terure, La Victoria , Las Nieves
etc.,) y Dragos, los peces y falos están presentes en muchos yacimientos de
grabados rupestres de las islas asociados a otros signos de carácter ritual.
En el grabado de la derecha
podemos observar dos figuras antropomorfas que muestran faldellín y fundas
fálicas. El “pico” representa el penacho o trenza, a pocos metros de donde está
situado el panel existe otro grupo de grabados que representan una serie de
podomorfos. Estos conjuntos de signos corresponden al yacimiento de Khor
Zurqan, (Alta Nubia egipcia) estando catalogados como pertenecientes a un
periodo comprendido entre 3.200 y 3.500 antes de nuestra era.
Buenaventura Bonnet, aventura
la llegada a las islas de Fuerteventura y Lanzarote, de una las expediciones de
ocupación procedente de las costas del continente, esta expedición partió del
Cabo Num entre los años 1.150 al 1.110 a .C., (correspondiente a una segunda
oleada)
<<Conociendo como efectivamente
conocían, el arte de la navegación, bastó que se apartaran un poco de la costa
africana, para reconocerlas y asentarse en las tierras recién descubiertas.
<<Es indudable que las tribus al penetrar en las Canarias encontraron en
el Archipiélago una población troglodita perteneciente a la raza de Cro-Magnón
con la que tuvo que luchar, hasta que se fusionaron en parte, o celebraron
pactos respetando el territorio que ocupaban ambos y su mutua independencia.
De las tribus que se
arriesgaron a la empresa, la principal o directora del movimiento sería la de
los Mahu-haría que antes de ahora hemos nombrado. La expedición partió del cabo
Num donde mueren las últimas estribaciones del Anti-Atlas y desemboca en el
Draa, puntos geográficos bien señalados para indicar una nueva ruta a los
pueblos emigrantes. Los invasores arribaron a las costas orientales de
Fuerteventura por algunos de sus puertos, tales como el de las Lajas, Tegurame
o el de Tuineje>>.
Continua Bonnet exponiendo su
teoría sobre la ocupación de diferentes partes de la isla por los recién
llegados, afirmando que éstos construyeron ciudades y fortificaciones desde las
que se defendieron no sólo de los primitivos habitantes de la isla sino de
posteriores invasiones provenientes también del continente, dice además que
estas construcciones estaban formadas por grandes piedras muy bien trabajadas
pertenecientes al tipo llamado ciclópeo o pelásgico análogo al usado en Micenas
o Argos. Igual procedencia le atribuye a la muralla que separa la Península de Jandía del
resto de la isla, apoyándose para esta
afirmación en la supuesta autoridad literaria del frayle J. Abreu Galindo.
Es sorprendente que autor tan
bien documentado en cuanto a las razas humanas, no nos aclare quienes eran
éstos habitantes trogloditas pertenecientes a la raza de Cro-mañon que ya
ocupaban las islas, y en que época arribaron a las mismas, extremos éstos que nos
es aclarado por el paleontólogo don Francisco García Talavera, como veremos más
adelante.
Creemos oportuno, hacer
algunas observaciones a los planteamientos de Bonnet, empezando por los
habitantes que moraban en la isla cuando la arribada a ésta de la segunda
oleada de inmigrantes, no es probable que los antiguos habitantes fueran tan
numerosos como para ofrecer una tenaz resistencia a los nuevos invasores, o por
el contrario los recién llegados debían ser pocos. En cuanto a las
construcciones ciclópeas, no lo debieron ser tanto ya que poco más de dos
milenios después no existían tales construcciones, y aunque los restos que
hasta nosotros han llegado son de proporciones considerables, no son lo
suficientes ciclópeos como para compararlos con los de Creta o Micenas, en
cuanto a la muralla que separa en dos partes a la isla muy bien pudo ser
construida para formar un gran redil para concentrar el ganado guanil o como
reserva de pastos en los que los rebaños pudiesen pastar en determinadas épocas
del año. Es probable que, aunque la isla estuviese dividida en dos reinos, el
relativamente reducido espacio que ocupa la Península de Jandía no
sería uno de ellos, ya que este restringido y árido territorio es insuficiente
para sostener a una comunidad humana de cierta entidad, y mucho menos para
sustentar los rebaños necesarios, que eran la base económica de la población.
Posteriormente, se produce
otra arribada a las islas de la tribus Chahun procedente del continente,
esta vez parten del cabo Juvy, y no del cabo Num como la anterior. Estas tribus
probablemente procedían de los montes Atlas según se desprende de lo expuesto
por Plinio en su historia natural refiriéndose al Atlas, (L.V, cap. I.) <<Los
que habitan los más cercanos montes
llenos de elefantes y fieras y todo género de serpientes, se llaman Canarios,
porque el sustento de los perros es el mismo que el suyo, y comparten con ellos
las carnes de las fieras>>. Por los datos que nos suministra Plinio,
podemos ver que los Chahun supieron desde tiempos remotos domesticar y
utilizar a los perros como ayuda en la caza y control de los rebaños, y por
consiguiente, compartían con ellos parte de los despojos de las piezas
obtenidas, de ahí el ancestral afecto que el hombre canario a profesado a los
perros.
Apunta Abreu Galindo y otros autores, que la isla de
Canaria toma el nombre de unas tribus que habitaban las faldas del monte Atlas
y a quienes los demás habitantes de la región llamaban Canarios o Canarií,
aventurando que los primeros en descubrir y habitar la isla fueron estos
Canarios, dando por consiguiente nombre a la misma, la cuestión es que a juzgar
por lo expuesto, estos autores desconocían que los naturales daban a la isla el
nombre de Tamaránt o Tameránt, nombre de origen púnico, por lo que creemos que el
nombre de Canaria le fue impuesto a la isla por los primeros europeos que en la
baja edad media aportaron a ella para efectuar razzias de esclavos y ganados.
También cabe la posibilidad de que la isla tomara el nombre de la tribu
Canarií, una de las transportadas por los fenicios cartagineses para la
fundación de factorías en las islas. Esta tribu indudablemente acabó
imponiéndose a los primitivos habitantes.
Veamos la probable ruta
seguida por estas tribus hasta aportar a las islas: desde los montes Atlas, los
Chaun o Kahun se fueron acercando a las costas de Mauritania,
Tholomeo ( libro V, Cap. VI) afirma que existía en el continente un cabo
denominado Chahun extrema, es decir la última canaria, lugar que se
corresponde con el actual cabo Juby, (el cual toma su nombre actual del rey Juba II, quien ordenó un reconocimiento
de las islas, usando información tardía obtenida de los romanos) siendo este
punto el más meridional alcanzado por las tribus Chahun. Desde el cabo Chahun
extrema la nueva emigración aportaría a las costas de Fuerteventura, y
desde el sur de esta isla navegarían hasta la de Gran Canaria, invadiéndola por
la parte oriental y por el sur dominando como hemos dicho a la población ya
existente.
Origen de los guanches de las islas de Chinet (Tenerife),
Benehuare (La Palma )
y Esero o Hero ( Hierro), sobre la
procedencia de estos pueblos al igual que con los del resto de las islas,
existen varias teorías, una de ellas es la que vamos a desgranar a continuación
de manera somera.
Aproximadamente a unos 112 kilómetros al
sur de cabo Tenez, en Argelia, al norte de Orlaenville, existe una cadena de montañas llamada Gebel Guanxeris
o Guancheris, como es sabido muchas tribus y pueblos mazighios acostumbran
a tomar el nombre de los lugares donde habitan, (dato éste corroborado por los
geógrafos Vidal de la Blache , C. de Almeida y el historiador Cesar Cantú en
su “Historia Universal”,) teniendo en cuenta la indudable analogía de esta voz
con la de guanche con que se designa a los habitantes de Tenerife, La Palma y parte de los del
Hierro, ( y por extensión a todos los habitantes de las islas) podemos presumir
la procedencia del pueblo guanche como de los alrededores de la mencionada
Gebel Guanxeris.
Si bien los habitantes de
Tenerife y La Palma
tenían el nombre común de guanches; los de ésta última tenían la denominación
particular de <<Haouarythes o Auaritas>>, (según algunos autores) y
en muy poco o en nada diferían de los de Chinech.
Vamos a tratar de acercarnos
a la procedencia de este pueblo, nos remontaremos a los faraones egipcios de la XII dinastía, especialmente en
el reinado de Amenemhait III. Este faraón es posible que fuese el fundador de
una ciudad que más tarde se llamaría Cocodrípolis, (Diodoro de Sicilia, I,
89,8) o por lo menos erigió allí monumentos cuya naturaleza, mal comprendida en
la época helénica, dio origen a la leyenda del lago Moeris y a la del
Laberinto, cuenta Heródoto (lib. II, CXLVIII y siguientes.) Que, <<Un
faraón Moeris, había construido a pocas leguas más arriba de Ménfis y al
Occidente, un depósito inmenso en el cual almacenaba el exceso de aguas de la
inundación.>> Éste depósito era el lago Moeris de los clásicos, cerca
del Fayma actual, donde la cadena líbica se interrumpe bruscamente y descubre
la entrada de un valle que, ahogado al principio entre las paredes de la montaña, se ensancha a medida que se interna
en dirección al poniente y acaba por abrirse en anfiteatro. Pero en fin, el
hermoso lago Moeris, no pasa de ser una sugestiva leyenda, lo que realmente vio
Herodoto fue la inundación moiri, y lo que tomó por diques que
constituían el recinto del depósito no era otra cosa que las calzadas que
separan una de otra las cuencas. En cuanto al laberinto, no era palacio
deslumbrante que nos describe el padre de la historia, sino la ciudad que
Amenehait III, fundó como dependencia de la pirámide, como era habitual y cuyas
ruinas pueden verse cerca de la aldea de Haouarah.
Caristiés-Jomard, en su “Descriptión
des ruines situées prés de la pyramides d’ Hauoarah” en “Descriptión de
l’Egypte”, tomo IV, páginas 478-524, y Lepsius en su “Briefen ans Aegipten”,
págs. 74 y siguientes, ponen fuera de dudas la fundación de la primitiva ciudad
por Amenemhait III, la que más tarde bajo el reinado de Ramsés III, sería
poblada por tribus libias, éstas tomaron el nombre de la ciudad que habitaron.
De Haouarah derivó la voz Haouar-ythes, terminación ésta última
de origen griego que significa pobladores, descendientes, y también valientes o
guerreros, como en hopl-ytes. La traducción será: <<los oriundos o
los valientes de Haouarah>>. Unidos con los Guan-shait, <<los
hombres de las tierras del lago>>, fueron emigrando en etapas
sucesivas hacía el occidente, hasta Argelia, invadiendo Marruecos y desde allí
a las islas Canarias, estableciéndose principalmente en las islas de Tenerife y
La Palma , (Benehoare=
Ben-descendientes (los de la tribu) de Haouarah.) Aunque a algunos les
pueda parecer que la distancia recorrida
por estas tribus pueda parecer larga, debemos recodarles que las distancias recorridas
por los iberos desde el Cáucaso a hasta España, los germanos desde el centro de
Asia, y los árabes desde el centro de su península atravesando todo Áfrika
hasta España y sur de Francia, fueron notablemente mayores.
En buena medida se puede
aplicar a la isla del Hierro lo expuesto para el resto del Archipiélago, aunque
algunos autores sugieren tres etnias como primitivas habitantes de la isla, y
que clasifican de la siguiente manera: Tribus de cráneo dolicocéfalo, de gran
estatura, frente ancha, órbitas rectangulares prolongadas en el sentido
horizontal y coronadas de fuertes arcadas superciliares; la cara muy ancha en
la parte superior y la nariz recta y corta.
Entre las tribus que
sucesivamente fueron ocupando la isla del Hierro, Hero o Ecero, cabe
destacar una de indudable origen
semítico, de estatura más baja, de cráneo dolicocéfalo también y a veces
subdolicocefalo, menos alargado que el de los guanches, y perfectamente
ovalado: con cara alta y estrecha, ojos también altos, redondos muy abiertos,
con arcadas superciliares poco salientes, nariz larga y estrecha, con escasa
depresión en la raíz, pómulos deprimidos, maxilares estrechos y barbilla un
poco puntiaguda y saliente. Estos hombres vivían en un estadio menos
desarrollado que los de las otras islas. Su economía se basaba en rebaños de
cabras, ovejas y cochinos (cerdos), por
alguna razón que desconocemos perdieron la práctica del cultivo de cereales,
basando su alimentación en carne asada, leche y mantequilla, posiblemente
practicarían algún tipo de pesca de costa. El marisqueo está ampliamente
documentado en los antiquísimos concheros que existen en varios puntos de la
isla. Al carecer de cereales, como hemos dicho, utilizaban raíces de helechos
las cuales una vez limpias y secas molían, consiguiendo una harina que
empleaban como gofio, con el que alimentaban especialmente a los niños recién
nacidos, dándoles de comer usando como cucharas unas raíces hilachadas o
hilachazas las cuales llamaban aguamanes. Eran de por sí de carácter
bastante melancólico, aunque extremadamente sociables y muy aficionados a las Guativoas
o Guatativoas, banquetes comunales en los que participaban toda la
comunidad, bailaban y cantaban endechas en extremo triste acorde con su
carácter natural. Careciendo de instrumentos musícales, se acompañaban con el
sonido de las palmas de las manos haciéndolas sonar de manera rítmica y
acompasada. Vestían de manera similar al resto de las islas, y dormían sobre
pieles y paja de helechos.
La práctica de la religión
estaba diferenciada por sexos, las mujeres adoraban a una deidad denominada Moneiba
y los hombres a otra que llamaban Era Orahan, variante Eraorahan,
tenían por cierto que el espíritu del mal se les aparecía en forma de cerdo al
cual llamaban Aranfaibo. La principal fuente de agua de la isla la
constituía un árbol, probablemente un Til, (posiblemente un Oreodaphne
foetens Nees,) al que llamaban Garoe o árbol santo. El núcleo de
población más importante era la aldea de Amoco, rebautizada por los
españoles como Valverde. A la leche llamaban achemen, a la mantequilla mulan
y a las raíces de helechos haran. Esta última es la palabra de
<<pan>>, pero no representa la forma silha aggurn (de awwurn),
sino que se aproxima al gadamés abaren, mzab. wargla, senhaza aren.
Posiblemente se presente aquí haren con h o, simplemente aren.
En mazigio no encontramos guatibao
(banquete) es posible que sea error de escritura, Tinubga es la
hospitalidad>> y, tal vez hayamos de leer –bga el sospechoso –bao.Pero
también puede haber otra formación análoga.
Amoco, es palabra que recuerda al
silha tuga <<pradera>>, que bien puede traducirse por <<valle verde>>. En tuga
el artículo femenino está fusionado con el nombre. En Titoreygatra hay un
cortijo Uga, citado por Berthelot que quizás sea igual Vga, citado por Torriani.
En la costa de Esero, hay
unas rocas llamada Roque del Zalmor,
en las que había grandes lagartos. Se trata aquí de Zalmor. Nada sería
más natural que haber llamado a las
rocas <<roques de lagartos>>.
En silha tazelmemuit es el <<lagarto>>,
en la kabilia tazermemuit y en ghadamés tezeruit. En Zalmor hay
un colectivo sin artículo, cercano al silha
azelmamu en el Sus. Suponemos zalmum.
Después de esta digresión
centremos nuestra atención en el tercer grupo significativo, éste está compuesto
por individuos braquicéfalos, de cráneo corto y narices anchas, cuyas
características se corresponden con los habitantes de La Gomera , como veremos más
adelante, de los que un pequeño grupo se asentaron en Gran Canaria. La mayor
proporción de la población herreña estaba compuesta de guanches, tal como
expone René Verneau, y reafirma Buenaventura Bonnet en la interpretación que
hace del gentilicio bimbace o Bimbacho, como veremos a continuación: <<Opinamos
sinceramente que los habitantes del Hierro, los Bimbachos, no era un pueblo
distinto al de Tenerife, sino al contrario un ramal de aquellos que se trasladó
a la isla del Hierro, como lo izo antes en La Palma. Procuraremos
demostrar tal acerto. Mr. d’ Avezac dice que el nombre de “Bimbachos” provenía
de la voz árabe o berébere “Beny `Bachyrs” o “Ben Bachirs”, con cuya etimología
se conforma Berthelot aún cuando no explica su origen.
Nosotros discrepamos de tal
denominación, más para ello hemos de hacer presente a quien nos lea, que en
árabe y en beréber sólo existen tres mociones o signos para expresar los cinco
sonidos de nuestras vocales; unos
traducen por “a” y otros por “e”, la primera de dichas mociones, denominada
“fataja”; la segunda “quesra” por la “e” o la “i”; y la tercera, “damma” una
veces por “o” y otras por “u”.
Siendo esto así, vemos que
según Abreu Galindo, pág. 197, los habitantes de la isla de Tenerife habían
tomado el nombre de “Bincheni”, corrupción según el señor Berthelot de
“Beny`Cheni”, transformado en “Ben-Cheni” o “Bin-Cheni”, según opinamos de
conformidad con las reglas enunciadas. También pudo deribarse esa última
palabra de “Beny`Chinerfe”, y ésta de “Tchinerfe”. Como “Beny” o “Ben”
significa hijo, descendiente o tribu, y “Chenerfe” o “Tchinerfe”, Tenerife, la
traducción sería “hijos de Tenerife”.
De la voz “Bin-cheni” nace la
de “Bin-Ben-Cheni” o “Bin-Ba-cheni” (transformada la “e” en “a” o sea
“Binbanche” o “Binbache” por pérdida de la segunda “n”, al pasar esa voz al
castellano), cuyo primitivo origen fue “Ben-Ben-Cheni”, que quiere decir en
beréber “hijo de los hijos de Tenerife”; así el nombre de “Binbachos” expresa
claramente que un ramal guanche de Tenerife pasó al Hierro>>.
En referencia a un modesto trabajo mío, publicado en
la separata La Prensa del periódico
local El Día, en el cual hago referencia a una interpretación que del
gentilicio Bimbache, hizo Don Buenaventura Bonnet, el investigador canario don
Antonio Cubillo Ferreira, tuvo la gentileza de enviarme unas corteses líneas en
las que me expone su desacuerdo en la interpretación que del gentilicio
Bimbache hizo el mencionado Sr. Bonnet. Entiendo que la aportación del Sr.
Cubillo puede ser esclarecedora del tema, por ello, me tomo la libertad de
reproducir en estas páginas, parte del contenido de la mencionada nota: <<...De
acuerdo con lo que dice sobre la piedra Zenata y sobre mi estimado amigo el
Pro. Muñoz. Noto sin embargo al leer su art. que admite la traducción del Sr.
Buenaventura Bonnet para el significado de Bimbache y Bincheni. Aquí el Sr.
Bonnet se equivoca en la partícula BEN aunque por otro lado acierta sobre el
origen de los Bimbaches. En efecto, BEN significa hijo de ...en las lenguas
semitas pero no en el berber donde hijo se dice AITU y también AIT. Pero ¿qué ha sucedido con los muchos BEN...que
existen en Canarias como antropónimos o como topónimos.?
Cuando los castellanos llegaron a Canarias se
encontraron con un pueblo y una lengua que tenía la consonante W y en el
castellano esta letra no existía. Sin embargo ellos debían traducirla o copiarla
tal como la oían, por ello una veces empleaban la G y otras la
B castellana. Publiqué algo de esto en una publicación hecha
hace unos años donde empecé estudiando el castellano del s. XV para ver como
los conquistadores oían a los guanches y como lo escribían.
En Canarias existía una variante dialectal donde la A se pronunciaba cerrada
convirtiéndose en E. Para decir “el de. TAIGA..” “decían los guanches
WA-N-TAIGA y los castellanos oían: BENTAIGA y al escribirlo sustituían la W por una B de donde salía una
palabra empezando así BEN.....
WA-N berber siempre
significa “el de...” y el plural se dice WIN, es decir “los de.”
Aquí se da el mismo fenómeno
para el oído de los conquistadores y escribían BIN.
En lo de BINCHENI, es fácil de ver de donde viene: WIN-CHINET,
es decir los de Chinet, podría ser una solución. ¿y como se llega a Bincheni?.
Fácil, en guanche si dice WIN-CHINET tiene un efecto eufónico que tiende a
transformarse con el tiempo, por evolución natural de la lengua en WINCHENIT,
que es más fácil de pronunciar con inversión de la I en E y cuando los conquistadores llegaron ya se
había producido la evolución, pero ellos oyeron y escribieron BINCHENI, con
caída de la –T-, final.
Lo de Bimbache, hasta el momento no se de donde
viene. Desde luego no tiene nada que ver con el nombre de la isla que era,
HERO. Pudiera ser que era otro grupo humano venido de otra parte, o que estaban
en otra parte de la isla y se diferenciaban de los primeros por otro origen; no
se por el momento.>>
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